Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación alcanzó el 3,2% en octubre, acelerándose 0,6 p.p. respecto al mes anterior y superando el 3% por primera vez luego de nueve meses consecutivos. De esta manera, acumuló 25,9% en los primeros diez meses del año, con una variación interanual que se ubicó en 36%.
En lo que respecta a los capítulos, Indumentaria fue el que mayor variación exhibió en el mes (+7,2%) y ya acumula 42,2% en los primeros diez meses del año, más de 15 p.p. por encima del Nivel General. Por su parte, Esparcimiento y Equipamiento y mantenimiento del hogar (+4,5% y +4,1%, respectivamente) se ubicaron por encima de la evolución de la inflación como consecuencia de subas marcadas en Muebles, Artefactos para el hogar, Juegos y juguetes y Equipos de audio, televisión y computación. En este sentido, las mayores restricciones cambiarias a mediados de septiembre alentaron la suba de determinados precios de bienes no esenciales ante costos de reposición inciertos.
Por otro lado, Alimentos y bebidas creció 2,8% en el mes, acelerándose 1 p.p. respecto al mes anterior. Cabe destacar que la autorización de subas de Precios Máximos a mediados del mes aceleró notablemente al capítulo en la segunda quincena de octubre.
Por su parte, el IPC Núcleo se ubicó en 3,2%, acelerándose 1 p.p. respecto al mes anterior, mientras que el IPC Estacionales creció notablemente por encima (+8,2%) como consecuencia de incrementos en frutas, verduras y ropa exterior. Por último, la menor variación continuó de la mano del IPC Regulados (+1,1%), únicamente dinamizado por la autorización de subas de combustibles.
Para los últimos dos meses de 2020, la dinámica inflacionaria continuaría similar a la de este mes, o hasta incluso podría acelerarse y ubicarse más cerca del 4%. Esperamos que la autorización de subas de Precios Máximos continúe dinamizando al capítulo de Alimentos y bebidas durante la primera parte de noviembre, a la par que el incremento de prepagas dinamizaría a los precios Regulados.
A su vez, el grado de incertidumbre actual y las crecientes expectativas de devaluación continuarán impactando en los precios de determinados bienes y servicios no esenciales, generando que la inflación cierre el 2020 en torno al 36% anual.
De cara al 2021, los tres principales drivers (tarifas, tipo de cambio y salarios) se mantendrán activos. A la posible corrección de tarifas de Servicios Públicos, se le sumará la reanudación de paritarias en el contexto de un año electoral en donde recomponer el poder adquisitivo estará como objetivo primordial. Como si fuera poco, la estabilidad nominal dependerá principalmente de la evolución del tipo de cambio oficial. En la medida que la brecha cambiaria no ceda y la recomposición de reservas no se reafirme, un deslizamiento de la cotización oficial sería inevitable, acelerando la suba de precios y generando que en 2021 la inflación se ubique cómodamente por encima de la variación anual de 2020.