El saldo comercial fue de USD 1.438 M en febrero, el superávit más elevado de los últimos 17 meses. De esta manera, se hilaron tres meses consecutivos de superávit comercial desde el cambio de gestión, mientras que el superávit acumulado en el primer bimestre de 2024 fue de USD 2.235 M.
Por un lado, las exportaciones fueron de USD 5.531 M (+5,6% i.a.) en febrero, explicadas por cantidades que se mantuvieron al alza (+13,5% i.a.), pero precios que siguieron a la baja (-6,8% i.a.). En paralelo, las importaciones fueron de USD 4.093 M, lo que representó una caída de -18,6% i.a., donde tanto precios (-6,4% i.a.) como cantidades (-13,2% i.a.) jugaron a la baja en febrero.
Con todo, para este año esperamos que las exportaciones muestren una marcada recuperación, lo cual se daría en paralelo a unas importaciones con caídas pronunciadas en línea a la recesión económica. Como resultado, el superávit comercial para este año podría superar los USD 13.000 M en 2024.
Tres superávits comerciales consecutivos
El saldo comercial fue de USD 1.438 M en febrero, el superávit más elevado de los últimos 17 meses. De esta manera, se hilaron tres meses consecutivos de superávit comercial desde el cambio de gestión, mientras que el superávit acumulado en el primer bimestre de 2024 fue de USD 2.235 M. Este desempeño ocurrió luego de la corrección del tipo de cambio oficial, la eliminación de las regulaciones en el comercio exterior (SIRA, licencias no automáticas) y la significativa reducción de la brecha cambiaria, en el marco de una actividad económica y una demanda interna en caída.
Por un lado, las exportaciones fueron de USD 5.531 M (+5,6% i.a.) en febrero, explicadas por cantidades que se mantuvieron al alza (+13,5% i.a.), pero precios que siguieron a la baja (-6,8% i.a.). En paralelo, las importaciones fueron de USD 4.093 M, lo que representó una caída de -18,6% i.a., donde tanto precios (-6,4% i.a.) como cantidades (-13,2% i.a.) jugaron a la baja en febrero.
¿Qué sucedió detrás de estos números?
Por el lado de las exportaciones, la recuperación se explica por cantidades exportadas en crecimiento luego de dejar atrás el efecto de la sequía sobre los principales cultivos, junto con un nuevo esquema cambiario que se percibe más competitivo (luego de la devaluación del tipo de cambio oficial) y una marcada reducción de la brecha cambiaria.
A su interior, dentro de los rubros se destaca el crecimiento de los Productos Primarios (PP) con una suba de USD 1.442 M (+19% i.a.), explicada por cantidades que mostraron un elevado repunte (+24% i.a.) pese a precios que se mantuvieron a la baja (-4,3% i.a.) -como mencionamos en un reciente informe-. El repunte de este rubro fue explicado principalmente por las ventas al exterior de cereales (USD 988, +40% i.a.). En la misma línea, las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) fueron de USD 1.813 M, reflejando un crecimiento de 8% i.a. impulsado por una mejora en las cantidades (+27,7% i.a. en cantidades, con precios cayendo -15,5% i.a.).
Por el contrario, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) se situaron en USD 1.413 con una caída del 3,9% i.a., explica tanto por precios (-0,5% i.a.) como cantidades (-2,9% i.a.). Pese a disponer de una mayor competitividad cambiaria, el incremento del tipo de cambio efectivo al importador encarece los insumos necesarios para la producción.
Por otro lado, las importaciones siguieron deteriorándose tanto por precios como por cantidades, donde impactó la caída de la actividad económica. A excepción de los bienes de capital (se mantuvieron casi en los mismos niveles, donde la caída en precios compensó la suba en cantidades) y los vehículos automotores de pasajeros (+41% i.a.), el resto de los rubros mostraron marcados recortes interanuales, explicados en su mayoría por un retroceso en las cantidades. Puntualmente, los Bienes Intermedios cayeron un 12,2% i.a. y los Bienes de consumo se redujeron un 19,7% i.a., mientras que las Piezas y accesorios para Bienes de Capital se achicaron un 17,2% i.a.
Continuó la mejora en la balanza energética
Sección aparte merece el desempeño de la balanza comercial energética. En el segundo mes del año ocurrió el mayor superávit comercial para un febrero desde 2008 (USD 558 M). De esta manera, se acumuló un superávit energético de USD 948 M en el primer bimestre del año.
En su composición, las exportaciones de combustibles y energía (CyE) fueron de USD 718 M (USD 1.395 M acumulado), lo cual representó una caída de 3,2% i.a. explicada principalmente por precios: cayeron 2,6% i.a. contra unas cantidades que prácticamente se ubicaron en los mismos niveles.
Por su parte, las importaciones de combustibles y lubricantes (CyL) fueron de USD 160 M (USD 447 M acumulado), reflejando así una marcada caída del 73,9% i.a. La reducción se explicó casi en su totalidad por menores cantidades (-74,4% i.a.), mientras que los precios mostraron un leve repunte (+2,9% i.a.). En este sentido, el desplome de las cantidades se explica tanto por una elevada base de comparación (alta demanda energética en el verano previo producto de fuertes olas de calor y atraso en las tarifas de servicios públicos), como por la ayuda de una mayor oferta interna gracias a la construcción del gasoducto Néstor Kirchner.
¿Dinámica transitoria o permanente?
En el corto plazo, el éxito de la estrategia del Gobierno depende de la liquidación de divisas proveniente de la cosecha gruesa (siendo ella uno de sus objetivos). Por tal motivo, los meses entrantes serán un momento bisagra en el año: las autoridades pondrán en juego no sólo la recuperación de las Reservas Internacionales necesarias para la eventual unificación cambiaria, sino la sostenibilidad del esquema cambiario-monetario en su conjunto.
En este contexto, camino a la cosecha gruesa se configura un escenario complejo en el cual los productores se encontrarán con incentivos contrapuestos: 1) Precios internacionales a la baja (lo que merma los márgenes de rentabilidad y desincentiva la retención de granos); 2) Una brecha cambiaria estabilizada en niveles relativamente bajos, disminuyendo el beneficio compensador del esquema 80%-20%; y 3) Un tipo de cambio real castigado por la aceleración inflacionaria (35% desde el 13 de diciembre a hoy), lo cual siembra dudas sobre la sostenibilidad del crawling peg al 2%, distorsionando así la sintonía cambiaria planificada y los incentivos alineados.
Sin incentivos no hay liquidación, pero la cuestión pasa por las expectativas. Si bien los exportadores tendrían incentivos a liquidar frente a la continua caída en los precios internacionales, el spread entre la tasa de interés y el crawling peg (carry trade) y alguna modificación adicional que pudiera implementar el Gobierno, el esquema se considerará sostenible siempre y cuando los tenedores de los granos no perciban que puede ocurrir un nuevo salto discreto del TC oficial en el corto plazo. En tal sentido, resulta imprescindible implementar medidas que acoten aquella expectativa.
Cabe destacar que, la sostenida posición compradora del BCRA en el MULC (+USD 10.800 M) se apalanca en un esquema de acceso escalonado para los pagos del 25% mensual en el grueso de las importaciones. Justamente, dicho esquema derivó en que durante el primer bimestre de la gestión (diciembre-enero) sólo se paguen el 20% de las compras realizadas en el periodo, acumulando una nueva deuda comercial. Paralelamente, luego de completar las dos primeras series, los BOPREALES (instrumento clave para contener presiones cambiarias) sufrieron una marcada moderación en su demanda para la última tira (Serie 3).
Con todo, para este año esperamos que las exportaciones muestren una marcada recuperación, lo cual se daría en paralelo a unas importaciones con caídas pronunciadas en línea a la recesión económica. Como resultado, el superávit comercial para este año podría superar los USD 13.000 M en 2024.
El buen desempeño de las ventas externas se daría en un contexto de recuperación de los principales cultivos. Adicionalmente, sectores como el energético y el minero también podrían exhibir un resultado favorable, siempre y cuando la estabilidad de la macroeconomía acompañe (la unificación del tipo de cambio en paralelo a un levantamiento gradual del cepo serían condiciones que ayudarían a estos sectores). Por otro lado, la caída de las importaciones explicada por un fuerte deterioro de la actividad económica y la demanda interna se daría pese a un eventual levantamiento de las restricciones.