Superávit comercial récord en 2024

El saldo comercial alcanzó USD 1.666 M en diciembre. De esta manera, el superávit ¿ comercial alcanzó los USD 18.899 M en el acumulado del año, lo cual representó el saldo comercial más elevado desde al menos el inicio de la serie (1992).

Durante el año, el superávit comercial se explicó por una mejora marcada en las exportaciones y un deterioro de las importaciones. Respecto al primer punto, las ventas externas fueron USD 7.035 M en diciembre, lo cual representó una suba de 33,4% i.a. respecto al mismo mes del año anterior. De esta manera, acumularon USD 60.822 M en todo el año (+19,4% i.a.). Al interior, la mejora se explicó por las cantidades exportadas (+26,7% en el año) y pese a un deterioro de los precios (-5,8%). En diciembre las importaciones fueron de USD 5.369 M (+26,2% i.a.) y en el año alcanzaron USD 60.822 M (-17,5% i.a.) y mostrando los valores importados más bajos desde 2020, afectado por la pandemia. En términos de precios y cantidades, ambos mostraron caídas anuales (-4,0% y -14,0%, respectivamente).

De cara a 2025, estimamos que producto de una cosecha promedio y la mejora en la balanza energética se podría mantener el superávit comercial, aunque en menor magnitud que en 2024. La reducción del saldo se explicaría por una recuperación más pronunciada de las importaciones, en línea al crecimiento de la actividad económica y la flexibilización de las restricciones a importar. Ahora bien, existen determinados riesgos: (i) la espera de menores precipitaciones durante el año, que podrían afectar el volumen agrícola producido; (ii) la estrategia cambiaria actual corre el riesgo de generar una apreciación cambiaria real, con efectos negativos sobre los incentivos a exportar/importar.

 

El saldo comercial alcanzó USD 1.666 M en diciembre. De esta manera, el superávit comercial alcanzó los USD 18.899 M en el acumulado del año, lo cual representó el saldo comercial más elevado desde al menos el inicio de la serie (1992).

 

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Durante el año, el superávit comercial se explicó por una mejora marcada en las exportaciones y un deterioro de las importaciones. Respecto al primer punto, las ventas externas fueron USD 7.035 M en diciembre, lo cual representó una suba de 33,4% i.a. respecto al mismo mes del año anterior. De esta manera, acumularon USD 60.822 M en todo el año (+19,4% i.a.). Al interior, la mejora se explicó por las cantidades exportadas (+26,7% en el año) y pese al deterioro observado de los precios (-5,8%), en línea a la caída de los precios de commodities observado durante el año.

Detrás de la recuperación, resaltó la mejora en los valores de producción agrícola, tras la sequía ocurrida en 2023. Esto se puede observar en la evolución del rubro de Productos Primarios (PP), que mostraron valores exportados por USD 1.356 M en diciembre (+32,6% i.a.), acumulando USD 18.307 M en el año (+27,0% i.a.) y representando el 23% de las ventas externas totales. Al interior, el principal producto son los cereales, que acumularon ventas por USD 10.833 M, exhibiendo una mejora de 25,1% i.a. Además, la mejora se observó principalmente por las cantidades, que subieron 41% en el año, con precios que jugaron en contra (-5,8%).

Por su parte, resaltó también el buen desempeño de las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA), que mostraron valores exportados por USD 2.431M en diciembre (+36,7% i.a.) y acumularon USD 29.675 M en el año (+24,6% i.a.), representando el 37,2% de las exportaciones. Quitando el efecto de los precios (-10,7% anual), las cantidades treparon 39,5% en el año. Al interior, resaltó la evolución de Grasas y aceites (USD 8.057 M, +38,3% i.a.) y Carnes (+3.525 M, +9,1% i.a.).

Por su parte, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) fueron USD 2.216 M (+26,4% i.a.) y acumularon USD 22.062 M (+6,9% i.a.) en el año. Al interior, destacaron rubros como  Material de transporte terrestre (USD 8.466 M, +2,1% i.a.) y Productos químicos y conexos (USD 4.374 M, +1,9% i.a.). Los precios jugaron a favor (+2,8%) y las cantidades treparon 23%.

En términos de compras externas, durante el año se observó una importante caída, donde las importaciones mostraron una caída interanual en 10 de los 12 meses del año. Detrás de este comportamiento, el principal motivo fue la recesión económica, que tiene una correlación directa con el volumen importado. Puesto en números, en el año las importaciones alcanzaron USD 60.822 M, exhibiendo una caída de -17,5% i.a. respecto al acumulado del 2023 y mostrando los valores importados más bajos desde 2020, año afectado por la pandemia. En términos de precios y cantidades, ambos mostraron caídas anuales (-4,0% y -14,0%, respectivamente).

Ahora bien, los únicos dos meses donde las importaciones mostraron una suba interanual (octubre y diciembre) fueron meses afectados por la reducción de la alícuota del Impuesto PAÍS (en septiembre, del 17,5% al 7,5% y a partir de diciembre del 7,5% al 0%), lo cual generó el incentivo a incrementar las compras externas una vez reducida la alícuota.

Puntualmente, en diciembre las importaciones fueron de USD 5.369 M (+26,2% i.a.), beneficiadas por la eliminación de la alícuota, una recuperación en la actividad económica y la flexibilización de las restricciones a importar (como, por ejemplo, la flexibilización de los plazos de pagos de importaciones y la reducción de aranceles de determinados bienes).

Al interior de las importaciones, la suba interanual en el mes se explicó por diversos rubros. Por un lado, Vehículos automotores de pasajeros mostraron una suba de USD 393 M (+230,9% i.a.). Además, los Bienes de consumo fueron USD 782 M (+53,0% i.a.), mientras que los Bienes de capital mostraron una mejora de 84,9% i.a. (USD 1.080 M) y las Piezas y accesorios para bienes de capital subieron USD 1.154 M (y 27,8% i.a.). A contramano, Bienes intermedios cayeron -2,6% i.a. (USD 1.739 M).

Además, en el acumulado del año todos los rubros salvo vehículos automotores (USD 2.873 M, +55,4% i.a.) mostraron caídas. Así, los bienes intermedios mostraron USD 23.047 M (-19,1% i.a.), piezas y accesorios un acumulado de USD 13.216 M (-17,2% i.a.), bienes de capital USD 9.979 M (-9,7% i.a.) y bienes de consumo por USD 7.405 M (-6,7% i.a.). 

Superávit comercial energético récord en 2024

La balanza comercial energética tuvo un nuevo superávit en diciembre: las exportaciones fueron USD 1032 M, mientras que las importaciones fueron de USD 180 M. De esta manera, el saldo comercial fue de USD 852 M en el mes, el más elevado del año (y, por ende, de los últimos años). En tal sentido, el saldo comercial acumuló USD 5.832 M en 2024: las exportaciones treparon a USD 9.574 M, mientras que las importaciones fueron de USD 3.742 M. 

¿Qué esperamos en 2025?

De cara a 2025, estimamos que se mantenga el superávit comercial, aunque en una menor magnitud respecto al resultado observado en 2024. Una cosecha agrícola promedio, la continuación en la mejora de la balanza energética y ciertos sectores exportadores con mayor dinamismo (como el minero) permitirán que el superávit comercial -devengado- se mantenga durante el año actual.

Sin embargo, la caída en la magnitud del saldo comercial se observaría en línea a la recuperación de la actividad económica y una suba en las importaciones, como se observó en los últimos meses del 2024. Además, la continuación en la flexibilización de las restricciones a importar podría actuar como incentivo extra a las importaciones.

Dicho esto, para los próximos meses observamos al menos dos riesgos. Por un lado, se encuentra la decisión reciente del BCRA de reducir el ritmo del crawling peg al 1% mensual a partir de febrero. Una continuación en la perdida de competitividad cambiaria puede generar incentivos negativos sobre el sector externo. Por otro lado, un punto no menor es la posibilidad de una caída en las precipitaciones esperadas durante el año, que afecten negativamente la producción agrícola e impacten negativamente sobre los valores exportados vinculados al sector primario.

A su vez, el sostenimiento del superávit comercial devengado podría no traducirse en un superávit de Cuenta Corriente cambiaria para el BCRA, dado que el esquema del dólar blend envía un 20% de las exportaciones al CCL. Por tal motivo, habrá que estar atentos a las novedades: una eliminación o reducción del dólar blend pondría en riesgo la estabilidad de la brecha cambiaria, pero dotaría de mayor oferta al MULC y le permitiría al BCRA recuperar Reservas (factor clave a la hora de evaluar un desarme del CEPO).

Noviembre con superávit comercial, ¿cómo cerrará el año?

El saldo comercial alcanzó USD 1.234 M en noviembre, acumulando un superávit de USD 17.189 M hasta el décimo mes del año, lo cual sigue representando niveles récord en la serie.

Las importaciones mostraron un nivel de USD 5.245 M en el mes, lo cual representó una caída de -4,3% i.a., volviendo a la cifra negativa luego del crecimiento interanual de las compras externas observado en octubre por primera vez en 20 meses. Por otro lado, las exportaciones fueron USD 6.479 M (+31,6% i.a.), acumulando USD 72.633 M hasta noviembre (+18,1% i.a.). Al igual que en los meses anteriores, los precios jugaron en contra (-2,8% i.a), pero el efecto fue más que compensado por un repunte en las cantidades (+35,5% i.a. en noviembre).

De cara a 2025, estimamos que producto de una cosecha promedio, la mejora en la balanza energética y ciertos sectores exportadores con dinamismo (como el minero), se podría mantener el superávit comercial, aunque en menor magnitud que en 2024. La reducción del saldo se explicaría por una recuperación más pronunciada de las importaciones, en línea al crecimiento de la actividad económica y la flexibilización de las restricciones a importar.

El saldo comercial alcanzó USD 1.234 M en noviembre, acumulando un superávit de USD 17.189 M hasta el décimo mes del año, lo cual sigue representando niveles récord en la serie.

Las importaciones mostraron un nivel de USD 5.245 M en el onceavo mes del año, lo cual representó una caída de -4,3% i.a., volviendo a la cifra negativa luego del crecimiento interanual de las compras externas observado en octubre por primera vez en 20 meses. Además, mostraron una nueva caída desestacionalizada en el mes (-3,4% en noviembre), acumulando dos meses consecutivos de caídas (en octubre la contracción había sido de -1,0%) tras el importante salto mensual de septiembre (+31,1%).

En la misma línea, la caída en las importaciones se explicó más por los precios (-3,9% i.a.) que por las cantidades (-0,2% i.a.). De esta manera, las importaciones acumularon USD 55.444 M hasta noviembre, una cifra -20,2% i.a. más baja al acumulado del mismo periodo del año anterior.

Detrás de esta nueva contracción en las importaciones, el factor más relevante que pudo haber influido es la eliminación total de la percepción del Impuesto PAÍS a partir del próximo lunes, que otorga el incentivo a postergar importaciones. En este sentido, en el mes de septiembre se observó la mejora mensual más pronunciada del último periodo (incluso más alta que la recuperación post-pandemia), donde pudo estar explicado por la postergación de compras externas hasta la reducción del alícuota en el noveno mes del año. En este sentido, prevemos que en noviembre haya sucedido algo similar: la perspectiva de la eliminación total del impuesto en el mes de diciembre pudo generar un incentivo a postergar compras a ese mes, lo cual generaría que el último mes del año se observe una nueva recuperación mensual de las importaciones (aunque en considerable menor magnitud).

Además, cabe destacar que el precio del flete se ubicó en niveles máximos de los últimos meses. En noviembre alcanzó USD 132,5 por tonelada, ubicándose 26,9% i.a. por encima del mismo mes del 2023.

Al interior de las importaciones se observó un desempeño disímil. Por un lado, los Bienes de capital (USD 937 M, +10,0% i.a.), Bienes de consumo (USD 740 M, +11,1% i.a.) y Vehículos automotores (USD 303 M, +393,5% i.a.) mostraron un crecimiento en el mes, dejando en evidencia de que las compras externas fueron impulsadas por bienes finales. A contramano, Bienes intermedios (USD 1.865 M, -13,4% i.a.) y Piezas y accesorios (USD 1.243 M, -5,3% i.a.) exhibieron caídas, dos rubros estrechamente vinculados a la producción, que pudieron estar influenciados por la expectativa de reducción del Impuesto PAÍS. 

Por otro lado, las exportaciones fueron USD 6.479 M en el mes (+31,6% i.a.), acumulando USD 72.633 M hasta noviembre (+18,1% i.a.). Al igual que en los meses anteriores, los precios jugaron en contra (-2,8% i.a), pero el efecto fue más que compensado por un repunte en las cantidades (+35,5% i.a. en noviembre). Por su parte, en términos desestacionalizados mostraron un avance de 0,8% en el mes.

Todos los grandes rubros de las ventas externas tuvieron subas interanuales en el mes. Los rubros con el crecimiento más grande fue Productos Primarios (USD 1.079 M, +56,9% i.a.) y Manufacturas de origen agropecuario (USD 2.738 M, +55,1% i.a.). Luego, le siguió Manufacturas de Origen Industrial (MOI) con un saldo de USD 2.021 M (+15,0% i.a.).

Nuevo superávit comercial energético

La balanza comercial energética tuvo un nuevo superávit en noviembre: las exportaciones fueron USD 641 M y las importaciones alcanzaron USD 128 M, dando lugar a un saldo comercial fue de USD 513 M en el mes. De esta manera, la balanza acumuló USD 4.980 M hasta el onceavo mes del año: las exportaciones treparon a USD 8.542 M, mientras que las importaciones fueron de USD 3.562 M. 

 ¿Qué esperamos en el último mes del año?

Para el último mes del año estimamos que se mantendrá el superávit comercial, para alcanzar un superávit en torno a los USD 18.000 M, récord de al menos las últimas tres décadas.

Los factores que incentivan a las importaciones seguirán presentes (apreciación del tipo de cambio real, leve recuperación de la actividad económica y reducción del Impuesto PAÍS). Respecto a las exportaciones, el efecto cantidades es el que seguirá generando un buen desempeño de las ventas externas en el cierre del año.

De cara a 2025, estimamos que producto de una cosecha promedio, la mejora en la balanza energética y ciertos sectores exportadores con dinamismo (como el minero), se podría mantener el superávit comercial devengado, aunque en menor magnitud que en 2024. La reducción del saldo se explicaría por una recuperación más pronunciada de las importaciones, en línea al crecimiento de la actividad económica, incremento de los ingresos en dólares, en un contexto de flexibilización de las restricciones a importar.

 

Un pantallazo estructural a las exportaciones argentinas

Las exportaciones se suelen situar como una variable clave a la hora de contar con una macroeconomía estable. En el caso argentino, podemos observar cómo los valores de las ventas externas mostraron un crecimiento sostenido durante el boom de precios de commodities, para luego mostrar un estancamiento y desempeño errático desde el año 2008.

Este desempeño no fue la regla en el resto de los países de la región: teniendo en cuenta las últimas dos décadas, Argentina se ubicó como uno de los países con la peor performance en términos de cantidades exportadas, solo por detrás de Venezuela.

De cara a 2025, estimamos que existirá una mejora en los valores exportados y se mantendrá el superávit comercial, aunque en menor magnitud que en 2024. Además, a la hora de pensar en las exportaciones de los próximos años, aparecen sectores clave (oil & gas, litio, biocombustibles y servicios basados en conocimiento) que podrían revertir el estancamiento observado en los últimos años en las cantidades exportadas.

Las exportaciones se sitúan como una variable clave a la hora de contar con una macroeconomía estable: contar con una fuente robusta de ingreso de dólares puede garantizar cierta estabilidad en el frente externo, allanando el camino para obtener un superávit en la balanza comercial de bienes de manera sostenida. Justamente, el superávit comercial en bienes que suele tener Argentina es lo que le permite financiar al resto de los componentes de la cuenta corriente (balanza comercial de servicios e intereses).

En este marco, surgen los siguientes interrogantes: (i) ¿Cómo se encuentran nuestras exportaciones en comparación histórica y con respecto a las de nuestros vecinos?; (ii) ¿Qué tan heterogéneas son las exportaciones en la actualidad? y, (iii) ¿Qué esperamos para el futuro próximo?

Una radiografía histórica y regional

Los valores exportados del país mostraron un crecimiento sostenido durante el periodo del boom de precios de commodities, para luego mostrar un estancamiento y desempeño errático desde el año 2008. Además, en términos de exportaciones energéticas se puede observar una evolución constante hasta el año 2014, y a partir de allí un deterioro que comenzó a revertirse a partir del 2021.

Como consecuencia, la economía comenzó a mostrar un resultado de la balanza comercial sensible ante diversos factores. Así, existieron varias razones que pudieron llevar a cabo a un resultado deficitario en términos de balanza de bienes en determinados años: (i) sequías, que afectaron directamente en volumen exportado (como en el año 2023); (ii) shocks sobre el precio de commodities, impactando directamente sobre los valores de las exportaciones; y, además, (iii) una evolución de la actividad económica favorable, que incremente los valores importados. A su vez, otro factor determinante para el frente externo fue que la economía comenzó a mostrar un déficit energético de carácter estructural durante la última década.

Sin embargo, en 2024 la economía revirtió buena parte de este resultado: el año cerrará con un superávit comercial récord de las últimas décadas, en conjunto con un superávit comercial energético por primera vez en los últimos diez años. En este sentido, jugaron varios factores: la recesión de la economía llevo a compras externas que se ubicaron en niveles mínimos, pero también se observó una recuperación de los valores de la cosecha gruesa tras la sequía y comenzó a cobrar mayor relevancia el rol de determinados sectores (como Oil & gas), que permitieron recomponer el saldo estructural deficitario de la balanza energética.

Volviendo al análisis de los últimos años, también es posible observar que al tener en cuenta únicamente las cantidades exportadas, el estancamiento fue la norma en las últimas dos décadas. Así, aparecen al menos dos grandes características: (i) Las cantidades exportadas de bienes argentinas se encontraron estancadas desde el año 2007; y, (ii) Argentina cuenta con la peor performance de los últimos años entre los países de la región (donde solo Venezuela mostró una peor evolución). Además, teniendo en cuenta la fuente de INDEC para los datos más actualizados (2022-2024), se observa que las cantidades exportadas de Argentina mostraron una caída en 2022 y 2023, para recién en el año actual mostrar una recuperación. En esta línea, las cantidades de 2024 (acumulado hasta octubre) se ubicaron solo 3% por encima del dato del acumulado de 2007 (año en el que comenzó el estancamiento).

Además, el ratio de Exportaciones/PIB también se ubicó por debajo del ratio del resto de los países de la región. Argentina mostró un ratio en torno al 16% en el año 2022 (año previo a la sequía), ubicándose por debajo del promedio de América Latina y el caribe (con un promedio de 25%) y el mundial (29%). Sin embargo, es posible observar como Argentina se ubicó levemente por debajo del ratio de Brasil (que en aquel año mostró un ratio de 20%), lo cual responde a que ambas economías se ubican como una de las más cerradas de la región -no solo tienen un bajo ratio de Exportaciones/PIB, sino que también tienen un bajo ratio de Importaciones/PIB-. A diferencia, resalta el caso de Chile, que mostró un ratio de 35% en el mismo año.

Como consecuencia de esto, las exportaciones argentinas fueron perdiendo lugar en el comercio internacional. La participación de las exportaciones de bienes y servicios de Argentina en el total mundial cayó notablemente, desde ubicarse en torno al 1% en 1960 hasta representar un 0,3% según el último dato disponible de 2022. Cabe destacar que este comportamiento no fue la regla entre los países de la región, donde incluso algunas economías mejoraron su participación en el comercio mundial.

En esta línea, la importancia del sector primario es crucial en las ventas externas del país. Teniendo en cuenta los complejos exportadores publicados por el INDEC, se observa como los complejos oleaginosos, de cereales, bovino, minero y de petróleo y gas representaron en torno al 70% de las exportaciones en el promedio de los últimos tres años. Por otro lado, el país se destaca en ventas externas con mayor nivel de complejidad gracias a las exportaciones del complejo automotriz, petroquímico y siderúrgico, que en conjunto representaron en torno al 15% del total.

Futuro próximo en sectores clave

Según nuestras estimaciones, las ventas externas en 2025 podrían situarse levemente por encima de los USD 80.000 M medidas en valores, representando una pequeña suba respecto al año actual y ubicándose por encima del promedio de las últimas dos décadas. Si bien la recuperación de la actividad económica y la normalización de la operatoria en torno al comercio exterior traerán una mejora en las importaciones, se observaría un superávit en la balanza comercial, aunque en menor cuantía que en 2024 (que superará los USD 10.000 M).

Al interior, un factor a tener en cuenta será la evolución del sector agropecuario. En términos de volumen, la BCR publicó las primeras estimaciones para la campaña 2024/25, que mostraría una suba un 9% por encima del año pasado (en torno a las 143 M de tn). Pese a esto, las noticias no son tan favorables por el lado de los precios: por caso, las estimaciones de la BCR esperan para la Cosecha 2024/25 un precio de referencia más bajo para la soja, que se situaría en USD 260 la tonelada (vs en torno a los casi USD 280 de la campaña anterior). En este sentido, la producción del sector agropecuario récord de Brasil y Estados Unidos está presionando los precios internacionales al alza, sumado a que el contexto internacional actual trae como resultado un dólar fortalecido (teniendo su correlato negativo sobre el precio de commodities).

Además, ante la asunción de Trump y los anuncios que generaron expectativas de una economía estadunidense más protegida, los efectos finales sobre las exportaciones del país tendrían efectos contrapuestos. Si bien aún el escenario es incipiente para saber que sucederá con la política comercial, podemos mencionar que, si bien existe un correlato negativo sobre los precios de materias primas, un escenario de intensificación de las barreras de comercio bilateral con China podría tener efectos positivos sobre las exportaciones argentinas.

Por otro lado, el sector de Oil & Gas marcará la diferencia a la hora de medir la evolución de las exportaciones de los próximos años. Como fuimos mencionando, en el presente 2024 fue el primer año en el cual se observó un superávit comercial energético, que cerraría en torno a los USD 5000 M en el acumulado del año y se mantendrá durante 2025. Este resultado se observó producto de una mejora en las ventas externas de petróleo, pero también por una caída en las importaciones gas como consecuencia de las menores necesidades de abastecimiento con el exterior. Detrás de este fenómeno se encuentra la importante suba en la producción de petróleo y gas no convencional de Vaca Muerta, en conjunto a la realización de obras clave de infraestructura para la transportación -como el gasoducto NK-.

El resultado favorable en materia energética irá mejorando año a año: la proyección es que la balanza comercial energética pueda alcanzar los USD 30.000 M dentro de cinco años, lo cual se explicaría por exportaciones que podrían estar cerca de los USD 35.000 M, principalmente compuestas de petróleo. Además, existen otros sectores pujantes que también tienen espacio para crecer, como lo son los Servicios Basados en Conocimiento (SBC), el litio y biocombustibles. De todas formas, cabe mencionar que, si bien Argentina podría ir acoplándose al resto de los países de la región en el frente externo, la composición de la canasta exportadora -al menos en los próximos años- seguirá siendo principalmente compuesta por rubros primarios, imprimiendo cierta volatilidad como consecuencia de los vaivenes provenientes de shocks internacionales.

Octubre con un crecimiento en las importaciones

El saldo comercial alcanzó USD 888 M en octubre, ubicándose como uno de los saldos más bajos del año. No obstante, el resultado acumuló un superávit de USD 15.995 M hasta el décimo mes del año, lo cual siguió representando niveles récord en la serie.

Más allá del superávit, la principal noticia del mes vino de la mano de las importaciones: las compras externas mostraron un nivel de USD 6.128 M en octubre, lo cual representó una suba de 4,9% i.a. y marcó la primera variación interanual positiva luego de 20 meses consecutivos de caídas. A su vez, las cantidades importadas alcanzaron su nivel más elevado desde septiembre del 2023 (+5% i.a.). De esta manera, las importaciones acumularon USD 50.199 M hasta octubre, una cifra -21,5% i.a. más baja al acumulado del mismo periodo del año anterior.

De cara a 2025, estimamos que producto de una cosecha promedio, la mejora en la balanza energética y ciertos sectores exportadores con dinamismo (como el minero), se podría mantener el superávit comercial, aunque en menor magnitud que en 2024. La reducción del saldo se explicaría por una recuperación más pronunciada de las importaciones, en línea al crecimiento de la actividad económica y la flexibilización de las restricciones a importar. Ahora bien, un punto no menor es que el sostenimiento del superávit comercial devengado podría no traducirse en un superávit de Cuenta Corriente cambiaria para el BCRA, dado que el esquema del dólar blend envía un 20% de las exportaciones al CCL.

El saldo comercial alcanzó USD 888 M en octubre, ubicándose como uno de los saldos más bajos del año. No obstante, el resultado acumuló un superávit de USD 15.995 M hasta el décimo mes del año, lo cual siguió representando niveles récord en la serie.

Más allá del superávit, la principal noticia del mes vino de la mano de las importaciones: las compras externas mostraron un nivel de USD 6.128 M en octubre, lo cual representó una suba de 4,9% i.a. y marcó la primera variación interanual positiva luego de 20 meses consecutivos de caídas. A su vez, las cantidades importadas alcanzaron su nivel más elevado desde septiembre del 2023 (+5% i.a.). De esta manera, las importaciones acumularon USD 50.199 M hasta octubre, una cifra -21,5% i.a. más baja al acumulado del mismo periodo del año anterior.

El marcado incremento reciente de las importaciones se explica por diversos factores. Por un lado, la evolución de las importaciones suele moverse en línea a la recuperación de la actividad económica, donde se pudo observar que en octubre buena parte de los indicadores adelantados de economía real mostraron cifras positivas (ventas minoristas, producción de autos, patentamientos, consumo masivo, entre otros). En este sentido, resulta lógico que luego de un periodo de caída en la actividad, las importaciones sean una de las variables que primero comienzan a recuperar.

Por otro lado, la flexibilización de los plazos para el pago de importaciones (de 60 a 30 días) también fue un factor que jugo a favor de las compras externas, en conjunto a una reducción de los aranceles de determinados bienes.

Sin embargo, el factor más relevante pareciera provenir de la reducción de la alícuota del Impuesto PAÍS: en septiembre se llevó a cabo la disminución del impuesto, lo cual trajo el incentivo de concretar las importaciones una vez reducida la alícuota (sumado a la apreciación real acumulada). Su impacto se puede visualizar con el dato de importaciones desestacionalizadas: en septiembre (primer mes sin alícuota) las compras externas treparon 27% mensual, mientras que en octubre mostraron una leve caída de -1,5% desestacionalizado (exhibiendo que la recuperación de magnitud más fuerte ya ocurrió apenas impactó la reducción del impuesto).

Al interior de las importaciones, la suba interanual se explicó por prácticamente todos los rubros. Por un lado, Vehículos automotores de pasajeros mostraron una suba de USD 322 M (+49,3% i.a.). Además, los Bienes de consumo fueron USD 803 M (+13,1% i.a.), mientras que los Bienes intermedios treparon 8,4% i.a. (USD 2.250 M). Por último, los Bienes de capital mostraron una mejora de 16,1% i.a. (USD 1.117 M) y las Piezas y accesorios para bienes de capital subieron USD 1.409 M (y 3,5% i.a.). A contramano, el Resto de las importaciones fue el rubro con caída interanual (USD 29 M, -32,7% i.a.). Exceptuando este último rubro, todas las categorías mostraron subas tanto de cantidades como de precios, siendo el primer factor el más relevante.

Por otro lado, las exportaciones fueron USD 7.016 M en el mes (+30,0% i.a.), acumulando USD 66.154 M hasta octubre (+16,9% i.a.). Al igual que en los meses anteriores, los precios jugaron levemente en contra (-0,7% i.a), pero el efecto fue más que compensado por un repunte en las cantidades (+31,0% i.a. en el mes).

Todos los grandes rubros de las ventas externas tuvieron subas interanuales en el mes. El rubro con el crecimiento más grande fue Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) con una suba de 69,7% i.a. (USD 2.867 M). Por su parte, le siguió Manufacturas de Origen Industrial (MOI) con un saldo de USD 2.172 M (+22,4% i.a.). Por último, los Productos Primarios (PP) subieron 1,8% i.a. con un saldo de USD 1.159 M, donde primo el efecto de las cantidades (+5,7% i.a. en contraste a una caída en los precios de -3,6% i.a.).

Nuevo superávit comercial energético

La balanza comercial energética tuvo un nuevo superávit en octubre: las exportaciones fueron USD 817 M, mientras que las importaciones fueron de USD 199 M. De esta manera, el saldo comercial fue de USD 618 M en el mes, el más elevado desde abril. En tal sentido, el saldo comercial acumuló USD 4.467 M hasta el décimo mes del año: las exportaciones treparon a USD 7.901 M, mientras que las importaciones fueron de USD 3.434 M. 

 ¿Qué esperamos para lo que resta del año?

Para los últimos dos meses del año, estimamos que se mantendrá el superávit comercial, aunque será de menor magnitud que las cifras observadas durante el resto del año.

Los factores que incentivan a las importaciones seguirán presentes (apreciación del tipo de cambio real, leve recuperación de la actividad económica y reducción del Impuesto PAÍS), aunque este último factor podría traer el incentivo de postergar compras externas durante el mes de diciembre (al igual que en el mes de agosto) dada la expectativa de la eliminación total de la alícuota a partir de 2025. Respecto a las exportaciones, el efecto cantidades es el que seguirá generando un buen desempeño de las ventas externas en el cierre del año.

Con todo, estimamos que el superávit comercial ronde los USD 18.000 M en el año. Esto sigue siendo clave para la estrategia del Gobierno, donde las compras de divisas se utilizaron en una primera instancia para acumular reservas y luego en intervención en la brecha cambiaria para disipar expectativas de devaluación y contener a los dólares paralelos.

De cara a 2025, estimamos que producto de una cosecha promedio, la mejora en la balanza energética y ciertos sectores exportadores con dinamismo (como el minero), se podría mantener el superávit comercial devengado, aunque en menor magnitud que en 2024. La reducción del saldo se explicaría por una recuperación más pronunciada de las importaciones, en línea al crecimiento de la actividad económica y la flexibilización de las restricciones a importar.

Ahora bien, un punto no menor es que el sostenimiento del superávit comercial devengado podría no traducirse en un superávit de Cuenta Corriente cambiaria para el BCRA, dado que el esquema del dólar blend envía un 20% de las exportaciones al CCL. Por tal motivo, habrá que estar atentos a las novedades con respecto a dicho factor: una eliminación o reducción del dólar blend pondría en riesgo la estabilidad de la brecha cambiaria, pero dotaría de mayor oferta al MULC y le permitiría al BCRA recuperar Reservas (factor clave a la hora de evaluar un desarme del CEPO).

 

Septiembre: tras la reducción del Impuesto PAÍS, una marcada recuperación en las importaciones

El saldo comercial fue de USD 981 M en septiembre, mostrando el saldo superavitario prácticamente más bajo del año (a excepción de enero) y desacelerando por casi USD 1000 M respecto al resultado de agosto. Sin embargo, se acumuló un superávit de USD 15.205 M hasta el noveno mes el año.

La novedad vino este mes por el lado de las importaciones. Como consecuencia de la reducción de la alícuota del Impuesto PAÍS del 17,5% al 7,5% -política que había sido preanunciada-, se postergaron importaciones para llevarlas a cabo una vez reducido el impuesto durante el mes anterior, generando un incentivo a incrementar las compras externas durante el noveno mes del año. Como consecuencia, las importaciones en septiembre fueron de USD 5.954 M (-13,4% i.a.), pero mostrando una recuperación de 27% en términos desestacionalizados.

Con todo, estimamos que el superávit comercial podría ubicarse en torno a los USD 18.000 M en el año. En este sentido, esta cifra sigue siendo clave para la estrategia del Gobierno, donde las compras de divisas se utilizan para intervenir en la brecha cambiaria con el objetivo de contener a los dólares paralelos y preparar el terreno para un eventual levantamiento paulatino de las restricciones cambiarias.

 El saldo comercial fue de USD 981 M en septiembre, mostrando el segundo superávit más bajo del año y desacelerando por casi USD 1000 M respecto al resultado de agosto. Pese a esto, se acumuló un superávit de USD 15.205 M hasta el noveno mes el año, marcando la cifra más elevada para un acumulado hasta septiembre desde inicios de la serie (1992).

La novedad vino este mes por el lado de las importaciones. Como consecuencia de la reducción de la alícuota del Impuesto PAÍS del 17,5% al 7,5% -política que había sido preanunciada-, se postergaron importaciones para llevarlas a cabo una vez reducido el impuesto. Como consecuencia, luego de unas bajas importaciones en agosto, las importaciones en septiembre fueron de USD 5.954 M, marcando la cifra más elevada del año, pero aún un -13,4% i.a. por debajo en la comparación interanual. En línea con este avance, las compras externas aumentaron 27% en la serie desestacionalizada respecto a agosto, marcando la variación mensual más alta de los últimos años -e incluso mayor a las de los meses pos-recuperación de la pandemia-. Además, cabe destacar que esta desaceleración en la caída se observó incluso pese a que los indicadores adelantados de actividad económica estén mostrando resultados negativos en el noveno mes del año. De este modo, las importaciones acumularon USD 43.920 M hasta septiembre, una cifra -24,5% i.a. menor al acumulado del mismo periodo del año anterior.

Al interior, lo más relevante es que la mayor parte de los grandes rubros mostró una desaceleración en la caída, e incluso los Bienes de consumo (USD 794 M, +15,0% i.a.) mostraron un crecimiento interanual por primera vez en 16 meses, evidenciando el impacto de la reducción de la alícuota. Cabe destacar que la mejora se debió tanto a los precios (+7,5%) como las cantidades (+7,3%). Por su parte, los Bienes de capital (USD 1067 M, -2,3% i.a.) y Bienes intermedios (USD 2.218 M, -2,5% i.a.), se ubicaron levemente en rojo y mostraron una desaceleración en la caída en torno a los 35 p.p. para ambos casos respecto a agosto. Por otro lado, los Vehículos automotores de pasajeros exhibieron compras por USD 366 M (-2,8% i.a.) y las Piezas y accesorios para bienes de capital mostraron una caída de -13,6% i.a. (USD 1.319 M).

Por otro lado, las exportaciones fueron USD 6.934 M en el mes (+20,6% i.a.), acumulando USD 59.124 M hasta septiembre (+15,5% i.a.). Tanto en septiembre como en el acumulado del año los precios jugaron levemente en contra (-4,2% i.a. en septiembre y –6,7% i.a. en el acumulado), pero el efecto fue más que compensado por un repunte en las cantidades, dado principalmente con la comparación respecto a la sequía en 2023 (+25,9% i.a. en el mes y +23,8% i.a. en el acumulado).

Todos los grandes rubros de las ventas externas tuvieron subas interanuales en el mes, exceptuando productos primarios. El rubro con la mejora más pronunciada fue Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) con un crecimiento de 47,8% i.a. medido en valores (USD 2.672 M), mostrando la mayor variación positiva para el rubro desde diciembre de 2021. Por su parte, le siguió Manufacturas de Origen Industrial (MOI) con un saldo de USD 2.073 M (+7,2% i.a.). Por último, los Productos Primarios (PP) cayeron -1,0% i.a. con un saldo de USD 1.413 M, con una contracción que se explicó por los precios (-9,8%), pero con cantidades que jugaron al alza (+10,1%). Al interior, la mayor caída se observó en las ventas externas de cereales (-13,5% i.a. medido en valores).

Superávit comercial energético en septiembre

La balanza comercial energética tuvo un nuevo superávit en septiembre: las exportaciones fueron USD 776 M, mientras que las importaciones fueron de USD 166 M. De esta manera, el saldo comercial fue de USD 610 M en el mes, el más elevado desde abril. En tal sentido, el saldo comercial acumuló USD 3.849 M hasta el noveno mes del año: las exportaciones treparon a USD 7.084 M, mientras que las importaciones fueron de USD 3.235 M. 

¿Qué esperamos para lo que resta del año?

En el último trimestre del año, estimamos que se mantendrá el superávit comercial, aunque consideramos que pueda ubicarse por debajo de los USD 1000 M mensuales.

En este sentido, tres factores están jugando a favor de un repunte en las importaciones en lo que resta del año. Por un lado, el mencionado efecto de la baja del impuesto PAÍS del 17,5% hacia el 7,5% en septiembre se mantendría durante el segundo semestre, aunque la perspectiva de la eliminación total del impuesto a partir del inicio de 2025 podría generar el incentivo a postergar compras externas durante el mes de diciembre, al igual de lo ocurrido en agosto.

Por otro lado, pese a sus heterogeneidades y con vaivenes, poco a poco la actividad económica continuará recuperándose durante el último trimestre del año, alentando de esta manera las importaciones (dado su componente procíclico). Además, en la medida que se sostenga la lenta pero constante apreciación del tipo de cambio real el incentivo a importar seguirá creciendo, incluso disipadas las expectativas de devaluación del tipo de cambio oficial en el corto plazo. Este último aspecto podría potenciarse en tanto sea extensiva una baja en los aranceles de bienes externos.

Respecto a las exportaciones, la recuperación mantendrá las cantidades exportadas al alza en la comparación interanual, con un buen desempeño en los productos primarios y MOA. Además, las ventas externas energéticas y mineras seguirán mostrando una evolución positiva. Sin embargo, la evolución de los precios continuará jugando en contra en el caso del sector agropecuario, generando el riesgo que determinados rubros medidos en valores muestren una caída interanual.

Con todo, estimamos que el superávit comercial ronde los USD 18.000 M en el año. Esto sigue siendo clave para la estrategia del Gobierno, donde las compras de divisas se utilizan en intervención en la brecha cambiaria para contener a los dólares paralelos, determinante para preparar el terreno para una eventual salida paulatina del cepo cambiario y mantener el esquema actual del crawling peg del tipo de cambio oficial al 2%. En tal sentido, seguiremos de cerca cómo evolucionarán las compras en el MULC, la recomposición de reservas y la brecha cambiaria, que se ubican como variables claves para determinar si existe algún riesgo actual en el programa económico.

En este marco, recientemente el BCRA flexibilizó los plazos para el pago de importaciones. La autoridad monetaria estableció que desde el 21 de octubre el plazo de acceso al mercado de cambios para las importaciones de bienes pasará de 60 a los 30 días. De esta forma, la medida apunta a dos objetivos en simultáneo: se busca continuar atrayendo una demanda de divisas desde los dólares financieros al mercado oficial, apuntando a darle mayor sostenibilidad en el tiempo a la pax cambiaria de las últimas semanas y se abona al objetivo de reducir los precios locales al flexibilizar y abaratar las importaciones (mediante bajas de aranceles y mayor certidumbre al costo de reposición), al tiempo que imprimiría mejores condiciones a la recuperación de la actividad económica.

 

¿Cuál es el límite de la estrategia cambiaria oficial?

La decisión del gobierno de priorizar la baja de la inflación al costo que sea necesario paradójicamente revitalizó la discusión sobre el tipo de cambio real. Menos inflación significa una menor apreciación de la moneda, pero los medios para alcanzarla pueden ser perjudiciales en una economía que todavía tiene escasez de dólares.

Términos del intercambio deteriorados, y una creciente demanda de servicios del exterior (turismo a la cabeza) son dos factores que pueden fácilmente revertir la Cuenta Corriente. Todo ocurrirá en un contexto en el que el gobierno posee elevados compromisos en dólares. ¿Hay tiempo para que la entrada de dólares sea la necesaria para cubrir estos requerimientos? ¿Cuáles son las condiciones para que el gobierno pueda obtener financiamiento en el exterior?

Más allá del nivel en el tipo de cambio real, lo cierto es que ante la ausencia de reformes significativas en el corto plazo, los riesgos de la apuesta del oficialismo tienden a incrementarse. La pregunta en cuestión es si existen los recursos disponibles para alargar el puente o si la coyuntura impondrá un volantazo en algún momento para incrementar la sostenibilidad de la estrategia.

Buscando la respuesta en la Cuenta Corriente

Transcurridos ya los primeros meses de gobierno, algunos aspectos generales de la estrategia oficial permanecen inalterables. El superávit fiscal se sostiene y “no se negocia”, mientras que el crawling peg del tipo de cambio oficial continúa al 2% mensual, ayudando al principal activo económico que tiene el gobierno: una desinflación sin pausa.

Más por motivos políticos que económicos, este último punto se convirtió en la principal bandera del oficialismo. La importancia de domar la inflación heredada ya puso en un segundo plano la necesaria acumulación de reservas (reconocida por las propias autoridades a lo largo del primer semestre) tras anunciar hace algunas semanas que los dólares comprados en el mercado oficial serán susceptibles de ser utilizados para aspirar los pesos emitidos al realizar las propias compras de divisas.

En la práctica, esto implica intervenir en el mercado paralelo para mantener a raya la brecha, no solamente por su resonancia política y su impacto en las expectativas, sino también por su relevancia en los precios de la economía. Concretamente, el BCRA estima que un tercio de las importaciones se cursan por esta vía, al mismo tiempo que continúa el “dólar blend”, por lo cual el tipo de cambio exportador (el costo de oportunidad de un bien transable producido en el país, en buena parte alimentos) depende en un 20% del valor del CCL. Del mismo modo, estas distorsiones también reflejan que el tipo de cambio con el que funciona la economía es más cercano a $1050 que al $940 del oficial.

Asumiendo (con cauto realismo) que mediante la esterilización de pesos el Gobierno logra bajar la brecha cambiaria y que (con algo más de optimismo) además se obtiene un influjo de dólares importante a través del blanqueo de capitales y la llegada de inversiones; el costo reputacional de no salir del cepo aún estaría presente. Dicha estrategia parte de la denominada “dolarización endógena” que propone el gobierno, la cual supone que una revalorización del peso incentivará al sector privado a vender sus propios USD, permitiendo una convergencia “desde arriba” de los tipos de cambio y dando lugar a una unificación cambiaria en la zona del tipo de cambio oficial.

El recorrido de aquella hoja de ruta revitaliza la discusión sobre tipo de cambio real y la competitividad de la economía. En este sentido, desde la devaluación de diciembre pasado el tipo de cambio real se apreció más de un 45% y ya se ubica casi 9% por debajo del nivel en el que se dio la devaluación post-PASO el año pasado en la búsqueda por destrabar el desembolso del FMI. Consecuentemente, de sostenerse el crawling peg al 2% e incluso con una inflación sigue bajando, la economía llegaría a fin de año con un nivel de competitividad cambiaria apenas 10% superior al de inicios de 2018, en la previa al inicio de la crisis de balanza de pagos que azotó la segunda mitad del gobierno de Cambiemos.

No obstante, desde el Gobierno se desestima la discusión. Uno de los argumentos utilizados es que a esos niveles el tipo de cambio real sería mucho mayor al promedio de los períodos sin cepo, comparación cuanto menos curiosa, dada la vigencia de una considerable cantidad de restricciones cambiarias. Sumado a ello, se insiste en que la competitividad de la economía mejorará producto de una reducción de los impuestos que pagan las empresas locales gracias al sostenimiento del superávit financiero.

Asumiendo que el gobierno puede sostener los ingresos fiscales por encima de los gastos en el tiempo, la pregunta es entonces qué esperan las autoridades para iniciar esta discusión legislativa ¿Mayoría en el Congreso que no obtendrá ni con superlativos resultados en las legislativas el próximo año? ¿Aguanta la economía hasta una reforma fiscal que se reglamentará, en el mejor de los casos, en un año y medio? Claramente, no hay duda de la voluntad política del Gobierno de llevar adelante estas reformas, aunque el tiempo transcurrido es una variable fundamental: los obstáculos en la Cuenta Corriente pueden aparecer antes de que se simplifique la presión tributaria.

El tipo de cambio como ancla ¿esta vez es diferente?

Si bien la inestabilidad global, una desaceleración del crecimiento del mundo o Brasil con un real más depreciado pueden jugar en contra en cuanto a las cantidades, posiblemente el mayor dolor de cabeza venga por el lado de los precios. Ajustados por inflación, los términos del intercambio de Argentina ya se ubican en la zona de 2017-18, donde fueron compatibles con un tipo de cambio real relativamente bajo que logró sostenerse principalmente gracias al acceso al financiamiento externo, hoy ausente.

Justamente, el influjo de dólares también financió la mayor demanda de servicios de los argentinos en el exterior. Si bien la Cuenta Corriente de servicios todavía está lejos de ser tan deficitaria como lo era en aquel momento (ajustando por inflación, el rojo es un 35% de lo que era en 2017), la dinámica puede complicarse debido al recurrente déficit turístico: pese a que aún conviene cancelar los pagos por gastos turísticos con dólares propios obtenidos vía mercados alternativos, el déficit se incrementa paulatinamente dado el mayor nivel en la brecha. En números, las salidas por turismo en el MULC pasaron de USD 480 M mensual en el primer trimestre a cerca de USD 700 M en mayo y junio.

De hecho, dado que a fin de año deja de tener vigencia el Impuesto PAIS, el costo de gastar en el exterior será el menor en casi 6 años incluso si se mantiene la percepción del 30% correspondiente al adelanto de ganancias, lo cual podría dar un impulso adicional a las salidas netas de dólares por turismo.

El ministro Caputo reitera, cuando tiene la oportunidad, de que los agentes económicos deben acostumbrarse a una economía cara en dólares. Si el país termina “igual de caro” en dólares de lo que era entre mediados de 2016 y comienzos de 2018, probablemente el combo venga junto a la materialización de un rojo de cuenta corriente más temprano que tarde.

¿Diferente? No lo sabemos ¿Riesgoso? Seguro

Como ya mencionamos, en déficit externo no es necesariamente un problema en tanto se consiga forma de financiarlo, pero el problema es que no queda del todo claro si una economía con CEPO pueda generar los dólares necesarios. En este sentido, cabe preguntarse si por más que la llegada de inversiones y el blanqueo de capitales funcione bien serán un game changer para la economía en lo inmediato. Aquí es donde el tiempo vuelve a ser crucial ¿El gobierno puede generar la deseada convergencia “desde arriba” (dólares paralelos tendiendo al oficial) en un tiempo menor al que la Cuenta Corriente sea mirada de reojo?  Marchas y contramarchas en este proceso podrían poner en jaque la estrategia oficial constantemente.

Bajo la misma lógica temporal podemos pensar la vuelta a los mercados internacionales para cubrir la necesidad de dólares. Claramente, el gobierno podría conseguir Repos para ganar tiempo frente a los primeros vencimientos de deuda del año entrante. Sin embargo, para evitar una caída en la Reservas Netas en 2025 resultará imprescindible la reapertura de los mercados financieros internacionales o la aparición de fondos frescos (¿FMI?) que permitan no sólo cubrir las salidas por la Cuenta Corriente, sino también por la Cuenta Financiera. En números, los pagos de deuda en USD del Gobierno ascenderían a USD 11.000 M si incluimos al FMI (suponiendo un rollover del resto de los Organismos Internacionales), los BOPREAL y los bonos del Tesoro (considerando únicamente los vencimientos con privados).

Entonces, tan crucial como el tiempo es lo que el Gobierno pueda obtener de un nuevo acuerdo con el FMI. En el caso en que el gobierno se encuentre esperando una victoria de Trump en las elecciones de Estados Unidos para destrabar fondos más cuantiosos, recién estarían disponibles entrados el próximo año. Si bien no pareciera ser mucho tiempo, la estrategia también corre riesgo dado el reciente repunte de la candidata de los demócratas, Kamala Harris, en las encuestas y distintas métricas de seguimiento.

Ahora bien, si el gobierno tiene un as bajo la manga y anuncia un acuerdo con el FMI antes de lo esperado, habrá que ver las condiciones que impone el organismo, quienes ya dejaron entrever preocupaciones por el nivel del tipo de cambio real. A su vez, no sólo importa la cuantía de los desembolsos, sino también la flexibilidad que se negocie en cuanto a su utilización.

En definitiva, más allá del nivel en el tipo de cambio real, lo cierto es que ante la ausencia de reformes significativas en lo inmediato, cuanto más se aprecie la moneda local más rápido se revertirá el saldo positivo de la Cuenta Corriente. Frente ingresos corrientes que se achican y necesidades financieras que se agrandan, está claro que las autoridades deberán salir en búsqueda de dólares para cumplir con sus compromisos si pretenden sostener el rumbo priorizando los incentivos políticos hasta las elecciones legislativas. La pregunta en cuestión es si existen los recursos disponibles para alargar el puente o si la coyuntura impondrá un volantazo en algún momento para incrementar la sostenibilidad de la estrategia.

Primer semestre: el superávit comercial más alto de los últimos 15 años

El saldo comercial fue de USD 1.911 M en junio. De esta manera, se acumuló un saldo de USD 10.639 M en el primer semestre del año, observando el saldo comercial más elevado en los últimos 15 años.

Al igual que en los meses anteriores, el resultado se explicó por una caída muy pronunciada de las importaciones, en línea con el deterioro de la actividad económica, y en menor medida por una mejora en las exportaciones, como consecuencia de la mejora tras la sequía del 2023.

El superávit comercial es clave en la estrategia actual del Gobierno. Sin embargo, no es lo mismo el saldo devengado publicado por el INDEC que la acumulación de Reservas mediante del BCRA en el MULC. En tal sentido, habrá que estar atentos a cómo la dinámica de las expectativas puede complejizar la recomposición de Reservas en los próximos meses.

El saldo comercial fue de USD 1.911 M en junio. De esta manera, se acumuló un superávit de USD 10.639 M en el primer semestre del año, observando el saldo comercial más elevado desde al menos los últimos 15 años. Al igual que en los meses anteriores, el resultado se explicó por una caída muy pronunciada de las importaciones, en línea con el deterioro de la actividad económica, y en menor medida por una mejora en las exportaciones, como consecuencia de la mejora tras la sequía.

 

 

Más en detalle, la caída en las importaciones fue de -35,4% i.a. en el sexto mes del año (USD 4.679 M), acumulando USD 27.423 M en los primeros seis meses. Al interior, el deterioro se observó por una caída en las cantidades (-34,5% i.a.) como consecuencia de la caída de la demanda y la producción interna, y, en menor medida, por una contracción de los precios (-1,7%).

Del mismo modo, todos los grandes rubros exhibieron una contracción en los valores de las compras externas, explicado principalmente por un deterioro en las cantidades. La caída más grande se observó en Bienes Intermedios (-37,6% i.a. en valores) con un saldo de USD 1.794 M, mientras que le siguió Piezas y accesorios de bienes de capital (-37,3% i.a., USD 881 M) y Bienes de capital (-34,8% i.a., USD 606 M). Por su parte, Vehículos automotores de pasajeros cayó -33,5% i.a. (USD 146 M) y los bienes de consumo un -29,7% i.a. con un saldo de USD 468 M.

Las exportaciones fueron USD 6.590 M en el mes (+21,7% i.a.), acumulando una suba de USD 38.062 M en el primer semestre (+13,7% i.a.). Al interior, la mejora se explicó por una suba en las cantidades (+30,2% i.a.), mientras que los precios jugaron a la baja (-6,6% i.a.).

Todos los grandes rubros de las ventas externas tuvieron subas en el mes. La suba más pronunciada se observó en el rubro de Productos Primarios (PP) con un aumento de USD 1.785 M (+40,1% i.a.). En la misma línea, las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) fueron de USD 2.544 M, reflejando un crecimiento de 16,1% i.a. A diferencia del resto de los meses del año, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) se situaron en USD 1.633 M con una suba de 13,1% i.a. respecto al mismo mes del año anterior, explicado por una mejora en las cantidades exportadas.

Primer déficit comercial energético del año

La balanza comercial energética tuvo déficit en junio: las exportaciones fueron USD 629 M, mientras que las importaciones fueron de USD 761 M, en línea a las mayores necesidades de abastecimiento por factores estacionales debido al invierno. De esta manera, el déficit fue de USD 132 M, revirtiendo el saldo superavitario por primera vez en once meses. Sin embargo, el saldo comercial acumuló USD 2.712 M en el primer semestre: las exportaciones acumularon USD 4.686 M, mientras que las importaciones fueron de USD 1.974 M en los primeros seis meses del año.

¿Qué esperamos para el segundo semestre?

Durante el segundo semestre esperamos una persistencia del superávit comercial, aunque se iría achicando con el transcurrir de los meses. Respecto a las exportaciones, la recuperación luego de la sequía mantendrá las cantidades exportadas al alza, con un buen desempeño en los productos primarios y MOA. Además, las ventas externas energéticas y mineras seguirán mostrando una evolución positiva.

Por el lado de las importaciones, estimamos que seguirán en rojo producto de una fuerte caída en las cantidades: las compras externas suelen ser más sensibles en periodos de recesión económica. Sin embargo, en la medida que la recuperación de la actividad económica persista, tendrá un correlato en una mejora (o al menos desaceleración de la caída) de las compras externas. Así, podría existir una recuperación de las importaciones de determinados segmentos vinculados a bienes de consumo y a la producción, vía el incentivo extra que trae aparejado la eliminación de las restricciones a las importaciones y las medidas de desregulación del comercio.

Además, la reciente suba en la brecha cambiaria y la apreciación del tipo de cambio real pueden generar el incentivo a adelantar importaciones en la medida que se incrementen las expectativas de devaluación. No obstante, dicho efecto podría estar en parte moderado por el anuncio de la reducción del Impuesto PAIS desde septiembre.

Claramente, el superávit comercial es clave en la estrategia actual del Gobierno. Sin embargo, no es lo mismo el saldo devengado publicado por el INDEC que la acumulación efectiva de Reservas mediante las operaciones del BCRA en el MULC. En tal sentido, habrá que estar atentos a cómo la dinámica de las expectativas puede complejizar la recomposición de Reservas en los próximos meses una vez superada la liquidación de la cosecha y en el marco de mayores pagos por importaciones.

 

 

 

 

Viento a favor en el frente externo: ¿hasta cuándo?

El frente externo arrancó el 2024 con viento a favor: el saldo comercial acumuló USD 8.728 M en los primeros cinco meses del año, explicado tanto por una recuperación de las exportaciones (USD 31.472 M, +12,1% i.a.) como por un deterioro de las importaciones (USD 22.744 M, -26,0% i.a.).

La caída de las compras externas es prácticamente generalizada: de los principales 15 sectores que componen el 80% de las importaciones de bienes, 13 cayeron en términos interanuales para el acumulado hasta mayo. En este sentido, la caída la lideran importaciones vinculadas a bienes de consumo e intermedios, en conjunto a mínimos históricos de importaciones de combustibles.

Por el lado de las exportaciones, la mejora principalmente se explica por productos vinculados al sector primario. En este sentido, de los 20 principales productos que representan el 70% de las ventas externas, 12 mostraron un crecimiento en los primeros cinco meses del año. Resalta la performance del trigo, petróleo crudo, maíz y subproductos oleaginosos de soja.

El frente externo arrancó el 2024 con viento a favor: el saldo comercial acumuló USD 8.728 M en los primeros cinco meses del año, explicado tanto por una recuperación de las exportaciones (USD 31.472 M, +12,2% i.a.) como por un deterioro de las importaciones (USD 22.744 M, -26,0% i.a.).

Detrás de este resultado hay varios motivos. Para las ventas externas, la recuperación de los valores de la cosecha gruesa se ubica como el principal motor de la recuperación. Por el lado de las compras externas, la recesión económica que se encuentra transitando la economía en la actualidad implicó un desplome en las importaciones de bienes vinculadas tanto al consumo como a la producción. Además, un factor no menor reside en la mejora en la balanza comercial energética: como consecuencia de avances estructurales, las compras externas por menores necesidades de abastecimiento con el exterior se encuentran en niveles mínimos históricos, también en conjunto a una mejora en las exportaciones.

Además, existieron medidas de política económica que agudizaron esta performance: (i) Con la asunción del Gobierno se llevó a cabo un salto  discreto del tipo de cambio oficial (+120%) que mejoró en lo inmediato la cotización real; (ii) Se modificaron los tipos de cambio efectivos, ubicando al tipo de cambio importador por encima del exportador como consecuencia de la modificación del impuesto PAÍS; (iii) Para las exportaciones, se implementó un programa de liquidación del 80% al MULC y 20% al CCL; (iv) Para las importaciones, se realizó un sistema diferenciado para los pagos entre flujos y stocks: en los primeros, se diseñó un programa de liquidación de pagos escalonado del 25% mensual, mientras que para los segundos se ofreció un nuevo instrumento de deuda del BCRA (BORPEAL). En este sentido, con estas medidas se buscó mejorar la competitividad cambiaria y frenar el incentivo a adelantar importaciones y postergar exportaciones, que estaba sumamente presente con el régimen de la gestión anterior.

Con este panorama, surgen los siguientes interrogantes: ¿cuáles fueron los rubros que mayormente explicaron la mejora en el saldo comercial? y, a su vez, ¿se podrá mantener en el tiempo?

Zoom a los rubros del saldo comercial

Históricamente, los periodos con recesión económica traen aparejados un deterioro más que proporcional en las importaciones. En contraste a otros eventos de devaluación y caída en la actividad, la actualidad no es la excepción: las importaciones están cayendo más que el triple en contraste al deterioro del PIB. Puesto en números, mientras que la actividad económica se contrajo -4,8% en términos desestacionalizados desde inicios de caída (oct-23) hasta el último dato disponible (abr-23), las importaciones cayeron a un ritmo de -17,6% en la medición desestacionalizada.

En este sentido, podemos ver que la caída de las compras externas es prácticamente generalizada: de los principales 15 sectores que componen el 80% de las importaciones de bienes, 13 cayeron en términos interanuales hasta el acumulado hasta mayo.

Cabe destacar que las contracciones más pronunciadas se observaron en bienes vinculados al consumo, como pueden ser Electrónica (-67,0% i.a.) y Alimentos, bebidas y tabaco (-36,9% i.a.). A su vez, también existieron caídas relevantes en las principales compras externas vinculadas a la producción, como lo son los bienes intermedios: la industria metalúrgica cayó -39,2% i.a., mientras que plásticos y químicos varios se deterioraron -31,8% i.a. y -24,4% i.a., respectivamente.

En un contexto de recesión “de demanda”, en el cual la caída en la actividad está estrechamente vinculada a un deterioro del salario real (como consecuencia de la aceleración de la inflación) y caída del ingreso disponible de los hogares (dado que al deterioro de los ingresos se le suma la actualización de servicios inelásticos), resulta lógico que la economía este transitando una etapa de ajuste del consumo, tanto de bienes locales como producidos en el exterior.

A su vez, la recesión también ajusta vía menor producción de algunas ramas vinculadas principalmente a la industria manufacturera y, por ende, importación de bienes intermedios, que pueden estar transitando ciertas complicaciones en las cadenas de pagos en conjunto a adelantos de compras externas previas y acumulación de stocks (dado el incentivo que generaba la brecha cambiaria y la expectativa de devaluación). En este sentido, en un contexto recesivo como el actual el levantamiento de las restricciones a las importaciones no se tradujo en un incremento a las importaciones de bienes.

Sin embargo, un caso particular se puede observar en el rubro automotriz: las importaciones de vehículos y motos crecieron 1,8% i.a., mientras que las compras externas de autopartes se deterioraron -18,4% i.a. En este sentido, las restricciones que rigieron durante el año anterior implicaron que las importaciones de vehículos finales se ubiquen en mínimos históricos, llegando a representar un mínimo de 20% de patentamientos respecto al total durante 2023: así, el crecimiento en la actualidad puede explicarse por cierta demanda reprimida de determinados sectores. Pese a esto, las compras intermedias del sector (autopartes) se ubicaron en rojo, en línea al deterioro de la producción local (según ADEFA, la caída en la producción del sector es de -23,8% i.a. en los primeros cinco meses del año).

Párrafo aparte merece el sector energético: una de las caídas más pronunciadas fue la de Combustibles (-66,4% i.a.), representando las compras externas más bajas de al menos las últimas dos décadas. En este sentido, la menor necesidad estructural como consecuencia de avances en Vaca Muerta y la construcción del gasoducto explicaron la caída de este segmento, en línea a un incremento de la producción no convencional de combustibles.

Por el lado de las exportaciones, la mejora principalmente se explica por productos vinculados al sector primario. En este sentido, de los 20 principales productos que representan el 70% de las ventas externas, 12 mostraron un crecimiento en los primeros cinco meses del año.

En este sentido, la mejora de las ventas externas está estrechamente relacionada con la recuperación de los valores de la cosecha gruesa. Según la Bolsa de Cereales, en la campaña 2023/24 la producción total de la oleaginosa (soja) se ubicó en 50,5 millones de toneladas, 27,5 MTn por encima de  la campaña previa (afectada por la sequía), pero en línea con el promedio de los últimos ciclos.

Haciendo un zoom a los productos que exhibieron mejor performance, resalta el caso del trigo: creció 227,7% i.a., superando en los primeros cinco meses del año la totalidad exportada durante todo 2023. Otros productos vinculados al sector primario y de manufacturas de origen agropecuario también exhibieron mejoras tras la sequía: las exportaciones de soja crecieron un 124,3% i.a., de maíz un 32,7% i.a., los subproductos oleaginosos de soja un 17,4% i.a. y aceites de soja un 8,0% i.a. Además, las ventas externas de petróleo crudo crecieron 62,1% i.a.

En esta línea, existieron algunos factores que agudizaron la performance de la mejora de las exportaciones de estos productos: (i) la mejora de la competitividad cambiaria en conjunto a una menor brecha ayudaron -al menos en un principio- a incentivar las ventas externas; (ii) la caída de la demanda interna también pudo haber otorgado cierto incentivo a volcar producción al exterior, como por ejemplo en algunos productos específicos como energía, trigo y maíz; (iii) en algunos casos específicos, como carnes, la desregulación de determinados productos que anteriormente tenían restricciones a las exportaciones también otorgaron dinamismo extra a estos segmentos.

Sin embargo, la mejora en las exportaciones no es generalizada, en un contexto en el que existen segmentos con relevante ponderación que están exhibiendo caídas: por caso, los vehículos automóviles terrestres acumularon una caída de -25,4% i.a. en los primeros cinco meses, siendo el segmento más relevante dentro de las manufacturas de origen industrial.

Ahora bien, ¿es sostenible este resultado?

En términos de importaciones, la caída se mantendrá en el corto plazo. Sin embargo, estimamos que exista una desaceleración en la caída (e incluso la posibilidad de que en los últimos meses del 2024 las compras externas comiencen a crecer) en la medida que la actividad económica comience a recuperar como consecuencia de la desaceleración inflacionaria y una paulatina mejora del salario real. En este sentido, podría existir una recuperación de las importaciones de determinados segmentos vinculados a bienes de consumo y a bienes para la producción, vía el incentivo extra que trae aparejado la eliminación de las restricciones a las importaciones y las medidas de desregulación del comercio. Respecto a las exportaciones, los valores de las ventas externas se mantendrán en terreno positivo e incluso acelerarían la mejora en los próximos meses, como consecuencia de cierta postergación en la cosecha gruesa y el dinamismo extra que otorgan ramas vinculadas al sector energético.

Cabe destacar que el grueso del superávit comercial se explica principalmente por el desplome de las importaciones, y, en menor relevancia por la mejora en exportaciones. En la medida que la actividad económica comience a recuperarse, la recuperación en las importaciones achicará notablemente el superávit comercial. Por caso, si las importaciones de este año se hubiesen mantenido en los mismos valores de 2023, el superávit comercial sería solo de USD 700 M para los primeros cinco meses del año (vs los USD 9000 M efectivos).

Con todo este escenario, el frente externo tendría un superávit comercial que podrá ser superior a los USD 14.000 M en 2024, que resulta de suma relevancia para el objetivo de recomposición de reservas del BCRA. Una de las claves de la estrategia del Gobierno es engrosar las Reservas Internacionales (RRII), para mejorar el balance de la entidad y conseguir el respaldo suficiente para una eventual unificación cambiaria.

Sin embargo, cabe mencionar determinados riesgos. En la actualidad, la suba de la brecha cambiaria (hoy ubicada en la zona del 50%) en conjunto al atraso del tipo de cambio oficial en términos reales en contraste a los niveles post devaluación pueden estar otorgando cierta alarma sobre la sostenibilidad del programa en el corto plazo. En este sentido, una agudización de este escenario podría incrementar las expectativas de devaluación y que cobren mayor relevancia los factores especulativos en torno a la demanda de importaciones. Además, una vez que la liquidación de la cosecha gruesa finalice, una de las principales dudas es si se podrá mantener en programa actual sin la ayuda del sector primario liquidando divisas para engrosar las reservas internacionales.

El superávit comercial más alto del año

El saldo comercial fue de USD 2.656 M en mayo. De esta forma, el acumulado alcanzó USD 8.728 M en los primeros cinco meses del año, representando el valor acumulado más alto para un mismo periodo en las últimas dos décadas.

Este resultado siguió explicándose tanto por una mejora en las ventas externas como por un deterioro en las compras externas. Las exportaciones fueron de USD 7.622 M (+21,7% i.a.) en mayo. De esta manera, se acumularon ventas externas por USD 31.472 (+12,2% i.a.) en los primeros cinco meses del año. Por su parte, las importaciones fueron de USD 4.966 M (-32,8% i.a.), acumulando compras externas por USD 22.744 M (-26,0% i.a.) en los primeros cinco meses del año.

Esperamos que se mantenga el superávit comercial en los próximos meses, aunque desacelerando la mejora en contraste a la primera parte del año. Consecuentemente, el superávit comercial para este año podría superar los USD 17.000 M.

El saldo comercial alcanzó USD 2.656 M en mayo, ubicándose como el superávit más alto desde inicios de mandato y el superávit comercial más elevado para un mayo en (al menos) las últimas dos décadas. De esta manera, el acumulado mostró un saldo de USD 8.728 M en los primeros cinco meses del año.

Este resultado siguió explicándose tanto por una mejora en las ventas externas como por un deterioro en las compras externas. Las exportaciones fueron de USD 7.622 M (+21,7% i.a.) en mayo. Al interior, las cantidades exportadas jugaron al alza (+30,6%) contrarrestando una caída en los precios (-6,8%). De esta manera, se acumularon ventas externas por USD 31.472 (+12,2% i.a.) en los primeros cinco meses del año.

Por su parte, las importaciones fueron de USD 4.966 M (-32,8% i.a.), donde tanto precios (-4,5% i.a.) como cantidades (-29,6% i.a.) se mantuvieron en rojo. Así, se acumularon compras externas por USD 22.744 M (-26,0% i.a.) en los primeros cinco meses del año.

Desempeño sectorial

Por el lado de las exportaciones, se destaca el crecimiento del rubro de Productos Primarios (PP) con una suba de USD 2.029 M (+52,8% i.a.). Al interior, las cantidades treparon considerablemente (+74,1% i.a.) con precios en caída (-12,1% i.a.). Detrás de ello, se destaca el desempeño de ventas de cereales (fueron USD 314 M superiores al mismo mes del año anterior, con un crecimiento de 48,6% i.a.), de semillas y frutos oleaginosos (treparon USD 328 M, un +82,6% i.a. más que el mismo mes del año anterior). Por su parte, las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) fueron de USD 2.788 M, con una suba de 7,4% i.a., explicada por precios que mostraron una caída (-14,6% i.a.), pero con cantidades que se mantuvieron al alza (+25,8% i.a.).

En la misma línea, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) se situaron en USD 1.914 M con un crecimiento de 9,4% i.a. En este sentido, tanto los precios (+5,1% i.a.) como las cantidades (+4,0% i.a.) explicaron el desempeño positivo. Al interior, resalta el crecimiento de Piedras y metales preciosos (USD 320 M, +55,8% i.a.) y Productos químicos (USD 400 M, +28,8% i.a.),

Por otro lado, existió una contracción generalizada en los rubros de importaciones medidas en valores. En un contexto de caída de la actividad económica, los usos vinculados a la producción mantuvieron la caída de abril: las cantidades importadas de Piezas y Accesorios de Bienes de Capital cayeron -32,4% i.a., Bienes de Capital -31,7% i.a., Bienes Intermedios -19,9% i.a. y Vehículos automotores de pasajeros un -26,7% i.a. En la misma línea, los Bienes de Consumo retrocedieron -29,1% i.a.

Balanza comercial energética positiva

La balanza comercial energética mostró un saldo de USD 500 M en mayo. Así, se acumuló un superávit energético de USD 2.844 M en los primeros cinco meses del año, ubicándose en máximos históricos. En su composición, las exportaciones de combustibles y energía (CyE) fueron de USD 892 M (+51,1% i.a. y USD 4.057 M acumulado), explicado por una suba en las cantidades (+50,5%) en conjunto a precios estables. Por su parte, las importaciones de combustibles y lubricantes (CyL) fueron de USD 392 M (USD 1.213 M acumulado), reflejando así una marcada caída del -61,5% i.a. La reducción se explica por una contracción de las cantidades (-56,2% i.a.) y de los precios (-13,6% i.a.).

¿Qué esperamos hacia adelante?

En la segunda parte del año y pasado el efecto de la cosecha gruesa, las cantidades exportadas se mantendrían al alza, pero desacelerando la mejora, con un desempeño positivo de rubros principalmente vinculados a manufacturas de origen agropecuario. En la misma línea, las ventas externas energéticas y mineras seguirán mostrando un desempeño positivo.

Por otro lado, las importaciones continuarán en rojo. En este sentido, las compras externas reaccionan en una mayor proporción a los periodos de contracción de la demanda interna y la producción. Además, como venimos mencionando, el esquema cambiario del año anterior implicó un incentivo al adelantamiento y sobre abastecimiento de importaciones, lo cual actúa como factor extra a la baja en las importaciones. Sin embargo, cabe destacar que en la medida que la actividad económica comience a mostrar signos de recuperación, es factible que exista una desaceleración en la caída de las cantidades importadas hacia finales del año. A ello se le sumará el impacto de las medidas de levantamiento a las restricciones a las importaciones (con una mayor demanda interna, parte de ello se podría trasladar a cierta demanda de bienes de consumo importados).

De esta forma, esperamos que se mantenga el superávit comercial en los próximos meses, aunque desacelerando la mejora en contraste a la primera parte del año. Consecuentemente, el superávit comercial para este año podría superar los USD 17.000 M.

En el plano cambiario, el éxito de la estrategia del Gobierno depende de la acumulación de reservas internacionales provenientes de la cosecha gruesa, donde existieron en las últimas ruedas señales de fragilidad del esquema vigente. Por tal motivo, en el corto plazo seguirá siendo clave que el Gobierno busque: (1) Acotar las expectativas de devaluación (que actuaría como fuerte desincentivo a la liquidación); (2) Mantener una brecha cambiaria contenida, hoy en día con ayuda en parte por el régimen vigente con la oferta de exportaciones de liquidación del 20% al CCL.

 

Nuevo superávit comercial en abril

Nuevo superávit comercial en abril

El saldo comercial fue de USD 1.819 M en abril, marcando una leve baja respecto al resultado observado en febrero y marzo. Así, el acumulado alcanzó USD 6.072 M en el primer cuatrimestre del año, alcanzando cinco meses consecutivos de superávit desde el cambio de gestión.

Las mayores ventas externas se explican por una mejora en las cantidades en comparación contra la sequía en 2023, pero con precios que juegan en contra. A diferencia, las cantidades y los precios de los bienes importados se mantienen en rojo en un contexto de recesión económica.

De esta forma, esperamos que ambos factores que jueguen a favor del saldo comercial: ventas externas seguirán recuperándose en conjunto a importaciones con caídas pronunciadas por el deterioro de la demanda interna. Consecuentemente, el superávit comercial para este año podría superar los USD 16.000 M.

El saldo comercial fue de USD 1.819 M en abril, marcando una leve baja respecto a lo observado en febrero y marzo. Este dato explica un incremento de USD 2.012 M respecto al saldo deficitario observado en abril del año pasado, a comienzos del impacto de la sequía sobre la cosecha gruesa. De esta manera, se acumuló un saldo de USD 6.072 M en el primer cuatrimestre del año, a la par que se llegó a cinco meses consecutivos de superávit desde el cambio de gestión.

Este resultado se explicó tanto por una mejora en las ventas externas como por un deterioro en las compras externas. Las exportaciones fueron de USD 6.527 M (+10,7% i.a.) en abril. Al interior, las cantidades exportadas se mantuvieron al alza (+21,6%), mientras que los precios jugaron en contra (-9,0%). De esta manera, se acumularon ventas externas por USD 23.850 (+9,4% i.a.) en el primer cuatrimestre. Por otro lado, las importaciones fueron de USD 4.708 M (-22,7% i.a.), donde tanto precios (-7,7% i.a.) como cantidades (-16,4% i.a.) se mantuvieron en rojo. Así, se acumularon compras externas por USD 17.778 M (-23,8% i.a.) en los primeros cuatro meses del año.

En pocas palabras, las mayores ventas externas se explican por una mejora en las cantidades en comparación contra la sequía en 2023, pero con precios que juegan en contra. A diferencia, las cantidades y los precios de los bienes importados se mantienen en rojo en un contexto de recesión económica.

Zoom a los diferentes rubros

Por el lado de las exportaciones, se destaca el crecimiento del rubro de Productos Primarios (PP) con una suba de USD 1.557 M (+54% i.a.). Al interior, las cantidades treparon considerablemente (+81% i.a.) con precios en caída (-15% i.a.). La recuperación de este rubro fue explicada principalmente por el valor de las ventas de cereales (fueron USD 390 superiores al mismo mes del año anterior, con un crecimiento de 58% i.a.).

Del mismo modo, el alto repunte de las cantidades exportadas de este rubro se debe a una baja base de comparación de 2023, pero también a nuevos máximos per se de algunos rubros puntuales: por caso, las cantidades exportadas de maíz alcanzaron casi 12 M tn en el primer cuatrimestre del año (casi 10 M tn más que el mismo periodo del año anterior), mientras que las ventas externas en cantidades de harinas y pellets de soja fueron más de 7 M tn (+4,7 M tn más).

Por su parte, las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) fueron de USD 2.391 M, reflejando un crecimiento de 4% i.a. impulsado por una mejora en las cantidades (+43% i.a. en cantidades y precios estables).

Por el contrario, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) se situaron en USD 1.635 M con una caída del 16% i.a. Tanto los precios (-3% i.a.) como las cantidades (-13% i.a.) explicaron la caída. En este sentido, cabe destacar que las exportaciones hacia Brasil cayeron -2,8% i.a. medida en valores, lo cual fue mayormente explicado por la caída de este rubro (-26,7% i.a.) dado que tiene un alto peso en el comercio bilateral con este país (con contracciones pronunciadas en sectores como material de transporte terrestre, metalmecánica, productos químicos, entre otros).

Al igual que en el mes anterior, a excepción de vehículos automotores de pasajeros, existió una contracción generalizada en los rubros de importaciones. Con una recesión que sigue su curso, los usos vinculados a la producción mantuvieron la caída en abril: las cantidades importadas de Piezas y Accesorios de Bienes de Capital descendieron -28,5% i.a., Bienes de Capital -15,5% i.a. y Bienes Intermedios -6,8% i.a. Además, los Bienes de Consumo retrocedieron -16,7% i.a. en un contexto de fuerte deterioro de la demanda interna.

La balanza comercial energética sigue al alza

En el cuarto mes del año, nuevamente ocurrió el mayor superávit comercial en los últimos 20 años (USD 703 M en abril). De esta manera, se acumuló un superávit energético de USD 2.344 M en el primer cuatrimestre del año.

En su composición, las exportaciones de combustibles y energía (CyE) fueron de USD 945 M (USD 3.165 M acumulado), lo cual representó una suba de 44,4% i.a: los precios se mantuvieron estables (+0,8%), mientras que las cantidades exportadas del rubro treparon 43,2% i.a. Por su parte, las importaciones de combustibles y lubricantes (CyL) fueron de USD 242 M (USD 821 M acumulado), reflejando así una marcada caída del -58,9% i.a. La reducción se explica por una contracción de las cantidades (-66,8% i.a.), con precios al alza (+21,8% i.a.).

Perspectivas 2024

Durante el segundo trimestre, el transcurso de la cosecha gruesa mantendrá las cantidades exportadas al alza, con un buen desempeño en los productos primarios y MOA, a lo que se le sumará el impacto de la cosecha que venía siendo postergada por cuestiones climáticas.

Además, las ventas externas energéticas y mineras seguirán mostrando un desempeño positivo. A diferencia, en el marco de un mayor tipo de cambio efectivo para importar insumos y pérdida de competitividad cambiaria, las manufacturas industriales se mantendrán en terreno negativo.

Las importaciones seguirán en rojo producto de una fuerte caída en las cantidades: las compras externas suelen ser más sensibles en periodos de recesión económica (se contraen en mayor medida que el PIB), una relación que probablemente se repita en este año dado el desplome de la demanda interna como consecuencia del deterioro en los ingresos reales. Sumado a ello, el esquema cambiario de la gestión anterior implicó un fuerte incentivo al adelantamiento y sobre abastecimiento de importaciones, lo cual actúa como factor extra a la baja en las importaciones.

De esta forma, esperamos que ambos factores que jueguen a favor del saldo comercial: ventas externas seguirán recuperándose en conjunto a importaciones con caídas pronunciadas por el deterioro de la demanda interna. Consecuentemente, el superávit comercial para este año podría superar los USD 16.000 M, en conjunto a un superávit de Cuenta Corriente (CC) y un fuerte deterioro del PIB.

En el corto plazo, el éxito de la estrategia del Gobierno depende de la liquidación de divisas proveniente de la cosecha gruesa (siendo ella uno de sus objetivos). Por tal motivo, los meses entrantes serán un momento bisagra en el año: las autoridades pondrán en juego no sólo la recuperación de las Reservas Internacionales necesarias para la eventual unificación cambiaria, sino la sostenibilidad del esquema cambiario-monetario en su conjunto.

Detrás de esta estrategia radican al menos tres aristas: (1) Acotar las expectativas de devaluación de corto plazo (que actuaría como fuerte desincentivo a la liquidación), dejando en evidencia que el tipo de cambio real no se encuentra atrasado y que la política de crawling peg se mantendrá en los próximos meses; (2) Mantener licitaciones favorables del instrumento BOPREAL y acumular reservas para poder saldar la postergación de pagos de importaciones acumuladas en los últimos meses bajo el esquema de acceso escalonado; y (3) Mantener una brecha cambiaria contenida que ayude a disipar las expectativas de devaluación, hoy en día contenida en parte por el régimen vigente con la oferta de exportaciones de liquidación del 20% al CCL.