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La inflación se aceleró marginalmente en agosto

El IPC Nacional elaborado por el INDEC mostró una suba mensual del 4,2% en agosto, mostrando una aceleración de 0,2 puntos porcentuales con respecto al dato de julio y ubicándose por segundo mes consecutivo por encima de las expectativas del mercado (3,9% según la mediana del REM). Con este dato, el IPC Nacional acumula una suba del 94,8% lo que va del año y un incremento interanual del 236,7% (-26,7 p.p.).

En cuanto a las categorías, se destaca la aceleración de la inflación núcleo (que mide la tendencia de los precios al excluir estacionales y regulados): alcanzó el 4,1% mensual luego de un 3,8% en julio y un 3,7% tanto en mayo como en junio. Por su parte, si bien los Estacionales jugaron a favor (+1,5% mensual contra un +5,1% en julio), los Regulados impulsaron el índice al alza (+5,9% contra un 4,3% en julio).

Dado que el Gobierno actual tiene como principal bandera la reducción sostenida de la inflación, esta resistencia a la baja (incluso con leves repuntes) complejizan el panorama hacia adelante, no sólo desde una perspectiva económica, sino también política. Si bien hasta el momento la caída de la demanda doméstica y el sostenimiento del crawling peg al 2% mensual fueron las principales anclas inflacionarias, en los próximos meses aparecen dudas en torno a su sostenibilidad.

Se aceleró en el margen la inflación mensual

El IPC Nacional elaborado por el INDEC mostró una suba mensual del 4,2% en agosto, mostrando una aceleración de 0,2 puntos porcentuales con respecto al dato de julio y ubicándose por segundo mes consecutivo por encima de las expectativas del mercado (3,9% según la mediana del REM). Con este dato, el IPC Nacional acumula una suba del 94,8% lo que va del año y un incremento interanual del 236,7% (-26,7 p.p.).

En cuanto a las categorías, se destaca la aceleración de la inflación núcleo (que mide la tendencia de los precios al excluir estacionales y regulados): alcanzó el 4,1% mensual luego de un 3,8% en julio y un 3,7% tanto en mayo como en junio. Por su parte, si bien los Estacionales jugaron a favor (+1,5% mensual contra un +5,1% en julio), los Regulados impulsaron el índice al alza (+5,9% contra un 4,3% en julio).

Con respecto a los Regulados, estuvieron impulsados por los aumentos en tarifas de servicios públicos, prepagas, telefonía y educación. De hecho, Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles mostró una suba mensual del 7,1% a nivel nacional, siendo la división con mayor aumento. Sólo este capítulo explicó 0,7 p.p. del nivel general.  

Por su parte, los Alimentos y bebidas (+3,6%) aceleraron por segundo mes consecutivo. Pese a la aceleración, el capítulo fue importante para el registro del nivel general: de excluirlo, la inflación hubiera sido del 4,4%.

A su interior, se destaca el despertar en los precios de algunos productos frescos, que venían contribuyendo a la desaceleración de los alimentos y bebidas. Por caso, las carnes subieron 4,2% (el mayor registro desde abril) y los lácteos 4,1%. Por el contrario, las verduras desaceleraron al 3,4% (-2,7 p.p.), aunque sólo en lo que va del año tuvieron un aumento del 154,7%, casi 60 puntos porcentuales por encima del Nivel General.

En esta misma línea, por séptimo mes consecutivo los precios de los Bienes (+3,2% mensual) se movieron a una velocidad considerablemente menor a la de los Servicios (+6,5%). Esta situación es contraria a la de 2023, donde los bienes (que subieron 223,1% en el año) corrían bien por encima de los servicios (+153,8% en 2023), principalmente debido al congelamiento de las tarifas de servicios públicos, vigente durante casi todo el año.

En otro orden, las canastas que determinan la línea de pobreza e indigencia también se aceleraron en agosto. La Canasta Básica Alimentaria (CBA) creció un 3,9% mensual, acelerándose 0,8 puntos porcentuales con respecto a julio. Del mismo modo, la Canasta Básicas Total (CBT) se incrementó un 4,4% en el octavo mes del año, 1,3 puntos porcentuales por encima de la variación mensual de julio (3,1%).

¿Qué esperamos hacia adelante?

En lo inmediato, la baja del Impuesto PAIS vigente desde el 2 de septiembre (se redujo del 17,5% al 7,5% para las importaciones de bienes y fletes) podría ser una herramienta que ayude a reducir el nivel de precios de los bienes transables en el noveno mes del año, aunque será esencial mantener las expectativas de devaluación a raya para que ese menor costo sea percibido como sostenible. Por ende, estimamos que el alcance sería limitado.

A su vez, en septiembre impactarán puntualmente aumentos en combustibles (de la zona del 3% para el interior del país y 7% para CABA), tarifas de agua (4,84%), de electricidad y gas (4% promedio) y prepagas (entre 4,9% y 7,8%). Además, los boletos de tren del AMBA aumentarían 40% en promedio desde mediados de septiembre.

Dado que el Gobierno actual tiene como principal bandera la reducción sostenida de la inflación, esta resistencia a la baja (incluso con leves repuntes) complejizan el panorama hacia adelante, no sólo desde una perspectiva económica, sino también política. En tal sentido, no esperamos grandes actualizaciones tarifarias en el corto plazo que compliquen aún más el objetivo desinflacionario.

Si bien hasta el momento la caída de la demanda doméstica y el sostenimiento del crawling peg al 2% mensual fueron las principales anclas inflacionarias, en los próximos meses aparecen dudas en torno a su sostenibilidad. En cuanto a la demanda, los indicadores adelantados de actividad mostraron un repunte para julio (aún no tan claro en agosto), lo cual invita a pensar si la eventual recuperación del consumo dotará o no de mayor margen a los empresarios para traspasar el incremento de costos (asociados no sólo a salarios, sino también a subas en tarifas) a precios. En otras palabras, la dinámica de la inercia en los precios se hace cada vez más presenta en el IPC con el correr de los meses.

Con respecto al frente cambiario, una moderación de la inflación no podrá percibirse como sostenible en el tiempo hasta que el Gobierno no resuelva el problema pendiente con el cepo cambiario. Cualquier eventual corrección cambiaria implicaría un reacomodamiento en los precios que aceleraría la inflación -aunque lejos de los niveles de comienzos de año-. Caso contrario, si el gobierno decide sostener el cepo -con un crawling peg de 2%- o salir gracias a una eventual convergencia de las cotizaciones paralelas con el dólar oficial, la inflación podría retomar el sendero bajista. Sin embargo, las condiciones macroeconómicas vigentes hacen que esta decisión incurra en ciertos riesgos, principalmente en el frente externo.



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