Según el INDEC, la inflación alcanzó el 3,8% en octubre, acelerándose 1,0 p.p. respecto al mes anterior y mostrando la evolución más alta del año. De esta manera, acumuló una suba de 26,9% en los primeros diez meses y de 37,2% respecto al mismo mes del año anterior.
Por su parte, la aceleración continuó en la primera parte de noviembre. En este sentido, el IPC GBA Ecolatina trepó 4,3% entre la primera quincena de noviembre y el mismo período de octubre. Cabe destacar que esta dinámica todavía contempla la autorización de incrementos en precios máximos, que impulsó al índice durante el transcurso del mes pasado. Además, el aporte de equipamiento del hogar, alquileres e indumentaria también fue significativo.
¿Qué esperamos?
En la segunda quincena de noviembre, el IPC GBA Ecolatina se ubicaría en la zona del 3%. En este sentido, el impacto de la autorización de precios máximos ya no estará del todo presente, a la par que determinados bienes no esenciales podrían mostrar una dinámica algo menor a la observada en la primera quincena producto de la menor turbulencia cambiaria. Con estos datos, prevemos que la inflación nacional se ubique en la zona de 3,5-4% en noviembre, en línea con lo ocurrido en octubre producto de una aceleración del IPC Core.
En los próximos meses, la inflación difícilmente se ubique por debajo del 3% mensual. Más en detalle, la eliminación de algunos precios máximos en alimentos no básicos se combinará con aumentos en el resto de los bienes no esenciales y con algunos servicios privados en lo que resta del año.
Además, la autorización de incrementos de determinados precios (prepagas, por ejemplo) dinamizarán a los precios regulados. En este sentido, es lógico que, tras un período de congelamiento, la inflación se acelere puesto que en el pasado la suba de precios fue menor gracias a dicha medida, pero mantener fijos los precios no se puede sostener por un periodo largo de tiempo. En este marco, esperamos que la inflación cierre el 2020 en 36% anual.
Hacia adelante la clave para que la inflación vuelva a desacelerarse pasa por estabilizar el frente cambiario: las escasas reservas netas y la elevada brecha muestran que la probabilidad de un salto cambiario no es despreciable. Por lo tanto, esperamos que la inflación de 2021 vuelva a los niveles pre-pandémicos y se ubique cómodamente por encima de lo observado en 2020.