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La inflación mensual de agosto fue la más alta en 32 años

Luego de una moderación transitoria en junio y julio, la inflación saltó con fuerza en agosto (+12,4% mensual), el registro mensual más elevado desde febrero de 1991.

El resultado de las PASO implicó un shock, que, en combinación con un elevado pass-through del salto del tipo de cambio oficial el día posterior y la incertidumbre que trajo aparejada el renovado escenario volvieron a desanclar las expectativas inflacionarias.

Hacia adelante, esperamos que la nominalidad se mantenga elevada e inestable frente a la fragilidad macroeconómica, la ausencia de anclas y la incertidumbre electoral, con una inflación que cerraría 2023 en la zona del 170%, de no mediar nuevos shocks.

 

El IPC Nacional medido por INDEC trepó 12,4% mensual en agosto, casi duplicándose respecto al registro de julio (6,3%) y marcando la primera variación mensual de dos dígitos desde abril 2002 (10,4%), a la salida de la Convertibilidad. Asimismo, es el resultado más alto desde febrero de 1991 (+27%).

El dato estuvo por encima de las proyecciones del mercado (REM-BCRA), cuya mediana se posaba en el 11,8%.

De esta forma, la variación interanual (+124,4%) fue la más alta desde agosto de 1991, a la salida de la última hiperinflación que vivió el país y previo a la implementación de la Convertibilidad.

El IPC Núcleo presentó un panorama más preocupante aún, al saltar a 13,8% en agosto desde 6,5% en julio. Al excluir precios con comportamiento estacional (+10,7%), sujetos a regulación (+8,7%) o con un elevado componente impositivo, la inflación núcleo se utiliza como proxy de la tendencia del nivel general de precios. En este sentido, el proceso inflacionario sigue revelando una arraigada inercia, que se ve reflejada en una mayor velocidad de ajuste de los precios, en un contexto de acortamiento de los plazos contractuales formales e informales y un notable aumento en la cantidad de tramos de incrementos aplicados.

Así, la tasa de interés real volvió a ser (muy) negativa. Con el anuncio del salto discreto del tipo de cambio oficial el día siguiente de las PASO, se elevó la tasa de política monetaria en 21 p.p.: la TNA de las LELIQ a 28 días pasó de 97% a 118% (209% de TEA). A pesar del gran salto, en agosto la tasa real ex post fue 2,3% negativa en TEM.

Agostó marcó un nuevo shock sobre el proceso inflacionario

En las semanas previas a las elecciones primarias (PASO), y tras dos meses de desaceleración puntual en junio y julio (a la zona del 6%), la inflación ya había vuelto a acelerarse en la primera quincena de agosto.

¿Qué factores propiciaron esta primera aceleración? El impacto de la devaluación fiscal de finales de julio (suba del Impuesto País a las importaciones, inclusión del maíz en el “dólar agro”); la aceleración del crawling peg del tipo de cambio oficial (pasó del 7% mensual a la zona del 12%); la escalada de los tipos de cambio paralelos (+10%) y el despertar del precio de la carne vacuna (los precios en Cañuelas ya habían trepado 30%).

Posteriormente, el resultado de las elecciones primarias y la devaluación del 22% implicaron un shock que arrojó mayor incertidumbre a la ya vulnerable situación previa. Por un lado, el hecho de no formar parte de un plan integral (no vino acompañado de ninguna señal fiscal/monetaria en ese momento), y ante la falta de confianza/credibilidad en el marco de una aguda escasez de reservas hace que la devaluación, más que despejar el panorama, constituya un elemento más que adiciona incertidumbre al escenario macroeconómico, volviendo a desanclar las expectativas inflacionarias.

Asimismo, tanto la fragilidad del contexto macroeconómico como la debilidad política con la que emergió de las PASO el ministro y candidato Sergio Massa (no hay incentivos para la cooperación política en la transición), acrecentaron las tensiones en el frente financiero, reflejándose en una mayor volatilidad en los dólares paralelos.

Además, el precio de la carne vacuna al consumidor (+30,2% en agosto, según el IPCVA) tuvo un nuevo impulso tras las PASO, con marcados aumentos en el precio del ganado vacuno: finalmente, durante agosto los precios de la hacienda en pie en el Mercado Agroganadero de Cañuelas (ex Liniers) treparon en promedio cerca del 50% frente a julio, moderándose los últimos días. Recordemos que el IPC se venía viendo favorecido por el abaratamiento real que mostró la carne vacuna en 2022 y principios de 2023 (en julio la carne vacuna subía 75% i.a. vs una inflación en 113% i.a.). Sin embargo, tras este salto, según el IPCVA, los precios promedio de la carne vacuna ya trepan casi 125% en los últimos doce meses, acoplándose a la dinámica inflacionaria.

Los capítulos que lideraron el crecimiento

La inflación del mes estuvo encabezada por el aumento en el capítulo de Alimentos y Bebidas (15,6%). De excluir este capítulo, la inflación habría sido de 11,1%. Los alimentos y bebidas estuvieron traccionados por Carnes (+24,6%), Verduras (+18,3%), Infusiones (+12,2%), Azúcar, dulces y golosinas (+11,9%), y Frutas (+11,1%). Asimismo, se destacaron aumentos en Equipo y mantenimiento del hogar (+14,1%), Salud (+15,3%), traccionada por aumentos en medicamentos (+18,4%) y prepagas (+8,6%); Restaurantes y Hoteles (+12,4%), Recreación y cultura (+11,6%), y Transporte (10,5%), donde incidieron aumentos en combustibles y lubricantes (+11,1%) y adquisición de vehículos (+11,1%). Por su parte, Prendas de Vestir y calzado (+9,2%) se ubicó por cuarto mes consecutivo por debajo del nivel general.

¿Qué podemos esperar en adelante?

Para septiembre esperamos un segundo mes con inflación de dos dígitos. El fuerte arrastre de la segunda quincena resultante del shock que significó el sorpresivo resultado de las PASO, junto con un elevado pass-through del salto discreto del tipo de cambio oficial y la agudización de la incertidumbre que trajo aparejada el cambio de escenario implicarán que la dinámica de aumentos de precios se mantenga elevada e inestable.

En este sentido, el Nivel General del IPC GBA Ecolatina marcó en la primera quincena de septiembre una suba del 15,3% respecto al mismo período de agosto, registrando el máximo nivel desde que inicia la serie y dando cuenta del arrastre que dejó la segunda mitad de agosto.

Los diversos congelamientos aplicados en las últimas semanas (tipo de cambio oficial, tarifas de transporte, luz, gas, medicamentos, parcialmente en prepagas, combustibles), sumado a acuerdos de precios y una mayor tranquilidad de la brecha en el marco del “dólar soja 4.0” y precios de la carne vacuna más estabilizados tras el fuerte salto deberían contribuir transitoriamente a una moderación inflacionaria en lo que queda de septiembre y al menos una parte de octubre.

Sin embargo, los riesgos al alza son muchos, teniendo en cuenta una inercia que se consolida en pisos más altos, la inestabilidad que genera la ausencia de anclas, la escasez de divisas, la inexistencia de un plan integral para bajar la inflación, la distorsión de precios relativos y la falta de confianza del Gobierno para coordinar expectativas en medio de la incertidumbre que genera el panorama electoral actual.

En este sentido, una vez finalizado el “dólar soja 4.0” a finales de mes, las presiones sobre los dólares paralelos podrían volver a acentuarse, en un marco en que coincidirían la menor oferta de divisas del agro en el CCL con una mayor dolarización de carteras ante la incertidumbre electoral. Asimismo, la mejora del tipo de cambio real proveniente de la devaluación post-PASO se agotaría hacia finales de octubre, regenerando las expectativas devaluatorias, lo cual podría ejercer presión sobre la oferta neta de divisas en el MULC. Estas dinámicas generarían combustible para una nueva aceleración de los precios en las últimas semanas del año.

Por esto motivos, más allá de alguna moderación en el margen en corto plazo, estimamos para 2023 una inflación acercándose al 170%, aunque con cimientos débiles que estarán sujetos al devenir de los acontecimientos políticos y económicos de las próximas semanas.



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