El IPC Nacional de INDEC creció 6,0% en abril, desacelerándose 0,7 p.p. respecto al mes anterior y ubicándose por encima del 6% por segundo mes consecutivo. De esta manera, acumuló 23,1% en los primeros cuatro meses del año y se ubicó en 58,0% en la comparación interanual, representando la cifra más alta desde enero de 1992.
Alimentos y bebidas no alcohólicas (+5,9%, +62,1% i.a.) se ubicó como la división con mayor incidencia a nivel nacional, explicando aproximadamente 1,7 p.p. de la variación mensual. Al interior, Carnes tuvo la mayor incidencia a nivel nacional, aumentando 7,6% en el mes y añadiendo 0,8 p.p. al nivel general. Por su parte, Pan y cereales (+8,7%) y Leche, productos lácteos y otros (7,3%) volvieron a subir fuertemente y se ubicaron como los otros dos grupos de alimentos con mayor incidencia positiva (añadieron 0,4 p.p. y 0,3 p.p. al nivel general, respectivamente). Otras subas pronunciadas se observaron en Aceites, grasas y manteca (+8,8%), Café, té, yerba y cacao (+6,5%) y Azúcar, dulces, chocolates, golosinas (+6,4%), pero dada la menor ponderación relativa el aporte fue más acotado (en conjunto 0,3 p.p.). A diferencia, algunos productos estacionales exhibieron una menor performance: Frutas trepó 2,2% a nivel nacional, mientras que Verduras cayó 4,3% -principalmente por una baja de 25% en el tomate en GBA-, restándole solo 0,1 p.p. a la variación del mes.
Por otra parte, Prendas de vestir y calzado volvió a subir fuertemente (+9,9%), donde continuó impactando parcialmente el cambio de temporada que se da con el inicio del otoño. Esta división aportó en torno a 1 p.p. al nivel general, y alcanzó una variación de 73,4% i.a., la mayor de todos los capítulos. En tercer lugar, se ubicó Restaurantes y hoteles (+7,4%, +73,4% i.a.), donde la alta dinámica que tienen los precios de alimentos y en menor medida la mayor movilización luego de la cuarentena.
En lo que respecta a las categorías, el dato más preocupante es que el IPC Núcleo se aceleró a 6,7%, mostrando la mayor suba en 43 meses y ubicándose 0,7 p.p. por encima de la inflación general. El conjunto de precios contenidos en el IPC Núcleo trepó 22,5% en lo que va del año y exhibió una variación de 60,5% i.a., levemente por encima del Nivel General. En este sentido, incidieron en abril las mencionadas subas de alimentos (Pan y cereales, aceites, carnes, lácteos) y la aceleración de un subgrupo dentro de los mismos: autos, alquileres, servicios recreativos y restaurantes aportaron cifras mayores al nivel general en abril en contraste con el mes anterior.
A diferencia, el IPC Regulados se desaceleró: pasó de trepar 8,4% en marzo a 3,9% en abril, alcanzando alcanzó una variación acumulada de 19,4% y de 41,5% en la comparación interanual. Dentro de este grupo, el menor aporte relativo de abril respecto a marzo se concentró especialmente en tarifas, tabaco y educación. Por último, el IPC Estacionales creció 5,4% (-0,8 p.p. respecto al mes anterior), acumulando 32,4% en lo que va del año y 70,8% en los últimos doce meses. Parte de esta desaceleración respecto a marzo se dio a la mencionada dinámica de frutas y verduras.
De esta forma, el menor dato de inflación se explica totalmente por la desaceleración que mostraron los precios regulados y estacionales.
¿Qué esperamos?
El dato de abril muestra que al descontar los efectos puntuales el alza de precios del último bimestre alcanzó un nivel preocupante. De hecho, los precios núcleo alcanzaron el mayor ritmo en casi 4 años en el cuarto mes del año, dejando en claro que la inflación aún está lejos de ceder. Como resultado, estimamos que la inflación acumulada del segundo trimestre arrojará cifras similares (o incluso levemente superiores en un escenario más adverso) a las de los primeros tres meses.
Los impactos de la guerra entre Rusia-Ucrania, sumado a una inflación internacional que aún no cede (la inflación interanual de EEUU se está desacelerando muy lentamente, ubicándose en 8,3% i.a. en abril) son factores que solo pueden explicar parcialmente estos resultados. En el contexto local, el cierre de las negociaciones paritarias (que, en principio, se encuentran en la zona del 60%, con negociaciones cada vez más cortas y significativos aumentos en los primeros meses de vigencia de los acuerdos) y las actualizaciones pendientes en materia de tarifas de servicios públicos junto a los efectos de segunda ronda asociados indican que las expectativas inflacionarias se estarían cristalizando en niveles elevados. Además, en la medida que los contratos se actualicen en periodos cada vez más pequeños, se encuentra latente el riesgo de que sea más difícil cortar con la elevada inercia, dejando pisos inflacionarios cada vez más firmes (un ejemplo de esto es la actualización de Prepagas, que se encuentra en tratativas para ser actualizadas de manera bimestral).
De esta manera, estimamos que la inflación se ubicará en torno al 65% en este año, aun considerando un ritmo de alza de precios sensiblemente menor en la segunda mitad del año.