El IPC GBA Ecolatina trepó 3,9% entre la primera quincena de enero y el mismo período de diciembre. Analizando a los capítulos, Alimentos y bebidas mostró una variación por encima del Nivel general (+5,4%), donde se destacaron las subas de carnes, frutas y comidas elaboradas. Por su parte, se destacaron las subas de combustibles, seguros y servicios vinculados al mantenimiento del hogar.
En lo que respecta a las categorías, el IPC Núcleo trepó 4%. Cuando se lo divide en dos grupos -por un lado, los precios que se encuentran regulados mediante el programa de Precios Máximos y por el otro los no controlados- aparece que el IPC de Consumo masivo creció sólo 0,6%, mientras que el IPC Core no controlado subió 5,8%. Por su parte, el IPC Estacionales creció 3,8% y el IPC Regulados 3,0%.
En consecuencia, proyectamos que la suba de precios se ubicará en torno del 3,5% en el primer mes del año. Esto implica una mínima desaceleración respecto a diciembre 2020, pero refleja que la suba de precios persiste en niveles muy elevados (50% anualizado). Si el tipo de cambio sigue ajustando en línea con la inflación pasada, la inercia del proceso inflacionario será aún mayor manteniendo la suba de precios en torno del 3% promedio mensual durante el primer trimestre.
De cara a las elecciones de mitad de término el Ejecutivo intentaría desacelerar la inflación -como ocurrió en otros años impares- acotando la suba de los precios regulados (principalmente tarifas de servicios públicos), reforzando controles/acuerdos de precios, y deslizando a menor ritmo el tipo de cambio oficial. Así, a costa de contener precios relevantes, la inflación podría perforar 3% mensual en los meses previos a las elecciones, permitiéndole a los salarios recuperar parte del terreno perdido.
De esta manera, la inflación en 2021 cerraría en torno a 45%. Esto se corresponde con presiones cambiarias que podrían reaparecer, aumentos tarifarios que serán impostergables al cierre del año y unas negociaciones paritarias que serán más dinámicas que el año pasado, en un contexto sanitario crítico pero que, a diferencia de 2020, no vendría acompañado de fuertes restricciones a la circulación/actividad.