En mayo, la economía argentina siguió derrumbándose y el intercambio con Brasil no fue la excepción. En este sentido, resalta que el flujo de comercio bilateral se desplomó un 55,6% i.a., producto de una caída de ese porcentaje tanto para las exportaciones como para las importaciones.
Como resultado, las ventas al país vecino perforaron los USD 400 millones, registrando el menor valor para un mes desde abril de 2004. Lamentablemente, la brusca caída no fue solo consecuencia del mal desempeño de la economía brasileña: el resto de sus importaciones cayó “solo” 7,7% i.a., de modo que nuestra performance fue peor al promedio y nuestra participación en dicho mercado se redujo a la mitad, pasando de 6% en mayo de 2019 a 3% en 2020. Por su parte, las compras argentinas al gigante sudamericano rondaron los USD 450 millones, arrojando también el menor valor para un mes desde enero 2004.
Como resultado, el déficit comercial bilateral rozó USD 50 millones el mes pasado, lo que implica una reducción significativa respecto a igual mes de 2019 (USD -120 millones), muy por debajo de los valores de 2018 o 2017 (USD -450 millones o USD -630 millones). Lamentablemente, como se desprende de lo dicho más arriba, este avance no obedeció a una recuperación de las ventas, que se contrajeron 50% desde mayo de 2018, sino a un desplome de las compras (-64% en los últimos dos años).
Dos factores fueron claves para que se observaran estas dinámicas. Por un lado, la apreciación del 25% i.a. en el tipo de cambio real bilateral con nuestro principal socio comercial -producto esencialmente del salto nominal del Real brasileño,+ 43% en los últimos doce meses, en una economía con 2% de inflación anual- y el desplome de la actividad en ambos países, sin perspectivas de recuperación en ningún caso. En este sentido, la caída de 11% i.a. en marzo del PBI local se corresponde una contracción mayor al 4% en la economía brasileña. Por lo tanto, nuestros envíos al país vecino sintieron un golpe tanto a nivel de competitividad-precio como de cantidades demandadas.
En el acumulado a los primeros cinco meses del año, los datos no son mejores: nuestras exportaciones a Brasil cayeron casi 30% i.a. en el período y las importaciones hicieron lo propio en 27,5%. De esta forma, el saldo comercial pasó de USD 210 millones en el total enero-mayo de 2019 a USD 80 millones en 2020. En otro orden, dado que el resto el resto de las importaciones de la primera economía del Mercosur cayeron menos de 1% i.a., nuestra participación en ese mercado se contrajo casi 2 p.p. en el acumulado enero-mayo de 2020, apenas superando el 4%.
De cara al futuro, las perspectivas tampoco son alentadoras. Por el lado exportador, la economía brasileña no repuntaría en el corto plazo (las proyecciones de PBI del consenso de mercado de ese país cayeron casi 3 p.p. en los últimos treinta días, perforando el 6% actualmente). Además, la depreciación del Real tampoco se revertiría, ni inflación se aceleraría. En consecuencia, la competitividad cambiaria continuaría por debajo de 2019.
Más allá de estas malas noticias, el saldo comercial bilateral podría mejorar en 2020, producto del desplome de la economía argentina y el superávit acercarse a USD 1.000 millones, un 30% más que en 2019 cuando acumuló USD 750 millones. Más allá de este avance en el neto, dado que la mejora no obedecería a un incremento de las ventas sino a un mayor desplome de las compras, el flujo de comercio se derrumbaría y 2020 no sería un buen año en este frente.