Sector Externo

El mayor déficit comercial desde 2018

En octubre, el saldo comercial exhibió un déficit por octavo mes consecutivo, acumulando en el año un rojo récord (- USD 7.400 M), el mayor desde 2018. Los volúmenes exportados -impactados por la sequía- registraron una nueva caída, mientras que las importaciones se mantienen en niveles relativamente elevados, creciendo por tercer mes consecutivo.

A pesar del déficit en el balance comercial, el saldo neto de cobros y pagos por exportaciones e importaciones fue positivo en USD 7.122 M en lo que va del año (-61% vs 2022). Esta diferencia responde al exponencial crecimiento de la deuda comercial con importadores de bienes, con un stock que estimamos en octubre rozando los USD 47.300 M.

De cara a 2024, esperamos una mejora en el saldo comercial. Por un lado, tendrá lugar la reversión en el déficit comercial energético. Asimismo, la necesaria corrección cambiaria afectará de forma negativa los volúmenes importados no-energéticos, mientras que las exportaciones se verán favorecidas por el rebote en la cosecha y un mayor incentivo cambiario. No obstante, ante la débil recuperación del trigo, la situación no será óptima hasta el ingreso de la cosecha gruesa desde el segundo trimestre.

En octubre, el saldo comercial exhibió un nuevo déficit (-USD 450 M), acumulando en 2023 un rojo comercial cercano a los USD 7.400 M, el mayor desde 2018 -medido a precios de 2023-.

Las exportaciones se desplomaron nuevamente en su comparación interanual. Sumaron USD 5.385 M (-32% i.a.), con volúmenes registrando una abrupta caída (-24% i.a.), al tiempo que los precios promedio, lejos de compensar, continúan disminuyendo (-11% i.a.).

Los volúmenes importados crecieron por tercer mes consecutivo. Si bien el valor de las compras externas retrocedió -4% i.a. hacia los USD 5.839 M, las cantidades volvieron a crecer (+6% i.a.), y el descenso estuvo explicado por precios a la baja (-9% i.a.).

Los términos de intercambio (TDI, relación entre precios de exportación e importación) no cortan su tendencia a la baja. Como consecuencia, el déficit comercial para los primeros diez meses fue cerca de USD 1.300 M mayor en} 2023 de lo que hubiera sido bajo los precios internacionales de 2022. No obstante, los TDI se ubican 10% por encima del promedio histórico (2004-22).

Exportaciones y un año para el olvido

Producto de la sequía, el complejo sojero fue el principal motor de la caída de las ventas externas. Las exportaciones de Porotos de Soja (-73% i.a., -USD 895 M) y Aceite de soja (-49% i.a., -USD 508 M) explicaron el fuerte deterioro en la performance del complejo en octubre. De esta forma, la caída acumulada del conjunto de productos de soja en 2023 trepó a -USD 8.300 M i.a.

Detrás de ello le siguen las reducciones de Maíz y Trigo, cultivos también afectados por las inclemencias climáticas, con una caída acumulada de ambos en torno a los -USD 5.900 M i.a.

Como resultado, en los primeros diez meses del año las exportaciones de Productos Primarios (PP) se desmoronaron (-40% i.a.), arrastradas por una fuerte caída en los volúmenes (-36% i.a.), y con precios levemente a la baja (-5% i.a.). En tanto las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) se comportaron de forma similar (-27% i.a.), muy afectadas por las menores cantidades (-17% i.a.) y con precios que no acompañaron (-12% i.a.).

Por último, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), bajo importaciones acotadas y un tipo de cambio real poco competitivo, también anotaron un fuerte retroceso (-11% i.a.), debido al descenso de sus cantidades vendidas (-4% i.a.) y precios que no ayudaron a compensar (-7% i.a.). Los principales subrubros detrás de este desempeño son Productos químicos y conexos Materia plásticas y sus manufacturas, con decrementos anuales de USD cercanos a los 1.550 M (-30% i.a.) y USD 250 M (-27% i.a.), respectivamente, en el acumulado del año.

Los volúmenes importados se sostienen

A pesar de las continuas restricciones para importar, y con un salto cambiario post-PASO que no disipó las expectativas de devaluación hacia adelante, los volúmenes importados se sostuvieron en niveles elevados (+6% i.a.).

Esto se debe a que, a pesar de transitar la sequía más aguda de la historia, el Gobierno apeló a distintas fuentes de financiamiento alternativas para sostener un flujo de importaciones que evite afectar la actividad y el empleo para sostener la competitividad electoral. Tal es así que las cantidades importadas no-energéticas, si bien levemente por debajo de 2022 (-2% i.a.), se encuentran por encima del lapso 2019-21 (ver gráfico).

Detrás de ello, la adquisición de porotos de soja para compensar el faltante por la sequía siguió empujando las importaciones no-energéticas. Las compras treparon a USD 234 M en septiembre (+USD 161 M i.a.) y las importaciones netas de porotos de soja (descontando las exportaciones) totalizan USD 4.100 M en 2023 (vs USD 670 M en 2022), explicando 6 de cada 10 dólares del déficit comercial.

Yendo a los volúmenes importados por los diferentes usos vinculados a la producción, Piezas y accesorios de Bienes de Capital continuó creciendo en octubre (+11% i.a.), colocándose como el uso más dinámico en lo que va de 2023 (+5% i.a.). Le sigue Bienes Intermedios (+6% i.a. octubre; +1% i.a. en 2023) y Bienes de Capital (+0,3% i.a.; -8%; i.a.), único uso en franca caída.

Por su parte, las importaciones del sector automotriz crecieron nuevamente (+10% i.a.). De esta forma, totalizan en el año USD 10.660 M (+10% i.a.), con las autopartes creciendo un 14% i.a., contribuyendo al buen desempeño de las exportaciones en lo que va de 2023 (+4% i.a.). Sin embargo, el complejo presentó un abultado déficit comercial en torno a los USD 3.200 M (+25% i.a.).

Balanza energética, ¿retornando al superávit?

La balanza energética acumula en 2023 un déficit de USD 712 M, bien por debajo de los USD 5.000 M del año pasado. En octubre, el sector arrojó un resultado mensual positivo de USD 261 M, traccionado por importaciones que retrocedieron (-17% i.a.), arrastradas por una fuerte caída en los precios (-18% i.a.) que más que compensaron un leve incremento en las cantidades (+2% i.a.); y exportaciones, en menor medida, que también retrocedieron (-7% i.a.), con un decremento en los volúmenes (-5% i.a.) y precios jugando levemente en contra (-3% i.a.).

De este modo, la balanza energética registra el déficit habitual, aunque muy por debajo del promedio de -USD 2.800 M de los últimos 11 años (2011-21). Asimismo, luego de un largo ciclo deficitario iniciado en 2011 -brevemente interrumpido en 2020- el gran desempeño en materia energética está generando que el saldo comercial acumulado en los últimos 12 meses (-USD 80 M) comience a tender al superávit.

¿Cómo cierra el 2023 y comienza el 2024?

En materia de exportaciones, no habrá un cambio de tendencia en el último bimestre: seguirá operando principalmente la merma debido a la sequía, que significará pérdidas del orden de los USD 20.000 M por exportaciones agrícolas (equivalente a cerca de 4 meses de importaciones).

A ello se le suma el impacto negativo que sufrió el trigo por las condiciones climáticas, con una producción estimada que mostraría sólo una ligera mejora frente al paupérrimo resultado del ciclo pasado, siendo la segunda más baja en los últimos 10 años, según las diferentes entidades especializadas.

Como consecuencia, pensando en 2024, si bien las últimas precipitaciones son auspiciosas para la recuperación de los cultivos de maíz y soja, habrá que recorrer un largo puente hasta el ingreso de las divisas de la cosecha gruesa en el segundo trimestre.

En materia de importaciones, como mencionamos, si bien retrocediendo respecto a 2022, se encuentran en niveles por encima de lo esperado, aún en el marco de una aguda escasez de divisas y múltiples restricciones de acceso al mercado oficial de cambios.

No obstante, siendo una incógnita lo que ocurrirá con el swap con China, cuya utilización en el último bimestre es irrisoria, en lo que queda de 2023 las compras externas descansarán casi exclusivamente en la posibilidad que tengan los importadores de seguir tomando deuda comercial. Una deuda comercial que ya creció cerca de USD 16.000 M en 2023, estimándose un stock de USD 47.300 M en octubre.

En suma, en un escenario de elevadas expectativas de devaluación, apreciación y brecha cambiaria, el comercio exterior seguirá desbalanceado: la demanda por importaciones será creciente anticipando la eventual corrección y las exportaciones, más sequía mediante, no repuntarán.

Con todo, la necesaria corrección cambiaria vislumbra un inicio de 2024 con un retorno del superávit comercial debido a una contracción en los volúmenes importados no-energéticos, una reversión en el déficit comercial energético y exportaciones favorecidas por el rebote en la cosecha agrícola y un mayor incentivo cambiario, pero cuya situación no será óptima hasta el ingreso de la cosecha gruesa a partir del segundo trimestre.



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