¿Cómo evolucionó la inflación en marzo?
De acuerdo con los relevamientos del IPC GBA Ecolatina, la tendencia a la baja del nivel de precios se interrumpió en marzo, ya que la inflación fue de 2,6% en el mes, acelerándose 0,6 p.p. respecto al mes anterior. De esta forma, los precios acumularon una suba del 7,9% en el primer trimestre del año, mientras que la variación interanual se ubicó en 49,8%.
Los capítulos con mayor dinámica fueron Educación (+14,1%) e Indumentaria (+6,6%), producto del inicio de clases y el inicio de la temporada invernal, respectivamente. Vale destacar que, excluyendo estas variaciones, la inflación continuó en la zona del 2%, en línea con lo sucedido en febrero. Por su parte, Alimentos y bebidas mostró un crecimiento del 2,5%, ubicándose por debajo del Nivel General, comportamiento que no sucedía desde octubre del año anterior.
En lo que respecta a las categorías, el IPC Core mostró una variación de 2,9% en marzo (0,3 p.p. por encima del Nivel general), con una variación interanual del 56%. Por su parte, el IPC Estacionales creció 2,1% -explicado por la dinámica en indumentaria- y 62,2% i.a. Por último, el IPC Regulados mostró un crecimiento del 1,7%, debido principalmente al aumento en educación, con un crecimiento del 32,2% i.a.
¿Qué esperamos para el resto del año?
Si bien nuestras proyecciones preveían una paulatina desaceleración de la inflación a lo largo de los próximos meses, el nuevo contexto local y mundial tras la pandemia de Coronavirus nos obliga a realizar algunas revisiones.
Por un lado, se debe mencionar que la situación actual debilitará las negociaciones paritarias, por lo que las recomposiciones salariales que todavía no han sido acordadas quedarán para, en el mejor de los casos, la segunda mitad del año. Por su parte, tampoco se espera un ajuste tarifario de magnitud que implique una significativa suba en el nivel de precios. Esto no solo se corresponde a una decisión política sino que también se ve afectado por la caída del precio de petróleo a nivel mundial (alrededor de 50% en marzo), fenómeno que ayuda a contener el avance de los costos de producción.
Por lo tanto, el tipo de cambio será la principal fuerza que traccione la inflación en 2020. Esto, por un lado, guarda relación con la posible dilatación de la negociación de la deuda, que, así como cualquier decisión unilateral del gobierno (default), impondrán presiones sobre el tipo de cambio oficial impactando en la inflación. Por otro lado, la financiación con emisión monetaria del paquete fiscal anunciado por el gobierno –de 2% del PBI- podría ejercer presiones sobre la brecha cambiaria, y por lo tanto, impulsar los precios en la medida que se incrementen las expectativas de devaluación.
En síntesis, pese a que habrá menos necesidad de corregir tarifas y que las negociaciones paritarias serán acotadas, la inflación del 2020 dependerá de dos cuestiones: la duración de las restricciones -y el consecuente paquete fiscal necesario para ponerle un freno a la caída de la demanda interna y al deterioro de la cadena de pagos- y el resultado de la inminente renegociación de la deuda. De esta manera, modificamos nuestra proyección de inflación al alza, a la zona del 49%.
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