Síntesis
- En julio el saldo comercial exhibió un déficit por quinto mes consecutivo, acumulando en el año un rojo récord, sólo superado por 2018.
- Las exportaciones -impactadas por la sequía- registraron una caída por octavo mes consecutivo, mientras que el valor de las importaciones volvió a retroceder, principalmente por los menores precios, aunque con volúmenes que se sostienen por encima de lo esperado.
- Hacia adelante, la aguda escasez de divisas, el encarecimiento por la devaluación post-PASO y el impuesto PAIS (7,5%) y las mayores restricciones redundarán en una caída de los volúmenes importados no-energéticos.
El déficit comercial se profundizó en julio
En julio el saldo comercial exhibió un nuevo déficit (-USD 650 M), hilvanando cinco meses consecutivos en rojo y acumulando un déficit comercial superior a los USD 5.000 M en el acumulado del año, marca superada sólo por 2018.
Las exportaciones se desplomaron por octavo mes consecutivo en su comparación interanual. Sumaron cerca de USD 6.000 M (-22% i.a.), con los volúmenes en caída (-12% i.a.), al tiempo que los precios promedio, lejos de compensar, continúan disminuyendo (-11% i.a.).
Las importaciones, debido a los menores precios, sufrieron la caída interanual más elevada del 2023. Las compras externas alcanzaron los USD 6.700 M (-19% i.a.), descenso determinado por un marcado retroceso en los precios (-15% i.a.) y en menor medida en los volúmenes (-5% i.a.).
Los términos de intercambio (TDI, relación entre precios de exportación e importación) crecieron anualmente luego de un semestre a la baja. A pesar de esta mejora, si se hubiesen mantenido los TDI de 2022 el déficit comercial acumulado sería USD 1.000 M menor en lo que va del año. No obstante, aún los TDI se ubican 10% por encima del promedio histórico (2004-22).
Exportaciones: una caída sin piso
Producto de la sequía, el complejo sojero fue el principal motor de la caída de las ventas externas. Las exportaciones de Porotos de Soja (-92% i.a., -USD 260 M), Aceite de soja (-40% i.a., -USD 180 M) y Harina y pellets de soja (-35% i.a., -USD 380 M) explicaron el fuerte deterioro en la performance del complejo. De esta forma, la caída acumulada del conjunto de productos de soja en 2023 trepó a -USD 5.000 M i.a..
Por otro lado, también afectado por las inclemencias climáticas, se destacaron las reducciones tanto del Maíz (-41% i.a., -USD 540 M) como del Trigo (-72% i.a., -USD 150 M), con una caída acumulada de ambos productos en torno a los -USD 5.200 M i.a.
De esta forma, el Maíz, el Trigo y el Complejo Sojero explican el 80% de la caída interanual de las exportaciones acumuladas entre Ene-Jul.
Como resultado, las exportaciones de Productos Primarios (PP) se desmoronaron (-41% i.a.), arrastradas por una fuerte caída en los volúmenes (-36% i.a.), y con precios retrocediendo (-9% i.a.). En tanto las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) se comportaron de forma similar (-26% i.a.), muy afectadas por las menores cantidades (-12% i.a.) y con precios que no acompañaron (-16% i.a.).
Por último, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), evidenciaron un estancamiento en sus cantidades vendidas (-1% i.a.), que, en conjunto con precios soplando levemente en contra (-3%), explicaron la merma registrada (-3% i.a.).
Importaciones a la baja, pero por encima de lo esperado
La adquisición de porotos de soja siguió empujando las importaciones no energéticas. Las compras treparon a USD 570 M en julio (+USD 340 M i.a.), llegando a representar el 8% de las importaciones -valor récord para un mes de julio- y 9% en el acumulado de las importaciones realizadas en el año (ver gráfico debajo). Así, las importaciones netas de porotos de soja (descontando las exportaciones) totalizaron en el primer semestre -USD 3.500 M, explicando cerca de 7 de cada 10 dólares del déficit comercial.
Esta dinámica se explica por las necesidades de una industria del crushing de soja local enseñando una elevada capacidad ociosa, afectada por el desplome en la cosecha. Las compras de poroto son utilizadas para su transformación y posterior comercialización como aceite y harina y pellets.
Los volúmenes importados de usos vinculados a la producción registraron un repunte en todos los usos: Bienes de Capital (+7% i.a.) y Bienes Intermedios (+5% i.a.) repuntaron luego del descenso registrado en junio, y Piezas y Accesorios de Bienes de Capital (+7% i.a.) hilvanó dos meses de crecimiento consecutivo y se coloca como el rubro de mayor dinamismo en lo que va de 2023.
Por el contrario, las importaciones del sector automotriz retrocedieron por primera vez en 2023 (-9% i.a.). No obstante, totalizan en el año USD 7.000 M (+10% i.a.), con las autopartes creciendo un 16% i.a., contribuyendo al buen desempeño de las exportaciones en lo que va de 2023 (+11% i.a.). Sin embargo, el complejo presentó un abultado déficit comercial en torno a los USD 2.100 M (+6% i.a.).
La balanza energética mejorando
La balanza energética acumula en 2023 un déficit de USD 1.000 M, bien por debajo de los USD 4.600 M el año pasado. En julio, el sector arrojó un resultado negativo de USD 340 M, profundizando el rojo acumulado en Enero-Junio. Las importaciones retrocedieron de forma abrupta (-61% i.a.), arrastradas por una fuerte caída en los volúmenes (-56% i.a.), y en menor medida en los precios (-11% i.a.). Las exportaciones registraron un gran desempeño (+17% i.a.), con un marcado crecimiento de los volúmenes (+96% i.a.), pero con precios redondeando un semestre a la baja (-38% i.a.).
De este modo, la balanza energética retorno al déficit habitual, aunque muy por debajo del promedio de -USD 2.000 M de los últimos 11 años (2011-21).
¿Qué esperamos hacia adelante?
Las exportaciones mostrarán una importante merma este año. Los estragos de la histórica sequía que atraviesa Argentina, sumado a los menores precios promedio, significarán pérdidas en las exportaciones agrícolas que podrían superar los USD 20.000 M (equivalentes a cerca de 4 meses de importaciones).
Asimismo, en materia de importaciones, si bien retrocediendo respecto al 2022, se encuentran en niveles por encima de lo esperado, aún en el marco de una aguda escasez de divisas y múltiples restricciones de acceso al mercado oficial de cambios.
Aún a pesar de una de las peores sequías que se tenga registro, se sostuvo este nivel de importaciones por encima de lo esperado para evitar una caída mayor en la actividad y afectar de forma negativa el empleo. Producto de ello, las reservas del BCRA sufrieron una marcada reducción.
Asimismo, fuentes de financiamiento alternativas como el swap de monedas con China y el crecimiento de la deuda comercial fueron factores relevantes. De hecho, mientras que el saldo comercial devengado (ICA) acumuló un rojo entre Ene-Jul de USD 4.400 M, el BCRA logró acumular USD 3.600 M en el mismo lapso (MULC-caja). Detrás de ello, fue clave el crecimiento exponencial de la deuda comercial, que estimamos ya trepa a USD 7.000 M de nueva deuda neta en 2023.
No obstante, hacia adelante diversos factores redundarán en una caída de los volúmenes importados no-energéticos. La escasez y menor ingreso de divisas fruto del impacto de la sequía, las mayores restricciones y el encarecimiento por la combinación entre la devaluación post-PASO y el impuesto PAIS (7,5%) afectarán negativamente las importaciones.
Asimismo, la incertidumbre propia del contexto electoral y la aceleración inflacionaria que afectará los ingresos reales y el consumo redundarán en una menor demanda por importaciones.
Dicho descenso de las compras externas limitará la expansión potencial del mercado interno producto de un menor abastecimiento de insumos y bienes finales, afectando de forma negativa la actividad económica.