Monitor Cambiario Semanal – Dramático panorama para el agro

Novedades Cambiarias de la Semana

Se acelera el drenaje de reservas para el BCRA

Esta semana, el BCRA se desprendió de USD 284 M en el MULC producto de una liquidación del agro que -tras el peor bimestre de la historia– continúa en niveles exiguos (-75% i.a. en lo que va de marzo) y una demanda neta de privados que se muestra persistente pese a las restricciones vigentes. De esta manera, la autoridad monetaria acumula un rojo de USD 323 M en lo que va de marzo y lleva vendidos más de USD 1.400 M en 2023.

Como resultado, las reservas internacionales brutas apuntan a perforar la línea de los USD 38.000 M en las próximas semanas, al tiempo que las netas (según la metodología del FMI) apenas superarían los USD 2.200 M, cayendo USD 5.500 M en lo que va del año y quedando a cerca de USD 4.000 M para alcanzar la meta de acumulación de reservas del 1T. En este sentido, vale destacar que en marzo del año pasado el BCRA había comprado USD 275 M, mientras que desde 2012 (considerando sólo años de cepo) el saldo promedió los USD 500 M y nunca superó los +USD 1.500 M.

De todas formas, la principal preocupación no radica en el cumplimiento de la meta (que esperamos se flexibilice), sino en el exiguo stock de reservas netas (el verdadero poder de fuego del BCRA para intervenir en el mercado cambiario) y las desafortunadas expectativas de los flujos de los próximos meses.

Dramático panorama para el agro

Frente a un escenario climático alarmante, las proyecciones de cosecha gruesa siguen en caída libre. En la semana, tanto la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) como la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) volvieron a ajustar a la baja sus pronósticos. La BCR, por su parte, recortó su proyección de soja de 34,5 a 27 M/Ton (peor nivel en 15 años) y la de maíz de 42,5 a 35 M/Ton, dando cuenta de caídas de 36% y 31% respecto al ciclo pasado, respectivamente. Por su parte, la BCBA llevó su estimación de soja de 33,5 a 29 M/Ton (-33% i.a.) y la de maíz de 41 a 37,5 M/Ton (-28% i.a.).

Contemplando las estimaciones realizadas por ambas entidades hasta el momento, la producción de los principales tres cultivos (soja, maíz, trigo) se desplomaría entre el -33% y el 37% respecto a la campaña pasada. De esta forma, la cosecha valorizada a precios promedio de exportación (FOB) para estos cultivos se hundiría entre USD 15.500 y USD 17.000 M. Ahora bien, dado que no hay condiciones climáticas a la vista que permitan poner pisos a los rindes o al área que no será cosechada, es probable que veamos nuevos ajustes en las próximas semanas.

El derrumbe en las exportaciones agrícolas del principal sector generador de divisas del país genera múltiples impactos que tensionarán el “plan Massa” a lo largo de todo el año. Destacamos 6 consecuencias principales: (i) le imprime tensión a la estrategia cambiaria de mantener el crawling peg a fin de evitar una devaluación de salto discreto del tipo de cambio oficial: (ii) dificulta el cumplimiento de la meta de acumulación de reservas, la cual esperamos se flexibilice; (iii) complica la meta de reducción del déficit fiscal producto de la menor recaudación de Derechos de Exportación (en enero este rubro acusó una caída del 30% i.a. en términos reales); (iv) incide sensiblemente en la actividad económica por su impacto directo e indirecto a través de sus sectores asociados; (v) ligado a esto último, la abrupta caída en la generación de divisas de un sector que suele financiar el déficit comercial del resto de la economía seguirá limitando la posibilidad de relajar las restricciones sobre las importaciones; y (vi) en materia de inflación, la sequía ejerce presión sobre los precios de alimentos frescos (verduras, frutas); la restricción sobre las importaciones seguirá generando presiones sobre los precios en algunos mercados, mientras que la escasez de divisas le dificultará al Gobierno el compromiso de garantizar un mayor acceso al MULC a las empresas dentro de Precios Justos, por lo cual los riesgos de que algunos acuerdos se resquebrajen por menores incentivos a permanecer dentro no son menores.

Se desacelera el crawling peg: ¿del 6% al 5%?

Por segunda semana consecutiva el tipo de cambio oficial muestra una moderación en su ritmo diario de devaluación. La TEM diaria promedio en los últimos 5 días se ubicó en un 5,36%, cuando hace una semana estaba en 5,65% y el 24 de febrero en 6,16%. Pese a esta moderación en el ritmo de devaluación, aún sostenemos que la complejidad que impone el “frente de los Dólares” y la necesidad de evitar una mayor apreciación cambiaria le dejan escasos márgenes de maniobra al Gobierno para aplicar este año la tradicional receta electoral de atrasar el tipo de cambio. No obstante, como venimos señalando, no prevemos que se busque desandar el atraso, sino administrarlo, lo cual seguirá siendo funcional a un exceso de demanda de divisas en el mercado cambiario.

Tras el letargo reciente, el CCL lideró el repunte de los dólares financieros

Luego de mostrar una tendencia descendente desde finales de enero, los dólares financieros evidenciaron un repunte en los últimos días, en especial el viernes, donde probablemente comiencen a impactar con más fuerza las noticias sobre la penosa situación que presenta la cosecha. Concretamente, la brecha del dólar MEP ($380) pasó del 85% al 90% en los últimos 5 días, mientras que la brecha del CCL del 88% al 97% ($395). En contraposición, el dólar blue continuó reduciendo su brecha, la cual pasó del 90% al 86% ($373) en la última semana.

La presente es una síntesis del Monitor Cambiario, exclusivo para clientes Corporate.

Monitor Cambiario Semanal – ¿Se flexibiliza la meta de Reservas?

Novedades Cambiarias de la Semana

Peor bimestre de la historia

A inicios de febrero adelantábamos que la dinámica negativa en el frente cambiario iba a continuar en febrero, y los números confirmaron esta expectativa. El BCRA vendió USD 890 M en el MULC en febrero, anotando el peor registro para un mes de febrero desde, al menos, 2003 (inicio de la serie histórica). Aun así, cabe señalar que el BCRA logró contener las ventas en el margen, acumulando compras por USD 18 M en las últimas 5 ruedas.

Este resultado se explica esencialmente por el desplome de la liquidación de exportaciones del agro, que totalizó USD 645 M, 75% menos que en febrero 2022. La fuerte caída de la oferta de divisas del sector obedece principalmente al impacto de la sequía sobre la producción de trigo (-42% a/a, según SAGyP), el adelanto de liquidación que produjo el “dólar soja 2.0” y el incentivo del sector a retener a la espera de una nueva edición de este programa.

El desempeño del BCRA en los primeros dos meses del año es un anticipo de lo complejo que será para la autoridad monetaria acumular divisas en este 2023. En el primer bimestre, el saldo neto en el MULC fue negativo por USD 1.100 M, el peor arranque de año desde que se tiene registro (2003), con una liquidación del agro hundiéndose 70% a/a.

Por otra parte, la utilización de dólares para la recompra de deuda se desaceleró en febrero. En el marco del programa de recompra de títulos públicos, el Tesoro cerró febrero con una posición de USD 525 M en su cartera, incrementándose en cerca de USD 150 M desde los USD 375 M con los que había concluido el mes de enero. Dado que el GD30 representa casi el 95% del portafolio, creemos que queda en evidencia la intensión del equipo económico por mantener aletargada la brecha cambiaria.

Esta dinámica comprometió el cumplimiento de la meta de reservas internacionales netas (RIN) del 1T. Recordemos que la meta trimestral original fijaba que las reservas netas deberían sumar USD 7.800 M al 31 de marzo. Estimamos que al cierre de ayer el BCRA contaba con algo menos de USD 2.000 M, según el criterio del FMI, cayendo USD 5.700 M en lo que va del año y ensanchando la brecha con la meta del 1T a USD 4.000 M (contemplando la porción del desembolso que llegará en marzo que podrá contabilizarse en las RIN). En este sentido, vale destacar que en marzo del año pasado el BCRA había comprado USD 275 M, mientras que desde 2012 (considerando sólo años de cepo) el saldo promedió los USD 500 M y nunca superó los +USD 1.500 M.

En este marco, y en vistas de un “dólar soja 3.0” que poco podría aportar si se implementa antes de abril, el Gobierno y el FMI estarían cerca de anunciar una flexibilización de la meta de reservas, utilizando como argumentos “el costo de la guerra” en 2022 (el Gobierno lo estimó en casi USD 5.000 M) y/o las dificultades que plantea el impacto de la sequía. Al momento de redactar este informe no se dispone de una confirmación oficial desde el FMI al respecto. Eventualmente, si fuera el caso, tampoco vemos mayores dificultades para el Gobierno en negociar un waiver con el FMI ante un potencial incumplimiento de esta meta.

En ese sentido, las proyecciones de cosecha gruesa no encuentran piso. Por un lado, tras el recorte de la semana pasada, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires mantuvo inalterada su proyección de cosecha este jueves, pero señalando que el clima seco y las altas temperaturas produciría en breve un nuevo ajuste en las estimaciones. En esta línea, el mismo día un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario informó que su estimación de producción de soja para la región núcleo fue reducida de 10,4 M/Ton a sólo 6,5 M/Ton (con un escenario climático normal se esperaban 19,7 M/Ton). Asimismo, remarcaron que “la situación es muy grave y puede aún empeorar más”.

Contemplando las estimaciones realizadas por ambas entidades hasta el momento, la producción de los principales tres cultivos (soja, maíz, trigo) caería cerca del 25% respecto a la campaña pasada. De esta forma, la cosecha valorizada a precios promedio de exportación (FOB) para estos cultivos se hundiría entre USD 10.500 y USD 11.500 M.

El crawling peg vuelve a perforar el 6%, ¿se viene el atraso pre-electoral?

Tras cerrar un febrero en el que el BCRA convalidó una devaluación promedio al 5,9% de TEM -algo por debajo de nuestra proyección de inflación- esta semana el ritmo promedió 5,6% de TEM. Hacia adelante, esperamos una administración del tipo de cambio tal que permita estabilizar el tipo de cambio real multilateral, que desde noviembre muestra una mejora del 8%. En este sentido, no esperamos que se busqué desandar el atraso acumulado (el TCRM se encuentra 23% más apreciado que en diciembre 2019), sino que se lo administre, por lo cual seguirá alentando un exceso de demanda de divisas en el mercado cambiario.

Los límites para convalidar un mayor atraso cambiario son tangibles. Una profundización del atraso requiere contar con un “colchón” de reservas (o un salto agudo de términos de intercambio) que no estarán presentes. Optar por este camino dificultaría aún más la capacidad de defender la paridad oficial y la necesidad de acumular reservas. De todas formas, como suele suceder, no descartamos que, más cerca de las elecciones pueda generarse una apreciación como semi-ancla desinflacionaria.

La brecha permanece estable por debajo del 90%

Tras rozar el 100% a fines de enero, la brecha cambiaria cerró febrero en la zona del 85%-90%, mostrando una tendencia declinante en las últimas semanas, producto de la aceleración del crawling peg del dólar oficial y una mayor estabilidad de los dólares alternativos (generada en parte por la recompra de bonos del BCRA). Esta semana, no obstante, los financieros mostraron una dinámica alcista: tanto el MEP ($367, +2,8%) como el CCL ($373, +2,9%) sufrieron las mayores subas en 5 semanas. El dólar blue, por su parte, cerró con una baja semanal del 1,1% ($375), retrocediendo 2% desde finales de enero. Como resultado, en la semana la brecha cambiaria promedio se mantuvo en torno al 87% respecto al viernes pasado.

Mantener contenida la brecha es desafío transversal al “frente de los Dólares” (escasez de divisas para evitar una devaluación abrupta), el “frente de los “Pesos” (los elevados vencimientos del Tesoro en el 2T y 3T) y el “frente inflacionario” (evitar nuevos saltos que impongan mayor presión sobre el esquema económico), dado que, de dispararse, impactaría sobre los precios y sobre el frente cambiario (aumenta las expectativas de devaluación, reduce la oferta de dólares en el MULC), agregándole tensión al esquema de política económica instrumentado por el Gobierno. En este sentido, la brecha seguirá siendo indicativa de la demanda de pesos, de la propensión a dolarizar y del apetito por deuda.

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Monitor Cambiario Semanal – Faltarían unos USD 3.000 M

Novedades Cambiarias de la Semana

Menores ventas del BCRA, pero el peor arranque del año para el BCRA

En las tres ruedas de esta semana, el BCRA se desprendió de USD 20 M en el MULC, con dos días de resultados en zona neutral y un viernes con ventas por casi USD 30 M. Así, la autoridad monetaria hiló seis semanas consecutivas con un saldo vendedor neto. Tras cerrar enero con ventas por USD 190 M y acumular un saldo negativo por USD 940 M en lo que va de febrero, las ventas netas de divisas del BCRA alcanzaron los USD 1.130 M en lo que corre de 2023, mostrando el peor arranque del año (primeras 37 ruedas) desde que se tiene registro (2003).

En línea con lo que venimos señalando, buena parte de dicha performance se asocia a la exigua liquidación del agro: en lo que va de febrero el sector promedia una liquidación diaria de USD 35 M, 75% por debajo de lo registrado en febrero de 2022 (USD 130 M). Por este motivo, queda claro que esta dinámica no sólo se explica por factores estacionales (febrero suele ser el mes donde la liquidación toca su piso durante el año), sino que también influye el impacto negativo de la sequía sobre el volumen de cosecha de trigo (-40%), el adelanto en las ventas del complejo sojero en diciembre y el incentivo del sector a retener a la espera de una nueva edición del “dólar soja”.

Como resultado, las reservas netas bajo la metodología del FMI muestran una caída superior a los USD 5.000 M en lo que va del año. Considerando el ingreso neto de DEG que tendrá lugar en marzo por el cumplimiento de las metas del 4T 2022, estimamos que el BCRA debería comprar cerca de USD 3.000 M hasta el 31 de marzo para poder cumplir la meta de acumulación de reservas del 1T (USD 7.800 M). En este sentido, vale destacar que en marzo del año pasado el BCRA había comprado USD 275 M, mientras que desde 2012 (considerando sólo años de cepo) el saldo promedió los USD 500 M y nunca superó los +USD 1.500 M.

Dada la dinámica actual, no sólo crecen las chances de implementar un próximo “dólar soja 3.0” (aunque con escaso impacto antes de abril) junto con otras medidas complementarias (REPO), sino que también vemos probable que se busque una flexibilización en la meta de reservas bajo el argumento de “el costo de la guerra” en 2022 (el Gobierno lo estimó en casi USD 5.000 M) y/o las dificultades que plantea el impacto de la sequía y la ralentización del crecimiento mundial. Eventualmente, no vemos mayores dificultades para el Gobierno en negociar un waiver con el FMI por un potencial incumplimiento de esta meta.

Nuevo recorte en las proyecciones de cosecha

Como si esto fuera poco, el impacto de la sequía y las recientes heladas siguen generando ajustes en las proyecciones de cosecha de la campaña 2022/23. Este jueves, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires informó una reducción en su estimación de producción de soja desde 38 M ton a 33,5 M ton (-4,5 M ton) y para el maíz de 44,5 M ton a 41 M ton (-2,5 M ton). De esta forma, en relación con el ciclo previo la cosecha de soja caería en casi 10 M ton (-22,6%), quedando 5,6% (o 2 M ton) por debajo de la producción bajo la sequía de 2018 y sólo 5% (1,5 M ton) por encima de la campaña de la sequía 2009. Para el maíz, la merma respecto a la campaña pasada sería de 21,2% (11 M ton), siendo la menor producción desde el ciclo 2017/18 (37,3 M ton), siempre según esta entidad.

Contemplando la estimación realizada para el trigo (cosecha cayendo -45%), la producción de los principales tres cultivos caería 26% en esta campaña. De esta forma, la cosecha valorizada a precios promedio de exportación (FOB) para estos cultivos se hundiría cerca de USD 10.700 M en relación con la campaña pasada.

Como puede apreciarse en el gráfico a continuación, esta significativa merma en los dólares generados por el principal sector generador de divisas del país limitará la disponibilidad de divisas para el resto de la economía, impacto que ya se viene evidenciando en los datos de actividad publicados esta semana.

El crawling peg se mantiene levemente por encima del 6%

Con la confirmación del dato negativo de enero, y ante la tendencia inflacionaria que muestran las mediciones privadas para febrerola autoridad monetaria viene convalidando un crawling peg más acelerado al de enero: en la semana el ritmo promedió 6,2% de TEM, en línea con la semana pasada, pero por encima del 5,1% promedio de enero. En este sentido, mantener el deslizamiento cambiario en línea con las expectativas inflacionarias es un indicio de que, al menos por el momento, el Gobierno no busca aplicar la tradicional receta electoral de frenar el ritmo de suba del tipo de cambio oficial. No obstante, como venimos señalando, no prevemos que se busque desandar el atraso, sino administrarlo. En consecuencia, el nivel de tipo de cambio real seguirá siendo funcional a un exceso de demanda de divisas en el mercado cambiario.

Del mismo modo, las expectativas de devaluación del mercado se han venido ajustando al alza en las últimas semanas, desplazando hacia arriba la curva de futuros ante los mayores niveles de nominalidad. A su vez, con la inclusión de diciembre en los contratos, se evidencia como el mercado comenzó a cubrirse ante un eventual un ajuste cambiario para fines de año con la llegada de una nueva gestión. Sin embargo, como mencionamos en informes previos, el BCRA cuenta hoy en día con un amplio margen de maniobra para intervenir en el mercado de futuros en caso de que lo considere necesario: esta semana se conoció que la autoridad monetaria cerró enero con una posición neutra en futuros.

La brecha perfora el 90%

Tras rozar el 100% a fines de enero, la brecha cambiaria ha mostrado una tendencia declinante en las últimas semanas, producto de la aceleración del crawling peg del dólar oficial y la estabilidad de los dólares alternativos (generada en parte por la recompra de bonos del BCRA). Tanto el dólar blue ($379) como el MEP ($357) cerraron la semana prácticamente en los mismos niveles que el viernes pasado, mientras que el CCL ($362) cayó un 1,7%. Como resultado, la brecha cambiaria promedio pasó de un 90% a un 87% en la última semana.

La presente es una síntesis del Monitor Cambiario, exclusivo para clientes Corporate.

Monitor Cambiario Semanal – Continúa el drenaje de divisas y se acelera el crawling peg

Novedades Cambiarias de la Semana

El 2023 muestra el peor arranque del año para el BCRA y se aleja de la meta de Reservas

En la última semana el BCRA se desprendió de USD 470 M en el MULC, hilando ya cinco semanas consecutivos con un saldo vendedor neto. Más de un 60% de las ventas se explicaron por la intervención del miércoles, día en el que impactaron pagos anticipados por importaciones de GNL según fuentes oficiales (si bien generarán un ahorro respecto al año pasado, comenzarán a impactar en estos meses). Luego de cerrar enero con ventas por USD 192 M y acumular un saldo negativo por USD 918 M en febrero, las ventas netas de divisas del BCRA alcanzaron los USD 1.110 M en lo que va de 2023, mostrando el peor arranque del año (primeras 35 ruedas) desde que se tiene registro (2003).

Tal y como mencionamos en informes anteriores, buena parte de dicho saldo encuentra su explicación en la baja liquidación del agro: en lo que va de febrero promedia una liquidación diaria de USD 33 M, apenas un cuarto lo evidenciado durante el mismo mes de 2022 (USD 132 M). Esta dinámica no sólo se explica por factores estacionales (febrero suele ser el mes donde la liquidación toca su piso durante el año), sino que también influyen el impacto negativo de la sequía sobre la cosecha de trigo, los adelantos en las ventas de soja en diciembre y el incentivo del sector a retener a la espera de una nueva edición del “dólar soja”.

Como resultado, las reservas netas bajo la metodología del FMI muestran una caída superior a los USD 4.800 M en lo que va del año, y estimamos que el BCRA debería comprar cerca de USD 3.000 M hasta el 31 de marzo para poder cumplir la meta del 1T (USD 7.800 M). Dada la dinámica actual, sostenemos que no sólo crecen las chances de implementar un próximo “dólar soja 3.0” junto con otras medidas complementarias (REPO), sino que también vemos probable que el Gobierno busque una flexibilización en la meta de Reservas bajo el argumento de “el costo de la guerra” en 2022 y/o las dificultades que plantea el impacto de la sequía y la ralentización del crecimiento mundial.

El Tesoro superó el primer test luego del comunicado de la oposición

En la primera licitación de febrero el Tesoro continuó acumulando financiamiento neto: captó fondos por más de $416.000 M frente a vencimientos en torno a $300.000 M. De tal manera, alcanzó un rollover del 137% en la primera mitad del mes, un resultado sin dudas positivo teniendo en cuenta que era la primera licitación luego del comunicado de Juntos por el Cambio alertando sobre la dinámica que viene adquiriendo la deuda pública.

Sin embargo, no hay que perder de vista que dicho resultado se obtuvo a costa de convalidar mayores rendimientos y un plazo de colocación que es aún más acotado a lo visto en meses previos. Excluyendo los bonos que integran encajes bancarios, 6 de cada 10 pesos captados corresponden a una LECER con vencimiento en junio y que, pese a la aceleración de la inflación en enero, fue adjudicada a una tasa real del 5,24% TNA (mayor a la del mercado secundario y a la de la última licitación). A su vez, el 30% colocado se explicó por una LEDE con vencimiento en mayo, que mostró una TEA del 118%, cuando en la licitación previa se adjudicó a una TEA del 112,5%. En cuanto a plazos, excluyendo los bonos con vencimientos en 2027 (integran encajes bancarios), el Tesoro colocó deuda a un plazo promedio de 3,3 meses, cuando entre noviembre y enero lo hizo a una ventana de 4 meses. La próxima licitación será el 24 de febrero, cuando vencen más de $ 270 M.

Pese a la aceleración de la inflación, el BCRA decidió mantener el nivel de la tasa

El IPC Nacional INDEC trepó 6,0% mensual en enero, acelerándose 0,9 p.p. respecto al registro de diciembre (5,1%). Pese al recalentamiento de los precios, el Directorio del BCRA mantuvo sin cambios la tasa de política monetaria, bajo el argumento de que las tasas “continúan en terreno positivo en términos reales, lo cual garantiza la protección del ahorro en pesos y contribuye a mantener ancladas las expectativas cambiarias, favoreciendo el proceso de desinflación”.

En cuanto a febrero, el IPC GBA Ecolatina mostró un crecimiento del 6,1% entre la primera quincena y el mismo periodo de enero, dando cuenta que el rebote inflacionario de enero se estaría consolidando. En este sentido, el crecimiento del IPC Núcleo en 2 p.p. (+7,3%) le estaría restando un argumento a la autoridad monetaria para seguir manteniendo la TPM en estos niveles (6,3% de TEM mensual) si busca un colchón de tasa real positiva más robusto. Hacia adelante, en caso de que la inflación persista en estos niveles, y de cara a los desafíos que aparecen en el frente cambiario-financiero, no descartamos que la autoridad monetaria pueda volver a instrumentar alzas para minimizar los riesgos de estrés cambiario y/o en el mercado de la deuda en pesos durante los próximos meses.

Se acelera el crawling peg ante las mayores presiones inflacionarias

Con la confirmación del dato negativo de enero, y ante la tendencia inflacionaria que muestran las mediciones privadas para febrero, la autoridad monetaria decidió convalidar un mayor crawling peg en la última semana: la TEM diaria promedió un 6,2%, cuando en la semana previa promediaba un 5,9% y durante enero viajaba al 5,1%. En este sentido, mantener el deslizamiento cambiario en línea con las expectativas inflacionarias es un indicio de que, al menos por el momento, el Gobierno no busca aplicar la tradicional receta electoral de frenar el ritmo de suba del tipo de cambio oficial. No obstante, como venimos señalando, no prevemos que se busque desandar el atraso, sino administrarlo. En consecuencia, el nivel de tipo de cambio real seguirá siendo funcional a un exceso de demanda de divisas en el mercado cambiario.

Del mismo modo, en la última semana las expectativas de devaluación del mercado se han ido ajustando al alza, desplazando hacia arriba la curva de futuros ante los mayores niveles de nominalidad. A su vez, con la inclusión de diciembre en los contratos, se evidencia como el mercado comenzó a cubrirse ante un eventual un ajuste cambiario para fines de año con la llegada de una nueva gestión. Sin embargo, como mencionamos en informes previos, el BCRA cuenta hoy en día con un amplio margen de maniobra para intervenir en el mercado de futuros en caso de que lo considere necesario.

Se achica paulatinamente la brecha cambiaria

Luego de rozar el 100% a fines de enero, la brecha cambiaria ha mostrado una tendencia decreciente en las últimas semanas, producto de la aceleración del crawling peg del dólar oficial y la estabilidad de los dólares alternativos (generada en parte por la recompra de bonos del BCRA). Tanto el dólar blue ($377) como el MEP ($357,3) y el CCL ($368,6) cerraron la semana prácticamente en los mismos niveles que el viernes pasado. Como resultado, la brecha cambiaria promedio pasó de un 93% a un 90% en las últimas 5 ruedas.

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Administrando tensiones cambiarias: un zoom al MULC en 2022 y lo que viene en 2023

Pese a contar con un nivel de exportaciones récord, en 2022 el Gobierno se vio obligado a intensificar su control sobre el mercado cambiario para evitar a toda costa un salto discreto del tipo de cambio y, a la vez, cumplir con la meta de acumulación de reservas acordada con el FMI.

Las medidas implementadas a lo largo del año buscaron influir tanto en la demanda como en la oferta de divisas bajo el paraguas de un esquema que podría resumirse en tres palabras: “garrote” (restricciones a las importaciones y al resto de la demanda), “zanahorias” (“dólar soja” 1 y 2) y “conejos” (llegada de USD por la Cuenta Financiera).

¿Alcanzará con implementar la misma estrategia en 2023? ¿de qué factores dependerá su sostenibilidad?

La gestión de la política cambiaria en 2022: “garrote”, “zanahorias” y “conejos”

La dinámica cambiaria a lo largo del 2022 fue un fiel reflejo de la política económica implementada en cada momento del año. A principios de 2022, enero y febrero funcionaron como una continuación de las tensiones cambiarias que se habían evidenciado en el último bimestre del 2021 producto de la incertidumbre en torno a la renegociación con el FMI. Como consecuencia, las brechas cambiarias se instauraron en niveles elevados y el BCRA continuó perdiendo divisas en el mercado cambiario. En marzo, el anuncio de un nuevo acuerdo con el Fondo le permitió al Gobierno ganar un poco de aire, al menos en el corto plazo: la brecha pasó del 100% al 80%, y el BCRA logró acumular divisas por USD 275 M.

Ya situados en el segundo trimestre, la dinámica cambiaria mostró resultados magros. Por un lado, durante abril y mayo la persistencia del efecto estabilizador del acuerdo con el FMI permitió que la brecha cambiaria continuara su paulatina reducción, ayudando al BCRA a frenar la sangría de divisas. Sin embargo, la compra de dólares por parte de la autoridad monetaria se situó en niveles relativamente bajos pese al inicio de la cosecha gruesa. Frente a este panorama, y ante la ausencia de fondos frescos provenientes del resto de los Organismos Internacionales (OFI), el Gobierno acordó con el FMI una reducción de la meta de reservas para el 2do trimestre, y paralelamente impuso un virtual feriado importador en la última semana del mes que le permitió cerrar junio con compras por USD 948 M.

Julio fue un punto de inflexión en la estrategia del Gobierno frente a la crisis desatada con la renuncia del exministro Martín Guzmán: las brechas cambiarias tocaron máximos históricos (promediaron casi un 130% en julio, con un fuerte impacto en la inflación) y el BCRA vendió casi USD 1.300 M en el MULC, el peor julio desde que se tiene registro (2003).

Luego de la breve gestión de Batakis, la asunción de Massa a principios de agosto vino acompañada de un importante giro en la gestión económica gracias a la mayor “espalda política” con la que cuenta el actual ministro. Si bien continuaron vigentes las restricciones a las importaciones que se establecieron en junio (el “garrote”), Massa combinó el esquema cambiario heredado con una fuerte suba de tasas y una mayor capacidad de negociación con sectores claves que consistió en establecer un sistema basado en incentivos (“dólar soja”) cuando se intensificaban las tensiones cambiarias y se necesitaba comprar una mayor cantidad de divisas para cumplir con las metas del programa.

Concretamente, luego de vender USD 522 M en agosto, el BCRA compró USD 4.966 M en el MULC durante septiembre producto de la implementación del “dólar soja”. De tal forma, gracias a la liquidación mensual récord del agro en dicho mes (USD 8.120 M) el BCRA alcanzó el mayor nivel de compras mensuales desde que se tiene registro y sobre cumplió la meta acordada con el FMI para el 3T.

En el último tramo del año, las autoridades identificaron que la persistencia de la demanda en niveles elevados y los incentivos a retener granos que generó el “dólar soja” tensionarían la situación del mercado cambiario en el 4T, exacerbando las expectativas de devaluación y dificultando el cumplimiento de la meta de reservas. En consecuencia, se tomaron una serie de medidas para contener la demanda de USD (implementación de SIRA en octubre, mayor porcentaje de productos con LNA, “dólar Qatar”, etc.) y se gestionaron negociaciones con el resto de los OFI para obtener un mayor financiamiento neto. Como resultado, los pagos de importaciones mostraron una clara reducción en el último trimestre (pasaron de promediar casi USD 6.400 M entre abril y septiembre a menos de USD 4.900 M) y los OFI (excluyendo al FMI) aportaron casi USD 1.300 M netos, cuando hasta septiembre su aporte neto había sido negativo por casi USD 800 M.

Sin embargo, no bastaba con el esquema de “garrote” y “conejos” para cumplir con la meta de reservas y desactivar las expectativas de devaluación. Por ello, se volvió a recurrir a las “zanahorias” al instrumentar una segunda edición del “dólar soja” en diciembre, con el fin de incentivar nuevamente las ventas del agro. Si bien la liquidación fue claramente inferior a la de septiembre producto de la menor disponibilidad de granos (USD 3.700 M contra USD 8.100 M), el BCRA alcanzó el segundo mejor diciembre desde que se tiene registro en sus intervenciones en el MULC (compró casi UDS 2.000 M).

El Balance Cambiario en 2022: oferta récord y demanda contenida

En este contexto, el resultado del BCRA en el MULC en 2022 fue superavitario por USD 5.824 M. Si bien ya conocemos la dinámica de la intervención del BCRA en el MULC a lo largo del año, las estadísticas publicadas nos permiten hacer un análisis más minucioso sobre las principales partidas que compusieron tanto la oferta como la demanda de divisas en el MULC durante 2022.

Por el lado de la oferta, 8 de cada 10 dólares que ingresaron al MULC correspondieron al cobro por exportaciones de bienes, dónde más de la mitad se explica por unas ventas del agro que se vieron beneficiadas por los elevados precios internacionales (alcanzaron un récord histórico al superar los USD 47.000 M). A su vez, los cobros por exportaciones del resto de los sectores también mostraron un destacado incremento de USD 8.000 millones contra 2021.

En cuanto a la demanda de divisas, más del 62% de los dólares que salieron por el MULC se explicaron por los pagos por importaciones de bienes, donde las compras de energía establecieron un nuevo récord, superando los USD 13.500 M (tanto por mayores precios -por la guerra- como por mayores cantidades) y las importaciones no energéticas apenas superaron su nivel de 2021 producto de las restricciones (tocaron su techo en abril-mayo). Con relación al resto de la demanda, se destaca que el 16% se explicó por el pago de servicios (influyó el encarecimiento de los fletes y las salidas por turismo) y el 10% a la cancelación de deudas del sector privado.

Un punto para destacar es que la deuda comercial fue uno de los principales aliados del Gobierno en materia cambiaria durante 2022. Por un lado, las restricciones cambiarias impuestas en los distintos momentos del año limitaron los pagos anticipados de importaciones (representaron menos de un 8% de los pagos cuando generalmente explican más del 14%) y generaron un incremento en la deuda comercial vinculada a las importaciones de bienes: estimamos que aumentó cerca de USD 10.000 M en 2022. Por otro lado, como contrapartida de las 2 ediciones del “dólar soja”, también se evidenció un incremento de la deuda comercial vinculada a las exportaciones de bienes: los cobros anticipados y sus prefinanciaciones totalizaron USD 7.200 M en septiembre (56% de los cobros del mes) y USD 2.500 M en diciembre (32% de los cobros del mes).

Con todo, las reservas internacionales se incrementaron USD 4.934 M en 2022. Además del saldo del BCRA en el MULC, también influyeron las operaciones en moneda extranjera del Tesoro, que arrojaron un saldo positivo por USD 1.702 M. Estas se operan por fuera del MULC y contienen tanto los flujos con acreedores privados como con OFI, dentro de los que se destacó el financiamiento neto con el FMI comprendido en el programa por cerca de USD 4.400 M.

Una merma en la oferta de USD complica el panorama cambiario para 2023

Como hemos mencionado en informes previos, existe un claro contraste en el panorama cambiario de 2023 con relación al año previo: el impacto negativo de la sequía sobre la principal fuente de divisas de la economía tensionará aún más los trade-off a los que se enfrenta el Gobierno en el “frente de los Dólares”.

Si el objetivo principal es evitar a toda costa un salto discreto del tipo de cambio y, a la vez, acumular reservas, lo más probable es que las importaciones y la demanda de divisas sean la variable de ajuste. En este punto será clave la puesta en marcha del gasoducto antes de la temporada invernal y la dinámica que adopten los precios internacionales del gas, el petróleo y la energía (la licitación de los 30 buques a principios de febrero ya dio una señal de que nos beneficiaríamos de una baja en el precio internacional del GNL), dado que mientras más elevadas sean las importaciones energéticas, mayor castigo recaerá sobre el resto de las importaciones, con sus respectivos costos en materia de actividad.

En este marco, si las autoridades pretenden cumplir con la meta acordada con el FMI (+USD 4.800 M de reservas netas bajo su metodología), el saldo del BCRA en el MULC deberá ser incluso mayor al de 2022, dado que el Tesoro Nacional deberá cancelar deuda con el FMI (el financiamiento neto con organismo será negativo por primera vez desde 2018) y con acreedores privados por casi USD 4.800 M en 2023.

En tal sentido, en paralelo a los esfuerzos por mantener acotada la demanda de divisas, se deberá continuar buscando caminos para obtener mayores recursos vía Cuenta Financiera (financiamiento neto de OFI, inversiones desde China, 5G, etc.) y esquemas que fomenten la liquidación del agro (“dólar soja 3.0”, baja temporal de retenciones, etc.), en un marco en el que continuarán los incentivos perversos que promueven una brecha cambiaria elevada y la expectativa de un ajuste en el tipo de cambio ante un eventual cambia de gestión.

No obstante, estimamos que lo más probable es que el Gobierno intente negociar una flexibilización en la meta de reservas en algún momento del año, bajo el argumento de “el costo de la guerra” en 2022 y/o las dificultades que plantea el actual escenario frente al impacto de la sequía y la ralentización del crecimiento mundial.

En conclusión, la continuidad y la sostenibilidad de la estrategia cambiaria planteada por el Gobierno de cara a 2023 dependerá de la conjunción de varios elementos, algunos de los cuales estarán fuera de su control directo:

1) La gravedad del impacto de la sequía sobre los volúmenes finales de exportación;

2) La evolución de los precios internacionales de los commodities, la energía y los fletes;

3) La dinámica de una economía mundial que desacelera;

4) La puesta en marcha del gasoducto Néstor Kirchner en tiempo y forma para reducir las importaciones energéticas;

5) La posibilidad de seguir acumulando crédito comercial para no castigar a la actividad económica al restringir los pagos a las importaciones;

6) La volatilidad de la brecha cambiaria y las expectativas de devaluación asociadas a las elecciones;

7) Los incentivos que encuentre el Gobierno para fomentar la liquidación de divisas del agro; y

8) La capacidad para conseguir nuevos fondos por el lado de la Cuenta Financiera.

Monitor Cambiario Semanal – Se aleja el cumplimiento de la meta de reservas

Claves de la semana cambiaria

  • El BCRA sigue perdiendo reservas, con una liquidación del agro por el piso. En la semana, la autoridad monetaria hilvanó 13 ruedas en rojo y totalizó ventas netas en el MULC por USD 285 M, acumulando en febrero un rojo de USD 435 M (vs +USD 8 M en 2022) y USD 625 M en lo que va de 2023 (vs -USD 130 M el año pasado). Como venimos anticipando, los antecedentes muestran que el panorama cambiario en febrero suele ser más desafiante que en enero: en 15 de los últimos 20 años el saldo neto del BCRA en el MULC fue peor en febrero que en enero. Sumado a esto, la marcada caída en la cosecha de trigo, los adelantos en las ventas de soja en diciembre y el incentivo del sector a retener a la espera de una nueva edición del “dólar soja” inducen un desplome en la liquidación del agro tras el peor enero desde 2006: en lo que va de febrero el promedio diario de ventas asciende a apenas USD 30 M vs los USD 140 M del mismo lapso de 2022 (-80%). Así, febrero se perfila para mostrar la mayor venta histórica de reservas para este mes y crecen las chances de un próximo “dólar soja 3.0” para cumplir con la meta de reservas del 1T.

•Se acelera la inflación, ¿se tocan las tasas? El próximo martes INDEC dará a conocer la variación del IPC Nacional de enero, el cual, a juzgar por nuestra medición y las proyecciones del mercado, habría enseñado una aceleración respecto a diciembre, la cual se sostendría en febrero. Entendemos que frente al costo cuasifiscal implícito y al “colchón” de tasa real positiva que ha venido manteniendo, el BCRA decidirá mantener inalterada la tasa de interés de política económica (+6,3% m/m de TEM). No obstante, de persistir la inflación en estos niveles, y frente a los desafíos que enfrentará el frente cambiario y financiero en los próximos meses, no descartamos que la autoridad monetaria pueda volver a instrumentar alzas a fin de mantener la prudencia monetaria para minimizar los riesgos de estrés cambiario y/o en el mercado de la deuda en pesos.

•Brecha contenida por segunda semana. Luego de la volatilidad evidenciada durante enero, los dólares financieros mostraron una relativa calma en lo que va de febrero. En la semana, el CCL fue el dólar paralelo con mayor dinamismo, cerrando este viernes en torno a los $370 (+1,7%). El MEP, por su parte, disminuyó 0,8% en la semana a $354, mientras que el blue bajó 0,3% a $377. De esta forma, la brecha promedio con los tres dólares concluyó la semana en 92,7%, por debajo del 95% del viernes pasado y el 99% del último viernes de enero.

El BCRA volvió a acelerar la devaluación. En línea con la aceleración inflacionaria que se habría registrado durante enero y sostenido los primeros días de febrero, la autoridad monetaria convalidó un crawling peg cambiario del 5,9% de TEM, superando el 5,6% de la semana previa y el 5,1% promedio de enero. Esta sería una señal que confirmaría que, al menos por el momento, el Gobierno no busca aplicar la tradicional receta de años electorales de frenar el ritmo de suba del tipo de cambio oficial. El equipo económico es consciente que evitar una profundización del atraso cambiario es condición necesaria para reducir las chances de una mayor pérdida de competitividad externa, apoyar una reducción en la brecha cambiaria y promover una mejora en la acumulación de reservas. No obstante, como venimos señalando no prevemos que se busque desandar el atraso, sino administrarlo. En este sentido, el nivel de tipo de cambio real seguirá siendo funcional a un exceso de demanda de divisas en el mercado cambiario.

La presente es una síntesis del Monitor Cambiario, exclusivo para clientes Corporate.

Monitor Cambiario Semanal – Enero fue de más a menos en el “Frente de los Dólares”

El BCRA continúa vendiendo USD en el MULC

Luego de comprar casi USD 2.000 millones en diciembre gracias a la segunda edición del “dólar soja”, la dinámica de la intervención del BCRA en el MULC mostró un quiebre a mediados de enero: pasó de comprar USD 285 millones en las primeras 11 ruedas del año a vender USD 476 millones en las últimas 11 ruedas del mes. Como resultado, la autoridad monetaria cerró enero con un saldo negativo por USD 191 millones, levemente por encima de los USD 136 millones que vendió en enero del 2022. Cabe recordar que en los últimos 20 años tan sólo en 3 la autoridad monetaria arrancó con un saldo mensual vendedor en el MULC: 2014, 2015 y 2022.

De cara a un nuevo mes, los antecedentes muestran que el panorama cambiario en febrero suele ser más desafiante que en enero: en 15 de los últimos 20 años el saldo neto del BCRA en el MULC fue peor en febrero que en enero. Sumado a esto, los nuevos ingredientes que añade la coyuntura actual nos anticipan que a menos que se tomen nuevas medidas lo más probable es que la autoridad monetaria continúe desprendiéndose de divisas durante febrero. De hecho, en los primeros tres días del mes el BCRA ya lleva vendidos USD 147 millones, según fuentes del mercado. Consecuentemente, en la última semana el BCRA mostró un saldo vendedor en el MULC por USD 262 millones, levemente por encima de lo vendido en la semana previa (USD 212 millones).

La liquidación del Agro mostró su peor enero desde que se tiene registro

El adelanto en las ventas de soja en diciembre, la marcada caída en la cosecha de trigo y el incentivo del sector a retener a la espera de una nueva edición del “dólar soja” generaron una marcada caída en las liquidaciones del agro en el último mes: totalizaron apenas USD 938 millones, cuando en los últimos 10 años promediaron USD 1.780 millones y en 2022 fueron USD 2.442 millones. De esta manera, el primer mes de 2023 se sitúa como el peor enero desde 2006 a precios corrientes y como el peor enero desde que se tiene registro (2003) en caso de compararlo a precios constantes.

Con vistas a febrero, el panorama luce poco alentador, dado que la liquidación suele ser baja en el mes por cuestiones estacionales: en los últimos 12 años la liquidación del agro en febrero fue en promedio un 17% inferior a la de enero (sólo en 2014 -devaluación mediante- y 2022 superó los valores del mes previo). Hacia adelante, las lluvias que se evidenciaron en los últimos días y las pronosticadas para la próxima semana serán claves para ponerle un piso a las proyecciones de caída de los volúmenes de cosecha gruesa, la cual aparecería recién en el segundo trimestre.

Como corolario, 2023 comenzó con una marcada sangría de Reservas

Las Reservas Brutas mostraron una caída de USD 3.186 millones en enero, producto de las ventas netas en el MULC, los pagos de deuda pública en USD (tanto al FMI como a acreedores privados) y la recompra de bonos públicos en USD. A su vez, como resultado de esta dinámica, estimamos que las Reservas Netas según la métrica del programa con el Fondo mostrarían una caída cercana a los USD 3.000 millones desde fines de 2022 hasta la fecha. Esto último torna aún más desafiante el cumplimiento de la meta de Reservas para el primer trimestre (+USD 500 millones desde fines de 2022). Este panorama obligará a renovar constantemente los esfuerzos por obtener recursos por el lado de la cuenta financiera o acotar la demanda de divisas vía restricciones o desincentivos.

La brecha cambiaria se mantuvo estable la última semana

Luego de la volatilidad evidenciada en las semanas previas, los dólares financieros mostraron una relativa calma y una leve moderación en las últimas ruedas. El dólar blue mostró una brecha del 102% ($379) cuando la semana previa cerró en 107%. A su vez, la brecha entre la cotización oficial y el CCL pasó de 97% al 94% ($364), mientras que con el MEP pasó de 92% a 90% ($357).

No obstante, vale la pena aclarar que lo más probable es que la relativa calma financiera esté vinculada a la recompra de bonos en USD que está llevando adelante el Gobierno. De acuerdo con la información provista por la Tesorería General de la Nación, a fines de enero el Gobierno poseía un stock de USD 374 millones en bonos en dólares, lo que indica que ya utilizaron más de un tercio de los valores anunciados inicialmente. Si bien en algún momento pueden anunciar que el proceso de recompra superará los USD 1.000 millones, lo más probable es que FMI plantee sus críticas a esta operatoria en la próxima revisión.

La dinámica de las variables nominales mostró un quiebre a mediados de mes producto de las nuevas dudas sobre el sendero de desinflación

La moderación que mostró la inflación en noviembre y diciembre generó un cierto alivio en las expectativas sobre las variables nominales hasta mediados de mes. En esta línea, el crawling peg mostró una marcada desaceleración en los primeros días de enero (la TEM diaria promedio en los primeros días del mes se ubicaba por debajo del 5% cuando durante diciembre promedió un 6%) e incluso se comentó la posibilidad de reducir la tasa de política monetaria, posibilidad que posteriormente el BCRA descartó.

No obstante, la mayor volatilidad de los dólares financieros, el incremento en el precio de la hacienda en pie y los relevamientos privados de precios generaron nuevamente dudas sobre la posibilidad de reducir la inflación en el corto plazo. Consecuentemente, en línea con el resurgimiento de las mayores expectativas de inflación en el corto plazo, el crawling peg en la segunda mitad del mes se consolidó por encima del 5% (la TEM diaria promedió 5,25% entre el 17 y el 31 de enero). Como resultado, el tipo de cambio oficial se incrementó un 5,50% mensual punta a punta en enero.

La presente es una síntesis del Monitor Cambiario, exclusivo para clientes Corporate.

Monitor Cambiario Semanal – La novela de los pases

Claves de la Semana Cambiaria

En la última semana se acentuó la tendencia vendedora de la autoridad monetaria en el MULC. En las últimas cinco ruedas se desprendió de USD 211 M, cuando en la semana previa había vendido USD 145 M y durante la primera mitad del mes había comprado USD 281 M. De esta manera, enero acumula un saldo negativo por USD 76 M cuando aún faltan dos ruedas para el cierre de mes. Cabe recordar que en los últimos 20 años en tan sólo en 3 la autoridad monetaria arrancó con un saldo mensual vendedor en el MULC: 2014, 2015 y 2022. Como resultado de esta dinámica y de los pagos de deuda a acreedores privados y al mismo FMI, estimamos que las Reservas Netas según la métrica del programa con el Fondo mostrarían una caída cercana a los USD 2.000 M desde fines de 2022 hasta la fecha.

Se estancó la liquidación del agro desde mediados de mes. Buena parte de esta tendencia vendedora del BCRA se explica por la marcada caída en las liquidaciones del agro producto del adelanto en las ventas de soja en diciembre, la abrupta caída en la cosecha de trigo y el incentivo del sector a retener a la espera de una nueva edición del “dólar soja”: pasaron de promediar USD 185 M diarios en diciembre y USD 60 M en la primera mitad de enero a apenas USD 30 M desde el día 16 de dicho mes. Más allá de la evolución mensual, la liquidación muestra también una reducción en su comparación interanual: en lo que va de enero promedia apenas USD 45 millones diarios, menos de un 40% de los USD 116 millones que promedió durante enero del 2022. En caso de seguir así se situará como el peor enero desde 2006. Hacia adelante, las lluvias que se evidenciaron en los últimos días y las pronosticadas para la próxima semana serán claves para evitar mayores ajustes a la baja en las perspectivas de la cosecha gruesa, la cual aparecería recién en el segundo trimestre.

● El crawling peg se sostiene por encima del 5% m/m. El tipo de cambio de referencia avanzó un 1,2% en la última semana, cerrando en $185,6 y acumulando una devaluación del 4,8% en lo que va del mes. Pese a mostrar una leve moderación en las últimas ruedas (pasó de promediar una TEM del 5,3% en la semana pasada a una TEM de 5,2% en las últimas 5 ruedas), el crawling peg se consolida por encima del 5% m/m por segunda semana consecutiva y apunta a cerrar el mes con una devaluación punta a punta cercana al 5,5% m/m, en línea con las proyecciones de inflación para el mes.

● Con una tendencia al alza de los dólares alternativos, la brecha cambiaria ya roza el 100%. Pese a la intervención del BCRA en Globales (distintas fuentes del mercado estiman que ya se ubica en USD 300 M), los dólares financieros se devaluaron a una mayor velocidad que el tipo de cambio oficial. Mientras el TC de referencia subió 1,2% en la última semana, el dólar MEP se incrementó un 1,6% y el CCL un 3,7%. Como consecuencia, las brechas cambiarias se ubicaron en un 92% y un 96% respectivamente. No obstante, dado que el blue continuó con su tendencia alcista (aumentó un 3,2% semanal), su brecha con el dólar oficial cerró la semana en 108%, el nivel más alto desde fines de agosto.

● El Tesoro cierra enero con un financiamiento neto superior a los $200.000 M. En la licitación de hoy el Tesoro captó fondos por casi $223.000 M frente a vencimientos en torno a $107.000 M. De tal manera, mostró un rollover de 210%, obteniendo un financiamiento neto de casi $116.000 M. Cabe señalar que este resultado se logró pese a no haber convalidado mayores rendimientos (la TEA para la LEDE con vencimiento en mayo se ubicó en 112,5%, similar a la última licitación) y donde casi la totalidad de los fondos correspondieron a instrumentos a tasa fija. A falta de la segunda vuelta de la licitación, el Tesoro habría alcanzado en el primer mes de 2023 un rollover del 144%. Dado que enero es un mes en el cual la estacionalidad del gasto público juega a favor del fisco, lo más probable es que el financiamiento captado conforme un colchón para hacer frente a los vencimientos de los próximos meses.

La novela de los pases

El día lunes, el BCRA decidió incrementar la tasa de pases pasivos para los FCI: pasó del 75% al 95% de la tasa de pases pasivos (a 1 día) con los bancos. De esta manera, con una tasa de pases pasivos para los bancos que se sitúa en 72% TNA (aumentó 2 p.p. a mediados de la semana pasada), la tasa que rinden los pases para los FCI mostró un fuerte incremento de 14,4 p.p. al pasar de 54% TNA (71,5% TEA) a 68,4% TNA (98,1% TEA).

¿Qué buscaba el BCRA con esta medida? La decisión se enmarca en la actual estrategia de la autoridad monetaria para contener la suba de los dólares financieros y evitar así mayores presiones sobre los precios y sobre el mercado cambiario. Pero ¿cuáles son los canales de transmisión que operan detrás de esta estrategia? Por un lado, la suba de tasas apunta a achicar los excedentes de liquidez que eventualmente podrían volcarse al dólar. En paralelo, al reducir la liquidez se pretende encarecer el costo de los créditos para fomentar la liquidación de divisas y evitar presiones cambiarias adicionales producto de apalancamientos en pesos.

Sin embargo, las repercusiones negativas que esta decisión trajo aparejadas para el resto de las entidades financieras y la posibilidad de poner en riesgo las colocaciones de deuda del Tesoro motivaron a la autoridad monetaria a dar marcha atrás y negociar un aumento menor de la tasa.

Concretamente, la suba de rendimientos situó a la tasa de pases para los FCI por encima de las alternativas que les ofrecen los bancos (cuentas corrientes remuneradas y plazos fijos), perjudicando su intermediación financiera y rentabilidad. De hecho, se evidenció una marcada migración de los depósitos de los FCI en los bancos hacia operaciones de pases con el BCRA: pasaron de promediar menos de $750 M diarios hasta el 20 de enero a más de $367.000 M entre el 23 y el 26 del presente mes. Dado que los bancos vienen siendo uno de los principales aliados del Tesoro en las últimas licitaciones (como así también en el último canje), una reducción en su liquidez podría traducirse en una menor demanda para las próximas licitaciones o incluso en un desarme de títulos públicos en pesos, lo cual encarecería el financiamiento al deteriorar sus cotizaciones en el mercado secundario.

Frente a este escenario, el jueves las autoridades no sólo corrigieron a la baja el coeficiente de la tasa de pases para FCI de un 95% a un 85% de la correspondiente a pases pasivos de los bancos, sino que también habilitaron a estos últimos a realizar operaciones de caución bursátil con el fin de “mejorar el mecanismo de transmisión de la tasa de referencia establecida por el Directorio del BCRA a las tasas de corto plazo del sistema financiero”. Mediante esta medida adicional se busca continuar encareciendo el costo del dinero al incrementar la tasa de cauciones, que tendrá como piso el nivel de la tasa de pases a 1 día producto del arbitraje que realizarán los bancos.

Entonces, ¿qué nos dejan como lección los idas y vueltas de la última semana? Como ya hemos mencionado, mediante la suba de tasas el BCRA pretende mantener bien remuneradas las colocaciones de pesos a corto plazo para evitar mayores presiones sobre los dólares alternativos sin la necesidad de subir la tasa de política monetaria. Esto se debe a que una nueva suba de tasas de las LELIQ achicaría el spread con las tasas que ofrece el Tesoro con las LEDES, reduciendo así el financiamiento neto. En este contexto, podemos identificar el trade-off al que se enfrentan las autoridades del BCRA al momento de definir el nivel de la tasa de interés: contener la suba de los dólares alternativos (cos costos cuasifiscales asociados) o contribuir a sostener las colocaciones del Tesoro en el mercado local en un año en el cual las fuentes de financiamiento se encuentran sumamente acotadas.

La presente es una síntesis del Monitor Cambiario, exclusivo para clientes Corporate.

Monitor Cambiario Semanal – Volvieron las ventas del BCRA en el MULC

Claves de la semana cambiaria

• Fin a la racha de compras del BCRA en el MULC. Tras 19 ruedas de compras netas positivas, y sin ingresos “extra” como en la semana pasada (+USD 200 M de China), esta semana la autoridad monetaria tuvo que desprenderse de USD 143 M por sus operaciones en el mercado cambiario, acumulando a este viernes cuatro jornadas de (leves) rojos, los cuales no resultan mayores por la continuidad en la restricción a la demanda por importaciones. La última semana que había terminado en terreno negativo la del 25/11, previo al “dólar soja 2.0”. En el mes el BCRA logra acumular compras por USD 138 M (por encima de los USD 65 M del mismo lapso de 2022). De esta forma, la dinámica del mercado cambiario se va perfilando más en línea con lo esperado, afectada por la menor liquidación del agro (no sólo por motivos estacionales, puesto que caen 55% con relación a enero 2022) producto del adelanto en las ventas de soja en diciembre, la marcada caída en la cosecha de trigo y el incentivo del sector a retener a la espera de una nueva edición del “dólar soja”. Las lluvias que previstas para los próximos días serán claves para las perspectivas de la cosecha gruesa frente a la grave sequía actual.

• Recompra de deuda soberana en dólares. El miércoles el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que comenzaría a recomprar instrumentos de deuda pública nacional denominados en moneda extranjera por un monto de hasta USD 1.000 M, concentrándose en los bonos cuyos vencimientos operan en 2029 y 2030 (GD29 y GD30, principalmente). El objetivo declarado es el de mejorar el perfil de vencimientos de la deuda pública, aunque la medida también apuntaría a ponerle un piso al precio de estos bonos, procurando, de esta forma, contribuir a mantener la brecha cambiaria en los rangos actuales, dando cuenta de la preocupación del Gobierno por los movimientos de los dólares libres. En este sentido, la decisión pareciera formalizar un mecanismo de intervención en estos mercados que se venía dando desde hace algunas semanas. Los interrogantes que persisten giran en torno a cómo se financiarán dichas compras frente a un frente de dólares y pesos que seguirá tensionado en los próximos meses.

• En el mismo sentido, el BCRA subió la tasa de los pases. El mismo día la autoridad monetaria resolvió incrementar en 2 p.p. la tasa para las operaciones de pases, modificando el esquema de tasas por primera vez desde septiembre. Así, la tasa de pases pasivos a 1 día hábil de plazo trepó al 72% TNA (105% TEA), reduciendo el spread con la tasa de política monetaria (75% TNA, 107% TEA) a los mínimos de la actual gestión.

•Volatilidad en los dólares libres termina con una segunda semana con brecha al alza, aunque contenida debajo del 100%. Aún en el marco del inicio de la recompra de deuda comentada más arriba, el CCL trepó 3% esta semana (cerró hoy en $353), mientras que el MEP subió 2,3% a $351. El blue, por su parte, terminó en $376 (+1,9% s/s). Así, la brecha con los tres dólares se situó en 96,4%, trepando desde el 90,4% promedio de diciembre.

• Licitación de deuda con resultado satisfactorio. Luego del canje de deuda de inicios de 2023, el equipo de Finanzas enfrentaba vencimientos por cerca de $350.000 millones y logró captar alrededor de $440.000 millones en las operaciones de esta semana (primera y segunda vuelta), captando un financiamiento neto de alrededor de $90.000 millones (rollover del 124%). La próxima prueba será el 27/1, cuando el Tesoro deba renovar vencimientos por algo más de $100.000 millones, monto que consideramos no va a presentar mayores inconvenientes un mes tranquilo para el déficit fiscal primario. Para febrero el desafío será similar a enero: vencimientos en la zona de $500.000 millones.

• El crawling peg se despegó levemente del 5% m/m. El ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial promedió 5,3% de TEM esta semana, superando el 4,9% de la semana pasada. En lo que va del mes navega a un ritmo del 5,2%, desacelerándose respecto al 6% de diciembre y constituyendo el menor ritmo desde agosto de 2022.

La presente es una síntesis del Monitor Cambiario, exclusivo para clientes Corporate.

Monitor Cambiario Semanal – El BCRA logra sostener las reservas en el arranque de 2023

Claves de la semana cambiaria

• Ingresos puntuales del viernes le permitieron al BCRA la mayor compra del año. La adquisición neta de divisas de la autoridad monetaria en el mercado cambiario sumó USD 219 M en la semana, acumulando una racha de 18 ruedas positivas. El registro se encontró bien por encima de los USD 60 M de la semana pasada. La clave de esta marcada suba no respondió a la dinámica habitual del MULC (las compras del resto de los días se venían moderando), sino a que este viernes ingresaron cerca de USD 200 M en concepto de préstamos destinados a inversiones en infraestructura provenientes de China, como había ocurrido en la última semana de diciembre. En la primera quincena se sumaron USD 280 M, superando el registro de las mismas ruedas de 2022, cuando había alcanzado USD 204 M).

•  La moderación inflacionaria que confirmó diciembre (IPC +5,1% m/m) es una buena noticia para el frente cambiario. Como comentamos en el informe semanal pronto a publicarse, una de las claves para preservar la “estabilidad” reciente reside en evitar nuevos shocks sobre en la nominalidad. Si la inflación se acelerara nuevamente el actual esquema de política económica volvería a verse presionado: el Gobierno podría responder imprimiéndole una mayor velocidad al ritmo de devaluación, lo cual retroalimentaría la dinámica de precios y el escenario ganaría inestabilidad; pero, por otra parte, convalidar un mayor atraso cambiario dificultaría aún más la capacidad de defender la paridad oficial y pondría en jaque la necesidad de acumular reservas.

• El crawling peg se estaciona en el 5% m/m. En línea con la moderación en los registros de inflación, en la segunda semana del año el BCRA siguió convalidando el menor ritmo de suba del dólar oficial desde agosto pasado, cayendo 1 p.p. respecto al 6% de diciembre. Esta moderación es consistente con la intención del equipo económico de ir disminuyendo paulatinamente la dinámica de la nominalidad de la economía, reduciendo las presiones de costos de empresas que se encuentran dentro de los acuerdos de precios. Sin corrección mediante, en 2023 el Gobierno seguirá administrando un atraso cambiario acumulado que seguirá atentando en contra de la meta de acumulación de reservas.

• De la mano del blue, la brecha cambiaria subió, pero sigue por debajo del 100%. Tras una primera semana del año en calma, los dólares financieros volvieron a trepar por encima del oficial. Por su parte, la reducida oferta que estaría mostrando el blue sigue impulsando su cotización hacia arriba, marcando nuevos máximos en moneda corriente y manteniéndose como el más caro entre los tres. De esta forma, la brecha con los tres dólares se situó en 94,2%, superando el 89,7% del primer viernes de 2023.

• Sin cambios en la tasa de política. En línea con nuestras proyecciones, tras la publicación del IPC de diciembre (+5,1 m/m), el directorio del BCRA mantuvo inalterada la tasa de política monetaria en TNA 75% (TEA 107%) a fin de “contribuir a la desaceleración gradual de la inflación en el mediano plazo, consolidando la estabilidad financiera y cambiaria”. Entendemos que la decisión muestra la prudencia de la autoridad monetaria a fin de minimizar los riesgos de estrés cambiario y/o en el mercado de la deuda en pesos, aguardando una consolidación de la baja en el ritmo de inflación en el tiempo. De esta forma, diciembre fue el segundo mes consecutivo con tasa real mensual positiva (1,1%, ex-post).

• Expectativas de devaluación se moderan al ritmo del menor crawling. La decisión del BCRA de convalidar un menor ritmo de devaluación, junto con la menor percepción de un salto abrupto en el tipo de cambio oficial viene enfriando las expectativas de devaluación que se observan a través de las tasas implícitas de los contratos de dólar futuro.

La presente es una síntesis del Monitor Cambiario, exclusivo para clientes Corporate. Para más detalles sobre nuestro view de cara a 2023 sugerimos leer nuestro próximo informe semanal.