El Sector Público Nacional No Financiero (SPNF) registró en septiembre un superávit primario de $0,69 bn y un superávit financiero de $0,31 bn, con pagos de intereses por $0,39 bn. No obstante, el resultado positivo muestra una pérdida de impulso, ya que la magnitud del superávit primario fue la más baja desde abril de 2024. La combinación entre un leve superávit primario y un nivel moderado de intereses permitió obtener, esta vez, un resultado financiero superavitario.
En esta oportunidad, el gasto primario permaneció prácticamente congelado en términos reales, ubicándose en el mismo nivel que el año anterior, mientras que los ingresos retrocedieron 3,1% interanual. Cabe recordar que en septiembre del año pasado el fisco había percibido ingresos extraordinarios vinculados al blanqueo de capitales, el adelanto del impuesto a los Bienes Personales y la moratoria fiscal, factores que habían compensado la debilidad del resto de las fuentes tributarias. Si se descuenta ese efecto puntual que infla la base de comparación, la caída real de los ingresos totales se reduce a apenas 0,3%, lo que implica que, en términos reales, ingresos y gastos se mantuvieron prácticamente empatados respecto al mismo mes del año previo.
En lo que va del año, los ingresos totales crecieron 2,1% i.a. real mientras el gasto primario avanzó 6,5% i.a. Con todo, el SPN acumula un superávit primario equivalente al 1,4% del PIB y un superávit financiero cercano al 0,4% del PIB. Si bien la magnitud del superávit mensual se moderó en septiembre, el resultado acumulado sigue siendo sólido en términos del producto, permitiéndole al SPNF acercarse a la meta contemplada en el Proyecto de Presupuesto 2026.

El detrás de las cifras del superávit
Al analizar las series desestacionalizadas, tanto los ingresos como los gastos primarios presentan una dinámica mensual inestable, sin una tendencia definida en los últimos meses. Si bien los ingresos totales mostraron cierta recuperación durante el primer semestre, el desempeño posterior evidencia oscilaciones y una leve contracción reciente, con una caída de 2,5% en el último mes. Por el contrario, el gasto primario creció 5,8% en septiembre, acumulando cuatro meses de altibajos. En conjunto, ambas series permanecen prácticamente estancadas; sin embargo, la variación mensual de los gastos resulta más sensible que la de los ingresos, tanto en los períodos de crecimiento como en los de contracción.

Tal como anticipaban los datos de recaudación, la variación interanual de los ingresos tributarios del Sector Público Nacional estuvo condicionada por la elevada base de comparación de septiembre de 2024, cuando se registraron ingresos extraordinarios por Bienes Personales. En aquel mes, este tributo explicó el 4,3% de la recaudación total, mientras que en la actualidad representa apenas 0,4%. Al excluir este efecto puntual, la caída interanual de los ingresos se modera a 3,8%, frente a la baja de 6,7% observada inicialmente.
En la composición de la recaudación, las Contribuciones a la Seguridad Social continúan siendo el principal componente, con una participación del 36% del total, y registraron un incremento interanual de 4,6%, acumulando trece meses consecutivos de crecimiento real. En sintonía, el IVA -que representa cerca de una cuarta parte de los ingresos tributarios- se mantuvo al alza (+1,3% i.a.), al igual que el impuesto a los Créditos y Débitos bancarios, que creció 52% interanual y ya constituye el 11% de la recaudación total.
Por el lado del comercio exterior, los Derechos de Exportación se retrajeron (-4% i.a. real), tal como se esperaba, debido a la reducción temporal de la alícuota y al adelantamiento de liquidaciones en meses previos. Sin embargo, la recaudación por Derechos de Importación se mantuvo en ascenso, duplicándose respecto a lo recaudado en septiembre 2024 y alcanzó el nivel más alto desde enero de 2024, lo que permitió sostener el crecimiento global de los tributos asociados al intercambio comercial.
Dentro del Gasto Corriente Primario, las Prestaciones Sociales explican tres cuartas partes del total y registraron en septiembre una leve baja interanual del 0,6%, luego de tres trimestres consecutivos de crecimiento. Al desagregar, se observa que el gasto indexado (incluye Jubilaciones, Pensiones y las asignaciones) fue ganando participación relativa, en detrimento de otras prestaciones. En detalle, las Jubilaciones y Pensiones avanzaron 38% i.a. real, la AUH escaló 52% i.a. y el resto de las Asignaciones Familiares crecieron casi un 60% i.a. Por el contrario, el ítem Otros Programas evidenció un retroceso de 5,8% i.a.
Los Subsidios Económicos, que acumulaban 20 meses de caída real interanual, revirtieron la tendencia en septiembre, con un avance de 3,4% por encima de la inflación. Aun así, su peso dentro del gasto sigue siendo reducido: mientras que en 2024 representaban el 1,5% del PIB, actualmente equivalen apenas al 0,6% del producto, el valor más bajo de la última década. En el mismo sentido, los Gastos de Funcionamiento -donde se incluyen salarios públicos- revirtieron la tendencia a la baja y crecieron este mes 24% i.a.
Por su parte, las Transferencias a Provincias -corrientes y de capital- se encuentran 9% por debajo en términos reales de lo transferido en el mismo mes del año previo, y representa menos de una quinta parte de lo transferido en 2023.
Perspectivas
Sin dudas, el frente fiscal continúa siendo el menos problemático para el Gobierno. Desde el inicio de la gestión, la disciplina fiscal -convertida en una suerte de ancla institucional- se ha mantenido como eje central de la política económica. El superávit primario acumulado en lo que va del año equivale al 1,4% del PIB y el financiero a 0,4% del PIB, constituyendo una señal clara de que el Ejecutivo se encuentra encaminado a cumplir con la meta prevista en el Proyecto de Presupuesto 2026, que plantea cerrar el ejercicio con un resultado primario del 1,5% del PIB. Sin embargo, frente a un gasto fuertemente indexado y con recursos debilitados -como los provenientes de la actividad económica y los derechos de exportación- alcanzar la meta no será tarea sencilla, y probablemente deberá recaer en un mayor ajuste de otras partidas del gasto.
Por otro lado, las últimas semanas estuvieron marcadas por una mayor volatilidad cambiaria, y las distintas medidas implementadas podrían condicionar los lineamientos el programa financiero del Gobierno. El mayor apetito por cobertura cambiaria inclinó al Tesoro a migrar la colocación de deuda en pesos desde instrumentos capitalizables hacia títulos que siguen la evolución del dólar oficial. Sin embargo, este cambio de composición introduce nuevos riesgos de indexación en el perfil de vencimientos, ya que un potencial ajuste cambiario podría amplificar el costo financiero y deteriorar la dinámica de la deuda. De hecho, la proporción de vencimientos atados al tipo de cambio (DLK) en el total de deuda en pesos pasó de representar aproximadamente 2,4% en agosto a cerca del 15% para el último trimestre.
En consecuencia, la mayor volatilidad financiera, y en particular el incremento de las tasas de interés en un contexto de escasa liquidez, condicionan el nivel de actividad -en medio de una baja en las proyecciones de crecimiento para 2025- lo que podría complicar aún más la recaudación tributaria.
Finalmente, aunque en las últimas ruedas la aparición del Tesoro de los Estados Unidos aportó cierta calma transitoria al mercado cambiario, el panorama hacia adelante dependerá del resultado electoral y de la capacidad del Gobierno para mantener la gobernabilidad. En este sentido, resultará clave el diálogo con los gobernadores y la construcción de consensos en el Congreso, dado que el Ejecutivo necesitará apoyo legislativo para avanzar con las reformas estructurales anunciadas para el año próximo.
En este marco, la aprobación del Presupuesto 2026, actualmente en debate en comisión de presupuesto, constituiría una señal importante sobre la capacidad del Gobierno de Milei para cumplir con su agenda económica y política.