Diputados aprueba la creación de una comisión investigadora del caso libra

A una semana del principal golpe recibido por el oficialismo en el Congreso, cuando el Senado le volteó los pliegos de los dos jueces de la Corte Suprema, Milei recibe una nueva noticia negativa del Poder Legislativo, pero esta vez de la Cámara de Diputados: la aprobación de una Comisión Investigadora por el escándalo LIBRA. Se trata de una Comisión que podrá recibir denuncias, solicitar informes, o convocar a funcionarios para recabar información.

La tarea de una Comisión Investigadora no suplanta el papel de la justicia en las denuncias que ya se están investigando. Pero puede poner presión política al accionar de la justicia en un caso de alto voltaje político.

La preocupación del oficialísimo por esta comisión es esencialmente más política que jurídica. Sobre todo porque además de la creación de la Comisión, se aprobaron sendas resoluciones de la Cámara para solicitar informes al Poder Ejecutivo y para interpelar a varios de los miembros del Poder Ejecutivo sobre el tema.

La clave para entender cómo se gestó el golpe político está en los gobernadores. Hubo diputados que responden a algunos gobernadores que contribuyeron para juntar el quórum que habilitó la sesión, entre ellos destacan los del gobernador Martin Llaryora. Pero también hubo falta de apoyo para rechazar el pedido de creación de la comisión de otros legisladores que suelen acompañar al oficialismo, como los diputados de Tucumán, o como los diputados del bloque Innovación Federal, que se abstuvieron.

Lo cierto es que han sido varios los golpes políticos que ha recibido este oficialismo, algo que no debería extrañar, porque se trata de un oficialismo que gobierna con una hiperminoría parlamentaria. Aquí repasamos los diferentes reveses que recibió el gobierno de parte del Congreso.

De muchos de esos reveces el gobierno se pudo defender, como los vetos a las leyes no deseadas. Pero en otros casos tuvo que asumir las dificultades de gobernar en minoría. Que no solo se ven en tener que afrontar decisiones no deseadas, sino en no disponer de decisiones deseadas, es decir, de leyes que no se obtienen.

Buenas noticias para la actividad en febrero

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una suba desestacionalizada del 0,5% en febrero de 2025. De esta forma, desde su punto más bajo en marzo de 2024, acumula una recuperación del 11,3%. El índice se mantiene 5,6% por encima del nivel de febrero de 2024, reflejando una mejora en la actividad manufacturera.

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) registró en febrero una suba mensual desestacionalizada del 2,0% tras un mes de caída, y posicionándose un 7,8% por encima del promedio del 2024. En consecuencia, se ubicó un 3,7% por encima del nivel de febrero de 2024, siendo el primer mes con subas interanuales desde octubre del 2023.

Esperamos que tanto la construcción como la industria muestren signos de recuperación en 2025, luego de un año 2024 marcado por caídas. Sin embargo, en el caso de la construcción, no proyectamos un crecimiento suficiente como para compensar completamente la contracción del año anterior. Parte de la mejora podría venir impulsada por el regreso del crédito hipotecario. En cuanto a la industria, se prevé una evolución con marcadas heterogeneidades entre sectores: mientras algunas ramas lograrán recuperar lo perdido en 2024, otras podrían verse afectadas por una posible apertura de importaciones y modificaciones en los precios relativos.

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una suba desestacionalizada del 0,5% en febrero de 2025 (+5,6% i..a). De esta forma, desde su punto más bajo en marzo de 2024, acumula una recuperación del 11,3%. Aun así, el indicador se posicionó 4,3% por debajo de su nivel promedio de 2024. En términos sectoriales, el desempeño mensual mejoró en enero: once de las dieciséis ramas registraron subas frente a enero.

De esta manera, varios sectores que habían caído en enero cerraron en verde en febrero. De los once que subieron en la serie sin estacionalidad, se destacan Productos de tabaco (+17,0%), Productos minerales no metálicos (+12,1%) y Productos de caucho y plástico (+11,4%). Por su parte, los sectores que aportaron negativamente en febrero fueron la Refinación de petróleo (-12,5%), Industrias metálicas básicas (-8,8%) y Otro equipos, aparatos e instrumentos (-4,8%).

En términos más generales, se destaca la fuerte suba los bienes de capital (20,9% i.a.) y los bienes de consumo no durable (7,4% i.a.). En contraste, los bienes de uso intermedio cayeron 7,4% i.a.

El incremento en bienes de capital se explica, en parte, equipos, aparatos e instrumentos (37,2% i.a.), destacándose la fabricación de celulares y televisores, impulsada por una mayor disponibilidad de financiamiento y las dificultades para importar insumos desde enero de 2023 y sumado a la baja base de comparación del año previo. Esta recuperación se enmarca en un contexto donde las ramas más vinculadas a la demanda interna, afectadas por la caída del ingreso disponible, comenzaron a repuntar gradualmente gracias a la estabilización de los ingresos reales y el aumento del crédito al consumo, que está creciendo en torno al 6% mensual sin estacionalidad.

 

La construcción retomó la senda de crecimiento

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) registró en febrero una suba mensual desestacionalizada del 2,0% tras un mes de caída (+3,7% i.a.), y se ubicó un 7,8% por encima del promedio del 2024.

En cuanto a los insumos para la construcción, se destaca la suba de Ladrillos (+4,6%, sumando 0,7 p.p. al índice general) en la serie desestacionalizada. Con relación a las caídas, se destaca Asfalto (-12,7%), Cales (-10,6%), Hierro redondo y aceros para la construcción (-6,7%, aportando 0,8 p.p. de caída) y Cemento portland (-5,8%, aportando 0,8 p.p. de caída).

Esta mejora del ISAC en febrero también puede verse reflejado en el sector Productos minerales no metálicos (+12,1% s.e.) del IPI manufacturero, el cual está muy asociado a insumos de la construcción. Resta ver si en los próximos meses el sector puede ratificar esta recuperación en un contexto en el que la obra pública tampoco repuntará. También, puede observarse que, si bien la construcción repunto, está lejos de alcanzar los niveles pre recesión y freno de la obra pública.

¿Qué esperamos hacia adelante?

El 2024 fue un año difícil tanto para la construcción como para la industria. Aunque vienen repuntando desde los últimos meses del 2024, estas mejoras -que además no son tan sostenidas como las de la actividad en general- no fueron suficientes para compensar las caídas previamente acumuladas.

De cara a marzo, los indicadores tempranos de actividad tuvieron resultados mixtos. En cuanto a la construcción, el sector tiene mucho más para recuperar que la industria producto de la profunda caída inicial dado su componente procíclico con la actividad económica y pese a la gran contracción en la inversión productiva y la obra pública. En ese sentido, el Índice construya creció 7,7% s.e. en marzo (+15,8% i.a.), y en sentido opuesto, los despachos de cemento profundizaron la caída de febrero al bajar -5,8% s.e. en el tercer mes año.  Sin embargo, las encuestas cualitativas realizadas por el INDEC reflejan la percepción de una continuidad en el estancamiento del sector para los próximos meses. En números, el 69,2% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector no cambiará en los próximos tres meses (-1,3 p.p. respecto a enero).

Respecto a la industria, la producción de automóviles tuvo una fuerte caída de 10,2% en la serie desestacionalizada y se ubicó un 3,7% por debajo de marzo de 2024. Desde ADEFA, atribuyen la baja del mes a las tareas de puesta a punto en algunas plantas automotrices, en el marco de procesos de inversión para la renovación de productos y algunos ajustes logísticos, pero destacan el potencial del sector en los próximos años. En la misma línea, la venta de autos usados se desplomó al caer un -7,9% (+34,4% i.a.), mientras que el patentamiento de autos moderó su desempeño frente a febrero, cerrando con un aumento del 1,3% en la serie desestacionalizada (+86,4% i.a.).  Por su parte, las ramas de la industria asociadas a sectores estratégicos (energético, minero y agropecuario) seguirán con este buen desempeño en los próximos meses y serán los que traccionen la actividad industrial. La llegada de nuevas lluvias en la zona núcleo marcan la recuperación de los cultivos.

Sin embargo, el escenario internacional sigue siendo incierto y presenta riesgos para la economía argentina. El contexto de guerra comercial entre las principales potencias eleva el riesgo de una desaceleración del crecimiento global e incluso una recesión, impactando sobre los precios de commodities. Esto afecta directamente a los sectores más dinámicos de nuestra economía. Además, podría encarecer o complicar el abastecimiento de insumos importados, elevando los costos para la industria local. No obstante, también surgen posibles oportunidades: si países como China reorientan su comercio ante las tensiones con EE.UU., Argentina podría posicionarse como proveedor alternativo de alimentos y energía. Aun así, se trata de un proceso que, en caso de consolidarse, llevará tiempo.

Esperamos que tanto la construcción como la industria muestren signos de recuperación en 2025, luego de un año 2024 marcado por caídas. Sin embargo, en el caso de la construcción, no proyectamos un crecimiento suficiente como para compensar completamente la contracción del año anterior, aunque parte de la mejora podría venir impulsada por el regreso del crédito hipotecario. En cuanto a la industria, se prevé una evolución con marcadas heterogeneidades entre sectores: mientras algunas ramas lograrán recuperar lo perdido en 2024, otras podrían verse afectadas por una posible apertura de importaciones y modificaciones en los precios relativos.

En un duro golpe político a Milei, el Senado rechazó a Lijo y García Mansilla

En lo que es quizá la principal derrota política del gobierno de Javier Milei, el Senado rechazó los dos pliegos de los candidatos que su administración había elevado a la cámara alta para ocupar las dos sillas vacantes de la Corte Suprema de Justicia. La decisión de rechazar los pliegos se había precipitado en el mismo momento en que Milei decidió designarlos por Decreto en comisión, sin haber logrado algún acuerdo en el Senado. De esta forma, empujó al Senado a hacer lo que habitualmente no se hace: rechazarlos.

El rechazo es el corolario de un encadenamiento de errores cometidos por el oficialismo, que desembocaron en que el Senado deje expuesta la debilidad política en la que transcurre todo el proceso político.

Un gobierno en minoría que, sin hablar con nadie, ni tantear previamente la viabilidad de su propuesta, decidió anunciar el envío de los dos pliegos en el marco de una propuesta que contenía dos grandes vicios: el desprestigio de Ariel Lijo como candidato, y la falta de una mujer que permitiera al menos garantizar que el máximo tribunal no estuviera integrado solo por hombres.

Pero la lectura política más interesante para hacer de este hecho es que, en gran medida, las condiciones del oficialismo para resistir la decisión del Senado de rechazar los pliegos comenzaron a deteriorarse desde el momento en que La Libertad Avanza decidió presentar candidatos -y uno de peso- para competirle al PRO en el distrito que gobierna y que constituye el epicentro de su poder político, con el agravante de que se trata del distrito que es gobernado por su principal socio y por la fuerza política más afín en términos ideológicos.

Hubo 3 senadores del PRO que aportaron para el quórum (el jefe del bloque, Alfredo De Angeli, y la pampeana Victoria Huala, y Guadalupe Tagliaferri que si bien no llegó al quórum, estaba dispuesta a colaborar con él) y a la hora de la votación hubo 7 votos del PRO en contra del pliego de Ariel Lijo, y 4 votos del PRO en contra del pliego de Manuel García Mansilla.

La otra arista política para analizar es la de observar en este rechazo el gesto de mayor resistencia política observado por la oposición hacia este oficialismo. Una resistencia que pareció estar contenida a lo largo de los primeros 15 meses de gobierno, pero que aparece en esta ocasión, justo en momento donde el oficialismo atraviesa momentos de turbulencia política (errores no forzados que impactaron en los indicadores de opinión pública como el escándalo LIBRA) y de tensión económica, con las dificultades vistas en las reservas y la discusión con el FMI por la posibilidad de alcanzar un nuevo acuerdo que ayude a retomar control sobre las expectativas. 

La recaudación trimestral creció, pero sigue siendo baja

Los Ingresos tributarios en 2025

La recaudación tributaria en lo que va de 2025 ascendió a $41,3 billones, que a valores constantes, representa un incremento de 8% respecto al acumulado en el primer trimestre de 2024 (período en el cual los ingresos tributarios se desplomaron 9% i.a. ubicándose por debajo de los recaudado en 2019 durante el confinamiento de la pandemia). Pese a esta mejora, los ingresos tributarios se encuentran en niveles históricamente bajos.

En 2024, el Gobierno se apoyó en el impuesto PAIS y en otros aportes excepcionales —como el ingreso extraordinario por Ganancias en mayo y Bienes Personales en septiembre— para sostener la recaudación en un contexto recesivo. Por el contrario, en 2025 fue la mejora de la actividad económica la que permitió mantener los ingresos fiscales. Además, estos presentaron una composición distinta: mientras la participación de los impuestos y del comercio exterior en los recursos se redujo, los ingresos vinculados a la Seguridad Social ganaron peso, explicando el 27 % del total recaudado

¿Qué ocurrió al interior de la recaudación?

En oposición al desempeño observado en 2024, en el primer trimestre de 2025, lo que dio sostén a la recaudación fue el aporte de los tributos ligados a la actividad y a la Seguridad Social. En esta línea, el IVA, que aporta más de un tercio de los recursos experimentó una mejora real de 3,4% i.a.  A su interior, el IVA vinculado al consumo interno creció 11%, mientras que el IVA aduanero cayó 9%, lo que se explica en parte por la derogación a partir de marzo del año pasado de la suspensión de los certificados de exclusión, que incrementaba las percepciones aduaneras.

Sin embargo, uno de los factores más influyentes en la recuperación de este 2025, fueron los ingresos provenientes del impuesto a las Ganancias, los cuales crecieron 39% en términos reales. Esta situación se explica por la recomposición de la cuarta categoría del tributo producto de la aprobación del Paquete Fiscal a mitad del año pasado.  De hecho, en el primer trimestre de 2024 los ingresos provenientes del impuesto a las ganancias se redujeron en términos reales en la misma magnitud. No obstante, si comparamos con 1T 2025 con 1T 2023 los ingresos se encuentran un 15% por debajo en términos reales.

En sintonía, los ingresos de la Seguridad Social que siguieron recuperándose, crecieron 34% i.a. en términos reales. Esto obedece a la mejora en la remuneración bruta promedio en un contexto en el que el nivel de empleo no se vio tan afectado por la recesión.

Pese a representar un 2,2% de los recursos en 2025, lo que más creció en términos reales fue lo recaudado mediante el impuesto a los Combustibles, que más que se duplicó en la comparación interanual producto de las sucesivas actualizaciones que se hicieron en el tributo. Recordemos que este tributo comenzó en enero de 2022 una seguidilla de sucesivas caídas hasta marza de 2024 que empezó a recuperar el terreno perdido.

En línea con esta dinámica, y partiendo de una base de comparación baja, el Impuesto a las Transferencias, que representó el 7% de los recursos, registró una suba interanual del 10%, a pesar de que este período contó con menos días hábiles

Por el contrario, el comercio exterior aportó en lo que va del año menos que en el primer trimestre de 2024, marcando un rojo real de 12,4%. A pesar de que los Derechos de Importación crecieron 10%i.a. en términos reales, los Derechos de Exportación terminaron con una caída de 22% i.a. La explicación radica en parte a una elevada base de comparación producto de la postergación de exportaciones en la última parte de 2023 y el efecto de la devaluación en la primera parte de 2024. Sumado a ello, este mes operó la disminución en las retenciones para los bienes exportables (porotos de soja de 33% a 26% o aceite y pellets de soja de 31% a 24,5% o trigo y maíz de 12% a 9,5% o 0% para economías regionales).

En lo que va de 2025 se recaudaron $33.304 millones mediante el Blanqueo originado de la Ley Bases. Cabe recordar que en 2024 la exteriorización de activos permitió recaudar $394.392 millones explicando un 0,3% del PIB.

Por último, el Impuesto PAIS, que supo ser el pilar de la recaudación durante 2024 (pasó de ser el 0,8% del PIB en 2023 al 1,1% el año pasado), no solo no aporta más recursos tras el fin de su vigencia, sino que tuvo un saldo trimestral negativo por la realización de devoluciones de los saldos a favor para determinados agentes de percepción.

¿Qué esperamos hacia adelante?

La estrategia fiscal en 2024 se basó en una reducción significativa del gasto público acompañada de una caída en los ingresos, principalmente en aquellos vinculados al nivel de actividad. En este contexto, el gobierno dependió del comercio exterior, del impuesto PAIS, de la sanción de la Ley Bases y de otros ingresos excepcionales (como los ingresos extraordinarios por Ganancias en mayo y Bienes Personales en septiembre) para dar sostén a una recaudación afectada por el contexto recesivo.

Para lo que resta de 2025 será crucial seguir de cerca lo que suceda en materia de actividad y empleo, que, prescindiendo de otras fuentes extraordinarias de ingresos, condicionará los ingresos fiscales.

Por otro lado, la reduccion en las alícuotas a productos exportables y las recientes medidas arancelarias llevadas adelante por la administración de Trump, pueden llegar a generar impacto en los ingresos tributarios provenientes del comercio exterior, sumado a precios de commodities en niveles bajos que condicionen la recaudación.

Salarios pasan de correr por delante a correr algo por detrás de los precios

La historia es conocida: la corrección cambiaria de inicio de ciclo produjo una aceleración en los precios que con rezago los salarios intentaron acompañar, recién pudiendo recuperarse en el 2do. semestre de 2024, donde los salarios pudieron ir superando mes a mes el incremento de los precios. Pero en este 2025, con un oficialismo que ha presionado con su pauta oficial (1% mensual), esa tendencia parece haberse revertido.

La velocidad a la que han venido actualizando los salarios en este comienzo de 2025 muestra en una desaceleración que los ubica corriendo algo por debajo de la inflación. Si tomamos a los principales gremios, se observa que de los acuerdos celebrados en este primer trimestre arrojan un promedio de aumento mensual de los salarios inferior al 2%, un piso que la inflación (aumento de los precios) aún no perforó.

Un ejemplo gráfico de esta desaceleración la tenemos en la paritaria de Camioneros, un gremio bien representativo. Si miramos la dinámica de mediano plazo de este gremio, al inicio de ciclo sufrió la aceleración de los precios, pero luego pudo recuperarse y se mantuvo por encima de la velocidad de la inflación hasta este primer trimestre de 2025, donde la velocidad del salario camionero se acopla a la velocidad de los precios.

Es cierto que de la mano de la presión oficial vía la no homologación para que los acuerdos salariales sean nominalmente más bajos, el porcentaje de aumento mensuales está bajando, pero también es cierto que los gremios han encontrado en la incorporación de sumas no remunerativas una forma de compensar esa presión. Le dan al gobierno lo que quiere (acuerdos bajos), pero toman de los empresarios lo que necesitan.

Constante recuperación de la actividad económica

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró un crecimiento mensual del 0,6% s.e. en enero y, de esta manera encadenó nueve meses consecutivos de subas desde el piso de abril, acumulando una suba cercana al 8% desde entonces. De esta forma, la actividad se ubicó 6,5% por encima de enero del 2024, y continúa recuperándose de la fuerte recesión del año pasado.

A nivel sectorial, siete sectores se ubicaron por encima de los niveles de enero de 2024. Se destaca el fuerte aumento de la intermediación financiera (+25,7% i.a.), seguido por comercio, que avanzó un 11,3% i.a. Por su parte, la construcción registró su primera variación interanual positiva (+1,9%) tras 13 meses consecutivos de caída.

Por su parte, la industria y la construcción tampoco muestran un patrón claro a pesar de haber superado el piso de la recesión. Con relación a la construcción, el Índice Construya repuntó en febrero (+6,7% s.e.) luego de presentar caídas mensuales desde julio, mientras que los despachos de cemento actuaron en sentido contrario, luego de tres meses al alza, cayeron -2,4%. La industria continuó creciendo en febrero en la producción de acero (+5,7% s.e.) y en la producción de automóviles (+3,5% s.e.).

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró un crecimiento mensual del 0,6% s.e. en enero y, de esta manera encadenó nueve meses consecutivos de subas desde el piso de abril, acumulando una suba cercana al 8% desde entonces. De esta forma, la actividad se ubicó 6,5% por encima de enero del 2024, y continúa recuperándose de la fuerte recesión del año pasado. Con las correcciones hacia atrás, se cumplen tres meses en los que la caída de la actividad no es compensada por el agro: excluyendo el aporte del agro que creció +0,8%, el EMAE hubiera crecido +5,4% i.a.

En el primer mes del año, la actividad económica logró superar los niveles previos a la recesión iniciada en agosto de 2023. De este modo, la prolongada recesión iniciada en aquel momento y que fue profundizada durante el comienzo de 2024 con un fuerte recorte del gasto público y una corrección de precios relativos que afectó el poder adquisitivo, logró revertirse en los últimos meses del año. El repunte fue especialmente marcado a partir de junio.

 

A nivel sectorial, siete sectores se ubicaron por encima de los niveles de enero de 2024. Se destaca el fuerte aumento de la intermediación financiera (+25,7% i.a.), seguido por comercio, que avanzó un 11,3% i.a. Por su parte, la construcción registró su primera variación interanual positiva (+1,9%) tras 13 meses consecutivos de caída.

Sin embargo, se deben tomar con cautela las subas en Construcción y Comercio, ya que enero de 2024 fue un mes particular atravesado por la recesion y el freno en la obra pública. En el caso de comercio, la suba internual no implica necesariamente un fuerte repunte en enero de 2025, sino que se debe a la baja base de comparación. No obstante, el sector muestra una progresiva recuperación, y creció 10,9% s.e. desde el piso de abril. Aún así, sigue 2,6% por debajo de enero de 2023, un mes más representativo para evaluar su desempeño sin el efecto de la recesión.

Lo mismo ocurre al analizar las caídas interanuales: si bien se observa una moderación en las bajas, esto se debe principalmente a la mala base de comparación mencionada anteriormente. Sin embargo, se destaca la fuerte caída mensual de Hoteles y Restaurantes (-27,9%) en la serie desestacionalizada, explicado por el encarecimiento relativos de estos servicios, que fueron en parte sustituidos por el turismo emisivo. En enero, el turismo emisivo subió un 74,9% respecto mismo mes del año anterior, equivalente a mas de dos millones de personas. En contraste, el turismo receptivo se redujo un 25,8% i.a.

¿Qué esperamos hacia adelante?

Si bien la economía mostrará un crecimiento genuino, la recuperación continuará siendo heterogénea. Algunos sectores no lograrán recuperar lo perdido en 2024, como la industria y la construcción. En contraste, otros sectores que también sufrieron caídas el año pasado lograrán recomponerse en 2025, entre ellos el comercio, la actividad inmobiliaria y la intermediación financiera. Por otro lado, los sectores primarios —minería, petróleo y agro—, que moderaron la caída de la actividad a lo largo de 2024, mantendrán su sendero de crecimiento en 2025. No obstante, la recuperación de la actividad continuará con oscilaciones mes a mes y con diferentes velocidades según los sectores.

Los indicadores adelantados de actividad sugieren que febrero continuará con un crecimiento moderado, pero cada vez a un menor ritmo y con oscilaciones como viene ocurriendo desde octubre. En esa línea, las ventas minoristas PYME que habían registrado variaciones positivas en términos desestacionalizados desde octubre, revirtieron la tendencia en enero y profundizaron la caída en febrero (-2,9%). En contraste, el consumo masivo (según Nielsen) mantiene variaciones positivas desde octubre, mientras que el crédito al consumo creció un 6,3% en febrero.

Por su parte, la industria y la construcción tampoco muestran un patrón claro a pesar de haber superado el piso de la recesión. Con relación a la construcción, el Índice Construya repuntó en febrero (+6,7% s.e.) luego de presentar caídas mensuales desde julio, mientras que los despachos de cemento actuaron en sentido contrario, luego de tres meses al alza, cayeron -2,4%. La industria continuó creciendo en febrero en la producción de acero (+5,7% s.e.) y en la producción de automóviles (+3,5% s.e.). En la misma línea se encuentran el patentamiento de automóviles 0 km (+5,8%) y las ventas de autos usados (+0,1%).

Más allá de lo mencionado, y dejando de lado los temores que existían acerca de problemas en la cosecha, un contexto internacional todavía tenso y el hecho de transitar un año electoral, podrían agregar más ruido a la recuperación de la actividad.

La corrección de la actividad del año pasado nos permite pensar en un crecimiento del orden del 5% para el 2025, acompañado por importantes mejoras en la inversión y el consumo privado (+5,2%). De esta forma, el 2025 revertirá la caída del 2024 en términos de actividad.

 

 

El Libragate resiente la imagen del Gobierno, pero en menor medida que Milei

Habiendo pasado un mes del renombrado escándalo por la difusión del token $LIBRA por parte del presidente, la evaluación de desempeño del gobierno de Javier Milei registroen marzo una caída de algo más de 4 puntos porcentuales en la valoración positiva, y un incremento de 3,5 puntos porcentuales de la valoración negativa. Se trata de un registro que muestra un deterioro más atenuado del que se registró en la propia imagen de Javier Milei, lo que pudiera llevar a concluir que el impacto fue más decidido sobre la figura del presidente que sobre la imagen de su gestión, que aun así muestra un diferencial negativo de más de 10 puntos porcentuales.

Aun con el resentimiento en la imagen de gobierno registrada este mes, sus niveles de apoyos se mantienen por encima de los niveles de apoyos de los últimos dos mandatos presidenciales. El 40,3% de Javier Milei es un nivel de aprobación que 4 p.p. por encima del nivel que registraba Mauricio Macri a esta misma altura de su mandato, y más de 10 p.p. por encima del registrado por Alberto Fernández al mismo momento.

Pero como también lo venimos advirtiendo, no ocurre lo mismo con el nivel de desaprobación del desempeño del gobierno de Javier Milei, que sí es más bajo que el que registrábamos con Alberto Fernández a esta misma altura del mandato (63,9%), pero es más alto que el nivel de rechazo que registramos durante la gestión de Mauricio Macri a esta misma altura del mandato (42.6%).

El Libragate reubica a la corrupción como el principal problema del país 

En materia de preocupaciones, el dato destacado es la vuelta al top del ranking de la preocupación por la Corrupción, justo luego de que el gobierno atravesara el escándalo Libra, que despertó sospechas sobre la actitud del presidente en el asunto. Por otro lado, la Inseguridad siguió creciendo en términos de preocupaciones y llega a un nuevo máximo de toda nuestra serie, y la otra nota destacada es el descenso a un nuevo piso histórico de la preocupación por la inflación que perfora el piso del 10% y cae a 8,4% de menciones, el nivel más bajo de toda la serie. De hecho, la combinación de preocupaciones económicas (inflación y desempleo) sigue siendo una de las más baja de toda la serie, que lleva más de 10 años, solo superadas por la baja cantidad de menciones a esas preocupaciones que se registraron durante la pandemia.

Pero la vuelta al tope del ranking de la preocupación por la corrupción tiene algunas aristas interesantes para analizar, y que ayudan a entender el crecimiento de esa preocupación este mes en particular. Y la arista más llamativa es la creciente cantidad de menciones que registramos a esta preocupación entre los votantes de Sergio Massa. Siendo dentro de los grupos numerosos de votantes, los más opositores a Javier Milei, y habiendo ocurrido lo del caso Libra este último mes, no llama la atención que ese segmento de votantes deposite su preocupación en la corrupción.

Por otro lado, y en sentido opuesto, marzo marca un nivel muy bajo de preocupación por la Corrupción de votantes de Milei. De hecho, el 23% de menciones a la Corrupción como preocupación es el nivel más bajo de todo el ciclo. Mostrando una reacción contraria a la de votantes opositores. Como si LIBRA hubiera operado para incentivar o desincentivar preocupaciones.

¿Qué ocurrió en el mercado laboral el último año?

En base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), el INDEC informó que la tasa de desempleo se redujo al 6,4% de la Población Económicamente Activa (PEA) durante el cuarto trimestre del año pasado. De esta forma, el desempleo aumentó +0,7 puntos en comparación con el cuarto trimestre de 2023, cuando estaba en 5,7%.

La tasa de actividad se mantuvo elevada, alcanzando el 48,8% de la población económicamente activa de los 31 aglomerados urbanos, su nivel más alto desde 2016. La participación en el mercado laboral creció 1,4% i.a. en el 2024 respecto el 2023, superando el crecimiento poblacional (aproximadamente 1%). Esto puede estar vinculado al inicio de la recuperación de la actividad a fines del año pasado, sobre todo en diciembre. También puede estar relacionado a que, dentro de los hogares, más integrantes deben incorporarse al mercado laboral para sostener los ingresos familiares.

La mejora en los distintos indicadores laborales dependerá de la trayectoria de la actividad. Si la economía continúa con la recuperación económica seguramente traccionará el nivel de empleo en todas sus modalidades y evitará que el desempleo continúe creciendo. A su vez, será relevante la heterogeneidad entre sectores en la recuperación de la actividad. Si bien esperamos que dos de los sectores más demandantes de empleo -industria y construcción- crezcan en 2025, no creemos que la expansión sea tal como para compensar la caída del 2024. No obstante, dado que el impacto de la recesión fue relativamente acotado en el mercado de trabajo, es de esperar que la recuperación posterior tampoco tenga un efecto diferencial.

 

En base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), el INDEC informó que la tasa de desempleo se redujo al 6,4% de la Población Económicamente Activa (PEA) durante el cuarto trimestre del año pasado. De esta forma, el desempleo aumentó +0,7 puntos en comparación con el cuarto trimestre de 2023, cuando alcanzó 5,7%.

La tasa de actividad se mantuvo elevada, alcanzando el 48,8% de la población económicamente activa de los 31 aglomerados urbanos, su nivel más alto desde 2016. La participación en el mercado laboral creció 1,4% i.a. en el 2024 respecto el 2023, superando el crecimiento poblacional (aproximadamente 1%). Esto puede estar vinculado al inicio de la recuperación de la actividad a fines del año pasado, sobre todo en diciembre. También puede estar relacionado a que, dentro de los hogares, más integrantes deben incorporarse al mercado laboral para sostener los ingresos familiares.

El nivel de empleo alcanzó el 45,7% y, en este sentido, la cantidad de ocupados creció del 0,6% i.a., impulsada por un aumento cercano al 6% i.a. en el cuentapropismo. El empleo asalariado cayó 1,5% i.a., siendo mayor la caida del emplo formal (Casi 2% i.a.), mientras que el empleo informal se redujo en -0,8% i.a.

A pesar de que el empleo creció, el aumento en la desocupación, la subocupación y la ocupación demandante elevó la presión sobre el mercado laboral. Esto da cuenta tanto de una mayor necesidad de complementar y/o mehorar los ingresos laborales y de las condiciones poco deseables que muchos trabajadores enfrentan actualmente en sus empleos. Este escenario sugiere, que la búsqueda de empleo no se ha desalentado y que una mayor actividad económica podría generar mayor demanda de empleo.

Es probable esta tendencia se mantenga mientras los salarios no superen la inflación en la medida que las personas lo deseen. En este contexto, considerando que no debemos esperar mejoras salariales reales significativas en los próximos meses, la pregunta es si este escenario será suficiente para mantener la recuperación del consumo, como ocurrió en la segunda mitad de 2024.

En conjunto, el año cerró con un mercado laboral menos afectado de lo esperado, a pesar de la prolongada recesión, el fuerte recorte del gasto público y la paralización de la obra pública. No obstante, fueron los sectores mas informales del empleo y el ajuste por precios, en lugar de cantidades, los que ayudaron a mitigar el impacto general.

A modo de resumen, durante 2024, el desempleo promedio fue de 7,2%, creciendo 1,0 p.p. respecto a 2023. Asimismo, la mayor participación en el mercado de trabajo implicó un crecimiento de 0,3% i.a. en los ocupados, impulsado por un aumento del 3,5% i.a. en el cuentapropismo. En contraste, el empleo formal se redujo un 1,5% i.a., mientras que el empleo informal cayó un 1,2% i.a.

¿Qué esperamos hacia adelante?

La mejora en los distintos indicadores laborales dependerá de la trayectoria de la actividad. Si la economía continúa con la recuperación económica seguramente traccionará el nivel de empleo en todas sus modalidades y evitará que el desempleo continúe creciendo. A su vez, será relevante la heterogeneidad entre sectores en la recuperación de la actividad. Si bien esperamos que dos de los sectores más demandantes de empleo -industria y construcción- crezcan en 2025, no creemos que la expansión sea tal como para compensar la caída del 2024. No obstante, dado que el impacto de la recesión fue relativamente acotado en el mercado de trabajo, es de esperar que la recuperación posterior tampoco tenga un efecto diferencial. 

USA: Aranceles y miedos de estanflación

Aranceles e inflación

El primer anuncio de política económica que realizó la nueva administración estadounidense, liderada por Donald Trump, fue la futura implementación de aranceles para las importaciones. La medida persigue un doble objetivo: incentivar la producción nacional en reemplazo de bienes de origen exterior y mejorar los ingresos para reducir el déficit fiscal que atraviesa el país norteamericano (cerca de 7%).

Cabe destacar que esto fue visto como una gran sorpresa para los mercados, ya que en la anterior experiencia de gestión del mencionado presidente había tardado casi un año en poner en marcha una política de estas características, además de hacerlo de forma mucho menos agresiva.

Luego de varias semanas de amenazas, Donald Trump efectivizó los incrementos de ciertas alícuotas. Por un lado, se amplió el arancel para las importaciones de origen chino, que pasaron de sufrir un 10% de cargo a 20%. Por otro, tanto los productos mexicanos como canadienses contarán con un arancel de 25%, haciendo realidad los anuncios del presidente estadounidense en su asunción. Como era de esperarse, las respuestas no tardaron en llegar: el primer ministro canadiense anunció un arancel reciproco por los próximos 21 días, mientras que China también impondrá un arancel para los productos agropecuarios importados desde Estados Unidos.

Además de configurar un escenario hostil a nivel geopolítico y un inicio de guerra comercial, hay un gran temor a que la medida tenga impactos inflacionarios significativos en la economía estadounidense. Si bien la inflación de febrero mejoró levemente respecto a las expectativas del mercado, aún se encuentra lejos del target del 2% de la FED. En el segundo mes del año, la variación interanual del CPI fue de 2,8%, 0,2 p.p. menos que el mes anterior pero aún se mantiene en un nivel elevado. A pesar de esto, la calma no llegó a las expectativas de inflación, que en febrero aceleraron hasta 4,9% y tocó su pico máximo desde noviembre de 2022, momento donde la inflación estaba en niveles considerablemente más altos.

La continuidad de los aranceles será clave en la configuración del escenario geopolítico y comercial a nivel internacional, pero también podría ser una pieza fundamental en las cuentas fiscales. Incrementar los ingresos por esta vía podría dejar espacio para reducir impuestos internos y así atraer empresas a los Estados Unidos, fortaleciendo la producción dentro de las fronteras para empresas nacionales.

Forward looking: adelanto de importaciones

Los anuncios de Donald Trump no fueron neutrales para el entramado empresarial estadounidense. Visualizando un aumento en el costo de los insumos y bienes finales importados, los productores americanos tomaron la decisión de adelantar las compras de aquellos bienes que provienen del exterior. El significativo aumento de las importaciones profundizó la balanza comercial negativa preexistente, que en enero llegó a un mínimo histórico con un déficit de USD 131.382 M. A su vez, la contracción mensual de enero con respecto a diciembre fue la más profunda de la que se tenga registro.

A raíz de este cambio en la dinámica de importaciones, la FED de Atlanta reestimó su nowcast de PIB para el primer trimestre de 2025. Mientras que el 26 de febrero estimaba un crecimiento anualizado de 2,3%, en sus siguientes publicaciones cambió radicalmente el resultado, entrando en terreno profundamente negativo. Actualmente, la estimación arroja una caída de 1,8% del PIB y los temores por una estanflación incrementaron.

Por su parte, el consumo, principal componente del producto estadounidense, ya empieza también a mostrar señales desalentadoras. Luego de un año mostrando avances mes a mes, en enero el consumo de las familias cayó 0,5% respecto a diciembre 2024, equivaliendo a una variación anualizada de -5,5%. La caída en el primer mes del año fue la más alta desde febrero 2021, coyuntura aún atravesada por los efectos de la pandemia.

Matizando a este contexto desafiante, el mercado laboral muestra señales mayormente positivas. Un desempleo que todavía se mantiene en niveles bajos y un crecimiento sostenido, pero desacelerando, de la creación de nóminas no agrícolas brindan buena salud al mercado laboral. Además, el JOLTS de enero exhibió que las vacantes de empleo crecieron mes contra mes y estuvieron por encima de las esperadas por el mercado.

Tasa sin cambios

En un contexto donde la actividad muestra señales de alerta y la inflación no cede al ritmo esperado, la FED decidió mantener su tasa de interés en el rango de 4,25%-4,5% por tercera reunión consecutiva. Esta pausa en el proceso de baja de tasas, iniciado en septiembre de 2024, refleja la tensión entre sus dos objetivos principales: reducir la inflación sin empujar a la economía a una recesión.

El ciclo de reducción de tasas comenzó con la intención de lograr un soft-landing, es decir, enfriar los precios sin frenar demasiado la actividad. Sin embargo, la persistencia de ciertas presiones inflacionarias y las señales mixtas desde el frente productivo llevaron a la FED a recalibrar su estrategia en diciembre, optando por una pausa que se mantiene hasta hoy. A partir del informe del FOMC, la FED lee un escenario con mayor incertidumbre que en diciembre y elige adoptar una estrategia de wait and see. El dot plot, por su parte, muestra que la FED ve dos recortes de tasa para lo que queda de 2025, finalizando el año en el rango de 3,75% – 4,00%.

Por su parte, las expectativas de mercado respecto a la tasa vienen marcando señales de una baja más agresiva de tasas. Mientras que a principios de febrero el mercado esperaba solo una baja de tasas de 0,25 bp en 2025, el cambio de pronóstico en el nowcast de Atlanta llevó a los mercados a proyectar un sendero de tasas más bajista con tres bajas durante este año. La expectativa más dovish del mercado a comparación del dot plot de la FED puede deberse a la modificación en las proyecciones de crecimiento que este organismo publicó: pasó de proyectar un crecimiento de 2,1% a 1,7% para 2025.

El contexto de la economía americana no es neutral para nuestro país. Una tasa estadounidense en un nivel más elevado continuaría dificultado el acceso al crédito internacional, a la par que fortalecería el dólar y disminuiría el precio de los commodities, perjudicando a emergentes. Sin embargo, la implementación de aranceles puede significar una oportunidad para Argentina. Si bien las tarifas podrían generar una guerra comercial y un cierre de ciertos mercados, también se abre la chance de que otros países pueden recurrir al nuestro para poder importar ciertos bienes, abriéndose así nuevos mercados para nuestro país.

Se sostiene el superávit fiscal

¿Cómo le fue al fisco en febrero?

El Sector Público Nacional No Financiero registró en el segundo mes del año un superávit primario de $1,2 billones. Con intereses que ascendieron a $0,9 billones, el superávit financiero resultante fue de $0,3 billones. Siguiendo la tónica observada en enero, el gasto primario creció más que los ingresos totales, que lograron revertir la contracción registrada en enero en la comparación interanual. No obstante, tanto el desempeño de los recursos como el de las erogaciones se encuentran condicionados por una baja base de comparación del año previo.

¿Qué explicó el resultado fiscal de febrero?  En esta oportunidad, los ingresos tributarios registraron una nueva alza real de 8,8% i.a y acumulan tres meses de expansión. A diferencia de enero, los recursos provenientes del Comercio Exterior registraron incrementos reales, mientras que tributos clave como el IVA, Ganancias y las Contribuciones a la Seguridad Social siguieron respaldando la recaudación, en un contexto de nulos ingresos excepcionales y sin contar con el soporte esencial que representó el Impuesto PAIS en 2024.  Por su parte, el gasto primario profundizó su recuperación, pero se encuentra en niveles históricamente bajos, situación que se replica para el gasto de capital y las transferencias a provincias que aumentaron con fuerzaen la comparación interanual, impulsados por la baja base de comparación de febrero de 2024.

Los Ingresos Totales crecieron 5,4% en la comparación interanual, pero terminaron un 14% por debajo de lo recaudado en enero. Históricamente febrero no es un mes de altos ingresos fiscales, sin embargo, este mes se encuentra en mínimos históricos registrados en el segundo mes del año (solo superado por 2020 y 2024).

Al interior de los ingresos tributarios se mantuvo la estructura observada en enero, con excepción de los ingresos provenientes del comercio exterior que en esta oportunidad contribuyeron positivamente creciendo 21% i.a real.

Sumado a ello, el repunte de los ingresos vinculados al nivel de actividad ha sido clave para dar sostén a la recaudación. Tanto IVA, como Ganancias y Seguridad Social volvieron a marcar contundentes mejoras reales respecto a los números de 2024, sin embargo, se redujeron en la comparación mensual. En detalle, el Impuesto al Valor Agregado, si bien cayó 14% respecto a lo recaudado en enero, avanzó 2,5% en la comparación interanual traccionado tanto por el IVA DGI como por el IVA DGA (que creció 9% i.a real luego de 11 meses de caída ininterrumpida). 

Por su parte lo recaudado por el impuesto a las Ganancias evidenció un crecimiento interanual real de 33% y acumula un cuatrimestre de subas ininterrumpidas. Cabe destacar que en los primeros meses del año anterior no se encontraba vigente el impuesto a las ganancias para la cuarta categoría hasta la puesta en marcha del Paquete Fiscal de la Ley Bases. En sintonía, los ingresos vinculados a la Seguridad Social avanzaron en términos reales un 32% interanual acumulando un semestre en alza.

Por el lado de las erogaciones, el Gasto Primario continúa en ascenso incrementándose en términos reales 19% i.a. De hecho, al analizar los números registrados en febrero de los últimos diez años, se observa que el monto ejecutado en esta ocasión solo supera al alcanzado en febrero del año pasado.

En cuanto al Gasto Social, las prestaciones crecieron 31% con incrementos en todas las partidas (excepto el item Otros Programas). En detalle, las Jubilaciones y Pensiones (incluyendo las Pensiones No Contributivas) le ganaron 50% a la inflación en la comparación interanual y acumulan cuatro meses de crecimiento real. En sintonía, la AUH sostuvo su crecimiento real (+58% i,a) y las Prestaciones del PAMI avanzaron 32%.

Tanto el Gasto de capital como las Transferencias a Provincias experimentaron un marcado crecimiento real interanual, pero la explicación radica en una baja base de comparación, ya que ambas partidas se encuentran en niveles históricamente bajos. De la misma manera, las erogaciones en Subsidios Económicos (que en 2024 redujeron su participación en términos del PIB en 0,6 p.p.) se ubican en su cifra más baja registrada en los últimos diez años. Esta partida cayó en febrero 37% y acumula 14 meses en rojo.

Por último, al descontar el efecto precios los Gastos en Funcionamiento (mayormente salarios) se mantuvieron a raya en relación al mismo mes de año previo, mientras que las Transferencias a Universidades se mantuvieron en terreno negativo un 60% i.a. por debajo de lo transferido en febrero 2024.

¿Qué esperamos hacia adelante?

El logro fiscal obtenido en 2024, producto de un marcado recorte del gasto público, le ha permitido dar al Gobierno una clara señal acerca de su compromiso con el orden fiscal. Sin embargo, en 2025 (año electoral donde históricamente aparecen mayores presiones sobre el gasto) sobran los argumentos para desviarse del rumbo elegido.

En concreto, el Gobierno apela a que una pronta recuperación de los tributos vinculados al nivel de actividad motorice la recaudación, ya que no cuenta con el aporte del Impuesto PAIS y no se prevén otros ingresos excepcionales.

En caso de que la economía interrumpa su recuperación, el orden fiscal deberá mantenerse pasando el bisturí sobre el gasto primario, que se encuentra ya en mínimos históricos. Considerando que más de la mitad del gasto se encuentra indexado por la nueva Ley de Movilidad Jubilatoria, un cambio en la composición de este ya no será tan flexible como lo fue en 2024.

En suma, con una pronta recuperación de la economía y manteniendo la austeridad fiscal el Gobierno debería poder alcanzar un superávit primario en 2025. No obstante, la magnitud de este dependerá de como se desarrolle el escenario electoral.