Según el INDEC, la inflación alcanzó el 2,8% en septiembre (+0,1 p.p. respecto al mes anterior), acumulando 22,3% en los primeros nueve meses del año. De esta manera, los precios alcanzaron el 36,6% i.a., representando la dinámica más baja de los últimos veinticinco meses.
Por su parte, el IPC GBA Ecolatina trepó 2,4% entre la primera quincena de octubre y el mismo período de septiembre. Sin embargo, la leve desaceleración respecto al dato del mes de septiembre sería pasajera. Esto se debe a que la autorización a nuevos aumentos en precios cuidados/máximos traccionará al alza los alimentos en la segunda quincena, al incremento del componente impositivo en los combustibles y a un incremento en precios de bienes (semi)durables (electrónicos, artefactos, etc.) producto de una mayor inestabilidad cambiaria, que se refleja en la creciente brecha con las cotizaciones paralelas. Por este motivo, prevemos que la inflación se mantendrá en la zona del 3% en el décimo mes del año.
Con negociaciones paritarias pendientes que parecen haberse arreglado con aumentos de suma fija (como fue el caso de los empleados de comercio, el más significativo), la cuestión cambiaria es el principal factor que determinará la dinámica inflacionaria en el corto plazo.
Pese a que el Ejecutivo no quiere una corrección del dólar oficial, para evitarla tiene que romper lo antes posible el círculo vicioso de caída de reservas y aumento de la brecha cambiaria y viceversa. En este sentido, un leve desplazamiento de la cotización oficial -no necesariamente una fuerte depreciación-, así como un nuevo esquema -desdoblamiento formal- o mayores restricciones -complicando la oferta de bienes no esenciales-, podrían presionar sobre el nivel de precios en los próximos meses.
En síntesis, esperamos que la suba de precios se mantenga en la zona de 3% mensual, con el riesgo que la misma se acelere si las crecientes presiones cambiarias no se contienen. Con estos números, proyectamos que la inflación cerrará el 2020 en torno al 36%.