Precios

En mayo la inflación volvería a acelerarse

El IPC GBA Ecolatina creció 9,7% en la primera quincena de mayo respecto al mismo período de abril. La aceleración se debe principalmente al arrastre que dejaron los aumentos de la última semana de abril, motivados esencialmente por el salto en los dólares libres, que no fueron totalmente captados en el índice de abril, en conjunto con aumentos en tarifas de servicios públicos (gas, electricidad, subte, colectivos, trenes).

El IPC Núcleo se aceleró al 9,3% m/m, +1,6 p.p. respecto a la primera quincena de abril. Por su parte, los Regulados crecieron 12,7%, impulsados por los aumentos ya mencionados. Por último, los Estacionales (+6,9%) desaceleraron 5,2 p.p. respecto a la primera quincena de abril.

El desempeño por capítulos

El precio de los Alimentos y Bebidas trepó 8,1% m/m. El índice, a diferencia de meses anteriores, logró elevarse por debajo del promedio, favorecido por una menor evolución en Verduras (+1,6%) y Frutas (+4,4%). Por el contrario, los productos asociados al Consumo Masivo subieron 8,4%. Al interior del capítulo se destacaron los aumentos en Pescados y mariscos (+26,5%), Comidas listas para llevar (+24,6%), Facturas (+14,5%), Arroz (11,6%), Leche (+11,4%), Pan (+10,9%) y Huevos (+10,7%).

Además, se destacó el aumento en Vivienda y servicios básicos (+18,5%), impactado por los incrementos en Electricidad, Gas y Alquileres.

Por otra parte, resaltaron los crecimientos de los capítulos de Esparcimiento (+13,1%), impulsado por los aumentos en Transporte por Turismo (+33,4%) y en Alojamiento y Excursiones (+17,4%), y en Equipo y Mantenimiento del Hogar (+8,8%), traccionado por los aumentos en bienes durables luego del aumento de los dólares paralelos la última semana de abril.

¿Qué esperamos para los próximos meses?

Para la segunda quincena del mes esperamos una desaceleración en la comparación respecto al mismo lapso de abril, frente a una menor incidencia del alza en los dólares paralelos, ubicando al IPC GBA Ecolatina en torno al 9%. No obstante, este sería el mayor registro para nuestro IPC desde abril de 2002 (+10,9%).

El proceso inflacionario adquirió una dinámica propia difícil de frenar, frente a expectativas que vuelven a desanclarse, falta de credibilidad en los hacedores de política económica para coordinar expectativas y la ausencia de un programa de estabilización, lo cual contribuye a ir consolidando pisos cada vez más elevados para la velocidad de los precios.

La dinámica de la inflación actual no es sólo cuantitativamente distinta a la del pasado, sino cualitativamente disímil, cuya inercia se ve alimentada por una creciente indexación y acortamiento en los plazos de los contratos, en un marco de creciente incertidumbre propia de la transición electoral y de ausencia de las anclas tradicionales: no hay margen para congelar las tarifas de servicios públicos o atrasar sustancialmente el tipo de cambio oficial (como ocurrió frente a las elecciones de 2021), mientras que las paritarias ejercerán presión en el año electoral.

A eso se le suma el impacto de las restricciones a las importaciones, precios más sensibles a los movimientos de los dólares libres, incidencia de las expectativas de devaluación y el impacto del “dólar agro” sobre ciertos alimentos, con un programa “Precios Justos” con escasa influencia.

Por estos motivos, no esperamos una desaceleración para el resto del año, con el 2023 que tendría un piso superior al 130%.



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