Esta semana cambiaria y financiera superó cualquier película de terror: el dólar se disparó cerca de 25% y el riesgo país rondó los 1.700 puntos básicos. El detonante de esta dinámica de crisis fueron las elecciones primarias y el probable cambio de signo político que tendrá nuestro país a partir del 10 de diciembre. En los últimos dos días de la semana el dólar retrocedió 4% (tras haber subido 30% en los primeros tres días), gracias a señales políticas de conciliación y una mayor intervención del Banco Central. Más allá de esta mejora transitoria, la “tranquilidad” pende de un hilo y deberá renovarse constantemente. Este contexto de crisis no podrá darse por superado, por lo menos, hasta que el próximo gobierno transcurra con éxito sus primeros meses de gestión, ya que en medio de esta extrema volatilidad cualquier mínimo movimiento podría desatar una nueva corrida cambiaria y financiera.