En enero de 2020, el intercambio de bienes comercial resultó superavitario en USD 1.015 millones, lo que representa un avance de 170% en relación con el registrado en igual mes de 2019, cuando el saldo había sido positivo en USD 372 millones. Lastimosamente y al igual que el año completo 2019, el saldo positivo fue producto del deterioro de las importaciones (-16% i.a.) y no por el crecimiento de las exportaciones (-0.8% i.a.).
Analizando las exportaciones, estas alcanzaron los USD 4.550 millones, lo que representó un virtual estancamiento en relación con enero de 2019. Este resultado no solo obedeció al deterioro de los precios (-2,2% i.a.), sino también al magro crecimiento de las cantidades exportadas (+ 1,5% i.a.). En este sentido, las cantidades de 3 de los 4 rubros que componen las exportaciones tuvieron un desempeño negativo en enero: Combustibles y Energía (-23% i.a.), Manufactura de Origen Agropecuaria (-8% i.a.) y Manufactura de Origen Industrial (-2% i.a.). En tanto, Productos Primarios mostró un avance (+22% i.a.), atenuando la caída general.
Por otro lado, las importaciones alcanzaron los USD 3.534 millones y se ubicaron en el nivel más bajo desde 2010, para un mes de enero. Al igual que en 2019 y parte de 2018, dicha dinámica se explica por el achicamiento de la economía argentina ante la crisis cambiaria y la lenta recuperación (que aún no llega). En este sentido, tanto los precios como las cantidades se redujeron en su comparación interanual 7% y 10% i.a. respectivamente. Entre las peores caídas de las cantidades compradas, resaltó Vehículos (-50% i.a.), le sigue en orden Piezas y accesorios (-18% i.a.), Bienes de consumo (-8% i.a.), Bienes de capital (-7% i.a.), Bienes Intermedios (-2% i.a.) y Combustibles y lubricantes (-2% i.a.).
Hacia adelante, proyectamos cerrar 2020 con un superávit en la balanza comercial de USD 16.000 millones, similar al de 2019. Dicho dinamismo será explicado por el pobre desempeño tanto de las exportaciones como de las importaciones. En este sentido, las perspectivas de mejora de la economía brasileña y un tipo de cambio real más alto, podría estimular los envíos al exterior. Por el lado de las importaciones, la baja performance de la economía doméstica, en conjunto con políticas comerciales más agresivas, seguirán morigerando a las importaciones, aunque a un ritmo menor (cercana al -1% i.a.).