La semana pasada, el Tesoro Nacional anunció que subastaría de manera diaria USD 60 millones entre abril y noviembre y el Banco Central extendió su meta de crecimiento cero de la base monetaria (sinónimo de tasa de interés alta) hasta noviembre. Ambas medidas apuntaban a “pisar” las expectativas y el tipo de cambio respondió con una baja de 3% en tres jornadas. Sin embargo, al comienzo de esta semana, el escenario internacional envío algunas señales adversas (desaceleración en el crecimiento de Europa, nuevos conflictos políticos en Brasil) y la calma se desmoronó: la divisa trepó a 42 ARS/USD y se ubicó a 7,3% de la banda baja de la zona de no intervención cambiaria (cuando el BCRA orienta sus esfuerzos para minimizar esta brecha). Si bien el dólar se fortaleció a nivel global, otra vez el peso fue la moneda más golpeada: por caso, el real brasileño se depreció menos de 2% en la semana. En consecuencia, podemos afirmar que si bien las presiones podrían atenuarse en los próximos días, no se disiparán de manera permanente, por lo menos, en el corto plazo.
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