El Sector Público Nacional No Financiero registró en febrero el segundo superávit financiero consecutivo del año, una tendencia fiscal que no se evidenciaba desde principio del 2011. ¿Qué explicó el superávit fiscal en febrero? Si bien los ingresos mostraron una caída real del 6% i.a. (en enero habían empatado con la inflación), el marcado recorte sobre el Gasto Primario volvió a explicar la mejora en las cuentas fiscales (-36% i.a. real).
¿Qué partidas del gasto fueron las más afectadas? Más allá del recorte transversal sobre todas las partidas del gasto que continuó en febrero, el ajuste estuvo explicado mayormente por la reducción real del gasto social (-30% i.a.) producto del rezago en la fórmula de movilidad (ajusta trimestralmente en base a la nominalidad de 3 meses atrás) y el techo nominal en las partidas destinadas al refuerzo de ingresos (tanto para jubilados y pensionados como para otros sectores vulnerables). En números, las Prestaciones Sociales explicaron el 46% del recorte sobre el Gasto Primario.
El ancla fiscal es el eje principal del programa económico delineado por las autoridades. Mediante el anuncio del objetivo de un equilibrio fiscal para 2024 y el establecimiento de una meta más exigente con el FMI (superávit primario de 2% del PIB), el Gobierno pretende impulsar un cambio de régimen económico que regenere la credibilidad y confianza, lo cual es central también dentro de la estrategia monetaria-cambiaria. Pese a mostrar dos meses consecutivos con superávit financiero en lo que va del 2024, las características del ajuste implementado sobre el gasto y la dinámica que podría adoptar la recaudación en un contexto recesivo siembran incertidumbre sobre la sostenibilidad (tanto social como política) de la estrategia a lo largo del año.
¿Cómo le fue al fisco en febrero 2024?
El Sector Público Nacional No Financiero registró en febrero el segundo superávit financiero consecutivo del año, una tendencia fiscal que no se evidenciaba desde principio del 2011. En números, el resultado primario en febrero fue positivo por $1,2 billones (aunque por debajo del superávit evidenciado en enero). A su vez, producto de un pago de intereses que superó los $ 894.000 millones, el resultado financiero fue superavitario por más de $ 338.000 millones. Como resultado, las cuentas públicas acumulan un superávit primario por $ 3,2 billones (0,4% del PIB proyectado) y un superávit financiero por $856.000 millones (0,1% del PIB) en lo que va del año.
¿Qué explicó el superávit fiscal en febrero? Si bien los ingresos mostraron una caída real del 6% i.a. (en enero habían empatado con la inflación), el marcado recorte sobre el Gasto Primario volvió a explicar la mejora en las cuentas fiscales (-36% i.a. real). Sin embargo, la caída real en la recaudación de ciertos ingresos y las características del ajuste implementado sobre el Gasto Público siembran incertidumbre sobre la sostenibilidad de la estrategia fiscal para el resto del año.
¿Qué ocurrió al interior de las cuentas públicas?
Los ingresos volvieron a caer en términos reales en febrero (-6% i.a. real) luego de empatar con la inflación en enero. ¿Qué explicó el magro desempeño de los recursos? La caída real en los tributos asociados a la actividad económica y los ingresos, junto con una moderación de los Derechos de Exportación.
Por un lado, si bien el IVA mostró un incremento del 8,7% i.a. real, la suba se explica por una mejora en el IVA DGA que compensó la merma en los ingresos por IVA DGI producto de la caída en el nivel de actividad. En paralelo, El Impuesto a las Ganancias (que continúa afectado por el recorte de la cuarta categoría) mostró una nueva caída real del 36% i.a y las Contribuciones a la Seguridad Social continuaron en rojo (-22% i.a. real).
Más allá de la moderación en la evolución de los Derechos de Exportación (pasaron de crecer un 90% i.a. real en enero a un 34% i.a. real en febrero), los ingresos asociados al comercio exterior y la compra de divisas continúan siendo los principales pilares de la recaudación en 2024. Ahora bien, pese a que el Impuesto PAIS se cuadruplicó en términos reales con respecto a febrero del 2023, buena parte de la mejora se explicaría por la suscripción de la Serie 2 del BOPREAL, un factor extraordinario que volverá a jugar a favor en marzo, pero que ya no estará disponible una vez completada la Serie 3.
Por su parte, el Gasto Primario volvió a mostrar una marcada caída en términos reales: se redujo un 36% i.a. real (en línea con la reducción de casi el 40% i.a. real evidenciada en enero) y continúa en mínimos para los últimos años.
¿Qué partidas del gasto fueron las más afectadas? Más allá del recorte transversal sobre todas las partidas del gasto que continuó en febrero, el ajuste estuvo explicado mayormente por la reducción real del gasto social (-30% i.a.) producto del rezago en la fórmula de movilidad (ajusta trimestralmente en base a la nominalidad de 3 meses atrás) y el techo nominal en las partidas destinadas al refuerzo de ingresos (tanto para jubilados y pensionados como para otros sectores vulnerables). En números, las Prestaciones Sociales explicaron el 46% del recorte sobre el Gasto Primario. En particular, la reducción en jubilaciones y pensiones explicó el 39% del ajuste.
Las transferencias a provincias (tanto corrientes como de capital), gran foco de discusión en estos tiempos para el gobierno, profundizaron su caída en febrero (cayeron un 93% i.a. real) y se ubicaron por debajo de los $23.000 millones. Paralelamente, los Gastos de Capital (excluyendo lo transferido a provincias) mostraron nuevamente un ajuste real del 83% i.a. De esta manera, entre ambos rubros se explicó un 28% del ajuste sobre el Gasto Primario.
Mención aparte merecen los Subsidios Económicos, que se redujeron un 43% i.a. en términos reales (explicaron un 12% del ajuste). Sin embargo, la reducción en esta partida no estaría explicada por un ahorro genuino, sino por una postergación de pagos y compromisos, una práctica habitual en los últimos años. Concretamente, si bien se registraron pagos de caja a CAMMESA (empresa intermediaria en el sector energético) en febrero por $140.000 millones, se continuó acumulando deuda flotante en concepto de subsidios energéticos, lo cual compromete la cadena de pagos del sector energético.
Con una menor injerencia, los Salarios (-11% i.a. real), las Transferencias a Universidades (-25% i.a. real), los Bienes y Servicios (-36% i.a. real) junto con el resto de los gastos corrientes (-66% i.a. real) explicaron menos de un 14% del recorte.
¿Qué esperamos para 2024?
El ancla fiscal es el eje principal del programa económico delineado por las autoridades. Mediante el anuncio del objetivo de un equilibrio fiscal para 2024 y el establecimiento de una meta más exigente con el FMI (superávit primario de 2% del PIB), el Gobierno pretende impulsar un cambio de régimen económico que regenere la credibilidad y confianza, lo cual es central también dentro de la estrategia monetaria-cambiaria.
Dada la relevancia del ordenamiento en las cuentas públicas, el poder ejecutivo volvió a impulsar una nueva versión de la Ley de Bases y un paquete fiscal a tratar por separado (Ley de Medidas Fiscales Paliativas y Relevantes) en el Congreso. Gran parte de lo que suceda a mediano plazo en términos fiscales dependerá del resultado de la votación. En caso de que el nuevo intento no prospere, el Gobierno se verá obligado a buscar nuevas fuentes de recursos y a intensificar el recorte sobre ciertas líneas del gasto.
Pese a mostrar dos meses consecutivos con superávit financiero en lo que va del 2024, las características del ajuste implementado sobre el gasto y la dinámica que podría adoptar la recaudación en un contexto recesivo siembran incertidumbre sobre la sostenibilidad (tanto social como política) de la estrategia a lo largo del año.
En cuanto a los recursos, la recesión económica proyectada seguramente deteriore los ingresos asociados a la actividad, lo cual no sólo afectará a la Nación, sino que impactará con mayor fuerza sobre las cuentas públicas provinciales (ya perjudicadas por la modificación de Ganancias) dado que son mayormente impuestos coparticipables. A su vez, uno de los pilares de la recaudación durante los primeros meses de gestión fue (y será) el Impuesto PAIS, un recurso transitorio que en algún momento deberá reducirse si se pretende salir del CEPO.
Con respecto al gasto, el ajuste implementado sobre el Gasto Social (más de la mitad del gasto) será en parte compensado con el correr de los meses e incluso podría jugar en contra durante la segunda parte del año si la moderación inflacionaria se sostiene y sigue vigente la fórmula actual de movilidad. A su vez, el fuerte deterioro real de los ingresos ejercerá presiones sobre el gasto en los Salarios y Programas Sociales.
En cuanto a los Subsidios Económicos, si bien la actualización tarifaria aliviará las presiones sobre este rubro, será necesaria una normalización de los pagos y compromisos en algún momento del año para no generar aún más distorsiones en la cadena de pagos del sector energético.
Distinto es el caso para las Transferencias a las Provincias (discrecionales) y los Gastos de Capital, donde el Gobierno tiene un mayor margen de maniobra para recortar, pero allí entrarán en juego 2 elementos: la sostenibilidad fiscal de cada provincia y las negociaciones en el Congreso por la Ley Bases, el paquete fiscal y el DNU.
A modo de cierre, si bien estimamos que el objetivo de un equilibrio financiero luce sumamente desafiante en el contexto actual, vemos factible que el Gobierno termine con un superávit primario en 2024 (podría rondar el 1% del PIB) a costas del impacto de la recesión esperada sobre la economía. Esto último no dejaría de ser una señal positiva en cuanto a la dirección tomada tanto para el FMI como para los mercados financieros.