Tras el rebote de la actividad económica en julio-agosto (+3,7%), dejando atrás la peor fase del impacto de la sequía, la economía comenzó a perder fuerza en septiembre (+0,0% mensual), como anticipaban los indicadores adelantados. Esta dinámica estuvo influida por el impacto de la aceleración inflacionaria sobre los ingresos tras el sorpresivo salto discreto del tipo de cambio oficial a mediados de agosto (+22%).
Las ramas de Bienes y Servicios siguen mostrando dinámicas disímiles: los primeros son los que experimentan caídas más pronunciadas, principalmente por estar más afectados por la sequía y las restricciones a las importaciones.
Pese a la desaceleración esperada para la última parte del año, la actividad económica exhibirá en el promedio de 2023 una contracción menor a la esperada meses atrás, estimándose un retroceso algo por encima del 1%, pero que, excluyendo al sector agropecuario, presentaría un crecimiento algo menor al 1% i.a. este año.
Señales de estancamiento
Tras el rebote de la actividad económica en julio-agosto (+3,7%), dejando atrás la peor fase del impacto de la sequía, la economía comenzó a perder fuerza en septiembre (+0,0% mensual), como anticipaban los indicadores adelantados que analizamos en este informe. Esta dinámica estuvo influida por el impacto de la aceleración inflacionaria sobre los ingresos tras el sorpresivo salto discreto del tipo de cambio oficial a mediados de agosto (+22%).
Así, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) mostró una caída del -0,7% i.a. en el mes, exhibiendo así mermas interanuales en cinco de los primeros nueve meses del año y acumulando una contracción del -1,5% i.a. en el año. Las incidencias negativas más pronunciadas se observaron en la Industria Manufacturera (-0,6 p.p.) y Comercio minorista y mayorista (-0,1 p.p.).
Disparidades sectoriales
Las ramas de Bienes y Servicios siguen mostrando dinámicas disímiles: los primeros son los que experimentan caídas más pronunciadas, principalmente porque son el grupo más afectado por la sequía y las restricciones a las importaciones. En septiembre, los Bienes mostraron una caída del -1,1% i.a., acumulando una contracción del -5,1% i.a. en el año; mientras que los Servicios crecieron 0,6% i.a., acumulando una suba de 1,1% i.a. en 2023.
En este sentido, los sectores que hicieron que la actividad económica mostrara una leve caída en septiembre (-0,7% i.a.) en contraste al estancamiento de agosto (+0,1% i.a.) estuvieron explicados en mayor medida por actividades de servicios y construcción. Por caso, Comercio minorista y mayorista pasó de crecer 1,1% i.a. en agosto a caer -1,1% i.a. en septiembre, mientras que Hoteles y restaurantes desaceleró la mejora (de 3,2% i.a. en agosto a 2,1% i.a. en septiembre) e Intermediación financiera profundizó la caída (-0,3% i.a. a -1,7% i.a.). Además, la Construcción se estancó (+0,3% i.a. en septiembre en contraste al 2,1% i.a. en agosto) en un contexto de mayor incertidumbre pre-electoral.
Perspectivas para último trimestre del año
Crisis nominal, pero no de la economía real. Aún con el severo y múltiple impacto que generó la sequía y la marcada aceleración inflacionaria, Argentina terminará este año logrando esquivar la recesión técnica, definida como dos trimestres consecutivos de caída del PIB. De hecho, al excluir del EMAE al sector agropecuario se observa que la economía creció 0,9% i.a. hasta septiembre, mientras que aún con la desaceleración reciente la actividad cerró el tercer trimestre con un crecimiento desestacionalizado del 2,9%.
Las claves para entender cómo se logró amortiguar la incidencia de la sequía en el conjunto de la economía deben buscarse tanto por el lado de la (1) demanda, ante un sostenimiento del empleo y la búsqueda por adelantar consumos y darle un destino a un Peso que pierde rápidamente su valor, frente a la falta de alternativas de ahorro, sumado a la reciente recomposición de ingresos post-devaluación y un mayor consumo proveniente del turismo principalmente fronterizo ante una brecha cambiaria récord; como de la (2) oferta, mediante un flujo de importaciones que logró mantenerse relativamente a flote por medio del crecimiento récord en la deuda comercial, la activación del swap de monedas con China y el uso de reservas del BCRA, relajando el trade-off entre escasez de divisas y actividad económica.
Ahora bien, para el último trimestre del año estimamos que la economía comience tiende a enseñar una tendencia menos favorable: existen signos de un consumo privado que va perdiendo fuerza -por caso, el comercio minorista mostró una caída en dos de los últimos tres meses con estadísticas disponibles-, en conjunto a los limitantes que está trayendo los desequilibrios acumulados (los márgenes de maniobra para seguir desacumulando reservas son acotados). Además, no hay que descartar que con la asunción del nuevo gobierno se comiencen a implementar algunas correcciones de precios relativos que impacten negativamente sobre la actividad económica en el corto plazo.
Como venimos señalando, pese a esta desaceleración la actividad económica exhibirá en el promedio de 2023 una contracción menor a la esperada meses atrás, estimándose un retroceso algo por encima del 1%, pero que, excluyendo al sector agropecuario, presentaría un crecimiento algo menor al 1% i.a. en el mismo periodo.