Sector Externo

Por la recesión y el menor poder adquisitivo en dólares, el déficit de cuenta corriente rondaría USD 10.000 millones en 2019

El déficit de cuenta corriente alcanzó USD 3.850 millones en el primer trimestre de 2019 y acumula casi USD 22.000 millones en los últimos doce meses (-4,9% del PBI). Con estos números, el saldo negativo del trimestre se redujo a la mitad en comparación al registrado en igual período de 2018 previo a la crisis cambiaria.

Al igual que en las anteriores publicaciones, la dinámica de ajuste obedeció a la recesión que atraviesa la economía argentina y al desplome del poder adquisitivo medido en moneda extranjera. En este sentido, la reversión del saldo de bienes se explica por la disminución de las importaciones (-28% i.a.) ya que las exportaciones también se contrajeron en la comparación interanual (-2% i.a.). Respecto de la balanza de servicios, los resultados también fueron auspiciosos producto del deterioro de la actividad: el rojo acumuló USD 1.700 millones en el primer trimestre de 2019, reduciéndose a la mitad respecto del alcanzado entre enero y marzo de 2018 (USD -3.400 millones). Una vez más, la evolución respondió a la retracción de las compras externas (-27% i.a.) ya que las ventas también se achicaron, pese a la mayor competitividad cambiaria (-9% i.a.)

Por su parte, el rojo de rentas creció poco más de 10% i.a., al pasar de USD 4.500 millones en el primer trimestre de 2018 a USD 5.000 millones en 2019. Esta evolución refleja el mayor pago de intereses a no residentes en moneda dura (+30% i.a.), y va por carriles distintos al curso de la economía. En consecuencia, su dinámica no mejoraría en los próximos meses, más allá de qué pase con el nivel de actividad.

Por otro lado, la cuenta capital y financiera mostró un superávit de menos de USD 5.000 millones, lo que implica un ajuste cercano a USD 11.000 millones frente al primer trimestre de 2018. En este sentido, la inversión productiva se vio reducida en 6% i.a. (retroceso de las ganancias medidas en moneda extranjera), mientras que la inversión financiera prácticamente “se retiró” de la economía argentina (-98% i.a.) en un contexto de elevada inflación, inestabilidad cambiaria, volatilidad de tasas e incertidumbre político-electoral.

Como resultado de esta dinámica, las Reservas Internacionales se mantuvieron prácticamente inalteradas (mostraron una caída de solo USD 45 millones) en el período, cerrando el trimestre en USD 66.805 millones.

Para 2019 la dinámica de ajuste de la economía argentina se hará sentir “positivamente” en las cuentas externas. En este sentido, la cuenta corriente irá recortando su déficit gracias a un fuerte retroceso de las importaciones y, luego de un magro primer trimestre, un avance exportador (entre enero y marzo, la mejora en cantidades se vio contrarrestada por el retroceso de los precios, cosa que no se repetiría en lo que resta del año donde además entraría a jugar la sequía de 2018). Más allá de estas mejoras, el pago de utilidades y dividendos y principalmente el de intereses impedirían que la cuenta corriente pasara a terreno positivo. En consecuencia, la misma seguiría en rojo y acumularía un déficit cercano a USD 10.000 millones este año (poco más de 2% del PBI).

Por su parte, la cuenta capital y financiera mostrará también un ajuste significativo aunque, no obstante, el superávit sería más que suficiente para cubrir el rojo de cuenta corriente, siempre que se destraben los desembolsos del FMI (lo que, efectivamente, descontamos que pasará). Como resultado, las Reservas internacionales brutas volverían a crecer este año.



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