En mayo de 2019, el intercambio comercial de bienes con el resto del mundo arrojó un superávit cercano a USD 1.400 millones, revirtiendo de esta forma el rojo de mayo del año pasado (casi USD 1.300 millones). Esta dinámica fue el resultado tanto de un nuevo desplome de las importaciones (-28% i.a.) como así de un importante avance exportador (+16,5% i.a.).
Por el lado de las ventas al exterior, estas se beneficiaron en primer lugar de una baja base de comparación ya que mayo de 2018 fue el primer mes de caída (-6% i.a.) como consecuencia de la sequía. Además, la huelga de camioneros brasileños de mayo del año pasado había golpeado a los envíos a ese país, que habían retrocedido cerca de 20% i.a.
Por el lado del sector agropecuario, resaltar que en mayo de este año las cantidades exportadas de productos primarios se duplicaron favorecidas por la excelente cosecha, a la par que las manufacturas de origen agropecuario mostraron un avance de casi 27% i.a., también medidas en volúmenes. Como resultado, las exportaciones totales aumentaron casi un 35% i.a. en cantidades, pero el retroceso de los precios internacionales (-13,6% i.a.) atenuó la mejora en valores (+16,5% i.a.).
En cuanto a las importaciones, la dinámica fuertemente contractiva se sostiene, con todos los usos económicos en terreno negativo, tanto en valores como en cantidades. Entre las principales contracciones se destacan los vehículos de pasajeros afectados por la fuerte caída del poder adquisitivo en dólares, los combustibles y lubricantes a raíz del menor nivel de actividad y, probablemente, cierto grado de sustitución por producción interna y los bienes de capital como consecuencia de la recesión y el desplome de la inversión.
Para lo que resta de 2019 esperamos que la contracción en las compras al exterior persista, aunque la intensidad se iría moderando de manera paulatina. De hecho, las importaciones tuvieron un primer bimestre positivo en términos desestacionalizados y, tras una caída en marzo como consecuencia del alza de tipo de cambio y el deterioro de la economía en general, siguieron dos meses (abril y mayo) de estabilidad. Teniendo presente que la base de comparación se relaja sensiblemente a partir de junio de 2018, producto de la crisis cambiaria que había comenzado el mes anterior, podemos afirmar que las importaciones habrían encontrado un piso (más allá de factores estacionales, es decir, en la comparación interanual). En consecuencia, si bien seguirían en rojo –y posiblemente en caídas de dos dígitos-, la dinámica negativa se aminoraría.
Por el lado de las exportaciones, el avance se consolidará en los próximos meses con los envíos de la cosecha. En contraposición, el recorte en las expectativas de crecimiento de la economía brasilera, nuestro principal socio comercial, que pasaron de 3% hace algunos meses a la zona de 1,5% actualmente, actuará negativamente en este frente. No obstante, no lograrían revertir la recuperación antes mencionada.
De esta forma, estimamos que el intercambio de bienes cerraría 2019 con un superávit en torno a USD 10.000 millones gracias a un incremento en las exportaciones de orden del 6% y a una caída en las importaciones próxima a 16%.