Sectorial

Luego de cuatro meses, la construcción volvió a crecer en junio

¿Cómo le fue a la construcción en junio?

En junio, el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) creció 28,6% respecto al mismo mes del año anterior, acumulando una mejora de 61,6% en el primer semestre del año. Se debe notar que las variaciones se vieron afectadas por las bajas bases de comparación, ya que se correspondieron a los meses de cuarentena más estricta. De todas maneras, al comparar con el mismo mes de 2019, el sector se encontró también un 9,7% por encima.

Además, la construcción creció (+6,8% respecto a mayo) tras cuatro meses consecutivos de caída. De todas formas, aún no recuperó lo perdido en los últimos meses, ubicándose todavía un 3,7% por debajo de enero de 2021 -último mes que el sector había crecido de forma mensual-, pero manteniéndose firme en niveles superiores a la pre-pandemia (+23,2% por encima del primer bimestre de 2020).

En primer lugar, hay que tener en cuenta que en abril-mayo se concentró el impacto de la segunda ola. Si bien las medidas implementadas para contenerla fueron significativamente menores a las del año anterior, las restricciones en la primera quincena de mayo en la Ciudad de Buenos Aires y la vuelta a “fase 1” en el cierre del mes tuvieron un efecto sobre el sector, impactando principalmente en las obras privadas de magnitud. De esta forma, como junio fue un mes con menores restricciones y menor ritmo de contagios, era de esperar un “efecto rebote” al reanudarse determinadas obras que habían sido suspendidas por fuerza mayor.

En este sentido, 11 de los 13 insumos que compone el indicador mostraron un crecimiento respecto a mayo. Resaltó la evolución de ladrillos huecos (+10,4%) y hormigón elaborado (7,8%), que se encuentran asociados en gran medida a las obras privadas de mayor magnitud y al impacto de las menores restricciones antes mencionado.

Por su parte, la reanudación de la obra pública también va dinamizando al sector, tras la caída acumulada entre 2018 y 2020. Por un lado, los despachos de asfalto -el insumo que está más asociado a la obra pública- exhibió una caída desestacionalizada en junio (-3,5%), pero tras crecer de manera significativa en los dos meses anteriores (+16,6% en abril y +26,5% en mayo). A su vez, los gastos de capital del Gobierno Nacional treparon 61,8% i.a. en términos reales en el primer semestre, ayudados por la baja base de comparación.

¿Qué esperamos?

En julio, el indicador volvería a mostrar un crecimiento desestacionalizado, consolidando el rebote como consecuencia de las menores restricciones. En este sentido, el Índice Construya, que se encuentra asociado en mayor medida a la obra privada, creció 1,1% respecto a junio, mientras que los despachos de cemento crecieron 8,5% en comparación al mes anterior, ubicándose en niveles superiores a los del acumulado del mismo periodo de 2019.

Dejando detrás al impacto de la segunda ola, el sector tendría margen para seguir recuperándose en el segundo semestre, aunque a tasas menores que las que se vieron luego del piso de abril de 2020. En este sentido, un incremento de la brecha cambiaria en la previa electoral junto a tasas reales que se mantendrían en terreno negativo actuarían como drivers adicionales para el sector, debido a que incentivan el ahorro en ladrillo. Además, al tratarse de un año electoral, la obra pública también dinamiza la actividad en tanto el sector es de carácter esencial para dinamizar la creación de empleo informal, y con ello la demanda y el nivel general de actividad.

En síntesis, esperamos que el sector se mantenga en el resto del año por encima de la pre-pandemia, manteniendo la mejora en el segundo semestre del año. En este sentido, tras haber caído casi 20% en el 2020, esperamos que la construcción crezca en la zona del 25% en el 2021.



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