Actividad

Luces y sombras del dato de actividad

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró una caída mensual del 0,3% s.e. en septiembre y cortó una racha de dos meses consecutivos en verde (suba acumulada del 3,6%). No obstante, el INDEC corrigió fuertemente al alza el crecimiento correspondiente a julio y agosto (+1 y +0,7 p.p., respectivamente) lo que depositó al nivel de actividad durante el tercer trimestre del año un +3,4% t/t, primera variación positiva desde el último trimestre del 2023. Con todo, el nivel de actividad se ubicó un 1% por encima de los niveles de diciembre (mes donde se llevó a cabo la devaluación).

El EMAE desestacionalizado sin agro aún se ubica un 3,5% por debajo de su promedio durante 2023. En materia sectorial, el agro mostró una suba desestacionalizada del 18,1% contra su promedio en 2023 (al compararse contra la sequía), mientras que Oil & Gas se incrementó un 9,2%. Contrariamente, la industria (-6,7%), la construcción (-17,5%) y el comercio (-9,4%) marcaron fuertes caídas contra el promedio desestacionalizado del año previo, siendo estos los sectores más intensivos en materia de empleo.

A su vez, en septiembre se frenó la recuperación del consumo, dado que las ventas en supermercados y autoservicios retrocedieron en términos mensuales. En detalle, las ventas de supermercados cayeron -0,4% (-12,8% i.a.) y acumulando una caída del 11,6% en lo que va de 2024. Por su parte, los autoservicios descendieron -0,8% (-21,7% i.a.), ubicándose 14,4% en lo que va del año.

 

Caída con corrección de datos en septiembre

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró una caída mensual del 0,3% s.e. en septiembre y cortó una racha de dos meses consecutivos en verde (suba acumulada del 3,6%). De este modo, en la comparación contra septiembre de 2023 la caída fue del 3,3% i.a. y acumuló una caída interanual del 3,1% en los primeros 9 meses del año.

No obstante, el INDEC corrigió fuertemente al alza el crecimiento correspondiente a julio y agosto (+1 y +0,7 p.p., respectivamente) lo que depositó al nivel de actividad durante el tercer trimestre del año un +3,4% t/t, primera variación positiva desde el último trimestre del 2023. Con todo, el nivel de actividad se ubicó un 1% por encima de los niveles de diciembre (mes donde se llevó a cabo la devaluación), pero si excluimos al agro aún se situaría por debajo.

Por su parte, la caída en los bienes viene siendo mayor que la de los servicios: para septiembre, los primeros cayeron 4,6%  mientras que para los servicios la caída fue fue del 2,8%. Esto empeora si quitamos los bienes agropecuarios, donde la caída se profundiza hasta el 5,8%.

En la misma línea, en septiembre se frenó la recuperación del consumo, dado que las ventas en supermercados y autoservicios retrocedieron en términos mensuales. En detalle, las ventas de supermercados cayeron -0,4% (-12,8% i.a.), siendo el ticket promedio $22.492, y acumulando una caída del 11,6% en lo que va de 2024. Por su parte, los autoservicios descendieron -0,8% (-21,7% i.a.), ubicándose 14,4% en lo que va del año. Por último, las ventas en centros de compras se ubicaron 1,3% por debajo de septiembre de 2023 y acumula una baja del 9,9% en 2024.

¿Qué esperamos hacia adelante?

Hasta el momento, la actividad viene mostrando un desempeño heterogéneo, irregular y en forma de serrucho. El rebote de julio se moderó en agosto, para finalizar cayendo en septiembre. Sobre la heterogeneidad, los sectores más asociados a los sectores energético, minero y agropecuario cerrarán el año siendo los que más crecen.

Con la inflación bajando, los ingresos reales comienzan a recuperar tímidamente, lo cual es esperable que ayude a una paulatina recuperación del consumo (componente vital, dado que representa un 70% del PIB). En tal sentido, para evaluar la dinámica que podría adoptar resulta clave diferenciar entre consumo en bienes durables, consumo masivo y consumo de servicios.

La recuperación del consumo en bienes durables está siendo favorecida por una caída en el valor real de dichos artículos (el poder adquisitivo creció más en relación con ellos), en un contexto de consumo postergado y a expensas de una mejora en el crédito a tasas reales elevadas, lo cual también podría condicionar su consumo en el futuro.

Por el lado de los bienes de consumo masivo, su encarecimiento real (comparando con los últimos doce meses, el nivel general del IPC creció 20 p.p. menos que la inflación de consumo masivo en septiembre), junto a un mayor consumo en bienes durables y servicios inelásticos (tarifas) se combinaron para que el consumo de este tipo de bienes no encuentre piso (los datos de Nielsen evidencian una caída acumulada del 13% en lo que va del año).

Por último, el consumo de servicios (recreación, restaurantes, hoteles) también tendrá una recuperación más lenta, teniendo en cuenta que son el consumo que primero se suele recortar en contextos de deterioro del ingreso disponible, agudizado por un encarecimiento de estos servicios y la ausencia del efecto “pesos que queman” vigente durante el año pasado.

En resumen, el año cerrará con una caída superior al 3%, situación que se revertirá el año que viene. Sin embargo, lo más probable es que el camino a transitar sea lento, con vaivenes y resultados heterogéneos.



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