La inflación subió 4,7% en febrero, acelerándose 0,8 p.p. respecto al mes anterior y alcanzando la variación más alta desde marzo del año pasado. De esta forma, alcanzó una suba de 8,8% en el primer bimestre del año -la más alta desde al menos una década- y alcanzó una suba de 52,3% en la comparación interanual.
En lo que respecta a los capítulos, el que mayor variación exhibió fue Alimentos y bebidas no alcohólicas (+7,5%), que alcanzó una variación de 55,8% en los últimos doce meses. Esta es la variación mensual más alta desde comienzos de 2014 (tomando los datos del IPC GBA Ecolatina como referencia para parte del periodo), por lo que incluso supera el efecto que tuvieron en este capítulo los saltos cambiarios de 2018 y 2019, sin haber existido un evento de esas características.
En parte esto se explica por la dinámica en Verduras (+26,5% a nivel nacional) y Frutas (+10,8%) pero también incidió la aceleración de Carnes (+4,9%) y de los precios de consumo masivo (+5,0%), donde se destacó principalmente la suba de lácteos (+6,7%).
Asimismo, cabe destacar que la proporción de “Precios Cuidados” dentro del IPC -que son en su gran mayoría alimentos- se redujo a 7,8%, el menor valor desde octubre de 2021.
El otro capítulo que se ubicó por encima del Nivel General fue Transporte (+4,9%), donde impactaron la suba de combustibles (+7,6%) y los incrementos en adquisición de vehículos. De esta manera, este capítulo alcanzó una suba de 55,1% interanual.
En relación al primer mes del año, siete divisiones se aceleraron (destacándose Alimentos y Bebidas No alcohólicas, Educación y Equipamiento y Mantenimiento del Hogar) mientras que cuatro mostraron una menor variación (especialmente Comunicación, dado el aumento que había sido autorizado en enero).
En lo que respecta a las categorías, al igual que en enero el IPC Estacionales trepó muy por encima del nivel general. Esta categoría aumentó 8,4% en el mes, acumulando una variación de 18,2% en el primer bimestre del año impulsado nuevamente por las ya mencionadas subas de frutas y verduras, y en menor medida indumentaria. Por su parte, cabe destacar que el IPC Núcleo subió a un ritmo de 4,5%, exhibiendo la variación más alta en los últimos diez meses. De esta forma, esta categoría acumuló una suba de 7,9% en lo que va del año, ubicándose levemente por debajo de la inflación general. Por último, los precios regulados exhibieron la menor variación (+3,1% y +5,9% en el primer bimestre), donde incidió la mencionada suba de combustibles.
Para marzo, la inflación podría volver a subir otro escalón. Este mes es usualmente es estacionalmente alto como consecuencia de los incrementos que se dan en el capítulo de Educación y en Indumentaria, a la par que impactarían nuevas subas de combustibles y los primeros aumentos de tarifas de servicios públicos. A esto se puede sumar el potencial impacto derivado del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que trajo alzas en precios internacionales de commodities, que seguirán presionando sobre los alimentos (como carnes y harinas). De esta forma, la inflación del primer trimestre tendría un piso de 14% (+1 p.p. que el acumulado en los primeros tres meses de 2021).
La desaceleración será lenta a lo largo del primer semestre del año: el contexto internacional no lo permitirá -no sólo a través del precio de los alimentos sino también por la suba del costo de la energía-, a la vez que se espera nuevas correcciones en precios Regulados. Adicionalmente, en el segundo trimestre llegarán las paritarias, que impondrán aumentos salariales de magnitud ante la aceleración inflacionaria suscitada en los primeros tres meses del año.
Esta dinámica supone otros desafíos para el gobierno. En este contexto, ¿continuará el objetivo de sostener el tipo de cambio real? Esta respuesta no es obvia ya que para hacerlo deberá aclarar el ritmo de depreciación del tipo de cambio, poniéndole también un límite a la baja de la inflación en el corto plazo, golpeando todavía más los ingresos reales. Por otro lado, vuelve más costoso el intento de alcanzar una tasa real positiva: tanto la inflación pasada como las expectativas volverán a dejar atrás la tasa de referencia.
Prevemos que la inflación trepe al 55% en 2022, acelerándose respecto al año anterior y alcanzando el máximo de los últimos 30 años.