La recaudación sigue recuperándose, pero aun no alcanza niveles de pre-pandemia
En julio, la recaudación tributaria fue de más de ARS 930.000 millones. Este monto representa un salto de 67% respecto al mismo mes del año pasado, lo que implica una suba de 10% en términos reales. De esta manera, luego de acusar un gran impacto producto de la pandemia y las restricciones, la recolección impositiva todavía es 4% menor a la del mismo mes de 2019, descontando el avance de los precios. En junio se había ubicado 5% por debajo de igual mes de 2019, por lo que en los últimos 30 días recortó 1 p.p. esta distancia. Con estos datos, los primeros siete meses del año acumulan una suba promedio de 68% i.a. (15% i.a. deflactado). Respecto al último año de la gestión de Cambiemos, este monto permanece estable en términos reales (-0,3%).
Los impuestos al comercio exterior siguen siendo los que más dinamizan la recaudación, impulsados por la recuperación del comercio, la suba de los términos de intercambio y el avance del tipo de cambio nominal. En este sentido, los derechos a las exportaciones (retenciones) saltaron 132% i.a. y los aranceles a la importación subieron 96% i.a., mostrando subas parecidas a las de los meses previos. Asimismo, los tributos ligados al nivel de actividad económica mostraron buenos desempeños, debido a la baja base de comparación y el rebote de la economía. Se destacó en particular el avance del IVA, que recaudó 87% más que en julio de 2020 (+24% i.a. real); pero se mantiene 5% por debajo de julio de 2019, descontando el avance de los precios. Por su parte, los tributos a los combustibles treparon 85% i.a. (+22% i.a. real; +19% deflactado respecto a julio de 2019), ayudados por una mayor movilidad respecto al año pasado, y el impuesto a los créditos y débitos avanzó 82% i.a. (+20% i.a. real; +7% deflactado respecto a julio de 2019). Por último, los aportes y contribuciones a la Seguridad Social subieron 63% i.a., quedando nuevamente algo por encima de la inflación (+7% i.a. real). Sin embargo, todavía se encuentran muy por debajo de los niveles de 2019 (-11% deflactado), por la caída del salario real y una magra performance del empleo registrado.
Aunque los recursos tributarios todavía no recuperan la totalidad de la pérdida del 2020, ya llevan casi un año creciendo por encima de la inflación, ayudando a la consolidación de las cuentas fiscales. Si consideramos, además de la recaudación, a los ingresos extraordinarios del aporte de las grandes fortunas y la emisión de DEGs del FMI, podemos concluir que este año el Sector Público Nacional no Financiero contará con casi 1 p.p. del PBI más de recursos que el 2020. Esto implica medio punto del Producto más que en 2019.
Esta suba de los ingresos, junto con un menor paquete de ayuda por Covid, posibilitarán una importante reducción del déficit fiscal primario, que sobrecumplirá ampliamente la meta presupuestada para 2021. Sin embargo, este recorte no será fácil de repetir el año próximo: los ingresos extraordinarios no se repetirían, ya no habrá programas significativos por covid que disminuir y el arrastre de una elevada inflación impactará en la movilidad de jubilaciones y prestaciones sociales. De este modo, la sostenibilidad de la consolidación fiscal y la continuidad de un déficit operativo descendente estarán por verse.