¿Qué pasó con la recaudación en noviembre?
Durante noviembre, los ingresos tributarios crecieron 34% i.a., alcanzando los ARS 300 mil millones. Esto significa una caída de 10% en términos reales, al compararla con una inflación proyectada de casi 49% i.a. para el mes. De esta forma, la recaudación perdió poder adquisitivo por quinto mes consecutivo. Sin embargo, la magnitud de la pérdida fue in crescendo y, por primera vez, alcanza las dos cifras.
Los tributos con mejor desempeño volvieron a ser las retenciones, que saltaron 229% i.a. por el nuevo esquema y el salto cambiario. También los impuestos a los créditos y débitos (+45% i.a.), al valor agregado DGI (+41%) y a las ganancias (+38% i.a.) mostraron buenos resultados.
Por el contrario, los derechos de importación crecieron 32% i.a. y el IVA DGA apenas 6% i.a., a pesar del tipo de cambio más elevado, disminuyendo 11% i.a. y 28% i.a. respectivamente en términos reales. El principal motivo de esta baja fue la disminución de las alícuotas del IVA DGA, aunque la caída de lo recaudado vía aranceles también refleja que hubo una reacción de las importaciones a un dólar más caro y un nivel de actividad menor. A la vez, el desarrollo de la cumbre del G20 interrumpió la operatoria portuaria durante parte del jueves 29 y el viernes 30 de noviembre, reduciendo la actividad gravada durante el mes.
Por su parte, los ingresos del sistema de seguridad social también crecieron por debajo de la inflación (+23% i.a., -18% i.a. deflactado), por la caída del salario real y del empleo formal, y el impuesto a los bienes personales cayó 53% i.a. (-69% i.a. deflactado).
¿Cómo cambió la recaudación tributaria este año?
En los primeros once meses de 2018, y a pesar de los ingresos extra que aportaron las retenciones a las exportaciones por fuera del complejo sojero, la recaudación tributaria se contrajo 1,3% descontando la inflación. Ahora bien, si se corrigen los efectos en la base de comparación causados por el blanqueo ocurrido el año pasado, el monto recaudado se mantuvo prácticamente estancado en términos reales (+0,3%). Este resultado es producto de una caída en algunos tributos, que evolucionaron por debajo del avance de los precios. Tal es el caso del impuesto a los bienes personales, cuyo ingreso cayó a la mitad descontando la inflación (-49% i.a.), y de los aportes y contribuciones a la seguridad social, que perdieron 5% i.a. en términos reales por la magra evolución de la masa salarial formal durante el año. A contramano, el IVA total creció 10% i.a. deflactado (traccionado por un muy buen primer semestre, en donde trepó más de 15% i.a.); y los ya mencionados derechos a la importación y exportación subieron 8% i.a. en términos reales.
¿Cuáles son las perspectivas?
Conforme a nuestras estimaciones, la recaudación tributaria finalizará el año en torno a los ARS 3,4 billones, lo que implica un avance nominal del 32% i.a. Este monto representa un 24,0% del PBI, mostrándose en línea con el resultado de 2017, cuando fue de 24,4%. De este modo, la retracción en términos reales será de alrededor de 1%.
En este sentido, no se observarán grandes modificaciones en el monto de la recaudación agregada. Sin embargo, en cuanto a su composición, se puede observar que la distribución de la carga impositiva será más regresiva que el año anterior ya que el IVA crecerá en importancia, aumentando del 29,7% al 32,2% del total, y que la participación del impuesto a los bienes personales se reducirá a la mitad.
Por último, producto de la depreciación del peso durante 2018, el valor del total de recursos tributarios recaudados en 2018 medido en dólares será 19% menor al mismo monto de 2017. Esto genera que, debido al descalce de monedas en la estructura de la deuda pública (que esta mayormente denominada en dólares), sea más difícil afrontar el pago de intereses con los recursos generados mediante impuestos. De esta manera, una fuente de financiamiento que es clave en una etapa de mercados privados de crédito cerrados pierde capacidad de pago.