Esta semana, además de cambiar las autoridades del Banco Central, se modificó el esquema de política monetaria: de un régimen de metas de inflación se pasó a uno de control de agregados. El nuevo presidente del BCRA se comprometió a un crecimiento cero de la base monetaria hasta junio de 2019. Esta política monetaria fuertemente contractiva sería efectiva para secar la plaza de pesos y, así, atenuar las tensiones cambiarias; no obstante, implicará también una tasa de interés aún más elevada, que golpeará de manera significativa a la cadena de pagos y al aparato productivo.
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