Precios

La inflación de febrero estaría consolidando el rebote de enero

El IPC GBA Ecolatina mostró un crecimiento del 6,1% entre la primera quincena de febrero y el mismo periodo de enero, dando cuenta que el rebote inflacionario de enero se estaría consolidando. En este sentido, la categoría que más creció fue el IPC Núcleo (+7,3%), medida que, en palabras del BCRA al decidir hoy mantener la tasa de política monetaria (TPM) “refleja el comportamiento más tendencial del nivel general de precios”, al excluir precios regulados, estacionales y/o con un importante componente impositivo. Sobre esta base, la aceleración de más de 2 p.p. en esta categoría le estaría restando un argumento a la autoridad monetaria para seguir manteniendo la TPM (6,3% de TEM mensual) en estos niveles si busca un colchón de tasa real positiva más robusto.

Por su parte, los precios Estacionales se movieron 5% (2,1 p.p por debajo de la primera quincena de enero), moderado por un menor crecimiento en Indumentaria, Verduras (aunque por encima del promedio) y algunos rubros asociados al Turismo. En tanto, los precios Regulados mostraron un menor dinamismo que el mes pasado, avanzando 3% mensual.

Entre los distintos rubros, volvió a destacarse el alza en Alimentos y bebidas (+9,2%), dado que, excluyendo a este rubro del cálculo, el IPC Ecolatina habría subido “sólo” 4,4% m/m. En línea con lo esperado, el aumento de esta división estuvo traccionado principalmente por el salto en los precios de la carne vacuna (+22,2%), tras el incremento del 40% en los precios de la hacienda en pie desde la segunda quincena de enero. De esta forma, la carne vacuna explicó casi 1.3 p.p del incremento del nivel general.

Resaltó también el aumento de Frutas (+15,8%) y Productos lácteos y huevos (+7,0%). Los productos asociados al consumo masivo lograron trepar por debajo del promedio (IPC Consumo Masivo anotó +5,3%), dando cuenta de cierto impacto del programa Precios Justos, que congela cerca de 2.000 productos y pauta en 3,2% el aumento mensual de otros casi 50.000 hasta junio inclusive.

¿Qué esperamos para el resto del año?

Hacia adelante, distintos factores seguirán presionando sobre una inercia inflacionaria difícil de desarmar en el corto plazo. Entre ellos, el impacto de la sequía sobre el precio de algunos alimentos; el traslado al consumidor del ajuste en los precios de la hacienda vacuna; la dinámica de los ajustes salariales en un año de elecciones; los incrementos pendientes en las tarifas de servicios públicos; un crawling peg cambiario más alineado con la inflación; las restricciones sobre las importaciones y tensiones sobre la brecha y las expectativas de devaluación en medio de la transición electoral.

Como contrapeso, el amplio set de acuerdos de precios instrumentados por el Gobierno con distintos sectores productores de bienes y servicios bajo el paragua de Precios Justos -renovados y ampliados este mes hasta junio inclusive-, junto con la ausencia de shocks como los ocurridos el año pasado (guerra en Ucrania, renuncia de Martín Guzmán) que permitan mantener contenida la brecha cambiaria, podrían contribuir a moderar la inercia y las expectativas de inflación, aunque no sustancialmente.

Ahora bien, la persistencia en la escasez de divisas dificultará el cumplimiento de la parte que le toca al Gobierno en Precios Justos: garantizar un mayor acceso al MULC, por lo cual la estrategia oficial presentará riesgos en los meses que siguen. Asimismo, el Gobierno seguirá enfrentándose a la dificultad por controlar precios de alimentos frescos impactados por las inclemencias climáticas y/o la estacionalidad -como el caso de las verduras y las frutas- mientras que la recomposición de los precios de la carne vacuna seguirá su curso.

En este contexto, la meta del Gobierno de una inflación alrededor del 60% i.a. para diciembre luce sumamente desafiante, teniendo en cuenta que para lograrlo de febrero a diciembre la variación mensual del IPC debería ser en promedio de 3,8%. Sin embargo, la intención oficial ordenar la nominalidad al 60%, en un contexto de ajuste fiscal y una política monetaria contractiva, resulta mejor que intentar meramente que la inflación no se acelere. En este sentido, es valorable la coordinación desde comienzos de año, ya que de cualquier otro modo la inflación iba a superar cómodamente los tres dígitos este año.



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