El Estimador Mensual de la Actividad Economica (EMAE) creció 5,1% i.a. en abril, acumulando una variación de 5,7% i.a. hasta el cuarto mes del año. Además, se ubicó un 3,3% por encima de los primeros cuatro meses de 2019, pero todavía un 1,5% por debajo del mismo periodo de 2018.
En términos desestacionalizados creció 0,6%. De esta manera, la economía mantuvo una evolución con vaivenes en lo que va del año: hasta el momento, no se observaron dos meses consecutivos de crecimiento mensual, dejando como saldo un avance de solo 0,1% al comparar con diciembre de 2021. Hay que tener en cuenta que la actividad económica se encuentra a tan solo 2,7 p.p. del máximo histórico de la serie (noviembre 2017), por lo cual dicho comportamiento puede estar asociado a que se este alcanzando cierto techo de recuperación.
En lo que respecta a los sectores, los Servicios pasaron al frente de la recuperación por segundo mes consecutivo (+6,5% i.a.), mientras que los Bienes mostraron un desempeño más acotado (+2,5% i.a.).
En los primeros la mejora más pronunciada se observó en Hoteles y restaurantes (+40,1% i.a.), ubicándose como uno de los sectores que más terreno todavía tiene por recuperar, pero por su baja relevancia en el total de la economía, aportó solo 0,3 p.p. a la variación del mes de abril. El resto de los sectores de servicios evolucionaron de una manera más homogénea, destacándose Comercio minorista y mayorista (+6,7% i.a.), Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (+5,7% i.a.) y Transporte y comunicaciones (+7,0% i.a.), que en conjunto aportaron 2 p.p. a la variación del mes.
Por su parte, dentro de los Bienes, el crecimiento más marcado se vio en Explotación de minas y canteras (+17,2% i.a.), seguido de Construcción (+6,7% i.a.), Industria manufacturera (+4,7% i.a.) y Electricidad, gas y agua (+3,8% i.a.). En cambio, el sector agropecuario exhibió una variación negativa de -7% i.a., restándole 0,8 p.p. a la variación interanual del EMAE, producto de la sequía que afectó las cosechas de soja y maíz.
¿Qué esperamos?
Siguiendo con la tendencia de “serrucho”, estimamos que la economía habría exhibido una caída desestacionalizada (o en un escenario menos adverso, un estancamiento) en mayo. Además, al igual que en abril, impactó la sequía del sector agropecuario, por lo que se mantendrá la incidencia negativa sobre el nivel general. Como resultado, el segundo trimestre mostraría una (leve) caída en términos desestacionalizados, principalmente por el impacto negativo del sector agropecuario. De todos modos, el acumulado del semestre podría arrojar una crecimiento interanual superior al 6%, en promedio.
Distinta es la historia para la segunda mitad del año. Todavía es un interrogante si el provisionamiento de gas en invierno será el adecuado, aunque el gobierno insista en que se pagará lo necesario para adquirirlo. Sin embargo, como consecuencia de esta situación, la escasez de divisas implicó un reciente ajuste del cepo cambiario que puede traer complicaciones para mantener cierto ritmo de actividad económica, en la medida que las menores importaciones impidan el abastecimiento de ciertos insumos necesarios para producir -impactando principalmente sobre ciertos sectores industriales-, pudiendo tener, además, un impacto inflacionario de magnitud ante la incertidumbre generada por la ausencia de un costo de reposición. Sobre estos problemas internos se suma el riesgo cada vez más probable de que el panorama internacional será menos favorable, donde aún no queda descartada una recesión a nivel global para este año.
Como resultado, estimamos que la economía crecerá 4,0% en el promedio anual de 2022. Si bien el número luce optimista, hay que tener en cuenta un factor importante: si la actividad económica mantuviese el nivel de abril hasta fin de año, crecería 4,4% en el promedio anual, por lo que estimamos un avance neto casi nulo en lo que resta del año (-0,8%).