Política

Jubilar a Macri y no jubilar a CFK: Ventajas y riesgos de la estrategia de Milei

Los procesos electorales suelen tener consecuencias en la dinámica política, no solo porque funcionan como unidad de medida de la distribución de los apoyos de la sociedad en el sistema político, sino porque al legitimar liderazgos, redefinen la relación entre los actores y ayudan a organizar la escena. Esos son los impactos que tendrán las elecciones provinciales y la elección nacional que ocurrirá este año, y que tendrá un primer gran hito en la elección de la Ciudad de Buenos Aires de este domingo. Una elección, esta última, que
se ha vuelto importante porque allí ha comenzado Javier Milei a desplegar la estructura central de su estrategia de consolidación de su ciclo político. Una estrategia que busca jubilar a Macri y rescatar de la jubilación a Cristina Kirchner, para de esta forma organizar la representación política del sistema en dos grandes modos y quedarse él liderando uno de los bandos y tratar de que quede Cristina Kirchner liderando el otro.

Esos dos objetivos (Jubilar a Mauricio Macri y postergar la Jubilación de Cristina Kirchner) han quedado plasmados en dos acciones puntuales del oficialismo: la decisión de confrontar contra el PRO en la Ciudad de Buenos Aires, buscando dar una señal clara de hegemonía de Milei sobre Macri, y la decisión de favorecer la caída del proyecto de Ficha Limpia que podía evitar que Cristina Kirchner pueda ser candidata en la Provincia de Buenos Aires. En una se busca jubilar a Macri, en la otra rescatar a CFK.
Si miramos la estrategia a escala global, tratando de entender qué forma se le está queriendo dar a la organización del sistema en términos de representación, observamos que Milei busca consolidar la restitución de la organización del sistema en dos grandes núcleos de adherentes, intentando absorber buena parte de la representación que tenía Juntos por el Cambio y erigirse como el referente de uno de los dos polos para confrontar contra el polo que asume la representación histórica del peronismo.

Para lo primero es importante desalojar a Mauricio Macri como referente competitivo dentro del polo no peronista, para así consolidar a Javier Milei como líder indiscutido de ese ecosistema, y para lo segundo es funcional favorecer las circunstancias para que sea Cristina Kirchner la que lidere el polo opositor peronista. Es allí donde la polarización con CFK se vuelve atractiva y adquiere razón de ser.
Se trata de una estrategia política de consolidación de apoyos por la vía de la centrifugación (arrastrar apoyos desde el centro del espectro por espanto a lo que hay enfrente), que por la vía de la seducción (atraer apoyos acercándose hacia el centro del espectro para conquistar a esos votantes).
La ventaja que ofrece esta estrategia es que si CFK lidera el polo opositor peronista, se estará garantizando el mejor escenario para sumar por espanto los apoyos que le faltan a Milei para consolidar una mayoría. En cambio, si lo lidera otro referente que pueda ser visto como una renovación de la oferta peronista, Milei podría perder parte de los apoyos que ganaría por espanto si enfrente está CFK.
La desventaja es que la posibilidad de imponerse electoralmente a Cristina Kirchner en la Provincia de Buenos Aires no está garantizada. Y si la ex Presidente logra finalmente consagrarse como principal candidata en ese distrito y gana la elección en octubre próximo, la señal política que se enviaría hacia el 2027 es la de que un regreso de Cristina Kirchner al poder no es descabellado. Ello repondría el riesgo político que representa, para los mercados y los inversores, un regreso de las políticas intervencionistas del peronismo, lo que atentaría contra la estrategia del oficialismo de convencer a esos agentes de que el cambio de rumbo económico de la argentina vino para quedarse.



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