¿Cómo resultaron las elecciones en Brasil?
El pasado domingo 7 de octubre, el pueblo brasilero se acercó a las urnas para expresar su apoyo a los distintos candidatos presidenciales. Entre ellos se destacó Jair Bolsonaro, con una esperada pero igualmente sorprendente performance que le permitió quedarse con el 46% de los votos, sacándole casi 17 puntos de ventaja a su principal contrincante, Fernando Haddad.
Si bien los números dan cuenta del extenso apoyo que respalda a Jair, este deberá someterse nuevamente a la voluntad del pueblo el 28 del corriente en un balotaje. La contienda podría revertirse, es cierto, pero las chances de que eso suceda son pocas.
¿Cuál es el plan macroeconómico de Bolsonaro?
De acuerdo a su plataforma de campaña, el candidato ofrece una propuesta liberal que busca impulsar el crecimiento, bajar la inflación y estimular el empleo. Nada fuera de lo común. Concretamente, propone alcanzar el superávit primario en 2020 mediante achicamiento del Estado y redireccionamiento del esquema tributario, reducción de la deuda ayudado por privatizaciones, contención del aumento de precios mediante un régimen de metas de inflación, tipo de cambio flexible, establecimiento de un ingreso mínimo, apertura comercial a través de la reducción de derechos de importación y barreras no arancelarias sumado a la firma de acuerdos internacionales, desarrollo del mercado de capitales, impulso al sector agropecuario, ampliación de la matriz energética e inversión en transporte.
¿Cómo podrían impactar sus medidas en la economía Argentina?
Si tenemos en cuenta que Brasil es el principal socio comercial argentino, representando más del 30% de nuestro intercambio comercial total (exportaciones e importaciones), las consecuencias para nuestra economía podrían ser notables.
Adentrándonos en terreno hipotético, y a pesar de la falta de precisiones, cabría esperar que un régimen de metas de inflación conduzca a una tasa real fuertemente positiva que, en el marco de un tipo de cambio flexible, estimularía el ingreso de capitales (el pasado lunes luego de las elecciones la bolsa mostró un incremento de más de 5%) presionando la moneda brasilera a la baja, apreciándola en términos reales y reforzando la dinámica expansiva de las importaciones (nuestras exportaciones). Además, esto encarecería la producción brasilera para los argentinos, por lo que el saldo comercial con el país vecino mejoraría por ambas vías.
Particularmente, algunos de los sectores más beneficiados serían la industria automotriz (Brasil representa actualmente el 70% de nuestras exportaciones) y el sector fabricante de maquinaria agrícola (favorecido no solo por la mayor competitividad cambiaria sino también por el impulso a la producción agropecuaria prometido por Bolsonaro). Esta dinámica ayudaría también a la balanza bilateral de turismo, estimulando la llegada de brasileros a nuestro país y reduciendo la salida de argentinos.
No obstante, una tasa real fuertemente positiva en el país vecino podría ser una complicación para la economía argentina si esta se mantuviese hasta 2020, año que en nuestro país ya no contará con los desembolsos del FMI y deberá volver a acudir al mercado privado a conseguir financiamiento. En esta situación, Argentina se vería forzada a mantener también una alta tasa para poder competir con Brasil por el fondeo.
Por otro lado, un punto no menor en la plataforma del candidato consiste en la reducción de múltiples derechos de importación y barreras no arancelarias. Sin embargo, Brasil y Argentina son integrantes del Mercosur, por lo que ninguna de las partes puede modificar el esquema arancelario de manera unilateral. Esto significa que en el extremo caso en que Bolsonaro optase por extender esta política hacia su relación con Argentina, esto sería con ruptura del bloque comercial mediante, probablemente comprometiendo seriamente gran parte de las exportaciones argentinas.