Al igual que todos los años, con abril comenzó la salida de la cosecha gruesa y, con ella, la “temporada alta” de liquidación de agrodólares (según trascendidos periodísticos, alrededor de USD 100 millones diarios). Como respuesta, la divisa acumuló una baja de 3% en la semana, y quedó a más de 17% del techo de la zona de no intervención cambiaria y a casi 7% del piso. Mejor aún, el lunes próximo tendrá lugar la primera subasta de divisas del Tesoro (USD 60 millones diarios, 10% del total operado en el mercado mayorista) y la baja podría acentuarse. Si bien un dólar controlado alentaría las perspectivas de recuperación económica en el corto plazo, el riesgo país acumuló una suba de 6% en la semana y perforó los 800 puntos básicos. Esta aparente paradoja responde, principalmente, a que este escenario de dólar calmo no es percibido por el mercado financiero como permanente, sino más bien como coyuntural. Una vez que las agroexportaciones atenúen su flujo (la baja se sentiría hacia el tercer trimestre), el dólar retomaría su curso alcista –y las expectativas e incertidumbre electoral podrían anticipar esta dinámica-.
Ecolatina