En medio de las tensas discusiones en el Congreso, los riesgos a los que está sujeta la estrategia cambiaria-monetaria de la nueva administración y un dato de inflación que confirma el duro golpe a los ingresos reales en diciembre, esta semana tuvieron lugar eventos favorables para el Gobierno.
Entre ellos: (1) Un renovado acuerdo con el FMI alineado con el ambicioso, audaz y riesgoso programa oficial, despejando un foco de incertidumbre para el programa económico y generando un alivio para las arcas del BCRA; (2) Una tercera licitación de BOPREAL que por primera vez fue exitosa; (3) Una brecha cambiaria que detuvo su tendencia alcista; (4) Un BCRA que mantuvo el ritmo de compra de divisas de la semana pasada; (5) Una descompresión de la curva de futuros de dólar (aunque sin “creerle” al 2% mensual); (6) Una mejora en las perspectivas de la cosecha gruesa (soja y maíz).
Como ya comentamos en las últimas semanas, el esquema cambiario-monetario instrumentado por el Gobierno es audaz e involucra riesgos no menores, tanto por cuestiones estacionales como por una demora en el impacto de las medidas implementadas: tanto la oferta excepcional de divisas como su acotada demanda tienen “patas cortas” y difícilmente logren sostenerse durante el verano sin instrumentar nuevas medidas.
La tercera fue la vencida para el BOPREAL. Tras los magros resultados de las primeras dos licitaciones (se adjudicaron sólo USD 125 M frente a los USD 750 M en ambos llamados), la tercera subasta de los Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (BOPREAL) marcó un resultado exitoso: se adjudicaron USD 1.179 M, acumulando USD 1.304 M en estas tres últimas licitaciones realizadas. Recordemos que la relevancia del BOPREAL es múltiple: contribuye a resolver la elevada deuda comercial acumulada; a absorber pesos; y a estabilizar el dólar CCL. En la semana Economía informó que el Padrón de Deuda Comercial con Proveedores ya alcanzó los USD 21.000 M.
Renovado acuerdo con el FMI. En línea con lo esperado, tras las reuniones de los últimos días entre el equipo económico y el Fondo Monetario Internacional (FMI) el miércoles el organismo comunicó que Argentina llegó a un acuerdo a nivel de staff por la séptima revisión del programa de facilidades extendidas (EFF) correspondiente a las metas del tercer trimestre 2023 (la octava revisión será en mayo), pendiente desde noviembre. El comunicado fue elogioso respecto de las intenciones del Gobierno, y estuvo acompañado por una conferencia de prensa del ministro de Economía Luis Caputo y el presidente del BCRA Santiago Bausili, quienes aportaron detalles adicionales.
A continuación, los destacados:
• No implica un nuevo acuerdo. Se reflota el que estaba caído producto del incumplimiento de las metas “por amplio margen” bajo la administración anterior desde el segundo trimestre de 2023.
• No hay fondos nuevos, sino una reprogramación del esquema de desembolsos para que no presionar sobre las reservas hasta la cosecha gruesa. La aprobación del Board del FMI (hacia finales de enero, según Caputo) habilitaría un desembolso de USD 4.700 M (3.500 M de DEG), mayor al que debía llegar por el cumplimiento de las metas del tercer trimestre (USD 3.300 M), recordando que Argentina se quedó sin DEG a finales de octubre. El giro implicaría además adelantar el desembolso que llegaría en marzo (USD 1.100 M), por la revisión del cuarto trimestre 2023 (metas se incumplieron); y parte del desembolso de junio (USD 1.100 M) correspondientes a la revisión del primer trimestre 2024. Además, será utilizado para pagar los vencimientos de capital de diciembre, devolviendo el préstamo puente recibido de CAF (cerca de USD 950 M); de enero y de abril.
• Nuevas y más exigentes metas. Se ratifica la ambiciosa meta de superávit fiscal primario de 2% del PIB (consistente con el equilibrio financiero propuesto por el Gobierno), cuando antes era de un déficit de 0,9% del PIB; se establece una meta de acumulación de USD 10.000 M de reservas netas en 2024 (vs USD 8.200 M antes), permitiendo contabilizar los USD 2.700 M acumulados en las últimas semanas de diciembre); y se confirma la vocación por terminar con el financiamiento monetario del déficit fiscal. No hay menciones sobre el esquema de crawling peg actual (2% mensual) ni sobre el tipo de cambio real (esto estuvo presente con el gobierno anterior), dinámica clave en la necesidad de acumular reservas; así como tampoco sobre la búsqueda por tasa real positiva en pesos que apoye la demanda de pesos, lo cual apoyaría la estrategia de “licuación” del exceso de pesos del Gobierno.
• El rol de la gobernabilidad. Frente a un delicado punto de partida, el FMI hizo alusión al apoyo político (relevancia de la Ley Ómnibus) y la gestión de la conflictividad social como claves de la implementación del programa económico y las reformas propuestas, uno de los principales desafíos que afronta un Gobierno con minoría en el Congreso (y ningún gobernador); una situación socioeconómica compleja en el arranque y sujeta a un deterioro adicional en las condiciones de vida (caída en ingresos reales; licuación de los pesos; ajuste fiscal); y finalmente el y el rol que pueda desempeñar la Justicia en trabar el avance de ciertas medidas.
Con todo, se mantienen latentes los riesgos asociados a la sostenibilidad del esquema cambiario-monetario actual (sin constituir un programa de estabilización) en la transición hacia la cosecha gruesa.
En las próximas semanas convivirá una tendencia decreciente en la demanda de dinero con una expectativa de tasa de interés real fuertemente negativa (que ya comenzó a influir en la brecha), al tiempo que continuará la apreciación cambiaria, reduciendo en el margen incentivos a los exportadores a liquidar divisas, mientras los importadores comienzan de a poco a demandar nuevamente divisas en el mercado cambiario. Esta dinámica deterioraría la posición compradora del BCRA durante el verano a la espera de la llegada de la cosecha gruesa. De hecho, el mercado (REM-BCRA y futuros de USD en Matba-ROFEX) prevé que desde febrero se abandone el crawling peg al 2% mensual.
Respecto a esto último, en la semana la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) mejoró sus proyecciones de producción de maíz y soja: elevó en 3 M/Ton su estimación de cosecha de maíz 2023/24 a 59 M/Ton (+64% vs 36 M/Ton en campaña pasada), lo que marcaría un récord productivo; mientras que mejoró en 2 M/Ton la estimación de cosecha de soja, pasando a 52 M/Ton.
El BCRA aprovecha la ventana en el MULC
El BCRA compró USD 805 M en la última semana, acumulando más de USD 4.300 M desde el cambio de mandato (23 ruedas de compras netas al hilo). Si bien este viernes la autoridad monetaria se hizo de USD 300 M (monto más elevado desde el 28/12), el promedio diario semanal (USD 160 M) estuvo en línea con el de la primera semana del año, siendo inferior al visto durante diciembre tras la devaluación (USD 240 M). No obstante, las Reservas Netas (considerando los DEG pero excluyendo el resto de los pasivos del BCRA) mostraron un deterioro en la semana (se abonaron USD 1.500 M en bonos Globales y Bonares) hacia la zona de los – USD 9.300 M.
El blue hizo que la brecha trepara levemente en la semana
Tras la sobrerreacción en los primeros días del mandato y el posterior rebote, en los dos últimos días de esta semana los dólares financieros pausaron su tendencia ascendente, aunque la brecha subió (ligeramente) por tercera semana. Mientras que el dólar oficial siguió moviéndose a un 2% mensualizado (+0,5% en la semana), cerrando este viernes en $816, el blue trepó 9,3% en la semana ($1.120), mientras que el MEP ($1.084) cedió 0,3%, el CCL vía CEDEAR cayó 1% ($1.130) y el CCL vía GD30 ($1.102) avanzó 0,5%. Como resultado, la brecha promedio trepó 2,2 p.p. en la semana, cerrando en 36%.
Descomprime la curva de futuros de dólar
Los futuros del dólar mostraron caídas para todos los plazos: concretamente, mientras que los contratos a enero y febrero mostraron bajas semanales del 0,6% y 2,4%, respectivamente, el resto de los contratos (con menor volumen) evidenció mermas aún mayores (de alrededor del 6%). Más allá de los movimientos semanales, a partir de febrero el mercado deja de poner en precios un crawling peg en la zona del 2%: la devaluación mensual implícita de febrero es de 4,2%, mientras que en marzo salta al 10,9% y 11,4% en abril.