El IPC GBA Ecolatina se mantuvo por encima del 3% en noviembre

Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación alcanzó 3,2% en noviembre, desacelerándose 0,1 p.p. respecto al mes anterior. De esta manera, acumuló 44,2% a falta de un mes para la culminación del año. Asimismo, exhibió una variación de 50,0% en la comparación interanual.

Al interior, cabe destacar el desempeño del capítulo de Alimentos y bebidas (+3,9% en noviembre), que alcanzó una variación de 57,0% en los últimos doce meses ubicándose 7 p.p. por encima de la inflación general. Este desempeño se explicó principalmente por la evolución de Carnes (que creció por encima del 5% mensual), especialmente carne vacuna, con una aceleración concentrada en la segunda quincena del mes. Además, incidió la variación de verduras (+5%), alimentos consumidos fuera del hogar (+4%) y frutas (+3%). Esta dinámica más que compensó el hecho de que los bienes de consumo masivo hayan crecido por debajo del 1% promedio en noviembre, tras ser impactados, en muchos casos, por el nuevo congelamiento de precios. Dicho esto, hay que tener en cuenta que el efecto del congelamiento fue disímil entre los distintos canales de relevamiento: mientras que en tradicionales y scraping el efecto observado fue más acotado, el impacto más fuerte se vio en los relevamientos de supermercados.

En lo que respecta a las categorías, el IPC Estacionales fue el que mayor variación exhibió en el mes (+6,1%): a las ya mencionadas subas de frutas y verduras se le sumaron incrementos en indumentaria (+5%) y turismo (+12%). Por su parte, el IPC Núcleo creció 3,1% en noviembre, exhibiendo una variación de 53,5% interanual. Al dividir a los precios que componen a la inflación núcleo en dos grupos, uno solo con los precios controlados de consumo masivo y el otro con el resto de los precios, se observa que este último creció a un ritmo de 4% promedio en el mismo periodo. Por último, el IPC Regulados creció 2,4% en el mes, con una variación de 37,2% en la comparación interanual.

En el último mes del año, prevemos que la inflación continúe por encima del 3% mensual. Ya pasadas las elecciones, habrá que seguir de cerca como continúa el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial, la magnitud en la aceleración del precio de la carne y si se verifica la existencia de correcciones algo más significativas en algunos precios Regulados (combustibles, telefonía, etc) una vez pasado el período electoral. De esta manera, estimamos que la inflación cierre el año en la zona del 50% y, luego del pandémico 2020, vuelva a mostrar un comportamiento similar a la de 2018-19.

La inflación no cede: alcanzó 3,5% en octubre

Según el INDEC, la inflación fue de 3,5% en octubre. De esta forma, la suba de precios se ubicó por encima del 3% en 9 de los 10 meses que van del año. Así, acumuló un 41,8% hasta octubre y alcanzó 52,1% en la comparación interanual.

En lo que respecta a los capítulos, los que mayor variación exhibieron fueron Prendas de vestir y calzado (+5,1%) y Salud (+4,7%). En el primero, incidió la suba estacional de indumentaria como consecuencia del cambio de temporada, mientras que en el segundo impactó la última autorización de Prepagas del año (+9,0%). En conjunto, estos dos capítulos explicaron 0,9 p.p. de la variación mensual de octubre. Por otro lado, las otras dos divisiones que se ubicaron por encima del Nivel General fueron Restaurantes y hoteles (+4,1%) y Recreación y cultura (+4,0%).

Alimentos y bebidas no alcohólicas subió 3,4%, acelerándose 0,5 p.p. respecto al mes anterior y ubicándose como la división con mayor incidencia en todas las regiones. Al interior, impactó el aumento de frutas, verduras y determinados bienes de consumo masivo. En este sentido, esta división se aceleró a pesar del control de precios a bienes de consumo masivo anunciado a mitad de mes, lo cual nos muestra que el programa no habría tenido un efecto significativo al menos hasta octubre.

Según las categorías, el IPC Estacionales mostró la variación más alta del año (+8,1%), donde impactó las ya mencionadas subas de indumentaria, frutas y verduras. De esta manera, los precios estacionales alcanzaron una suba de 43,9% hasta octubre y 48,8% en la comparación interanual.

Luego, le siguió el IPC Núcleo (+3,2%), que ya lleva trece meses consecutivos ubicándose por encima del 3% mensual. En el último año, la inflación núcleo trepó 56,6% interanual, mientras que el tipo de cambio oficial subió 27,9% en el mismo periodo, dejando en evidencia que utilizar esta herramienta como ancla cada vez fue surtiendo un efecto menor. Por último, el IPC Regulados subió 1,9% en el mes, desacelerándose 1,1 p.p. respecto al mes anterior. De esta forma, los precios regulados subieron 34,0% en lo que va del año y 39,2% i.a.

En los últimos dos meses del año la inflación seguirá en la zona del 3% mensual. Estas cifras se alcanzarán a pesar de que el Gobierno evitaría autorizar subas de precios regulados y haya implementado nuevos controles a los precios de consumo masivo y medicamentos desde la secretaria de Comercio. De esta manera, proyectamos que la inflación se ubique en la zona del 50% en 2021, dejando los principales precios relativos -como tipo de cambio oficial y tarifas- pendientes de corregir para el 2022.

 

El IPC GBA Ecolatina se mantuvo por encima del 3% en octubre

En octubre, el IPC GBA Ecolatina creció 3,3%, acelerándose 0,1 p.p. respecto al mes anterior. De esta manera, exhibió una variación de 50,2% en la comparación interanual y de 39,7% en el acumulado del año.

En lo que respecta a los capítulos, Indumentaria (+6,7%) registró la mayor variación, donde -al igual que en septiembre- impactó el cambio estacional de temporada. Luego, le siguió Atención médica y gastos para la salud (+5,9%), dinamizado por el último aumento de prepagas del año.

Alimentos y bebidas creció 3,3% en el mes, acelerándose 1 p.p. respecto al mes anterior y explicando más de un tercio de la variación mensual del Nivel General. Este capítulo venía mostrando una evolución menor al 3% por tres meses consecutivos, gracias a una significativa desaceleración en el precio de la carne vacuna. Pese a esto, en octubre prevaleció el aumento de verduras, frutas y productos empaquetados de consumo masivo (que crecieron en torno al 3,7% en el mes). En este sentido, el congelamiento a los bienes de consumo masivo anunciado hace unas semanas atrás podría surtir efecto en determinados bienes, pero a nivel general aún no se observó un efecto significativo, en tanto el IPC de Consumo masivo evolucionó por encima del 3% mensual promedio en la última quincena del mes.

Por otro lado, el IPC Núcleo creció 3,1% en octubre (+54,0% en la comparación interanual). El menor aumento respecto del Nivel General responde a que los precios estacionales mostraron en el décimo mes del año la variación mensual más alta del 2021 (+6,2%), como consecuencia de las mencionadas subas en frutas, verduras, indumentaria y también de turismo. Por su parte, los precios regulados crecieron 2,5% durante el mes pasado. Así, acumula una suba de 35,5% i.a., casi 15 p.p. por debajo del Nivel General.

Para los últimos dos meses del año, estimamos que la inflación promedio se ubicará en la zona del 3% mensual. Estas cifras se darían a pesar de que el Gobierno hizo que el tipo de cambio se mueva por debajo de la evolución de la inflación desde comienzos del año, algo que posiblemente abandone en diciembre, pos-elecciones. A su vez, los precios regulados seguirían actuando como ancla en lo que resta del año. A contramano, el reciente incremento de la brecha cambiaria en un contexto de escasas reservas no ayuda a anclar expectativas, lo cual añade presiones al proceso inflacionario y complica un escenario de desaceleración. Con estos números, la inflación anual orillará el 50% en 2021.

Un nuevo congelamiento frente a una inflación que no da tregua

Hace más de una década que la inflación volvió a configurarse como uno de los principales problemas de la economía argentina. En este lapso, mostró una tendencia al alza que la llevó a ser, hoy en día, una de las principales preocupaciones de la sociedad y el Gobierno.

Habiendo transcurrido tres cuartas partes del año, podemos afirmar que la inflación volvería a acelerarse en 2021. De este modo se ubicaría apenas por debajo del 50% anual, a pesar de la pauta oficial de 29% estipulada hace 12 meses. Así, volvería a niveles cercanos a los de 2019 (54% anual), que marcó un máximo en 3 décadas. Peor aún, luego de mostrar cinco meses a la baja, la inflación volvió a trepar en septiembre y, de acuerdo con nuestros relevamientos, no revertiría su comportamiento en octubre, desdibujando la incipiente desaceleración.

Considerando la importancia de esta variable en las decisiones económicas y su impacto sobre la economía real, corresponde analizar el pasado reciente para responder cómo llegamos a alcanzar estas cifras, pero también para pensar qué podemos esperar para el futuro próximo. Además, el anuncio reciente de un nuevo programa de control de precios revive la inquietud de cuál será su efecto sobre la inflación general. Veamos.

De la calma al retorno de las presiones; y al modo electoral de los precios

Con la irrupción de la pandemia vimos un atípico proceso de desaceleración de la inflación. Debido a la caída abrupta de la demanda e incluso el cierre completo de algunos sectores (lo que hace que sus precios no varíen), las subas mensuales perforaron el 2% en la etapa de cuarentena más estricta. Esta evolución se dio en un contexto extraordinario, con bajas presiones salariales (postergación de paritarias) y una elevada demanda de dinero (frente a la incertidumbre, creció la mantención de liquidez por motivos precautorios). Adicionalmente, los controles aplicados sobre los bienes de consumo masivo -como el programa de Precios Máximos- y la suspensión de aumentos de tarifas colaboraron a la ralentización de los precios.

Sin embargo, la calma fue transitoria y con la vuelta a la normalidad las presiones inflacionarias reaparecieron. A medida que las actividades económicas reabrían, los salarios se recuperaban y la demanda retornaba a niveles previos, la elevada emisión monetaria le dio combustible a una nueva aceleración del proceso inflacionario, de la mano de un aumento de los dólares financieros. De esta manera, la inflación pasó de la zona del 2% entre abril y julio del 2020 a 3,6% en el último trimestre del año. Peor aún, en el inicio del 2021 la inflación siguió acelerándose, alcanzando un 4,1% promedio en el primer trimestre del año (con un pico en marzo, donde llegó a trepar 4,8%).

Así, la creciente inflación hacía cada vez más difícil a la meta propuesta en el Presupuesto (+29%). En respuesta a eso, el Gobierno -previendo que una disminución del ritmo de aumentos lo favorecería en los comicios- abandonó el crawling peg, aumentando la cotización del dólar oficial muy por debajo del resto de los precios. A la vez, postergó la suba de tarifas de servicios públicos y redujo los aumentos de precios regulados. Por último, disminuyó el ritmo de emisión monetaria y reforzó los controles para contener los tipos de cambio financieros.

Sin embargo, esta receta aplicada en otros años electorales surtió esta vez un efecto menor: la inercia alimentada por la emisión de dinero en 2020, con una elevada brecha cambiaria y mucho terreno por recuperar por parte de los trabajadores y empresarios de rubros golpeados por la cuarentena, junto con la expectativa de correcciones pendientes a fin de año, dificultaron el descenso de la inflación. Adicionalmente, el programa de Precios Máximos, implementado para contener los aumentos al comienzo de la pandemia, se había extendido demasiado: la suba de estos productos quedó 15 p.p. por debajo de la inflación general en 2020. Por este motivo, el desarme del programa (finalizado en junio) aceleró los precios de este grupo de productos, que pasó de mostrar una inflación menor a 1% en los meses de pleno congelamiento a promediar incrementos de casi 4% entre abril y septiembre de este año. Estos bienes tienen un peso relativamente importante sobre la canasta general (casi un quinto del índice) y contribuyeron a una desaceleración más lenta de lo esperado.

Con todo, la suba de precios bajó de un máximo de 4,8% en marzo a 2,5% en agosto, pero al costo de disminuir un 10% la competitividad externa y licuar 7% el precio relativo de los servicios públicos. Aun a pesar de ello, la “tregua” inflacionaria fue breve y en septiembre (+3,5%) y octubre (proyectamos en torno al 3%) se habría visto interrumpida.

Frente a la necesidad de tomar medidas, el Gobierno volvió a recurrir a una receta conocida: anunció esta semana un nuevo control de precios a bienes de primera necesidad. Este programa lanzado por la Secretaría de Comercio congelaría más de 1200 productos de las principales empresas de consumo masivo por 90 días. Dada su magnitud, se asemeja al programa de Precios Máximos. Este tipo de políticas puede contener transitoriamente la inflación de un grupo de bienes en el corto plazo, pero pierde efectividad a medida que pasan los meses. La suba de costos de las empresas productoras, que no pueden trasladar al consumidor, tarde o temprano deriva en desabastecimiento, estrategias de evasión del programa (como cambios en el packaging, presentación o gramaje de los productos) o, directamente, incumplimientos. Así, sin un acompañamiento del resto de la política económica (que permita apuntalar la estabilidad transitoria y su potencial efecto sobre las expectativas con una corrección de desequilibrios de fondo) el único efecto de dichas políticas termina siendo el de postergar subas inevitables. Para peor, los precios de muchos de estos productos ya se encontraban atrasados por el espacio cedido en el congelamiento previo, por lo que la efectividad del programa podría verse comprometida por este factor adicional.

Según nuestras estimaciones, si el programa es efectivo, la suba de precios de consumo masivo sería alrededor de 35% en 2021, ubicándose muy por debajo de nuestra proyección de inflación general para el año (que estará cerca del 50%). De esta manera, el atraso acumulado desde marzo de 2020, como consecuencia del programa de Precios Máximos y de este nuevo congelamiento, rondaría casi 40 p.p. en el cierre del 2021. Esta cifra surge de comparar a la inflación de los productos de consumo masivo acumulada entre el inicio de Precios Máximos y el cierre del 2021 (rondaría el 50%) con la inflación general, que para el mismo periodo sería de alrededor de 89%.

Un piso alto para 2022

En el proyecto de Presupuesto nacional para 2022, el Gobierno postuló que espera una inflación de 33% para el año entrante. Un aumento de precios de dicha magnitud requeriría que el esquema cambiario no se modifique y el dólar siga corriendo por debajo del IPC. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el año que viene se normalizaría el flujo de turismo internacional y los precios de los commodities que exportamos tienen riesgos a la baja, es probable que no se pueda mantener el actual ritmo de apreciación mensual. Adicionalmente, aunque no hace explícito el sendero de subas, el mismo proyecto postula una recuperación del valor real de las tarifas, para que el usuario pague un monto mayor del costo del servicio. Como la experiencia reciente indica, esto también genera aumentos de segunda ronda, incrementando la inflación general.

Para cumplir la meta presupuestada, la inflación mensual del 2022 debería ubicarse, en promedio, por debajo de la cifra más baja de este año (+2,5%). Si consideramos que a lo largo del año habrá subas de servicios públicos y que el tipo de cambio no operará como ancla como este año, además del salto que implicaría la finalización del acuerdo de precios de consumo masivo en enero, estas proyecciones tienen serios riesgos de no poder cumplirse. Al mismo tiempo, la reapertura de paritarias y la aceleración de la emisión monetaria en la segunda mitad del 2021 también contribuirían a dificultar la meta. Por último, la inflación internacional se encuentra al alza (en Brasil ya superó el 10%, mientras que en Estados Unidos y Europa se ubica en valores inferiores, pero máximos en una década), un factor que tampoco ayuda a la contención de los precios domésticos.

En definitiva, la tendencia actual no luce optimista. Aunque los controles anunciados pueden tener efectos positivos en el corto plazo, del mismo modo que los congelamientos de tarifas o tipo de cambio, conllevan en sí mismos la garantía de una suba posterior. Si esa suba efectivamente ocurriera en 2022, las pautas del Presupuesto podrían quedar nuevamente subestimadas.

 

Desaceleración interrumpida: la inflación fue 3,5% en septiembre

Según el INDEC, la inflación nacional alcanzó el 3,5% en septiembre, acelerándose 1,0 p.p. respecto al mes anterior y mostrando el dato más alto desde abril. De esta manera, tras una continua desaceleración observada en mayo-agosto, en septiembre la inflación volvió a superar el 3%. Además, exhibió una suba de 37,0% en los primeros nueve meses del año y de 52,5% en la comparación interanual, representando la mayor cifra desde enero 2020.

Al interior del índice, la división de Prendas de vestir y calzado (+6,0%) fue la de mayor suba, acelerándose como consecuencia del cambio de temporada. Le siguieron las divisiones de Bebidas alcohólicas y tabaco (+5,9%) -donde impactó el incremento de cigarrillos- Salud (+4,3%) -donde incidió el aumento de prepagas (+9%)- y Hoteles y restaurantes (+4,1%).

En lo que respecta a las categorías, tanto los precios Estacionales (+6,4%) como los Regulados (+3,0%) se aceleraron respecto al mes anterior, cuando habían crecido 0,6% y 1,1%, respectivamente. Esto ocurrió como consecuencia de los factores antes mencionados (indumentaria, cigarrillos, prepagas), y el aumento observado en frutas y verduras. En este sentido, buena parte de las cuatro divisiones con mayores incrementos se dieron por motivos  estacionales o de alzas de precios regulados, lo que no necesariamente se repetirá en los próximos meses. De hecho, y dejando de lado al capítulo de Salud (dado que restan incrementos de prepagas en lo que resta del año), estimamos que la suba de Indumentaria, Bebidas alcohólicas y tabaco y Hoteles y restaurantes le aportaron 1,1 p.p. a la inflación general de septiembre.

De todas maneras, el IPC Core también se aceleró nuevamente (+3,3%), dejando en evidencia la fuerte inercia que está mostrando el proceso inflacionario. Este indicador se mantiene por encima de 3% desde octubre de 2020, incluso pese al fuerte anclaje del tipo de cambio oficial. En este sentido, desde que se disminuyó notablemente el ritmo de depreciación, entre mayo y septiembre, el tipo de cambio oficial trepó casi 6%, mientras que la inflación núcleo creció cerca de 18% en el mismo periodo.

Tras el resultado electoral de las PASO, el Gobierno continuará siendo esquivo a autorizar nuevas subas de precios regulados, mientras que el ritmo de depreciación oficial seguiría ubicándose por debajo de la inflación. Además, recientemente se anunciaron nuevos controles a los bienes de consumo masivo desde la Secretaria de Comercio, algo que podría tener un efecto contenedor sobre los precios del rubro en el muy corto plazo. Pese a esto, no esperamos para el último trimestre del año una desaceleración de la inflación significativa, que continuará merodeando la zona del 3% mensual. De esta manera, la inflación se ubicaría levemente por debajo del 50% en 2021, dejando incluso variables pendientes de corregir -tarifas, dólar, controles de precios- para 2022.

El IPC GBA Ecolatina volvió a la zona del 3% en septiembre

En septiembre, el IPC GBA Ecolatina subió 3,2% respecto al mes anterior, acelerándose 0,7 p.p. respecto a agosto. De esta manera, la inflación acumuló 35,3% hasta el noveno mes del año y exhibió una variación de 50,1% en la comparación interanual.

El IPC Core creció 3,1%, levemente por debajo del Nivel General. Al interior, resaltaron las subas de los bienes de consumo masivo -que subieron 3,2%- y determinados servicios privados, como alquileres (+4,0%). De esta forma, el IPC Core mostró una suba de 54,1% interanual (4 p.p. por encima de la inflación) y de 39,0% hasta septiembre.

Por su parte, los precios regulados treparon por encima del 2% en el mes, acelerándose respecto al mes anterior. Al interior, resaltaron las subas de prepagas, cigarrillos y educación. Por otro lado, el IPC Estacionales creció por encima del Nivel General (en torno al 5%) por primera vez luego de cuatro meses consecutivos, como consecuencia de las subas en turismo e indumentaria.

Esperamos que la dinámica observada se extienda a nivel nacional y, en consecuencia, en septiembre se haya interrumpido la desaceleración inflacionaria observada a partir de marzo, cuando el índice trepó un 4,8% hasta disminuir a un 2,5% en agosto. Detrás de dicha evolución estarán los factores antes mencionados: un IPC Core que sigue en la zona del 3%, junto a precios regulados y estacionales que aportarán algo más al Nivel General en comparación al mes anterior.

Para el último trimestre del año, estimamos que la inflación mantenga un promedio en torno al 3%, incluso teniendo en cuenta la apuesta del Gobierno a mantener reducido el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial, y a escasas subas de precios regulados, al menos hasta las elecciones generales de noviembre. De esta manera, la inflación terminaría en la zona del 48,5% en 2021.

La inflación se aceleró en la primera quincena de septiembre

Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación fue de 3,1% entre la primera quincena de septiembre y el mismo periodo del mes anterior. De esta manera, se interrumpió la desaceleración observada en agosto, cuando el índice avanzó 2,5%.

A su vez, el IPC Core se ubicó en la zona del 3,0%. Esta evolución se explicó en mayor medida por la evolución de los precios de consumo masivo -que vienen recuperando terreno perdido tras el desarme del congelamiento- y determinados servicios privados. Vale mencionar que esta dinámica no se vio afectada por el precio de la carne, que se mantuvo muy por debajo del Nivel General.  El mantenimiento del IPC Core en torno al 3%, en línea con lo sucedido los últimos meses, muestra un mayor dinamismo en las otras categorías del índice durante el inicio de septiembre.

En este sentido, el IPC Regulados se aceleró, ubicándose por encima del 2% en la primera quincena. Si bien la mayor proporción de precios regulados continuaron actuando como ancla (como los combustibles, tarifas de servicios públicos y transporte público), impactaron las subas de prepagas, cigarrillos y educación. Además, a diferencia del periodo mayo-agosto, los precios estacionales traccionaron la suba del Nivel General. Al interior de esta categoría, resaltaron las subas de indumentaria y turismo.

Estimamos que el IPC GBA Ecolatina cierre en la zona del 3% para el mes de septiembre. Esta aceleración se corresponderá con los factores antes mencionados, que seguirán impactando en lo que queda del mes. No obstante, prevemos que la inflación mensual promedio del último trimestre se mantenga por debajo de este valor, ya que el gobierno continuará apostando a un fuerte control en los precios Regulados y en el tipo de cambio oficial, aunque no será suficiente para que la suba de precios logre perforar el 2% en alguno de los meses que restan del año, dejando en evidencia la fuerte inercia que posee el proceso inflacionario. Con estos números, esperamos que la inflación nacional se ubique en torno al 48,5% interanual para 2021.

En agosto, la inflación perforó el 3% por primera vez en el año

La inflación nacional alcanzó el 2,5% en el octavo mes del año según el INDEC, desacelerándose 0,5 p.p. respecto al mes anterior. De esta manera, exhibió una variación de 32,3% en los primeros ocho meses del año y de 51,4% en la comparación interanual.

La desaceleración vino de la mano de la reducida evolución de Alimentos y bebidas no alcohólicas (+1,5%), que exhibió la variación más baja de los últimos trece meses. De esta manera, el capítulo le aportó 0,4 p.p. a la variación mensual del Nivel General de agosto, luego de significar 1,0 p.p. en la inflación del mes previo (en julio la inflación fue de 3%). Al interior del capítulo, la desaceleración correspondió a la baja evolución de Carnes (que en 4 de las 6 regiones perforó el 1%) y Verduras. Sin embargo, esto solo compensa parcialmente las subas de los alimentos del último año ya que en la comparación interanual (+53,4% i.a.) se ubica 2,0 p.p. por encima del Nivel General.

Esta desaceleración es la quinta consecutiva desde el pico de marzo (cuando el IPC avanzó casi 5%). Si bien esto luce como algo positivo, también esconde el hecho de que en esos cinco meses, el IPC Núcleo -que alcanzó 3,1% en agosto- se ubicó por encima de la inflación, sin poder perforar todavía el 3%. Como este indicador -que no contiene a los de origen estacional o regulados por el Gobierno- capta de mejor forma la inercia inflacionaria, refleja lo transitorio de la desaceleración inflacionaria de estos últimos meses. Esta tensión se reforzará en los próximos meses si el “paquete electoral” se traslada rápidamente a los precios vía una mayor demanda y un posible incremento en la brecha cambiaria que pondere las mayores necesidades de financiamiento monetario.

En los últimos cuatro meses del año la inflación mantendrá un promedio inferior al 3% mensual. Esto se debe a que luego del resultado electoral, el gobierno no autorizará aumentos en los regulados (a excepción de los ya previstos para las Prepagas) y apostará a planchar el tipo de cambio oficial, especialmente en el período previo a las elecciones generales. De esta manera, esperamos que la suba de precios ronde 48,5% en 2021, volviendo a la zona de 2018-2019.

El IPC GBA Ecolatina se ubicó por debajo del 3% en agosto

En agosto, la inflación fue 2,5% según el IPC GBA Ecolatina, representando la variación más baja desde julio de 2020. De este modo, la suba de precios acumuló 31,1% en los primeros ocho meses del año y 49,1% en la comparación interanual.

A su vez, el IPC Core creció 2,9% en el mes. Hay que tener en cuenta que la suba de estos precios, que no tienen en cuenta a los de carácter estacional ni regulados por el Gobierno, se vienen ubicando por encima de la inflación general desde inicios del año. En este sentido, la inflación núcleo acumuló 34,8% hasta agosto, 3,8 p.p. por encima del nivel general.

En los últimos meses, esta tendencia se explicó en gran medida por la evolución de los precios de consumo masivo. Si bien en el primer trimestre del año se ubicaron muy por debajo de la inflación general, entre abril-agosto se aceleraron a un ritmo de casi 4% promedio mensual. En agosto, tanto los alimentos y bebidas empaquetados (+3,4%) como los bienes de cuidado personal y del hogar (3,9% promedio) exhibieron subas significativas.

Al igual que en los últimos dos meses, la suba del IPC Regulados (+1,8%) actuó como ancla inflacionaria creciendo por debajo del Nivel General. De todas maneras, se aceleró levemente respecto al mes anterior, considerando que impactó la autorización de prepagas (+9,0%) y educación (+3,4%). Por su parte, los precios estacionales también ayudaron a la desaceleración (+1,0%), donde incidió la baja de frutas y turismo.

Para los últimos cuatro meses del año, la inflación mensual promedio será inferior al 3%. Esto se debe a que el tipo de cambio oficial seguirá evolucionando muy por debajo de la inflación (trepó solo 1% promedio en julio y agosto), al menos hasta las elecciones. Además, descontando los dos aumentos ya pactados de prepagas (9% en septiembre y octubre), hasta ese momento no existirán nuevas autorizaciones significativas de precios regulados, lo cual ayudará a contener a la inflación general. De esta manera, la inflación cerraría el 2021 con una suba en torno al 48,5% anual a nivel nacional, acelerándose más de 10 p.p. respecto al 2020.

El IPC GBA Ecolatina continúa por debajo del 3%

Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación fue 2,5% entre la primera quincena de agosto y el mismo periodo de julio. La menor evolución del tipo de cambio oficial (+1,0% en julio) junto a las escasas subas de precios regulados ayudaron a dicha evolución.

A su vez, el IPC Core creció 2,9% en el mismo periodo: la suba de estos precios, que no incluyen a los estacionales ni regulados por el gobierno, se está desacelerando a un ritmo mucho más lento que el Nivel General. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, a pesar de esta rigidez, al analizar al interior de este IPC se observa que la dinámica fue heterogénea.

Los que están creciendo a un ritmo cercano al 4% hace tres meses consecutivos son los bienes de consumo masivo, mientras que el resto de los precios que componen a la inflación núcleo se ubicaron en línea con el Nivel General (+2,5%) ayudados en gran medida por la fuerte desaceleración del precio de la carne vacuna.

Por su parte, la suba de prepagas (+9%) explicó por qué los precios regulados se aceleraron levemente en la primera quincena (+0,7% en la primera quincena de julio vs +1,7% en la primera quincena de agosto), pero que, de todas maneras, siguieron funcionando como ancla para el nivel general. Por otro lado, los precios estacionales actuaron en la misma dirección, considerando que solo subieron 0,6% en el periodo como consecuencia de la baja en frutas y turismo.

Estimamos que el IPC GBA Ecolatina se ubicará en la zona del 2,6% para agosto, algo por debajo de la inflación nacional. Los regulados seguirán funcionando como atenuadores de la inflación, mientras que los precios de consumo masivo seguirán recuperando el terreno perdido y algunos servicios privados mantendrán una dinámica algo más elevada como resultado de la reapertura de paritarias.

Para el resto del año, esperamos que la inflación se ubique, con altibajos, en la zona del 3%. De esta manera, la suba de precios acumularía en torno al 18,5% en el segundo semestre, lo cual implicará una desaceleración respecto al semestre anterior (+25,3%). Teniendo en cuenta estos números, desde Ecolatina proyectamos que la inflación anual volverá a la zona de 2018 y 2019, cerrando el 2021 en torno al 48,5%.