Los alimentos subieron 7,5% en febrero a nivel nacional

La inflación subió 4,7% en febrero, acelerándose 0,8 p.p. respecto al mes anterior y alcanzando la variación más alta desde marzo del año pasado. De esta forma, alcanzó una suba de 8,8% en el primer bimestre del año -la más alta desde al menos una década- y alcanzó una suba de 52,3% en la comparación interanual.

En lo que respecta a los capítulos, el que mayor variación exhibió fue Alimentos y bebidas no alcohólicas (+7,5%), que alcanzó una variación de 55,8% en los últimos doce meses. Esta es la variación mensual más alta desde comienzos de 2014 (tomando los datos del IPC GBA Ecolatina como referencia para parte del periodo), por lo que incluso supera el efecto que tuvieron en este capítulo los saltos cambiarios de 2018 y 2019, sin haber existido un evento de esas características.

En parte esto se explica por la dinámica en Verduras (+26,5% a nivel nacional) y Frutas (+10,8%) pero también incidió la aceleración de Carnes (+4,9%) y de los precios de consumo masivo (+5,0%), donde se destacó principalmente la suba de lácteos (+6,7%).

Asimismo, cabe destacar que la proporción de “Precios Cuidados” dentro del IPC -que son en su gran mayoría alimentos- se redujo a 7,8%, el menor valor desde octubre de 2021.

El otro capítulo que se ubicó por encima del Nivel General fue Transporte (+4,9%), donde impactaron la suba de combustibles (+7,6%) y los incrementos en adquisición de vehículos. De esta manera, este capítulo alcanzó una suba de 55,1% interanual.

En relación al primer mes del año, siete divisiones se aceleraron (destacándose Alimentos y Bebidas No alcohólicas, Educación y Equipamiento y Mantenimiento del Hogar) mientras que cuatro mostraron una menor variación (especialmente Comunicación, dado el aumento que había sido autorizado en enero).

En lo que respecta a las categorías, al igual que en enero el IPC Estacionales trepó muy por encima del nivel general. Esta categoría aumentó 8,4% en el mes, acumulando una variación de 18,2% en el primer bimestre del año impulsado nuevamente por las ya mencionadas subas de frutas y verduras, y en menor medida indumentaria. Por su parte, cabe destacar que el IPC Núcleo subió a un ritmo de 4,5%, exhibiendo la variación más alta en los últimos diez meses. De esta forma, esta categoría acumuló una suba de 7,9% en lo que va del año, ubicándose levemente por debajo de la inflación general. Por último, los precios regulados exhibieron la menor variación (+3,1% y +5,9% en el primer bimestre), donde incidió la mencionada suba de combustibles.

Para marzo, la inflación podría volver a subir otro escalón. Este mes es usualmente es estacionalmente alto como consecuencia de los incrementos que se dan en el capítulo de Educación y en Indumentaria, a la par que impactarían nuevas subas de combustibles y los primeros aumentos de tarifas de servicios públicos. A esto se puede sumar el potencial impacto derivado del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que trajo alzas en precios internacionales de commodities, que seguirán presionando sobre los alimentos (como carnes y harinas). De esta forma, la inflación del primer trimestre tendría un piso de 14% (+1 p.p. que el acumulado en los primeros tres meses de 2021).

La desaceleración será lenta a lo largo del primer semestre del año: el contexto internacional no lo permitirá -no sólo a través del precio de los alimentos sino también por la suba del costo de la energía-, a la vez que se espera nuevas correcciones en precios Regulados. Adicionalmente, en el segundo trimestre llegarán las paritarias, que impondrán aumentos salariales de magnitud ante la aceleración inflacionaria suscitada en los primeros tres meses del año.

Esta dinámica supone otros desafíos para el gobierno. En este contexto, ¿continuará el objetivo de sostener el tipo de cambio real? Esta respuesta no es obvia ya que para hacerlo deberá aclarar el ritmo de depreciación del tipo de cambio, poniéndole también un límite a la baja de la inflación en el corto plazo, golpeando todavía más los ingresos reales. Por otro lado, vuelve más costoso el intento de alcanzar una tasa real positiva: tanto la inflación pasada como las expectativas volverán a dejar atrás la tasa de referencia.

Prevemos que la inflación trepe al 55% en 2022, acelerándose respecto al año anterior y alcanzando el máximo de los últimos 30 años.

El IPC GBA Ecolatina creció 4,5% la primera quincena de febrero

Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación fue de 4,5% entre la primera quincena de febrero y el mismo periodo del mes anterior. De esta manera, la suba de precios se aceleró 1,9 p.p. en contraste con la primera quincena de enero cuando la inflación había sido de 2,6%.

En primer lugar, la fuerte aceleración surge como consecuencia de lo ocurrido con los precios Estacionales: luego de haber traccionado la baja del Nivel General en la primera quincena de enero (-0,6%), en los primeros quince días del mes de febrero la suba alcanzó el 10,9%. Al interior de esta categoría, resaltó la suba de transporte por turismo (+25,5%), verduras (+19,6%) y frutas (+18,9%).

En segundo lugar, el IPC Core se ubicó en la zona del 3,8%, alcanzando una variación interanual del 51,7%. Puertas adentro de esta categoría, el IPC Consumo Masivo traccionó gran parte del alza, presentó un aumento de 4,4% en la primera quincena de febrero, la mayor desde diciembre 2019 (+4,8%). Al interior, la fuerte aceleración de huevos (+13,9%) y pastas frescas (+8,9%) explica gran parte de la suba del índice. Por su parte, Alimentos y bebidas experimentó una suba 5,5% respecto a la primera quincena del mes previo, ubicándose 1 p.p. por encima del Nivel General. No se apreciaba una suba tan alta en esta categoría desde enero de 2021 (+5,8%).

Por último, el IPC Regulados creció al 3,9%, acelerándose 1,5 p.p. respecto a la primera quincena del mes pasado. La aceleración de este índice se debe en gran medida a los aumentos en funcionamiento y mantenimiento de vehículos, el cual incluye combustibles (+9,6%), correo (+4,6%) y teléfono (+3,7%).

La inflación del mes de febrero rondará el 4,3%, en gran medida explicada por subas en precios estacionales que hasta el momento venían funcionando como contrapeso ante otros aumentos. Para marzo quedan pendientes fuertes subas asociadas a educación e indumentaria por lo que esperamos que el primer trimestre del año cierre con una inflación acumulada que supere cómodamente los dos dígitos, similar a lo ocurrido durante 2021.

En enero la inflación alcanzó el 3,9%

En enero, la inflación nacional trepó 3,9%, ubicándose 0,1 p.p. por encima del valor de diciembre. Por su parte, la variación interanual alcanzó el 50,7% respecto al mismo mes del año previo.

En este sentido, el capítulo que mayor variación exhibió fue Comunicación (+7,5%) pese a lo cual registra una suba de tan solo 26,8% i.a., impulsado por el aumento de Servicios de telefonía e internet. Le siguió Restaurantes y Hoteles (+5,7%) debido al incremento en los precios de los alojamientos durante la temporada de verano . La variación interanual de este capítulo (+65,8%) fue la segunda más alta. De hecho, acumuló una suba en torno al 19,3% en los últimos tres meses, 10,3 p.p. por encima del nivel general.

La división Alimentos y bebidas no alcohólicas también se posicionó por encima del nivel general (+4,9%), ubicándose 1,3 p.p. por arriba de los valores de diciembre y siendo la de mayor incidencia en todas las regiones. El fuerte aumento lo explican Verduras, legumbres y tubérculos (+25,6%), donde destacan el aumento del tomate, la lechuga, la papa y la cebolla. También tuvo un gran peso la suba de Frutas (+7,0%), particularmente el precio del limón y la naranja. Luego de dos meses tratándose del sector más volátil, en enero Carnes sufrió la suba más baja de todo el capítulo (+2,0%).

En tanto, las dos divisiones de menor variación en el mes de enero fueron Educación (0,8%) y Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (1,8%).

En línea con lo mencionado anteriormente, el IPC Estacionales mostró una contundente aceleración (+9,0%), luego de haber servido de ancla parcial a la inflación los últimos dos meses del año pasado. De esta manera, los precios estacionales alcanzaron una suba 58,9% en la comparación interanual. Por su parte, el IPC Núcleo registró un alza mensual de 3,3%, desacelerándose 1,1 p.p. con respecto al mes de diciembre, y alcanzando una variación interanual del 54,0%. Por último, el IPC Regulados fue la categoría con menor variación (+2,8%), sobre la cual influyó en buena medida la ya mencionada suba de Servicios de telefonía e internet, así como también la suba de Prepagas.

¿Qué esperamos para 2022?

En 2022 la inflación volverá a ubicarse en la zona del 50%. Utilizar anclas para contener los precios – tarifas, tipo de cambio y congelamiento de precios- como sucedió el año pasado ya no será posible. De hecho, semanas atrás se habilitó un incremento del 9,0% en el precio de los combustibles. En marzo, debido a factores estacionales, también observaremos subas tanto en Indumentaria como en Educación. A su vez, deberemos estar a la espera de novedades relacionadas a la actualización de tarifas de servicios públicos, como transporte y otros servicios esenciales.

El IPC GBA Ecolatina creció 3,1% en enero

El IPC GBA Ecolatina creció 3,1% en el primer mes de año, desacelerándose 0,6 p.p. respecto al mes anterior y exhibiendo la variación más baja desde agosto del año pasado. De esta manera, mostró una variación interanual de 48,5% con respecto al mismo mes del 2021.

Al interior, el capítulo de Alimentos y bebidas creció 3,5% en el mes, alcanzando una variación interanual de 50,8% y ubicándose 0,4 p.p. por encima de la inflación general. El sector que presentó la mayor suba fue Frutas, que creció por encima del 10,0% mensual, destacándose los cítricos (+17,7%). Por su parte, pese a la renovación del programa Precios Cuidados y la inclusión de más de 400 nuevos productos en la canasta, los bienes de Consumo Masivo crecieron 4,1% en el mes, acelerándose 0,8 p.p. respecto a diciembre. Este fenómeno podría deberse a que en enero finalizó el congelamiento de precios aplicado en octubre y muchos productos de consumo masivo quedaron libres y aplicaron subas para ganar el terreno perdido. Al interior, resaltaron las subas de Agua envasada (+6,8%), Huevos (+7,4%), entre otros. La carne, por su parte, a diferencia de lo sucedido en los meses de noviembre y diciembre, desaceleró su ritmo de crecimiento.

En lo que respecta a las categorías, el IPC Núcleo creció 3,4% en enero, exhibiendo una variación de 52,9% interanual. Por su parte, el IPC Estacionales varió en el mes 1,4%, desacelerándose fuertemente (2,4 p.p.) respecto al mes de diciembre, explicado por las caídas relacionadas al Transporte por turismo (-10,8%) y a la Ropa exterior (-2,3%). Por último, el IPC Regulados creció 2,8% en el mes, mostrando subas en Prepagas (+9,0%), Teléfono (+3,8%) y Peajes (+3,5%).

Enero resultó ser un mes de marcados contrastes en materia de precios. La primera quincena presentó una aceleración de tan solo el 2,6% en relación a la primera mitad de diciembre. Sin embargo, en la segunda quincena del mes, seis de los nueve capítulos se aceleraron, y el nivel general alcanzó nuevamente la zona de 3,5%, dejando un significativo arrastre para el mes de febrero.

En este sentido, no ayudará el reciente incremento de 9% en el precio de los combustibles, que sumados determinados factores estacionales que se concentran principalmente en marzo (como el incremento en Indumentaria y Educación) y a la espera de nuevas confirmaciones relacionadas a las tarifas de servicios públicos, la inflación del primer trimestre cerraría en torno al 13,0% (en línea a lo registrado en el mismo periodo del 2021).

En 2022 la inflación volverá a ubicarse en torno al 50%. Hay que tener en cuenta que durante el año anterior se aplicaron diversas anclas -como las tarifas, el tipo de cambio y el congelamiento de precios- que difícilmente sean posibles de mantener durante los próximos meses y deberán corregirse este año.

 

El IPC GBA Ecolatina creció 2,6% la primera quincena del año

Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación fue de 2,6% entre la primera quincena de enero y el mismo periodo del mes anterior. De esta manera, la suba de precios se desaceleró 1,8 p.p. en contraste con la primera quincena de diciembre cuando la inflación había sido de 4,4%.

En primer lugar, esta desaceleración surge como consecuencia de lo ocurrido con los precios Estacionales: luego de haber traccionado la suba del Nivel General en la primera quincena de diciembre, en enero cayó -0,6 p.p. respecto al mismo periodo del mes pasado. Al interior se esta categoría, resaltó la caída de transporte por turismo (-17,9%), y ropa exterior (-2,8%).

En segundo lugar, también jugó un papel importante la desaceleración de la carne (+2,3%) luego de la fuerte suba (+6,6%) de la última quincena del año pasado. Pese a esto, el IPC Core se ubicó en la zona del 3,2%. De hecho, en el marco del fin del congelamiento establecido en octubre pasado, el IPC Consumo Masivo, presenta una suba de 3,8% en la primera quincena del mes. Es evidente que hubo una aceleración de esta canasta tras el fin del programa -y su reemplazo con un nuevo programa, algo más acotado-, ya que en la primera quincena de noviembre la evolución de la canasta crecía por debajo de 1%. En contraposición, el IPC Core no regulado (IPC Core sin considerar bienes de consumo masivo) sí logró situarse por debajo del 3% debido a las leves subas de esparcimiento y el fuerte descenso del precio de la carne ya mencionado. En este contexto, Alimentos y bebidas experimentó una suba mucho más leve (+2,7%) respecto a la primera quincena del mes previo.

Por su parte, el IPC Regulados se ubicó en torno al 2,2%, acelerándose 0,7 p.p. respecto a la primera quincena de diciembre. Si bien la mayor proporción de precios regulados continuaron actuando como ancla (como combustibles y tarifas), influyeron las subas de prepagas y servicios de salud y teléfono.

Consideramos que la desaceleración de la inflación del mes de enero se trata de un fenómeno transitorio y que de hecho comenzará a revertirse en la segunda quincena del mes. Para febrero, todavía queda pendiente la decisión de los aumentos tarifarios -puesta en duda ante los extendidos cortes de la última semana- que, de tener lugar, comenzarán a impulsar los precios Regulados, que durante los últimos meses sirvieron como contrapeso al resto de las subas. Luego, debido al carácter estacional del mes de marzo (educación e indumentaria principalmente) el trimestre cerraría con una inflación acumulada ya de dos dígitos, no muy distinta a la del año pasado.

 

Quince años con inflación de dos dígitos, una década con controles de precios

Desde hace quince años que la inflación se ubica en dos dígitos y la tendencia que muestra es ascendente. El impacto sobre la vida de los ciudadanos resulta directo y los desequilibrios que genera dificultan la estabilidad y buen funcionamiento de la economía. No es casualidad que, según el último relevamiento de Synopsis, la inflación es la principal preocupación de los hogares. En este contexto, los sucesivos gobiernos fueron implementando diferentes políticas económicas para buscar frenar la inflación.

Una de esas políticas fueron los controles de precios a bienes de primera necesidad y de consumo masivo. En la última década, estos programas fueron tomando distintas formas y buscaron cumplir diferentes objetivos, comenzando por la creación del programa de Precios Cuidados en 2014 cuyo objetivo fue marcar precios de referencia, a través de una canasta de heterogénea de bienes de primera y segunda necesidad con actualizaciones trimestrales de 200 (en 2014) a 500 (en 2015) productos.

Luego, una lógica similar estuvo vigente entre 2016-2019, con la diferencia de que la canasta se redujo y prevalecieron las segundas marcas. El objetivo no era que existan productos lideres que sirvan como referencia y ayuden a contener la inflación, sino que haya una canasta accesible para los sectores de menores ingresos, con actualizaciones de un periodo de uno a dos meses.

El cambio de gobierno en 2019 implicó un nuevo viraje. Se buscó establecer precios de referencia, por lo que se amplió la canasta (más de 600 productos) añadiéndose nuevamente productos de primeras marcas. Sin embargo, con la irrupción de la pandemia y la necesidad de frenar la inflación ante el virtual congelamiento de los ingresos, el gobierno decantó por el programa Precios Máximos, que abarcó una gran cantidad de bienes de consumo masivo (llegó a contar con 2.300 productos, en su mayor parte de primera línea). La gran diferencia con el resto de los controles es que se trataba de un congelamiento que solo contempló dos aumentos a lo largo del 2020, buscando no solo ser una referencia -como los programas anteriores- sino frenar la inflación artificialmente por medio de un congelamiento.

Dada la magnitud del programa, fue posible observar un efecto sobre la evolución conjunta de estos precios. Así, mientras la inflación general acumuló 26% entre abril y diciembre de 2020, la inflación de los bienes de consumo masivo -construida en base a la información brindada por INDEC- fue de 16%, avanzando, en promedio, 1,7% mensual.

Con la aceleración de la inflación a comienzos del 2021 -pasó de promediar 3,7% mensual en el último trimestre del 2020 a 4,1% en el primer trimestre del 2021-, el congelamiento ya no lucía sostenible. Si bien el programa se desarmó en su totalidad en junio de 2021, el IPC de consumo masivo se aceleró desde febrero del año pasado, alcanzando incrementos medios mensuales de 3,7% entre febrero y octubre del 2021, por encima de la inflación nacional (+3,5% promedio). Este comportamiento dejó en evidencia que, si bien el programa tuvo un efecto sobre este grupo de bienes en el corto plazo, añadió una mayor presión sobre el nivel de precios en los meses siguientes.

Último congelamiento: efectos acotados en noviembre, que se desdibujaron en diciembre

En un contexto electoral, en el cual la inflación de consumo masivo se aceleró a lo largo del 2021, la Secretaría de Comercio Interior anunció un nuevo congelamiento a mediados de octubre, abarcando un grupo de aproximadamente 1.400 productos (considerablemente más grande que las canastas de Precios Cuidados). Este nuevo programa se mantuvo hasta noviembre (en diciembre la canasta cambió y se autorizaron incrementos) y fue reemplazado por un nuevo esquema que se mantendrá durante el primer trimestre de 2022. En este contexto resulta relevante preguntarnos cuál fue el efecto del último congelamiento implementado.

En noviembre, el índice de precios de consumo masivo (que está compuesto principalmente por productos empaquetados, y excluye productos frescos como carnes, frutas y verduras) se desaceleró -luego de alcanzar 3,7% en promedio entre febrero y octubre- a 1,5%, pero volvió a crecer 2,9% en diciembre. Así, el congelamiento pareciera haber tenido un efecto en el muy corto plazo (noviembre), que se habría visto parcialmente diluido una vez que el programa fue modificado.

Hay que tener en cuenta que estos bienes ponderan un 16% del total de la canasta que mide la inflación. En este sentido, en los primeros diez meses del 2021 los precios de consumo masivo explicaban en promedio 0,6 p.p. de la inflación general. A diferencia, en noviembre este grupo de bienes explicó solo 0,2 p.p. de la suba de precios (una proporción similar a la de algunos meses de 2020, cuando impactaba el programa de Precios Máximos), marcando el cumplimiento del objetivo del programa. Estimamos que si este conjunto de bienes hubiese mostrado variaciones similares a las de enero-octubre (es decir, sin el congelamiento), se hubiesen añadido aproximadamente entre 0,3 y 0,4 p.p. a la inflación nacional del mes de noviembre.

Vale destacar que el efecto -como marcamos, cada vez más de corto plazo- de estos programas incide principalmente sobre productos empaquetados. A diferencia, algunos alimentos frescos, como es el caso de la carne, buscan ser regulados con programas como cortes cuidados y políticas como el cepo a la exportación sin que ocurra un impacto significativo en el mediano plazo. De hecho, a la par del congelamiento, la carne trepó 6,7% en noviembre y 9,1% en diciembre, explicando 0,6 p.p. y 0,9 p.p. de las variaciones de la inflación general, respectivamente.

Es decir, el gobierno busca contener los precios de consumo masivo mediante controles (y en el extremo, congelamientos) pero su ponderación apenas supera el 15% de la canasta que mide la inflación. Considerando que el capítulo de alimentos y bebidas pesa 27%, ya que se le suman carnes, frutas y verduras, el control de precios puede tener un impacto marginal y en el corto plazo sobre el capítulo y puede ser contrastado por la aceleración de otros grupos (como carnes, frutas o verduras). Los múltiples factores que alimentan la inflación, especialmente en un contexto de precios relativos altamente distorsionados, hace que este tipo de programas no sean suficiente para contener la elevada inercia: a pesar de los controles, el IPC Core lleva 15 meses consecutivos ubicándose por encima del 3% mensual.

Perspectivas para 2022

El panorama inflacionario para 2022 no luce optimista. En 2021, la inflación fue de 50,9% i.a., retornando a los niveles pre-pandemia (50,7% i.a. fue el promedio del período 2018-2019). Esta cifra se alcanzó con tarifas de servicios públicos sin importantes correcciones y un ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial que se ubicó por debajo de la inflación, especialmente en la segunda mitad del año.

Así, en el presente año es esperable una corrección -al menos, parcial- de estos precios relativos. Por un lado, habría un aumento que, en principio, rondaría el 20% para las tarifas en los próximos meses. Además, el dólar oficial ya aceleró el ritmo de depreciación en las últimas semanas, lo cual da señales de un cambio en la estrategia cambiaria. De esta manera, dos de los drivers que se encontraron prácticamente desactivados en el año anterior, volverían a encenderse desde el comienzo del año.

A su vez, los bienes de consumo masivo volverían a acoplarse a la evolución de la inflación núcleo en el corto plazo. Como mencionamos, el último congelamiento fue remplazado por un relanzamiento de Precios Cuidados que se caracteriza por contemplar incrementos -en principio- en torno al 2% mensuales. Por lo tanto, no es esperable un efecto “desaceleración” tan marcado como el del periodo noviembre-diciembre de 2021.

Así, la inflación se aceleraría en el primer trimestre de 2022, tal como ocurrió en 2021. Además de los aumentos ya mencionados, se suman algunos factores estacionales (como indumentaria y educación en marzo) que también incidirán sobre la suba de los primeros meses. Esto hace más difícil la coordinación de expectativas a la que apuesta el gobierno (siendo el ordenamiento de las negociaciones paritarias el caso más claro) generando que el año arranque agitado en materia inflacionaria y no se vislumbre una nominalidad diferente a la del pasado año. Estimamos que la suba de precios vuelva a ubicarse en la zona del 50% en el 2022.

En 2021, la inflación nacional cerró en 50,9% i.a.

En diciembre, la inflación nacional trepó 3,8% según el INDEC. De esta manera, la suba de precios cerró con una suba de 50,9% i.a. en 2021, retomando a los niveles pre-pandemia (+50,7% i.a. fue el promedio inflacionario de 2018-2019).

En lo que respecta a los capítulos, cabe destacar que 6 de las 12 divisiones se ubicaron por encima del 4%, algo que no sucedía desde marzo de 2021 (cuando la inflación general fue de +4,8%).

Al interior, las que mayor variación exhibieron fueron Restaurantes y hoteles (+5,9%) que terminó con una suba de 65,4% i.a. y Bebidas alcohólicas y tabaco (+5,4%, +55,1% i.a.). En el primer caso, incidió la suba de comidas fuera del hogar y alojamiento, posiblemente impulsadas por la suba de alimentos, la eliminación de aforos, programas de impulso al turismo (como pre-viaje) y la mayor movilidad del verano. En el segundo caso, impactó la suba de cigarrillos.

A su vez, Transporte (+4,9%), Prendas de vestir y calzado (+4,8%), Alimentos y bebidas no alcohólicas (+4,3%) y Recreación y cultura (+4,0%) fueron los otros cuatro capítulos que se ubicaron por encima del Nivel General.

Al interior de la división de Alimentos y bebidas no alcohólicas (+4,3%) existieron dinámicas heterogéneas. Por un lado, en el mes incidió principalmente la suba de carnes (+9,1% a nivel nacional). Teniendo en cuenta el importante peso que tiene esta categoría sobre la canasta (pondera 8,9% en el total país), la suba de este grupo explicó poco más de 0,9 p.p. de la variación a nivel general.

A su vez, si agrupamos las categorías de bienes de consumo masivo (principalmente productos empaquetados) observamos que en conjunto treparon 2,9% mensual. Dicha cifra se aceleró respecto a noviembre, cuando habían subido 1,5% mensual en promedio. Hay que tener en cuenta que la variación del último mes se alcanzó a pesar del congelamiento a más de 1.300 productos de la canasta iniciado a mediados de octubre: si bien el programa parece haber tenido un impacto -acotado- en noviembre, en diciembre el efecto parece haber sido menor. De todas formas, no volvió al ritmo previo de aumentos (entre enero y octubre, dicha canasta de bienes subió 3,6% en promedio). En este sentido, la suba de este conjunto de bienes explicó 0,5 p.p. de la suba mensual del mes de diciembre (vs. 0,2 p.p. en noviembre).

Por último, se encuentran los alimentos estacionales que contuvieron parcialmente la inflación. En este sentido, las Verduras cayeron en torno al 5,6% a nivel nacional (volvió a caer el tomate en GBA), mientras que las frutas treparon solamente 1,6%, ayudando a que la variación del capítulo de alimentos no sea todavía mayor. De esta manera, el capítulo de alimentos y bebidas finalizó el año en 50,3% i.a., 0,3 p.p. por debajo de la inflación general.

En lo que respecta a las categorías, el IPC Núcleo trepó 4,4% en el mes, finalizando el año con una variación de 54,9% i.a. (+4,0 p.p. por encima del nivel general). Por su parte, el IPC Estacionales subió 3,7% en el mes, finalizando el año con una suba de 50,1% i.a, donde incidieron las subas ya mencionadas de turismo y prendas de vestir. Por su parte, el IPC Regulados subió 1,7%, finalizando el año con una variación interanual de 37,7%.

 ¿Qué esperamos para 2022?

Para este año, el panorama dista de ser optimista. Teniendo en cuenta que durante el año anterior se aplicaron diversas anclas -como el tipo de cambio, las tarifas y los acuerdos de precios- que posiblemente no sean posibles de mantener durante los próximos meses, el piso inflacionario es alto para 2022.

De hecho, el dólar oficial ya aceleró el ritmo de depreciación en las últimas semanas, dando señales de un cambio en la estrategia cambiaria. Asimismo, también se espera una corrección de las tarifas de servicios públicos -que rondarían al menos 20%- en los próximos meses. Por último, si bien se lanzó un nuevo programa de precios cuidados, la salida del reciente congelamiento que impactó en el periodo de noviembre-diciembre de 2021 podría traer presiones extra sobre este conjunto de bienes en el corto plazo.

De esta manera, esperamos que la inflación en 2022 vuelva a cerrar en la zona del 50% anual. Así, la suba de precios se mantendría en este umbral en 4 de los últimos 5 años.

El IPC GBA Ecolatina creció 3,7% en diciembre

Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación alcanzó 3,7% en diciembre, acelerándose 0,5 p.p. respecto al mes anterior y exhibiendo la variación más alta desde abril de 2021. De esta manera, acumuló 49,5% en los doces meses del 2021, acelerándose casi 15 p.p. respecto al 2020.

Al interior, el capítulo de Alimentos y bebidas creció 4,5% en el mes, alcanzando una variación interanual de 54,2% y ubicándose 5 p.p. por encima de la inflación general. Este desempeño se explicó principalmente por la evolución de Carnes (que creció cercano al 9% mensual), particularmente algunos cortes de carne vacuna, con una aceleración concentrada en la primera quincena del mes. Dentro de dicho sector también incidió la variación de Pescados y Mariscos (+5,5%).

Por su parte, pese que el congelamiento a los bienes de Consumo Masivo continuó rigiendo en su totalidad a lo largo de todo el mes de diciembre, este grupo de bienes creció 3,3% en el mes, acelerándose fuertemente respecto a la leve suba de noviembre (+0,8%). Es decir, el efecto del congelamiento habría sido de utilidad para contener los precios en el cortísimo plazo (noviembre), pero el impacto ya no habría sido tan fuerte en el último mes del año. Al interior, resaltaron las subas de panificados (+3,7%), bebidas no alcohólicas (+3,9%), entre otros.

En lo que respecta a las categorías, el IPC Estacionales varió en el mes 3,8% explicado por las subas relacionadas al Turismo (+8,4%) y la suba de Frutas (+3,7%). Por su parte, el IPC Núcleo creció 4,2% en diciembre, exhibiendo una variación de 54,0% interanual. Por último, el IPC Regulados creció tan solo 1,7% en el mes, mostrando subas en Cigarrillos y Transporte Público de Pasajeros (donde impactó el incremento de taxis), con una variación de 49,6% en la comparación interanual.

En 2021 la inflación volvió a ubicarse en torno al 50%, retornando a la zona de 2019 (+53,8% i.a.). Sin embargo, a lo largo del año que terminó, los principales precios relativos como el tipo de cambio oficial (+27% i.a.) y los precios de servicios públicos (+18% i.a. según el IPC GBA Ecolatina) evolucionaron muy por debajo de la inflación. Ante este panorama, es de esperarse que haya correcciones en estos dos frentes este nuevo año, dejando un piso alto para la inflación de 2022, que se ubicaría nuevamente en la zona del 50%.

El IPC GBA Ecolatina se volvió a acelerar en la primera quincena de diciembre

Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación fue de 4,4% entre la primera quincena de diciembre y el mismo periodo del mes anterior. De esta manera, la suba de precios se aceleró 1,8 p.p. en contraste con la primera quincena de noviembre.

A su vez, el IPC Core se ubicó en la zona del 5,0%. Esta evolución se encontró 0,6 p.p. por encima del Nivel General, a pesar de que buena parte de la canasta de consumo masivo este congelada debido al congelamiento de precios vigente. Al interior, la fuerte aceleración de la carne vacuna (+14,5%) y pescado (+6,9%) explica gran parte de la suba del índice anteriormente mencionado. En ese mismo sentido, Alimentos y bebidas Experimentó una suba 5,2% respecto a la primera quincena del mes previo.

Por su parte, el IPC Regulados se ubicó en torno al 1,5%, desacelerándose respecto a la primera quincena de noviembre (cuando había trepado 2,5%). Si bien la mayor proporción de precios regulados continuaron actuando como ancla (como combustibles y tarifas), impactaron las subas de cigarrillos y taxis y mantenimiento de vehículos. Además, en concordancia con lo que viene sucediendo en los últimos meses, los precios estacionales traccionaron la suba del Nivel General con un aumento en esta primera quincena cercano al 7%. Al interior de esta categoría, resaltaron las subas vinculadas al turismo.

Estimamos que el IPC GBA Ecolatina cierre entre el 3,5% y el 4,0% para el mes diciembre. Esta aceleración se corresponderá con los factores antes mencionados (como la aceleración del precio de la carne, junto a algunos aumentos puntuales como taxis y expensas), que seguirán impactando en lo que resta del año. Se trataría del registro más alto del segundo semestre del año. Con estos números, esperamos que la inflación nacional supere el 50% este 2021.

La inflación nacional fue 2,5% en noviembre

Según el INDEC, la inflación de noviembre fue 2,5%, desacelerándose 1 p.p. respecto al mes anterior. De esta manera, perforó el 3% mensual solo dos veces en el año, junto a agosto. Así, acumuló un 45,4% en los primeros once meses y alcanzó 51,2% en la comparación interanual.

En lo que respecta a los capítulos, los que mayor variación exhibieron fueron Restaurantes y Hoteles (+5,0%) y Prendas de vestir y calzado (+4,1%). Estas dos divisiones vienen ubicándose por encima del 4% mensual desde septiembre: en el primer caso, impactan la dinámica del precio de los alimentos, la reapertura total de las actividades y la eliminación de aforos, y en el segundo las subas estacionales por cambio de temporada. Luego, Equipamiento y mantenimiento del hogar (2,7%) fue la tercera división con mayor alza en noviembre, en la que incidió la suba de muebles y electrodomésticos.

Alimentos y bebidas no alcohólicas subió 2,1%, desacelerándose 1,3 p.p. respecto al mes de octubre y ubicándose como la división con más alta incidencia en la mayoría de las regiones. Al interior, el aumento de la Carne y derivados fue el de mayor incidencia, en tanto le aportó más de 0,2 p.p. a la variación mensual a nivel nacional de noviembre. Sin embargo, este aumento fue compensado por la baja de Verduras, tubérculos y legumbres, particularmente por la caída del precio del tomate (que retrocedió 33% en GBA). Además, el congelamiento de precios a los bienes de consumo masivo también ayudó a la desaceleración del capítulo, en tanto varias categorías moderaron su alza (lácteos, aceites, entre otros). El impacto del congelamiento se observa en el salto que mostró la proporción de productos abarcados por Precios Cuidados, que pasó de 7% en octubre a 13% en noviembre, donde en muchos productos superaron el 50%.

Según las categorías, el IPC Estacionales mostró una contundente desaceleración frente a octubre (+0,5%), producto de la ya mencionada caída de los precios de verduras y ayudando a la desaceleración del Nivel General. De esta manera, los precios estacionales alcanzaron una suba de 44,7% hasta noviembre y 46,6% en la comparación interanual.

Por su parte, el IPC Núcleo aumentó un 3,3%, alcanzando catorce meses con cifras que se ubican por encima del 3% mensual (+55,5% i.a.). En este sentido, hay que tener en cuenta que la inflación core persistió por encima del 3% pese a los mencionados congelamientos de precios. Por último, el IPC Regulados subió 1,0% en el mes, desacelerándose 0,9 p.p. respecto al mes anterior. De esta forma, los precios regulados subieron 35,4% en lo que va del año y 39,0% i.a.

Esperamos que en el último mes del año la inflación vuelva a ubicarse por encima del 3%. De esta manera, la desaceleración de noviembre sería más transitoria que permanente (condicionada por la baja en tomate y el congelamiento de bienes de consumo masivo), y la inflación cerraría en torno al 50% en 2021. Ya pasado el periodo electoral, hay que seguir de cerca el rumbo que tome el Gobierno en materia cambiaria, a lo que se le sumará, en enero, el fin del actual congelamiento a los bienes de consumo masivo. Esto deja un piso alto para el 2022, que seguirá en torno al 50%: los principales precios relativos de la economía -dólar y tarifas- mostraron escasas subas en 2021, la incógnita está en la magnitud de la corrección que pueda ocurrir en el año entrante.