Lenta desaceleración de la inflación en 2019

La economía argentina convive hace más de una década con inflación elevada y persistente. Según el IPC GBA Ecolatina la inflación en los últimos 10 años promedió casi 30% anual y, salvo en 2009, nunca perforó el 20%. Producto de la elevada inercia, el aumento del nivel general de precios se ubica en una velocidad crucero cercana al 2% mensual, con aceleraciones o desaceleraciones según la evolución de los costos empresarios, entre los que se destacan el salario, el tipo de cambio, y las tarifas de servicios públicos.

El gobierno anterior utilizó al dólar y las tarifas como anclas nominales para moderar la suba de precios en los años electorales. El resultado? Inflación elevada y atraso cambiario y tarifario, los cuales condujeron a abultados déficits gemelos (externo y fiscal). En la búsqueda de recuperar el equilibrio macroeconómico, el actual gobierno levantó esas anclas al mismo tiempo que planteaba ambiciosas metas de inflación. La unificación del mercado cambiario y la corrida de 2018, los continuos y significativos aumentos en las tarifas de servicios públicos (energía y transporte) y negociaciones paritarias que no fueron consistentes con las metas de inflación planteadas por el gobierno, explicaron el importante desacople entre objetivos y realidad. En este marco, el deseo de la administración Macri de culminar su primer mandato con una inflación cercana al 5% no se cumplirá.

Las perspectivas para el año que comienza no son auspiciosas. Creemos que la inflación superará claramente el 23% estipulado en la Ley de Presupuesto 2019. Incluso si el tipo de cambio se desliza en forma controlada (hecho que dependerá de la magnitud de la dolarización pre-electoral), esperamos que la suba de precios sea más cercana al 35% que al 28,7% que estima el consenso del mercado (REM del BCRA). Esta lenta desinflación responde a la falta de un ancla nominal.

Producto del salto cambiario (que impacta sensiblemente en los costos de producción de los servicios públicos) y la necesidad de reducir subsidios para alcanzar la ambiciosa meta fiscal de equilibrio primario, el Ejecutivo ha anunciado subas de tarifas de servicios públicos que, en promedio, superan el 40%. Estas tienen un significativo impacto directo e indirecto (a través del alza de los costos de las empresas) sobre el IPC. De hecho, ambos efectos sumarán 5 puntos de inflación en 2019, elevando las expectativas de inflación de los agentes económicos.

Asimismo, los aumentos nominales de salarios (costo laboral) superarán los del año pasado: la paritaria de 2019 puede cerrar en torno a la meta oficial (20-25%), pero en los primeros meses de este año se aplican muchas cláusulas de revisión por la fuerte caída del salario real ocurrida el año pasado. De esta manera, las remuneraciones del sector privado registrado (proyectamos un incremento del 37% en 2019) liderarán el alza de los costos laborales, que treparían en torno al 35%.

La evolución del tipo de cambio tal vez sea la mayor incógnita de 2019. Sabemos que difícilmente se aleje de forma sostenida de la Zona de No Intervención (ZNI), pero lo ancho de la misma (30%) cubre con un manto de incertidumbre el valor final que alcance el dólar. El ajuste trimestral del piso y techo de la ZNI seguiría las expectativas de inflación del mercado, lo que implica en la práctica que las bandas se ajusten levemente por debajo del alza de los precios (las expectativas de inflación del mercado tienden a subestimar la magnitud del problema). Siendo, optimistas el tipo de cambio fluctuará entre el piso y el centro de la banda, lo que implica una suba cercana al 30% en 2019.

En síntesis, con costos laborales creciendo al 35%, un tipo de cambio marcando un deslizamiento de 30% y tarifas trepando en promedio más de 40%, la inflación no se alejará significativamente del 35% en 2019. Esta lenta desinflación es producto de un escenario macroeconómico más estable en relación al año pasado, pero ni siquiera será suficiente para alcanzar la inflación promedio de la última década.

Podrá el lector pensar que con un regla estricta de emisión monetaria (incremento prácticamente nulo en el primer semestre y del 1% mensual en la segunda mitad del año) esta vez será diferente. Sin embargo, durante esta administración quedó demostrado que una política monetaria dura es insuficiente para bajar la inflación: se necesita un plan integral que ataque la inercia del proceso, para lo cual será crucial coordinar las diferentes aristas de la política económica (ingresos, fiscal, monetaria y cambiaria) de forma tal de blindar la estrategia anti-inflacionaria.

-Esta nota fue publicada enel portal infobae el 18 de enero de 2019-

La inflación rondará el 2,5% en enero

El IPC Ecolatina de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires mostró un crecimiento de 2,7%, entre la primera quincena de enero y el mismo período de diciembre.

El capítulo que más creció fue Otros bienes y servicios como consecuencia del incremento en el precio de los cigarrillos y artículos y servicios para el cuidado personal. A este avance le siguió Esparcimiento tras la suba estacional de turismo y el aumento de diarios y revistas. Varios capítulos crecieron en línea con el Nivel General, mostrando que el alza en los precios fue relativamente homogénea en el período.

La desaceleración iniciada en octubre continúa vigente ya que estimamos que a pesar de los aumentos en transporte público y agua, el primer mes del año tendrá una inflación cercana a 2,5%.

Sin embargo, esperamos un freno en este proceso durante el primer cuatrimestre del año debido a los aumentos en los Servicios Públicos (habrá subas en las tarifas de gas, electricidad y de transporte público) y la existencia de recomposiciones salariales –por la pérdida de 2018-, que conjuntamente dinamizarán a la suba de precios en el inicio de 2019. Pasado abril, una mayor inestabilidad cambiara producto de la incertidumbre política agregaría presiones inflacionarias, impulsando a la suba de precios.

La inflación de 2018 fue la más alta en 27 años

¿Cuál fue la inflación en diciembre?

La inflación nacional alcanzó 2,6% en diciembre, continuando la desaceleración iniciada tras el pico de septiembre (6,5%). Producto de la calma cambiaria y aumentos salariales considerables, durante el último mes del año se registró un mayor dinamismo en la suba de precios de los Servicios (+3,7%) respecto de los Bienes (+1,9%), lo que marca un contrapunto frente al acumulado 2018 (+42,8% vs +50,5%, respectivamente).

De este modo, la inflación Nacional alcanzó 47,6% en 2018, casi duplicando la suba de precios del año anterior (+24,8%). La principal diferencia con 2017 radicó en la fuerte aceleración del IPC Núcleo: los precios de bienes y servicios no regulados ni estacionales pasaron de trepar 21,2% en 2017 a 47,7% el año pasado; considerando su importante inercia, esto implica que la suba precios del año pasado será más difícil de “desarmar”. En otro orden, como consecuencia del salto cambiario, el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas y la categoría Regulados lideraron el alza del 2018, registrando alzas mayores al 50%. Motivados por la dificultad de ajustar el gasto en estos rubros básicos, su efecto sobre el consumo será marcadamente negativo.

¿Cómo arrancó la inflación en 2019?

Nuestras estimaciones preliminares marcan que la suba de precios se ubicará en torno al 2,5% en enero. Este avance está motorizado por aumentos en agua y transporte (que tendrán un impacto parcial puesto que se aplicaron a mediados del mes), servicio telefónico, bienes y servicios asociados al turismo (alza estacional) y cigarrillos. Por el contrario, menores aumentos en alimentos e incluso una baja del combustible (en torno al 1% a nivel nacional) contribuirán a que la desaceleración de la inflación continúe.

No obstante, es probable que la suba de precios se mantenga en torno al 2,5% entre febrero y abril ya que tendrán lugar los incrementos de Servicios Públicos más importantes, que sumarán presiones inflacionarias directas e indirectas. En este sentido, los aumentos de electricidad (febrero y marzo) y gas (abril) incrementarán los costos de producción de otros bienes y servicios, incentivando aumentos de segunda ronda. A esto se agregarán nuevas recomposiciones salariales en los primeros meses del año, que responden a la fuerte pérdida del poder adquisitivo registrada durante 2018.

¿Cuál será el impacto sobre el consumo?

A la recomposición salarial de principios de año mencionada, se le sumará las paritarias “modelo 2019” en torno al 20%-25% que impulsarán una significativa suba nominal de las remuneraciones de los trabajadores formales. Pese a que en el acumulado del año los salarios le ganarían la carrera a los precios, el consumo no despegará en el año electoral. En primer lugar, porque, aun considerando las actualizaciones, el salario real permanecerá por debajo del promedio 2018 (el año pasado cerró con una caída interanual superior al 10%). Por otro lado, producto del salto en el costo de financiamiento (tasa de interés real positiva) el gasto a crédito continuará deprimido. Por último, los ajustes ya anunciados en bienes y servicios básicos y difíciles de sustituir (Servicios Públicos en febrero y abril; prepagas en febrero; educación en marzo) provocarán que la mejora del “salario real disponible para consumo” sea menor a la efectiva.

La inflación superaría el 30% en 2019

El dólar, protagonista exclusivo de la inflación en 2018

Según el IPC Ecolatina GBA, la inflación nacional acumuló 48% en 2018, casi duplicando al valor del 2017. De esta manera, no sólo fue la suba de precios más elevada del mandato de Cambiemos, sino que se convirtió en el año de mayores aumentos desde 1991.

Durante el primer trimestre, la inflación estuvo impulsada por los ajustes en las tarifas de Servicios Públicos y el tipo de cambio (que acumuló un alza de 16% si incluimos a diciembre 2017, dado que el traslado a precios de los movimientos cambiarios no es inmediato). Como resultado, la suba de precios acumuló 6,9% en el período enero-marzo de 2018 (2,3% de promedio mensual) y frenó el “proceso desinflacionario” iniciado a fines de 2016. De cara al segundo trimestre, el Banco Central afirmaba que el dólar se encontraba en “niveles adecuados”, de modo que la dinámica parecía reencauzarse. Sin embargo, nada de esto sucedió: la divisa escaló más de 30% en el período y la suba del nivel de precios se aceleró en el segundo trimestre del 2018, alcanzando 8,5% (2,8% de promedio mensual). De este modo, la inflación acumuló 16% en el primer semestre del año pasado, dando por tierra con la meta impuesta por la autoridad monetaria al cierre de 2017 (15%). No obstante, lo peor estaba por venir.

El fuerte salto cambiario del cierre de agosto (casi 30% en una semana) se sumó a los nuevos aumentos tarifarios y al alza de los combustibles (superior al 20%). Como resultado la inflación  se disparó: la suba de precios alcanzó 13,3% en el tercer trimestre de 2018 (+4,3% promedio mensual, el registro más alto para un trimestre desde 2002), alcanzando un pico en septiembre cuando rondó 6,5%. Sobre el cierre del año, se logró estabilizar el mercado cambiario y la suba de precios comenzó a reencauzarse. Si bien en octubre la inflación persistió muy elevada (5,7% mensual), producto del importante arrastre que dejó septiembre, el “alivio” –en términos relativos- llegó en noviembre y diciembre, cuando este guarismo promedió 3%.

En los drivers inflacionarios del año pasado hubo un gran ausente: los salarios. Los mismos habrían finalizado 2018 con un alza cercana al 30%, cediendo un importante terreno frente al resto de los precios de la economía.

¿Qué pasará con los precios en 2019?

Con el comienzo del año se reanudará el proceso paritario. Aunque su “temporada alta” será en el segundo trimestre, ya se están poniendo en marcha cláusulas gatillo y de recomposición salarial que tendrán un impacto en los primeros meses del año. Por su parte, los Servicios Públicos también marcarán un alza importante en el primer trimestre, en torno a 18,5% impulsados por la ambiciosa meta de equilibrio fiscal primario pautada con el FMI. Además, los servicios privados, que registraron una suba de 34% el año pasado (los bienes treparon más de 50%) también buscarán una mejora. Por último, el tipo de cambio mantendría la calma del cierre de 2018, acumulando un alza en torno al 7% en el primer trimestre.

En este marco, proyectamos que la inflación rondaría el 8,5% en el primer trimestre del año, registrando una baja sensible frente al último cuarto de 2018 pero permaneciendo en niveles elevados.

En el segundo trimestre, las presiones salariales se acrecentarían, producto del cierre de los principales acuerdos paritarios que buscarán recuperar la caída del salario real ocurrida el año pasado. Por su parte, los precios de los Servicios Públicos continuarían creciendo por encima de la inflación y acumularían un alza mayor al 10% en el período abril-junio, siguiendo a los anuncios realizados al cierre de 2018. Por último, la divisa ingresaría en su “etapa electoral”, marcando un avance también mayor al 10% en este trimestre, y ajustándose de manera inversa a las chances de reelección del oficialismo –las elecciones en la PBA podrían adelantarse-. Como resultado, proyectamos que la inflación persistiría elevada en el segundo trimestre, acumulando casi 9%. De este modo, la suba de precios alcanzaría 18% en la primera mitad de este año, 2 p.p. más que en el primer semestre de 2018.

Para el segundo semestre proyectamos que la inflación intensificará su proceso descendente. Si bien la dinámica cambiaria se tornaría más agitada, la divisa no se mantendría sostenidamente por encima del techo de la banda cambiaria, e incluso es posible que marque una baja en el último trimestre producto del fin de la incertidumbre electoral. Por su parte, los Servicios Públicos también ingresarían en “modo electoral”, aunque este tendría un efecto inverso al del tipo de cambio: los aumentos serían prácticamente nulos. Por último, pasada la temporada de negociaciones colectivas, los salarios dejarían de ser un foco de presión sobre el resto de los precios. En este contexto, la inflación acumularía una suba cercana a 13% en la segunda mitad del año, finalizando 2019 apenas por encima del 30%.

La inflación fue de 48% en 2018

El Índice de Precios al Consumidor Ecolatina de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires creció 2,9% en el mes de diciembre. De esta manera, acumuló una suba de 47,9% en durante 2018.

En diciembre, la inflación se desaceleró respecto al mes previo (en noviembre los precios crecieron 3,3%), pero esta dinámica no se propagó a lo largo del mes, tal como había sucedido en noviembre.

Sin embargo, se observaron distintas dinámicas entre los capítulos. Por un lado, Alimentos y bebidas y Equipamiento y mantenimiento del hogar mostraron una significativa desaceleración en el transcurso del mes. Por otro lado, en la segunda quincena, los aumentos de medicamentos -que se sumó al incremento de prepagas- traccionaron Atención médica y gastos para la salud; mientras que la suba en taxis -junto al mayor costo del servicio telefónico y de la adquisición de vehículos- impulsó Transporte y Comunicaciones.

El principal factor que impidió la continuidad de la desaceleración de la inflación a lo largo de diciembre fue que el IPC Core también creció de manera uniforme en el transcurso del mes. En la medida que este último no vuelva a mostrar una clara tendencia a la baja, será muy difícil que el Nivel General vuelva a variaciones mensuales cercanas al 2%. Esto responde a que los Regulados no ayudaran a la desinflación en el inicio de este año: durante el primer cuatrimestre tendrán lugar aumentos de agua (enero y mayo), luz (febrero), gas (abril) y del transporte público (de manera escalonada en los primeros tres meses de 2019).

 

La inflación también rondará el 3% en diciembre

El IPC Ecolatina de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires mostró un crecimiento de 3,0%, entre la primera quincena de diciembre y el mismo período de noviembre.

El capítulo que más creció fue Atención médica y gastos para la salud debido a los aumentos de medicamentos y prepagas. Este avance fue seguido por Esparcimiento  tras los incrementos en turismo, cines, parques y entretenimiento. Por su parte, vale destacar la significativa desaceleración de Alimentos y Bebidas en este período, que dejaron de crecer por encima del Nivel General.

La desaceleración de la inflación tendrá un ritmo más lento en lo que queda del mes debido a incrementos de Estacionales (especialmente debido a bienes y servicios asociados al turismo) y Regulados (taxis) en la segunda quincena del mes. Por este motivo, esperamos un dato levemente inferior al 3% en diciembre, y en consecuencia, la inflación del año acumulará un alza de casi 48% en 2018.

La estabilidad cambiaria y la recesión desaceleran la inflación en noviembre

¿Cuál fue la inflación de noviembre?

En noviembre, el IPC Nacional del INDEC registró un alza de 3,2% mensual. Pese a superar el 3%, la inflación se desaceleró significativamente en comparación con el bimestre septiembre-octubre, cuando promedió 6% mensual. Esta dinámica respondió a la reciente estabilización del dólar y la dilución del efecto del salto cambiario de fines de agosto (que termina siendo relativamente acotado producto de la fuerte caída de ventas), junto con un menor incremento de Precios Regulados (subieron sólo 2,8%, impulsados por aumentos en transporte). Por su parte, la inflación núcleo -que contiene los precios que no se comportan estacionalmente ni son regulados por el Estado o con una elevada carga impositiva- fue de 3,3% en el mes, desacelerándose respecto al 6,1% promedio del bimestre anterior.

De esta forma, la inflación acumula 43,9% en once meses y alcanzó una variación interanual de 48,5%. Si bien el Nivel General de precios marca una importante alza, no todos los precios subieron lo mismo. Por lo tanto, es relevante analizar la dinámica desagregada en pos de comprender su impacto sobre el resto de las variables macroeconómicas.

¿Cómo fue el movimiento de precios relativos?

Las variables nominales de la economía argentina fueron afectadas durante 2018 por un salto cambiario de más del 100%. Considerando la importancia del dólar en la formación de precios, la fuerte depreciación sufrida aceleró el proceso inflacionario. Este driver provocó que los precios de los bienes y servicios transables (que se comercian internacionalmente) crecieran por encima del resto, puesto que dependen sensiblemente del tipo de cambio. Dado que la mayoría de los bienes relevados en el IPC se comercializan internacionalmente mientras que la mayoría de los servicios no son transables. Es por ello, que en los primeros once meses del año los bienes aumentaron 10 p.p. más que los servicios: mientras que los primeros acumularon una suba de 47,7%, los servicios treparon 37,7%. Esta brecha es aún más marcada si tomamos en cuenta la suba de precios de los bienes vs. los servicios privados (mayormente no transables). Según el IPC GBA Ecolatina, la suba de precios acumulada en lo que va del año alcanza 47% para los bienes y 27% para los servicios privados. Por último, en un contexto de ajuste fiscal y elevada proporción de costos dolarizados en la provisión de luz, gas, agua y transporte público, no sorprende que el precio de los servicios públicos hayan trepado más que los bienes.

Por su parte, los precios de alimentos y bebidas escalaron 48,6% en los primeros once meses de 2018, superando ampliamente a la evolución del Nivel General y, por lo tanto, encareciéndose en términos relativos. Este rubro, que afecta principalmente a los sectores de menos recursos, lleva siete meses consecutivos de alza por encima del Nivel General. Si a esto le sumamos que los ingresos de las familias (salarios, changas y planes sociales) treparon mucho menos que la línea de indigencia (CBA) y pobreza (CBT), se entiende porque empeoraron los indicadores socio-económicos.

¿Cuál es la perspectiva para los próximos meses?

El reacomodamiento de precios relativos será un factor inflacionario en los próximos meses, ya que hay variables que quedaron nominalmente rezagadas frente al resto y pujarán por recuperar el terreno perdido (en la medida en que la demanda se los permita). Por lo tanto, aun cuando el tipo de cambio permanezca contenido, la inflación persistirá elevada, en este caso por motivos inerciales.

En ese contexto, estimamos que en el último mes del año los precios avanzarán en torno a 3%, finalizando el 2018 con una inflación de alrededor de 48% i.a. Así, diciembre podría ser el primer mes desde abril 2018 (cuando comenzaron las turbulencias cambiarias) en que la variación de precios sea menor a la registrada en igual mes de 2017 (+3,1%).

Sin embargo, esto no implica una “relajación” en la dinámica inflacionaria: el comienzo de 2019 será agitado. En primer lugar, porque los trabajadores intentarán recomponer el poder adquisitivo perdido este año. Además, se observarán incrementos ya pautados en los precios regulados (agua en enero, electricidad en febrero, subte en el primer bimestre y gas en abril, además de subas en combustibles). En consecuencia, aunque no haya saltos en el frente cambiario, la inflación promediaría 2,5% en el primer cuatrimestre del año próximo.

Significativa desaceleración de la inflación en noviembre

El Índice de Precios al Consumidor Ecolatina de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires creció 3,3% en el mes de noviembre. De esta manera, acumula una suba de 43,6% en lo que va del año y de 48,1% respecto a igual mes del año anterior.

En noviembre la desaceleración de la inflación fue significativa y volvió a exhibir registros similares a la previa del salto cambiario, siendo el menor ritmo de crecimiento de precios generalizado entre las aperturas. De estas, las que exhibieron mayores incrementos fueron Otros bienes y servicios (+6,3%), impulsado por artículos de tocador y perfumería y cigarrillos y Alimentos y bebidas (+5,2%), traccionados por los incrementos en verduras -especialmente papa-, lácteos y bebidas no alcohólicas. Por su parte, vale destacar que debido a la ausencia de aumentos en tren y colectivo en la segunda quincena y a la leve baja del combustible en este período, las presiones de Transporte y Comunicaciones (+2,7%) se diluyeron a lo largo del mes.

La desaceleración observada a lo largo del mes fue el resultado de un menor crecimiento de todos los componentes del índice y como consecuencia, estimamos que esta tendencia continue en el próximo mes. Sin embargo, durante diciembre los Regulados volverán a subir pese al anunciado recorte en el precio de los combustibles, ya que también tendrán lugar los incrementos en el boleto del subte y prepagas.

La suba del dólar encareció los alimentos

¿A quiénes afectaba más la inflación?

La inflación no afecta a todos por igual ya que más allá de la posibilidad que pueden tener ciertos sectores de proteger el valor real de sus ingresos (a través de paritarias, por ejemplo), no todos los precios suben en la misma magnitud. De este modo, de acuerdo a los factores se encuentren detrás del proceso inflacionario, el aumento de precios perjudicará en mayor medida a algún sector de la población: la inflación será regresiva en tanto afecte a los de menores ingresos o progresiva en el caso opuesto.

En este sentido, como la inflación estuvo liderada por los aumentos en Servicios Públicos y por incrementos salariales durante 2017 y los primeros meses de este año, en este período la inflación no habría sido regresiva gracias a que la tarifa social se limitó el impacto en los hogares de menores ingresos, a la vez que los mayores salarios, al tener un mayor peso en los servicios, impactaron más en el poder adquisitivo de una parte más elevada de la pirámide social.

De hecho, entre enero 2017 y abril 2018, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) –que no mide inflación, pero refleja el incremento en el costo de alimentarse correctamente- creció alrededor de 30%, mientras que el IPC GBA (el ámbito de valorización de la canasta) avanzó casi 34%. Por lo tanto, si bien no hay una diferencia muy importante, esto implica que los alimentos de primera necesidad crecieron menos que el IPC en el período y en consecuencia, se puede aseverar que la inflación no afectaba particularmente a la población más vulnerable en dicho período.

¿Qué pasó tras el inicio de la inestabilidad cambiaria?

El período abril-octubre de este año, caracterizado por la turbulencia cambiaria, habría agregado un componente regresivo al proceso inflacionario ya que los precios de muchos alimentos básicos reaccionan en mayor medida ante un dólar más caro –el tipo de cambio se depreció más de 75% que en este período-. En efecto, la comparación arroja un cambio en la tendencia: junto a un aumento de 30,2% del IPC se registró un avance de 37,3% de la CBA.

Esto refleja que los alimentos se encarecieron en términos relativos y que, a pesar de que en la canasta de consumo de sectores acomodados hay una porción relevante de bienes dolarizados -que a priori son los que se piensa como más perjudicados por la depreciación del Peso-, la inflación fue regresiva desde que comenzó la inestabilidad cambiaria. Es decir, afectó más el poder de compra de los sectores más vulnerables, que destinan una mayor parte de sus ingresos a los alimentos.

Este fenómeno no sería un problema en tanto los ingresos de la población, particularmente de los sectores postergados, evolucionara como los precios de los alimentos. Sin embargo, entre abril y octubre los salarios de la economía habrán crecido en torno al 15%, siendo menor el incremento de los trabajadores informales, asociados en mayor medida a este sector de la población. Además, la jubilación mínima y la AUH subieron menos de 13% en el período.

Por lo tanto, cualquiera sea la medida que se tome, es evidente el deterioro del poder adquisitivo: la AUH solo cubre tres cuartas partes de la necesidades alimentarias de un niño y un trabajador con ingresos de $10000 apenas puede reunir el dinero necesario para alimentar a una familia tipo.

¿Qué esperamos para los próximos meses?

En principio, nuestro relevamiento de precios quincenal reflejó que durante la primera mitad de noviembre la desaceleración en los alimentos se dio a un menor ritmo que en el resto de los precios de la economía. Más aún, los mayores incrementos se observaron en almacenes, autoservicios y comercios de cercanía (carnicerías, verduleras), lugares a los que los sectores con menos recursos concurren con mayor frecuencia. Por este motivo, no esperamos una reversión de esta tendencia en lo que resta del año. Sin dudas, este es uno de los factores que explicará un aumento de la pobreza en el segundo semestre del año.

Sin embargo, no esperamos que esta dinámica se extienda el año que viene ya que si bien las presiones sobre los precios de los alimentos continuarán (aumentos tarifarios que impliquen mayores costos de producción, presiones cambiarias en la previa electoral y recomposición de los márgenes de ganancia en la medida que la economía comience la recuperación), una trayectoria del dólar más calma no generará otro salto abrupto como el observado desde abril a la fecha. Paralelamente tendrá lugar una recomposición de ingresos algo más significativa, ya que la nueva fórmula por la cual ajustan las jubilaciones y la AUH comenzarán a captar la actual aceleración inflacionaria.

 

La inflación se desacelera en noviembre

¿Cuál fue la inflación Nacional en Octubre?

El INDEC informó que la inflación nacional fue de 5,4% en octubre, lo que implica que los precios crecieron 39,5% en los primeros diez meses del año y 45,9% interanual.

El principal factor detrás de este elevado registro fue el salto cambiario de fines de agosto que al operar con cierto rezago tarda en impactar en los precios al consumidor (por caso, el aumento de los precios mayoristas de 16% en septiembre impactó en el IPC de octubre). Vale destacar que el IPC Core trepó sólo 4,5% mientras que los precios de bienes y servicios Regulados y Estacionales crecieron por encima del Nivel General, (+7,4% y +6,2%, respectivamente)

El salto del tipo de cambio causó una suba de 12,3% en los precios de la economía en el bimestre septiembre-octubre, que se evidenció en mayor medida en los bienes y servicios sensibles a la cotización del dólar. En este sentido, los Bienes (mayormente transables) crecieron 15% en el período, mientras que los Servicios (menos transables) aumentaron menos de 8%, incluso considerando los significativos aumentos de los Servicios Públicos (gas, transporte público) del período. El capítulo Alimentos es un claro ejemplo: trepó más de 13% en dicho bimestre, impactando en mayor medida en los sectores de menos recursos, quienes destinan una mayor parte de su ingreso al consumo de estos bienes.

¿La inflación aminora en Noviembre?

De acuerdo al IPC GBA Ecolatina, la inflación entre la primera quincena de noviembre y el mismo período de octubre alcanzó 3,7%, mostrando una significativa desaceleración. Esta dinámica respondió principalmente al menor incremento de los precios de bienes y servicios Regulados (treparon sólo 2% debido a combustibles, Transporte Público y cigarrillos), ya que la desaceleración del IPC núcleo no fue tan marcada (subió 3,9% entre la primera quincena de noviembre y dicho período de octubre).

Cabe destacar, que aún no se observa una desaceleración en el capítulo más sensible: Alimentos trepó 6% entre la primer quincena de noviembre y de octubre, impulsados por fuertes aumentos en lácteos, verduras, frutas y bebidas no alcohólicas.

De continuar esta tendencia, la inflación de noviembre cerrará en 3,2%, mostrando una marcada desaceleración respecto al bimestre septiembre-octubre, y volverá a los niveles previos al salto cambiario.

¿Cuál será la dinámica de los precios en los próximos meses?

Pese a la estabilización del dólar, el endurecimiento del esquema monetario y la consecuente recesión, la inercia propia del proceso inflacionario hará que los precios suban en el último bimestre del año a un ritmo del 3% mensual, la mitad respecto del bimestre septiembre-octubre (en torno al 6% mensual). Como resultado, proyectamos que la inflación cierre 2018 en 48%.

Asimismo, producto de nuevos incrementos en precios de bienes y servicios Regulados y aumentos salariales que surgirán de la renegociación de paritarias, prevemos que durante el primer cuatrimestre de 2019 la inflación se ubique en torno al 2-3% mensual.