El desempleo lidera las preocupaciones con un leve repunte de la inflación

Julio ofrece una novedad en relación a junio, y es que la preocupación por el desempleo quedó primera en el ránking de preocupaciones ciudadanas. Una situación que no se veía desde la época de la pandemia cuando el miedo a perder el empleo llevó esta preocupación al primer lugar. Esta vez el temor vinculado a la pérdida o a la ausencia de empleo superó a la preocupación por la corrupción, y también quedó por encima de la preocupación por la inflación, la cual quedó tercera en el ranking del mes. Esto último no es una novedad ya que había ocurrido también en junio. Asimismo, tampoco es una novedad que las preocupaciones económicas (desempleo e inflación) siguen siendo dominantes, acumulando el 50% de las menciones.

Como observábamos en junio, las preocupaciones en el segmento de votantes de Milei vienen oscilando e impactando en el conjunto general de preocupaciones. En julio, en este segmento de votantes, se advierte un trade off entre la preocupación por la corrupción, que bajó, y la preocupación por la inseguridad, que subió casi en la misma magnitud. Reposicionándose esta última en el ranking general.

 

Milei manda la Ley “Hojarasca” al Congreso en su segunda fase de reformas

El 5 de julio, el presidente Javier Milei designó a Federico Sturzenegger como ministro de Desregulación y Transformación del Estado. La principal misión de Sturzenegger, autor de la Ley Bases y del DNU 70/2023, será aumentar la eficiencia y eficacia de la Administración Pública, simplificando y reduciendo el tamaño del Estado.

A una semana desde su asunción, Sturzenegger anunció el envío al Congreso de la denominada “Ley Hojarasca”, una iniciativa que busca eliminar o modificar leyes consideradas obsoletas o que “representan trabas a la libertad económica”. Según el presidente Milei, esta ley será una herramienta crucial para desregular y simplificar el marco normativo, promoviendo así la actividad económica, el empleo y el crecimiento.

Desde la oposición, sospechan que más allá de que el oficialismo señala que se trata de desregulaciones menores, el plan es seguir quitando regulaciones en diferentes sectores de la actividad económica y quieren ver en detalle de qué tipo de regulaciones se trata. Por ello piden que no vuelva a ser una ley ómnibus.

 

La pelea de Macri con Bullrich y los desincentivos para un acuerdo Macri-Milei

Esta semana tuvimos la confirmación explícita de algo que se venía insinuando, que es la relación conflictiva que se gestó entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich. El conflicto estalló luego de que un eventual acuerdo para que la Ministra de Seguridad presidiera la Asamblea partidaria del PRO voló por los aires por la decisión de Bullrich de echar a su segundo en el Ministerio (una persona cercana a Cristian Ritondo), denunciándolo por corrupción. Esa decisión había ocurrido en represalias a que la ministra advertía que querían correrla de aquel rol partidario, cuando se anunció que el propio Ritondo presidiría el PRO bonaerense en lugar de quien lo estaba presidiendo actualmente, la dirigentes Daniela Reich, una aliada de Bullrich.

Aunque la Asamblea no presenta actividad constante, su relevancia radica en que es la instancia en la que se definen las estrategias de alianzas partidarias, teniendo -por ejemplo- la decisión final respecto a la posible unión del partido con La Libertad Avanza. El acuerdo de palabra pactado a principios de año era que Mauricio Macri y Patricia Bullrich presidirían el Consejo Directivo del PRO y la Asamblea respectivamente. Sin embargo, el macrismo desconoció ese acuerdo, en represalia a algunas actitudes de Patricia Bullrich.

Todo esto derivó en la ruptura explícita de la relación entre los dos principales auspiciantes de Javier Milei desde Juntos por el Cambio una vez confirmado el balotaje presidencial, Mauricio Macri y Patricia Bullrich, y que son a su vez los dos principales referentes del PRO, es esencialmente dos cosas: 1) la consecuencia previsible de una dinámica que se había vuelto inconducente por las dificultades para avanzar en un acuerdo Milei-Macri, y 2) una señal de agravamiento de las condiciones de gobernabilidad del actual oficialismo.

1) El potencial acuerdo Milei-Macri y una dinámica que se había vuelto inconducente

Detrás de todo acuerdo político hay en realidad un intercambio de conveniencias. Esas conveniencias pueden ser una apuesta a futuro (juntémonos que juntos ganamos y maximizaremos nuestros recursos) o un intercambio de beneficios (juntémonos que juntos somos más poderosos, pero compartamos nuestros recursos). Cuando se está en el poder, puede haber de los dos componentes, pero prevalece el segundo. Desde el poder, la  conveniencia puede ser a futuro, pero se necesita efectividades conducentes del presente para terminar de justificar el acuerdo. Esto último supone: 1) cargos, 2) recursos, o 3) roles y funciones (influencia).

Desde que se inició el ciclo de Milei que se advertía la factibilidad de que La Libertad Avanza confluyera con el PRO en una alianza política. Los dos tenían visiones parecidas respecto de lo que había que hacer,  solo era necesario que se lograran los acuerdos de conveniencia necesarios. Pero eso nunca ocurrió en parte porque había un problema irresoluble: Milei no quería compartir el liderazgo sobre el rumbo con Macri, y Macri no quería apoyar el rumbo sin tener incidencia en su definición. Es decir, además de no haber acuerdo por cargos (lugares en el gabinete) y recursos (deuda de coparticipación para CABA), el acuerdo posible que quedaba era solo el coalicional (asignación de roles y funciones comunes) y nunca Milei puso esa posibilidad sobre la mesa.

Y en parte Milei no puso eso sobre la mesa, porque probablemente advirtió que lo que Macri podía ofrecer para asumir roles y funciones de incidencia en el rumbo, eran apoyos que el Presidente ya estaba efectivamente logrando por la migración que hubo de apoyos de votantes de Juntos por el Cambio a La Libertad Avanza. Algo de eso se advierte al analizar la procedencia de los votantes que manifiestan intención de voto a La Libertad Avanza si hoy fueran las elecciones legislativas de 2025. Y es este factor el que en algún punto había vuelto a esta dinámica hacia un potencial acuerdo político LLA-PRO como inconducente. 

2) Una señal de agravamiento de las condiciones de gobernabilidad del oficialismo

Las dificultades del oficialismo para avanzar en la toma de decisiones (la sanción de leyes), quedaron en evidencia en la discusión de la ley Bases. El agravante es que la discusión de la Ley Bases tuvo un condimento que “facilitó” su sanción y que no lo tendrán los próximos proyectos del oficialismo: el hecho de ser la primera ley del Gobierno. Con el paso del tiempo, la presión sobre los bloques dialoguistas para “darle herramientas al oficialismo” dejará de ser un factor facilitador de los acuerdos, y los bloques dialoguistas se pondrán más exigentes para dar su apoyo. Si a esto le agregamos que el principal bloque aliado del oficialismo toma distancia cómo consecuencia del deterioro de la relación entre Milei y Macri, podríamos advertir que esta situación producirá un agravamiento de las ya delicadas condiciones de gobernabilidad de La Libertad Avanza.

 

Inflación bajando y salarios recuperando relajan el vínculo Gobierno-CGT

Así como Francos pudo encaminar la sanción de la Ley Bases, podría decirse que también pudo reconstruir los vínculos con el sindicalismo, o al menos relajar una relación que había comenzado con mucha tensión. Lo cierto es que, en las últimas semanas, quizá porque las dos partes entendieron que lo mejor que les puede pasar a ambos es hablar, el vínculo entre el Gobierno y la CGT se relajó. No hay que desmerecer el efecto que pudiera estar generando la desaceleración de la inflación y la -por ahora- leve recuperación de los salarios, sobre todo los privados registrados. Pero tampoco la importancia de que el diálogo retomó temas de mucho interés para el sindicalismo como la búsqueda de financiamiento de las obras sociales, con los fondos que el estado nacional sistemáticamente le adeuda a los sindicatos del Fondo Solidario de Redistribución.

Más allá de cierto relajamiento, subsisten temas conflictivos entre el gobierno y la CGT, como lo fue la sanción de la Ley Bases que incluía algunas reformas laborales cuestionadas por los sindicatos y la reposición del impuesto a las ganancias de la Ley Fiscal. Pero la discusión de esas leyes en el Senado demostró que no todo el sindicalismo estaba dispuesto a movilizar para evitar que esas leyes se sancionaran. Una señal de que hay cuestionamientos, pero que hay también predisposición de buscar tener algún tipo de vínculo que se preserve de la disputa política, sobre todo para administrar asuntos de interés sindical.

El conjunto de iniciativas de reformas laborales sancionadas con la Ley Bases fueron las siguientes:

Pero la relativa recomposición del vínculo entre CGT y Gobierno no recoge la simpatía de todos los dirigentes sindicales. De hecho, hubo dirigentes que movilizaron su gente para evitar la sanción de la Ley Bases, con Pablo Moyano a la cabeza. Esa actitud, no compartida por el resto del triunvirato y la gran mayoría de los gremios, produjo un quiebre en la relación entre los jerarcas sindicales de la entidad, y los rumores de fractura en la CGT volvieron a circular.

Pablo Moyano no oculta su malestar con el Gobierno y reclama a la dirigencia sindical adoptar una actitud más combativa con la administración Milei. Pero esa tesitura no prevalece en el resto de los dirigentes, que creen que hay que preservar a la CGT de adoptar un rol que le debería caber a la oposición política, y que quieren conservar los puentes de diálogo con el oficialismo para que ello ayude a resolver los temas urgentes de la agenda de la CGT.

Primer cambio de tendencia en las expectativas desde el incio de ciclo Milei

El inicio de este ciclo político había estado caracterizado por una tendencia de mejora progresiva en el dramatismo con el que se veía el presente en relación al pasado (tanto para la mirada que se tenía sobre el país como sobre la situación económica personal), y por una mejora progresiva de las expectativas sobre el futuro (tanto para la mirada que se tenía sobre el futuro personal como del futuro del país). Pero esas mejoras progresivas se interrumpe en Junio, registrando un primer cambio significativo de tendencia del ciclo Milei.

En relación a cómo se mira el presente en relación al pasado, en junio el porcentaje de los que dicen que la situación económica del país y su situación económica personal está peor que hace un año se incrementó de manera combinada por primera vez en todo el ciclo iniciado en diciembre del año pasado. En relación al futuro de la situación económica del país y de la situación económica personal también se registra, de manera combinada, un incremento en los niveles de pesimismo, algo que no habíamos visto en los 5 meses previos.

 

También de manera combinada en junio se registran caídas en los niveles de optimismo, tanto en relación al futuro económico del país como en relación al futuro económico personal. Los que creen que la situación económica del país va a estar mejor de aquí a un año caen en junio de 51,6% a 46,1%. Mientras que los que creen que su situación
económica personal va a estar mejor de aquí a un año caen en junio de 48,5% a 43,2%.

En definitiva, si bien todavía hay mayoría de optimistas que de pesimistas en relación al futuro del país y personal, ese diferencial positivo en términos de optimismo se ha recortado en junio, una señal que puede advertirnos algo acerca de los límites de la paciencia social, y de la necesidad de observar mejoras en otros indicadores económicos, más allá de la pronunciada desaceleración de la inflación de los primeros seis meses post devaluación de diciembre.

La salida de Posse transparentó los problemas de gestión del Gobierno de Milei

La capacidad de un presidente para armar y liderar equipos de gobierno es fundamental para garantizar una gestión pública efectiva. Especialistas como Richard Neustadt sostenían que la habilidad de un presidente para coordinar y dirigir equipos competentes es crucial para la implementación exitosa de políticas y la consecución de los objetivos de gobierno. Un liderazgo eficaz, según John P. Kotter, implica inspirar y motivar a los miembros del equipo,  fomentando un ambiente de colaboración y compromiso. Esto es esencial para enfrentar desafíos complejos y dinámicos, adaptarse a cambios inesperados y aprovechar oportunidades estratégicas. En síntesis, la capacidad de un presidente para construir y liderar equipos de gobierno no solo optimiza la eficiencia administrativa, sino que también fortalece la capacidad del gobierno para responder de manera proactiva y eficaz a las necesidades y aspiraciones de la sociedad. Todo esto entró en duda con la renuncia de Nicolás Posse.

La salida traumática de Nicolás Posse del Gabinete, en el medio de un conflicto con el propio Javier Milei, con quien tenía una relación de estrecha amistad y confianza, ya transmite por sí sola la naturaleza de la crisis en la que había entrado la gestión del presidente. Una gestión en donde hubo mucha delegación de funciones en Posse, un funcionario sin experiencia en gestión pública y sin equipos propios, que había diseñado un sistema de gestión muy intrincadopara coordinar la tarea del Gabinete (con mecanismos de revisión de las decisiones ministeriales poco eficiente), y que naturalmente por ello no había producido buenos resultados.

Una situación que se volvía mucho más preocupante, si se tiene en cuenta el marco general en el que se gestiona la acción de gobierno, es decir en el medio de la ejecución de un programa económico que busca corregirdiversos desequilibrios de la macroeconomía, y que por ello produjo un empeoramiento de las condiciones económicas, como había advertido el presidente. En ese marco, se volvía estratégico para el gobierno acompañar el proceso con una gestión eficiente y sensible al contexto social en áreas como seguridad, salud, educación y asistencia social.

A lo largo de estos seis meses, la gestión de gobierno tuvo que enfrentar dos situaciones críticas vinculadas a dos de esas áreas: 1) la problemática del financiamiento a las universidades que terminó decantando en una marcha multitudinaria de vastos sectores sociales a lo largo y ancho del país; y 2) la problemática con el NO reparto de alimentos, que derivó en la intervención de la justicia y en una apresurada repartición de los mismos antes de que sobrevenga la fecha de vencimiento. Esas 2  problemáticas, en materia de educación y asistencia social, dependían de áreas que estaban en el mismo ministerio, el de Capital Humano a cargo de Sandra Pettovello.

Un ministerio que absorbía, en el diseño original, a otros 4 (Educación, Salud, Trabajo y Desarrollo Social) pero que finalmente fueron 3, y que quedaron a cargo de una figura de mucha confianza de Milei pero sin ninguna experiencia en la gestión pública y sin equipos para hacerse cargo de todos esos temas. Todo ello se tradujo en un gabinete ministerial muy inestable con muchos funcionarios corridos o renunciados por la Ministra, pero en el marco más general de un gabinete nacional con mucha inestabilidad de sus funcionarios.

En definitiva, había 2 inexperiencias de Javier Milei que sembraban dudas sobre su eventual éxito en su gestión presidencial, una vez que se conoció su triunfo electoral: 1) su inexperiencia política (capacidad para interactuar con otros actores políticos), y 2) su inexperiencia en gestión (capacidad de armar y liderar equipos para gestionar el Estado). Las dos se manifestaron estos primeros 6 meses de gestión y ello impidió que la acción de gobierno lograra alcanzar los objetivos en los tiempos y las formas que la situación demanda.

Dicho todo ello sobre la salida de Posse, vale la pena remarcar que la decisión de entronar a Guillermo Francos al frente de la Jefatura de Gabinete, pudiera indicarnos que Milei entiende de qué adolece. Eligio al ministro políticamente más experimentado de su equipo de gobierno para ocupar el lugar más relevante del gabinete. Si Sturzenegger representa lo que Milei quiere hacer, Francos representa lo que Milei puede hacer, o si se quiere, Francos será el que determine los límites de la acción de gobierno. Cómo solía decir Néstor Kirchner en relación a cuál era el verdadero rumbo de su acción de gobierno en su momento, Milei debería decir: no miren lo que Sturzenegger dice (o quiere hacer), vean lo que Francos hace (o puede hacer).

El Senado repone algunos artículos del capítulo laboral de la Ley Bases

Entre las modificaciones que el Senado incluyó en la media sanción de la Ley Bases que se estuvo discutiendo estas últimas semanas, figura la reincorporación de algunos artículos que habían sido evaluados para incluir en la media sanción de diputados, pero que finalmente no se incluyeron, como la prohibición a efectuar bloqueos o la flexibilización de la presunción de existencia de contrato de trabajo.

También se modificaron algunos aspectos de la media sanción, como la disminución de 5 a 3 de la cantidad de trabajadores que pueden ser contemplados como trabajadores colaboradores antes de contemplar una relación de dependencia con obligaciones contractuales entre empleado y empleador. Aquí especificamos las principales modificaciones incorporadas por el Senado.

 

Mejoran los niveles de aprobación del Gobierno por caída de imagen negativa

La valoración del desempeño del gobierno de Javier Milei sigue mostrando cierta estabilidad, destacándose este mes una caída en la imagen negativa de más de 4 puntos porcentuales, lo que permite que el diferencial de aprobación quede con saldo positivo, a pesar de que la valoración positiva también cae un 1,6%. La novedad este mes fue un incremento en el porcentaje de encuestados que califican como regular la valoración del desempeño del Gobierno. Viendo que en su gran mayoría (68% de ellos) son votantes de Sergio Massa en el balotaje, se puede suponer que se trata de votantes que quizá viendo señales positivas, puedan haber migrado de una evaluación negativa a una regular, sin animarse aun a pasar a aprobar el desempeño del gobierno.

En la perspectiva histórica, los niveles de aprobación del gobierno siguen siendo niveles elevados si los comparamos con los niveles de apoyos que reunía Mauricio Macri en abril 2016. A pesar de un incremento de los que ven como regular el desempeño del gobierno sigue siendo una coyuntura que muestra altos niveles de polarización de la evaluación de desempeño, con niveles de aprobación y desaprobación ambos en torno al 45% de respuestas. Habrá que ver si, con el tiempo, los buenos o malos resultados rompen esta dualidad de opiniones.

Por lo pronto, Javier Milei consolida en mayo 5 mediciones consecutivas con niveles de aprobación superiores al 44%, algo que solo se asemeja a los meses pre y post electoral de 2017 para Mauricio Macri, y a los meses de inicio de pandemia para Alberto Fernández.

El Gobierno busca aprobar la Ley Bases en el senado la última semana de mayo

El oficialismo continúa las negociaciones en el Senado para poder reunir los votos necesarios para aprobar la Ley Bases y la Ley fiscal, con la convicción de que las dos leyes recibirán modificaciones y deberán volver a diputados para su aprobación final. Si eso ocurre, habrá que estar atentos a las mayorías que se junten para incorporar modificaciones, porque ello determinará qué mayorías necesitará la cámara de diputados para insistir con la sanción original. Si el Senado aprueba incorporar modificaciones con la mayoría absoluta de los presentes, la Cámara de Diputados podrá insistir con la redacción original con esa misma mayoría. Si lo hace con 2/3 de los presentes, Diputados solo podrá insistir con 2/3, algo que se vuelve imposible por el escaso apoyo que recogieron las leyes del bloque de Unión por la Patria que tiene 99 diputados, más de 1/3 de diputados.

El hecho de que la redacción de la media sanción que pretende modificar el Senado, recogió mayorías robustas en diputados, lleva al oficialismo a aceptar sin demasiada resistencia las modificaciones propuestas ya que, si lo deseara, alguna de esas modificaciones podrían ser revertidas por los diputados insistiendo con la sanción original.

En relación a la Ley Bases, los principales cuestionamientos están planteados sobre el Régimen de Grandes Incentivos por dos grandes motivos: beneficios excesivos y ausencia de incentivos para favorecer Pymes locales.

En cuanto al paquete fiscal, el régimen de blanqueo y el impuesto a las ganancias han sido temas especialmente controvertidos. Además, la eliminación del monotributo social ha generado críticas significativas.

La próxima reunión de comisión podría ser el martes 21 de mayo. La posibilidad de dictaminar dependerá del avance de las negociaciones sobre los cambios a incorporar en los proyectos de ley. Este retraso ha pospuesto la sesión de votación hasta después del 25 de mayo, una fecha clave establecida por el presidente Javier Milei para firmar el Pacto de Mayo con los gobernadores.

Se anticipa que la discusión en el recinto tendrá lugar el 29 o 30 de mayo. Ante este retraso, algunos funcionarios del Gobierno han manifestado que el acuerdo se firmará incluso sin la sanción de la Ley Bases. Sin embargo, el presidente Milei ha señalado la posibilidad de retrasar la firma hasta junio o julio, dependiendo del progreso legislativo.

Milei forzado a aceptar cambios en la Ley Bases, que podría volver a diputados

Luego de la media sanción en Diputados, las leyes Bases y Paquete Fiscal están siendo discutidas en comisiones del Senado, donde buscan dictamen para ser llevadas al recinto. Los cuestionamientos de los bloques dialoguistas a lo aprobado por Diputados, podría provocar que el Gobierno acepte introducir cambios a las iniciativas para que puedan lograr dictamen, y que estas tengan que volver a la cámara baja para su sanción definitiva.

Habiendo cuestionamientos por facultades delegadas, por el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), por el blanqueo, y por la restitución de Ganancias, incluso de los principales aliados al Gobierno, el oficialismo postergó la búsqueda de emitir dictamen esta semana. Además, debido al pedido de la UCR y Unión por la Patria, entre otros bloques, se aumentó la cantidad de invitados previstos para la discusión en el plenario.

Estas disidencias obstaculizaron el camino para que el oficialismo pueda juntar el número necesario para obtener un dictamen de mayoría aprobatorio de la media sanción que vino de Diputados, o que de lograrse, estén en el recinto los números para no introducirle modificaciones al articulado y evitar así que las iniciativas vuelvan a Diputados.

 

El oficialismo contabiliza 29 votos a favor de las dos leyes, y necesita juntar al menos 7 votos más para que, en caso de empatar, sea Victoria Villarruel la que desempate a favor del Gobierno. Para ello, busca comprometer 7 votos de 10 Senadores que no pertenecen al bloque de UxP y que podrían ayudar a conformar la mayoría. Entre esos 10 Senadores figuran 7 que responden a Gobernadores y 3 que no: Lousteau, Espínola y Kueider. Como estos últimos son más difíciles de convencer, el foco del oficialismo está en los otros 7. El Gobierno cree poder conseguir esos 7 votos, pero puede que tenga que aceptar introducir modificaciones en el texto.