Una herramienta, múltiples objetivos: ¿compatibles?

Desde que comenzó el año, el Banco Central convalidó cinco subas de tasas de interés y aumentó el rendimiento de la Leliq en 11 puntos TNA (16 p.p. TEA), en línea con lo acordado con el FMI: mantener una tasa “real positiva” para, por la vía del sostenimiento de la demanda de dinero, morigerar la dinámica inflacionaria. ¿El motivo? Esencialmente, cuando aumenta la tasa de interés se incrementa el atractivo de los rendimientos en pesos (o, en contextos de aceleración inflacionaria, se modera su rendimiento real negativo), lo cual:

  • Apunta a desincentivar la demanda de dólares (y su correlato a precios), buscando evitar un salto cambiario. A su vez, permite transitoriamente mantener a raya a los dólares financieros y a la brecha (anclando expectativas), como también no poner en riesgo las liquidaciones (y fortalecer reservas) en un contexto de aceleración del ritmo de depreciación.
  • Tiene impactos sobre la intermediación financiera: al aumentar los rendimientos en pesos se busca sostener el atractivo de las colocaciones en moneda local, lo cual desincentiva relativamente el consumo por sobre el ahorro. Esto también tiene impacto sobre el crédito, ya que, al encarecerlo, acota su demanda. De esta forma, la utilización de este instrumento implica un trade-off de corto plazo entre moderar las presiones inflacionarias y sostener el nivel de actividad.

 

El primer canal: tasa-dólar

La suba de tasas pareciera estar cumpliendo su primer objetivo. Aún con la volatilidad reciente de los dólares financieros, éstos avanzan menos de 10% en el año. A su vez, la mínima brecha del canje MEP-CCL es un indicio de ingreso de fondos que buscan aprovechar las mayores tasas (nominales e indexadas). Esta operatoria dejó interesantes retornos en dólares en los primeros meses del año. Y el carry trade todavía sigue dando de qué hablar, aunque los riesgos son crecientes: el salto inflacionario probablemente impacte en el corto plazo. Por el lado del comercio exterior, pese a que el BCRA no compró divisas en el primer cuatrimestre, las liquidaciones de exportaciones alcanzaron niveles nominales récord: USD 11,1 MM, +14% vs el primer cuatrimestre del 2021.

En resumen, una mayor tasa busca aplacar la demanda de dólares y, consecuentemente, su correlato a precios [1] [2]. También le permite al BCRA acelerar el ritmo de deprecación sin poner en riesgo las liquidaciones. En este sentido, el primer canal parecería estar funcionando.

 

El segundo canal: intermediación financiera

En el acuerdo con el FMI el Gobierno explícitamente afirmó que apunta a “amplificar la transmisión de las tasas de política monetaria a las tasas pasivas” (es decir, mantener el atractivo de ahorrar en pesos). Sin embargo, como se mencionó previamente, atacar al proceso inflacionario por esta vía (que desincentiva relativamente el consumo y encarece el crédito) implicaría una contraposición con el objetivo de impulsar la actividad económica. En este canal la efectividad pareciera estar algo más limitada esencialmente por dos motivos:

  1. El bajísimo nivel de profundidad financiera en Argentina le resta efectividad a la política monetaria, requiriendo de señales y acciones más contundentes para lograr resultados. Los depósitos privados en pesos alcanzan sólo 14% del PIB (muy por debajo del promedio regional), mientras que el nivel de crédito en % del PIB fue en 2007-2017 (para obviar el período de crisis posterior) 3 veces inferior al del promedio de Latinoamérica (4 veces menor versus Brasil). Más aún, una reciente encuesta de la UIA indició que casi 1/2 empresas consultadas no logró acceder al financiamiento deseado, y que 80% de éstas terminaron financiando el capital de trabajo con fondos propios.
  2. La determinación de utilizar este instrumento sigue sin estar lo suficientemente clara. Esto se ve tanto en el timing de las subas de tasas (donde el BCRA pareciera actuar no de forma proactiva sino reactiva -los últimos 4 incrementos se anunciaron luego del dato de IPC-) como en las señales que brinda la política económica en su conjunto. En este sentido, en paralelo a las recientes suba de tasas por parte del BCRA, otros “brazos” de la política económica continúan señalizando que se desea sostener la tasa de interés negativa en términos reales para apuntalar la actividad: de hecho, mientras que los depósitos caen, algunas líneas de crédito muestran una importante expansión.

Por el lado de los depósitos se observó que los plazos fijos no indexados retroceden interanualmente (-2,7% real), desde que comenzó el 2022 (probablemente la caída hubiera sido aún mayor si el BCRA no hubiera subido las tasas). No obstante, cabe también destacar que la mayor merma se dio en los últimos meses, a pesar de las reiteradas subas de tasas y en línea con la escalada inflacionaria. En este sentido, sólo atraen los plazos fijos atados a la inflación, que crecen 36% real en el 2022 y +22% real en los últimos 12 meses, aunque solo representan 6/100 pesos depositados en plazos fijos.

En cuanto a la dinámica del crédito, el mayor impacto de la suba de tasas lo están experimentando las personas físicas. A marzo estos préstamos (56% del total) acumulan 42 meses ininterrumpidos de retroceso interanual real. Cabe recordar que mientras que entre agosto y noviembre del 2021 crecían mes a mes en términos reales, desde diciembre retroceden. Los préstamos personales y por tarjeta de crédito (46% del total prestado según instrumento en el 2022) reflejan esta dinámica, que continuó en abril.

En relación con los préstamos a empresas, es crucial la distinción entre grandes empresas y PyMEs, ya que en el caso de las primeras sí se estaría viendo un impacto de la suba de tasas, pero las segundas son el motor del crédito reciente: a fines del primer trimestre el crédito PyME crecía un 22,4% i.a. real, mientras que las grandes empresas acumulaban 11 de 12 meses con caídas interanuales.

Esto esencialmente ocurre por la determinación de un ala de la política económica de sostener el crédito subsidiado a este segmento: El Ministerio de Producción (y también, paradójicamente, el Central) viene apuntalando diversas líneas de crédito a tasas reales negativas (algunas sustancialmente negativas como las promocionadas por el FONDEP). Éste crece más de un 20% interanual real y la proporción del crédito PyME respecto del crédito total está casi en máximos históricos, lo cual no es un dato menor: más de 9 de cada 10 empresas del país son PyMEs.

Dentro de estos programas de tasas subsidiadas se destaca la Línea de Financiamiento a la Inversión Productiva (LFIP), el principal canal de préstamos a MiPyMEs según el BCRA. Hasta abril accedieron 251.874 empresas, casi la mitad de las empresas totales del país según datos de AFIP a nov-21. 

Dualidad de objetivos

En materia de las tasas de interés la política económica en su conjunto muestra que se persigue más de un objetivo (busca sostener la demanda de pesos, pero intentando acotar el impacto sobre el crédito) y sin todavía una determinación clara (el BCRA viene “corriendo de atrás”).

Si bien amortiguar potenciales impactos negativos es lógicamente entendible en términos de cualquier orientación de la política económica, cabe también destacar que esto de mínima debilita un aún más la señal que brinda un instrumento (“la” tasa) ya de por sí acotado (nublando el límite entre la demanda “genuina” de crédito y la “oportunidad” por sus rendimientos negativos), en un marco en el cual la reciente aceleración de la inflación requiere de acciones determinadas y contundentes para volver a anclar las expectativas. De máxima, esto puede también aminorar el impacto en el canal tasa-dólar, al continuar estimulando una vía de creación de dinero que potencialmente puede tensionar el mercado cambiario, y también lesionar finalmente la actividad. En este sentido, las acciones contrapuestas conllevan el riesgo de no alcanzar ninguno de los dos objetivos planteados.

Además, mientras la inflación no ceda -o incluso se acelere por otros factores -resulta claro que todo el esquema se encontrará bajo creciente presión. En primer lugar, porque será cada vez más difícil de conseguir el principal objetivo buscado, que es sostener la demanda de pesos. En segundo lugar, por el riesgo de emisión endógena, dado el encarecimiento de los intereses que el Central paga por su deuda que, con matices, también condiciona al Tesoro a convalidar mayores tasas nominales en las licitaciones para poder rollear sus vencimientos.

El camino virtuoso consiste en señalizar que la prioridad principal es evitar que el proceso inflacionario se cristalice en un nuevo escalón superior, y articular todas las medidas en ese sentido detrás de este fin. Esto permitiría volver a anclar las expectativas de inflación, reducir las tasas de manera endógena y acotar así el impacto sobre la actividad económica.

 

 

[1] Transitoriamente, ya que una caída de la demanda de dólares (o un aumento de la demanda de pesos) principalmente responde a un cambio positivo de expectativas y no a un mero cambio en la tasa de referencia.

[2] Además, la suba de tasas le permite al Banco Central acelerar el ritmo de devaluación sin afectar las liquidaciones del agro: si mes a mes el tipo de cambio rindiera más que la tasa de interés en pesos, los exportadores se verían incentivados a financiarse en moneda local y demorar las liquidaciones esperando un mayor ingreso percibido en dólares.

Monitor cambiario semanal – El crawling peg no acelera respecto de abril

Dólar oficial: corre a la misma velocidad que en abril

El tipo de cambio oficial avanzó un 0,92% en la semana (vs 0,95% la semana anterior) y muestra una TEM en los últimos 5 días de 4,3% al cierre de la semana, la mayor desde el 22 de abril. En el mes corre, en promedio, a un ritmo del 4% efectivo mensual (TEM YTM). Esto se encuentra mínimamente por debajo de nuestro Escenario Base, donde esperamos una depreciación punta a punta ligeramente mayor a la de abril. De momento, el mayorista –con sus vaivenes– corre prácticamente al mismo ritmo que en el mes anterior.

Tipo de cambio real: con una inflación superior al 6%, no hay crawling que alcance

Desde abril, el tipo de cambio real interrumpió un trimestre de relativa calma (tan solo se apreció 1 p.p. en el Q1). Jugaron factores locales y externos. En el plano local, la inflación se aceleró considerablemente: mientras que el mayorista corre en torno al 4% mensual, la inflación (según nuestra estimación de mayo) promediaría casi un 6% entre el mes pasado y el actual. Estos fenómenos, sumado a las depreciaciones del Real, Yuan y del Euro, empujaron nuevamente al tipo de cambio real a una pérdida de competitividad: solo entre abril y mayo relega más de 6,5 p.p. de competitividad (7,3 p.p. desde que comenzó el año).

Dólares libres: otra semana sin grandes sobresaltos

Los dólares bursátiles y el paralelo culminan otra semana sin grandes sobresaltos. El blue avanza 1 peso mientras que los financieros retroceden -2,4 y -1,2 pesos respecto del viernes pasado (MEP y CCL, respectivamente). En particular, el contado con liqui todavía se encuentra 23 pesos por debajo del máximo anual del 27/1 alcanzado en la previa del entendimiento con el FMI (-10%). La brecha del MEP y CCL rozan el 77% contra el dólar mayorista, 69% versus el minorista (BNA venta). En perspectiva, la brecha promedio que exhibió el CCL en mayo es 9 p.p. superior a la brecha promedio de mayo del 2021.

Poco apetito dólar linked post-electoral

La licitación de Finanzas de ayer dejó en claro el escaso apetito por instrumentos de cobertura cambiaria (bonos dollar linked) con vencimiento post-electoral. El mercado hoy descuenta con mayor probabilidad una devaluación hacia fines del 2022 que post-elecciones. Esta lectura del mercado sumado al hecho puntual de que el TV24 se ofreció con una TIR menor a la negociada en el mercado secundario explica la baja adhesión de este (menor al 80% a pesar del muy pequeño monto que buscó Finanzas, poco más de USD 100 M).

Reservas: semáforo amarillo

El Banco Central culmina la semana con tímidas compras netas de divisas en el mercado de cambios (+210 M según datos preliminares). Mientras que en mayo del 2021 compraba a un ritmo promedio diario de USD 110 M, en lo que va del mes lo hace a un ritmo de USD 53 M, a pesar de que las liquidaciones del agro son un 16% superiores en términos nominales.

El panorama de reservas netas se torna cada vez más acuciante (los datos del Intercambio Comercial Argentino de Abril dejaron entrever una mayor presión importadora impulsada principalmente por cantidades); y el cumplimiento de la meta de reservas acordada con el FMI se torna cada vez más desafiante. Al respecto, en nuestro próximo Monitor Cambiario Semanal analizaremos el estado de situación de las metas cambiarias (tipo de cambio real) y de reservas.

Monitor cambiario semanal – Una semana prácticamente sin acumulación de divisas

Dólar oficial: corre más rápido que la semana pasada

El tipo de cambio oficial corrió más rápido esta última semana: +0,95% s/s vs +0,86% la semana anterior. Aunque en las últimas 20 ruedas avanza un 3,29%, a lo largo de esta primera quincena corrió a un ritmo del 3,7% efectivo mensual. Mantenemos inalterada nuestra estimación de depreciación de mayo (ligeramente superior a la de abril).

Avance moderado de los dólares libres

Los dólares libres mostraron subas moderadas durante la semana. Así, el CCL avanzó un (+2,4%) y cierra la semana en ARS 211,8, mientras que el blue y el MEP aumentaron (+1%) y (+1,4%) y terminaron el viernes en ARS 203 y ARS 210,8, respectivamente. De esta manera, en lo transcurrido del mes los dólares financieros suben en promedio (+2,6%) y acumulan en el año alzas del (+6,9%) en el caso del MEP y (+4,3%) el CCL, mientras que el blue retrocede (-1,5%) YTD.

Primera quincena de mayo: repunte en la compra de dólares, pero muy por debajo de 2021

El BCRA comenzó mayo con el pie derecho. En los primeros 10 días del mes compró USD 636M (USD 214M promedio diario vs USD 186M promedio diario mayo 2021). Sin embargo, entre el miércoles y el jueves perdió USD 100M. Según el diario La Nación, esto se debió al anticipo de importaciones de gas. Finaliza la semana con tímidas compras por USD 20 M.

Este ligero repunte en las compras del BCRA está muy por detrás de lo registrado en 2021. En lo que va del año, prácticamente no acumula divisas. En perspectiva: mientras que entre enero y mediados de mayo de 2021 el agro liquidó USD 11,5 bll, el BCRA compró USD 5 bll. Contrariamente, en el mismo período pero del año en curso, el agro liquidó USD 13 bll (+13% vs 2021) y el BCRA acumuló apenas USD 649 M (-87% vs 2021). Recientemente analizamos los motivos de esta mala performance.

De cara a lo que resta del mes (y especialmente los próximos dos meses) es crucial que el Banco Central pueda acumular reservas en el mercado de cambios. Caso contrario, la meta de reservas netas acordada con el FMI será prácticamente imposible de cumplir.

 

Monitor Cambiario Semanal – Mayo comenzó con el pie derecho

Alivio para el Central…

En tan solo 5 días hábiles el BCRA compró el cuádruple de divisas en el MULC que lo que acumulaba en el primer cuatrimestre (USD 500 M vs USD 113 M respectivamente). De este modo, el Banco Central muestra compras por USD 613 M en lo que va del año. Desde ya, la performance es muy mala en comparación con el 2021, cuando hasta el quinto día hábil de mayo acumuló USD 4256 M. Recientemente comentamos algunos de los motivos por los cuales el BCRA no logró acumular divisas en el primer cuatrimestre.

Sin embargo, las reservas brutas caen en la última semana (-USD 668 M), esto se explica principalmente por el pago de capital e interés al FMI apenas más de USD 1.000 M (USD 688 M y USD 313 M respectivamente). La fuente de cancelación de estas obligaciones proviene del stock de DEGs que el BCRA mantiene en su activo (monto que en su totalidad provino del aporte de fondos que realizó el FMI tras la firma del EFF vigente, ya que se agotaron por completo previo al acuerdo). Estimamos que dicho stock se ubica levemente por debajo de los USD 5,3 MM. El Banco Central no enfrenta nuevos vencimientos con este organismo hasta el 21 y 22 de junio, donde vencen 2014 millones de DEGs (poco más de USD 2700 M valuados a la cotización actual de la canasta de DEGs).

… gracias al repunte de las liquidaciones del agro

La caída de la recaudación por derechos de exportación de abril y la prácticamente nula acumulación del Central parecieran haber respondido a un fenómeno transitorio (que comentamos previamente). En los primeros cuatro días de mayo el agro liquidó en promedio USD 228 M por día, una cifra 37% superior al promedio diario registrado en abril. Esto ciertamente influyó en la racha positiva que muestra el Central: compró 46 de cada 100 dólares de la cosecha en lo que va del mes, mientras que en abril tan retuvo en sus arcas 5 de cada 100 dólares que aportó el agro.

El oficial se tomó una ligera pausa

Avanzó 85 centavos en las primeras 4 ruedas del mes y cerró al jueves a $116,16. Esto implica una variación de 0,73%. Contrariamente, en las primeras 4 ruedas de abril el tipo de cambio mayorista se había depreciado un 0,78%. Si mensualizamos dichas variaciones, asumiendo un mes de 20 días hábiles, el mayorista corría al 3,96% mensual a comienzos de abril y actualmente lo hace a un ritmo de 3,73% mensual. Estimamos que el dólar oficial correrá en mayo a una velocidad similar o ligeramente superior a la registrada en abril.

Volatilidad en los dólares libres

Los dólares libres terminan una semana de pronunciada volatilidad. El MEP y CCL alcanzaron máximos de ARS 208, y 210 en la semana, aunque terminan negociándose a ARS 207,9 y ARS 206,8 al cierre de la rueda de hoy. La brecha de estos tipos de cambio contra el oficial se sitúa en 79% y 78% respectivamente (+2 p.p. y -1 p.p. respecto del viernes pasado). El blue, que había mostrado una fuerte baja a fines de abril retomó una tenue senda alcista en la semana y termina ofreciéndose para la venta en la City porteña a $201 (+2 vs el viernes pasado), marcando una brecha contra el mayorista de 73% y de 65,1% contra el minorista.

¿Por qué el Banco Central no compró dólares en el primer cuatrimestre?

En los primeros cuatro meses del año, la agroindustria liquidó USD 11.098 M (USD 1.342 M más que en el primer cuatrimestre del 2021), de la mano de una fuerte suba del precio de nuestros principales commodities de exportación: mientras que en marzo y abril del 2021 la tonelada de soja y maíz se negociaron en promedio a 567 y 215 dólares, en marzo y abril del 2022 promediaron los 617 y 301 USD/tn (+9% y +40%).

Sin embargo, desde que comenzó el año el Banco Central prácticamente no logró comprar dólares en el mercado de cambios (acumula tan solo USD 113 M). Contrariamente, en el mismo período del 2021 había logrado acumular USD 3639 M. En otras palabras, mientras que en los primeros cuatro meses del 2021 compró 37 de cada 100 dólares que liquidó el agro, en el mismo período del 2022 apenas compró 1 de cada 100. ¿Cómo se explica que el BCRA no acumule dólares si la liquidación es incluso mayor a la del 2021? Varios factores entran en juego. Veamos.

En primer lugar, uno ya mencionado: el atraso cambiario electoral del 2021 difícilmente pueda ser obviado en el análisis, ya que una apreciación real vuelve más accesible las importaciones y atenta contra la acumulación de divisas del BCRA.

En segundo lugar, este factor cambiario se complementa con un mayor nivel de actividad económica. El nivel de actividad económica promedio del primer cuatrimestre es un 5,1% superior al de igual período del año pasado. Desde ya, cabe destacar que la baja base de comparación incide en el análisis: en los primeros cuatro meses del 2021 la economía todavía no se encontraba 100% operativa, con la tercera ola del COVID impactando de lleno en las empresas y en la disponibilidad de mano de obra para la producción.

Los dos factores mencionados motorizan un mayor nivel de importaciones (en marzo se registraron los mayores pagos de importaciones nominales de toda la serie histórica: USD 6171 M). Aunque aún no hay datos del balance cambiario disponibles de abril, a partir de los datos de recaudación podemos inferir que la balanza de divisas continuó deteriorándose en el cuarto mes del año: mientras que los derechos de importación y lo percibido por la tasa estadística retrocedieron un 9% mensual en dólares, lo recaudado por DEX cayó un 30% mensual.

Más allá de lo sucedido puntualmente en abril, diversos sectores acentuaron fuertemente su demanda de divisas para sostener su mayor nivel de producción. Con datos a marzo 2022, a partir del Balance Cambiario del BCRA esta dinámica queda en evidencia.

Al analizar el saldo de divisas por sector (es decir, los dólares que el sector demanda netos de los que genera) registrado en el primer trimestre del 2022, “Otros sectores privados no financieros” mostraron un nivel de demanda de divisas USD 1905 M superior al del primer trimestre del 2021.  En conjunto, los sectores de Transporte, Comercio y la Industria Química/Caucho/Plásitca absorbieron USD 1268 M más que en el 2021.

El primer sector mencionado es un punto sumamente importante: indicio de que la economía en general absorbió más divisas que el año pasado (dado que son empresas del sector privado en general no aglomeradas en un sector específico).

Ahora bien, también entran en juego factores excepcionales. La guerra entre Rusia y Ucrania (que analizamos en detalle en diversas oportunidades) disparó sustancialmente los precios de la energía. En el plano local, los pagos de importaciones de energía alcanzaron los USD 1.381 M en marzo, el mayor nivel nominal mensual desde 2014. El saldo neto de los sectores relacionados con la energía (Gas, Electricidad y afines y Petróleo) muestran un déficit de casi el doble de aquel registrado en 2021.

Los factores mencionados, sumados a los pagos de deuda privada de comienzos de año impidieron que el BCRA logre acumular divisas en el primer cuatrimestre. De cara a los próximos meses es crucial que se revierta esta situación, dado que el segundo semestre la oferta de divisas decae sustancialmente por motivos estacionales.

Monitor Cambiario Semanal – El balance de abril

Finaliza el cuarto mes del año, en un contexto de recalibración de la política monetaria y cambiaria del BCRA. ¿Cómo se movieron los dólares? ¿Se vio afectada la competitividad cambiaria? ¿Logró engrosar las reservas el Banco Central? Veamos.

Dólar oficial: la mayor depreciación mensual de la era AF

El tipo de cambio mayorista (Com. A 3500) cerró el mes en $115,31 (+$4,33 vs el cierre de marzo). Así, muestra una variación punta a punta de 3,9% (3,5% promedio mensual, en línea con nuestras estimaciones). Esta es la mayor depreciación mensual vista en la gestión actual, un claro indicio del giro de 180° en el rol de la política monetaria-cambiaria: de ser ultra expansivas en el electoral 2021, al mayor sesgo contractivo que actualmente exhiben. La mayor velocidad a la que corre el oficial agrega presiones en el plano inflacionario. Esto es uno de los difíciles trade-offs que enfrenta la autoridad monetaria: contener la inflación y al mismo tiempo acelerar la depreciación para evitar una mayor apreciación real en el marco de una política gradualista.

Tipo de cambio real: sin la ayuda externa y con la altísima inflación local, perdió terreno

El tipo de cambio real se mantenía relativamente estable en el primer trimestre gracias a la inflación internacional y, principalmente, la fuerte apreciación del Real. Sin embargo, en abril retrocede y ya acumula una apreciación de 1,2 p.p. YTD (promedio abr-22 vs promedio dic-21). ¿Por qué?

• La mayor depreciación mensual se queda corta frente a la muy elevada inflación local (superaría el 5% por segundo mes consecutivo)
• A pesar de la mayor inflación internacional, el frente externo también jugó en contra

El Real cedió frente al dólar en los últimos días: cierra el mes en $4,93 (USD/BRL), depreciándose un 3,8% mensual (2,8% en la última semana, habiendo alcanzado un pico de $4,97 ayer). China también jugó en contra: el Yuan se deprecia +4,5% en el mes. El Euro tampoco ayudó: sigue debilitándose frente al dólar (más de 4% en abril, casi 7% YTD) en un contexto donde la guerra en Ucrania continúa extendiéndose y afectando a las economías europeas. La mayor inflación internacional no alcanza a compensar el atraso cambiario propio de nuestra economía local y el ajuste de las monedas de nuestros principales socios comerciales. Esta tendencia se acentuará en mayo.

Reservas

La caída del Yuan no solo afecta a la competitividad cambiaria del Peso, también incide en las reservas: casi 1 de cada 2 dólares de las reservas brutas corresponden al swap con China. Solo por la depreciación del Yuan, el Central pierde más de USD 800 M por la menor valuación del swap. Desde ya, esto no afecta las reservas netas ni la meta de reservas con el Fondo, solo incide en las brutas. Por otro lado, ayer se realizó el pago al Fondo por USD 689 M en concepto de vencimiento de capital del SBA previo, pago que se realizó con los DEGs que aportó el FMI tras el acuerdo del vigente EFF. Ya con datos de fin de mes, las reservas brutas retrocedieron en USD 1.132 M, mientras que las reservas netas (métrica FMI) habrían ascendido en USD 370 M. El BCRA compró USD 164 M en el mes (versus USD 1373 M en abril del año pasado), una dinámica muy preocupante que, de mantenerse, pondrá en jaque a la meta de acumulación de reservas.

Dólares libres

Los dólares financieros interrumpieron dos meses consecutivos de bajas y finalizan el cuarto mes del año con subas de 8,7% para el CCL (GD30) y 7,4% para el MEP (AL30). El blue, por su parte, casi no muestra cambios respecto del cierre de marzo (baja $1 y termina ofreciéndose para la venta en CABA en $199). Tal como mencionamos en un informe anterior, la toma de ganancias del carry trade de los meses anteriores, entre otros motivos, propiciaron la suba de los dólares libres en el mes (aunque retrocedieron en la última semana). La brecha del CCL versus el MEP dejó de ser negativa, aunque se mantiene en niveles bajos en perspectiva. Estos dos tipos de cambio bursátiles muestran un gap frente al dólar oficial de 79% y 77% respectivamente (mientras que el blue exhibe la menor brecha del mercado: 73%). La aceleración del dólar oficial no logra compensar el repunte de los dólares financieros (la brecha del CCL vs mayorista avanza 7,9 p.p. respecto del cierre de marzo, pero se mantiene 28 p.p. por debajo del promedio registrado en enero).

 

Monitor Cambiario Semanal – Carry trade y el juego de la silla

Tras varias semanas de calma cambiaria, los dólares financieros interrumpieron su veranito. Específicamente, el contado con liqui (GD30) avanzó un 7% en las últimas dos ruedas, mostrando la mayor variación de dos días desde mediados de noviembre (cuando el CCL AL30 comprimió la brecha con los no intervenidos).

Así, el MEP (AL30) y el CCL (GD30) culminaron la semana en $207,96 y $207,39, aproximadamente 18 pesos por encima del valor del miércoles pasado. Las brechas (versus el dólar mayorista) de estos tipos de cambio bursátiles saltó del 70% que promedió la semana pasada al 82% actual. No obstante, aún se sitúan en niveles muy inferiores a los vistos, en promedio, en enero y febrero de este año (107% y 99% promedio mensual para el CCL en dichos meses). Por su parte, el blue reaccionó en menor medida y vuelve a ser el más bajo de estos tres dólares libres (cerró en $203 para la venta en la City porteña).

Tal como comentamos en la sección financiera del Webinar de abril, el veranito cambiario estuvo motivado por la oportunidad de realizar carry trade descubierto aprovechando los retornos en pesos (sea a tasa fija o CER) y la relativa calma cambiaria. Esto se vio reflejado en una fuerte compresión de la brecha entre el MEP y CCL (la brecha del canje), la cual incluso llegó a tornarse negativa (indicio de que colocar los USD en el exterior representaba un costo bruto menor al del dólar bolsa).

Desde el área de Finanzas Ecolatina insistimos a nuestros clientes que un ingreso de capitales sin un cambio genuino de expectativas solo motivado por la calma cambiaria y el carry trade era similar al “juego de la silla”, donde el desarme de posiciones en USD para hacer tasa en pesos solo es rentable hasta que se genera una toma de ganancias generalizada (reflejo de ello el fuerte salto del MEP y CCL) que erosiona cualquier rentabilidad en dólares.

Por su parte, el dólar oficial continúa acelerando el ritmo de depreciación (avanza un 3,7% en las últimas 20 ruedas vs 3,3% en marzo). Estimamos una variación punta-punta en abril en torno al 4% mensual.

* Aclaración: datos del gráfico hasta el 18/4/22.

Monitor Cambiario Semanal – ¿Cuánto ayudó Brasil a la estrategia cambiaria?

El mayorista corre al 4% mensual: riesgos y consecuencias monetarias

El dólar oficial pisa fuerte en la primera mitad del mes. De mantener este ritmo en la segunda quincena, finalizaría abril con una variación del 4%. Este nivel es superior a nuestra proyección (3,6 punta a punta). De sostenerse, se trataría de la mayor variación mensual desde agosto del 2019.

La velocidad a la que actualmente corre el tipo de cambio atenta contra el “canal” de tasas que comentamos en reiteradas ocasiones: una tasa de interés negativa contra la inflación ex post, positiva contra la depreciación del oficial. ¿Por qué? Veamos.

Actualmente la tasa de política monetaria rinde una TEM del 3,66%, muy inferior a la velocidad a la que corre el mayorista. Esta dinámica, de sostenerse en el tiempo, puede afectar los incentivos de corto plazo de las liquidaciones del agro, ya que resultaría más beneficioso postergar la liquidación y financiarse en pesos atento a un mayor rendimiento futuro de los dólares a liquidar respecto de la evolución de la tasa. Este fenómeno combinado con las críticas situaciones en la provisión de gasoil con la cosecha ingresando en su clímax presentan serios riesgos para la oferta de agrodivisas.

Entendemos que, de querer mantener la velocidad de depreciación actual, el BCRA deberá subir nuevamente la tasa de interés de referencia. Esta medida también servirá como respuesta al pésimo dato de inflación de marzo que, al respecto, el Ministro de Economía adelantó que superaría el 6% mensual (un nivel solo visto en los tiempos recientes bajo fuertes correcciones cambiarias/tarifarias y que en términos anualizados supera los 3 dígitos).

¿Por qué se sostiene el tipo de cambio real?

A pesar de la aceleración reciente, el dólar oficial continúa corriendo muy por detrás de la inflación. Sin embargo, el tipo de cambio real multilateral (TCRM) se mantiene estable (incluso, mejora mínimamente). Esto se explica casi únicamente por la fuertísima apreciación del Real en un contexto de flujos de capitales a economías emergentes, particularmente Brasil tras un proceso de agresivas subas de tasa de interés.

¿Cuánto ayudó Brasil a que el TCRM no se atrase? Estimamos que, sin Brasil, el TCRM se ubicaría casi 3 puntos por debajo del nivel de diciembre 2021, situación que dejaría en offside al Banco Central dada la meta de tipo de cambio real acordada con el Fondo. De cara a los próximos meses, si bien la inflación internacional seguirá jugando a favor, difícilmente la estrategia cambiaria cuente con semejante ayuda externa.

Monitor Cambiario Semanal – Descomprime el blue, se recalienta el ROFEX

El tipo de cambio oficial avanza un 0,9% en las primeras 5 ruedas del mes, lo cual implica una TEM (asumiendo 20 ruedas) de 3,65%. Este ritmo de depreciación se encuentra en línea con nuestras proyecciones del escenario base.

Por su parte, los dólares financieros culminan una semana de calma cambiaria (finalizan en torno a $191 el MEP y CCL). Se destaca que la brecha entre el CCL y el MEP continúa siendo nula o, incluso, negativa. El no repunte en los bonos locales y el tímido avance del Merval (principalmente explicado por la baja del CCL) sumado al crecimiento de los depósitos en pesos ajustados por CER y la elevada demanda por este tipo de activos en el mercado financiero dan un indicio de que la calma cambiaria-financiera podría responder a un carry-trade en un contexto de mayor flujo de divisas a países emergentes que gotea en el mercado local por esta vía. De este modo, las brechas del MEP y el CCL versus el dólar oficial se ubican en un 71% y 70%, mientras que el blue cae $4 en la semana para la venta y se ofrece a $196 en la City porteña, marcando una brecha contra el mayorista del 75% (67% contra el minorista).

El BCRA acumula compras por USD 36 M en las últimas 5 ruedas (vs -USD 165 M en la semana previa). Este tenue balance se vio favorecido por un tímido repunte de las liquidaciones del agro (+11% semanal avanzó la liquidación promedio diaria, aunque todavía se ubica un 4% por detrás del promedio diario registrado en marzo). Las reservas netas ascienden a USD 8,0 bll, principalmente explicado por el ingreso neto de USD 6,5 bll de fondos en el marco del acuerdo del EFF con el FMI. Las reservas netas sin DEGs se ubican en USD 1,6 bll y, aunque avanzan en UDS 190 M en la semana, retroceden en USD 57 M en el mes. En lo que va del 2022, las reservas netas (contemplando los DEGs) se incrementan en USD 4 bll.

Por último, la calma cambiaria no se vio reflejada en el mercado de futuros del dólar oficial en las últimas ruedas. Las expectativas de devaluación priceadas en estos futuros subieron considerablemente: la curva se trasladó “hacia arriba” en promedio en 9,3 p.p. Ninguna tasa implícita de los futuros negociados en este mercado es inferior al 50%. En promedio, los futuros muestran una devaluación mensual efectiva esperada del 4,6% (74% TEA). Si bien en términos de tasa la TEM luce excesiva respecto de nuestras proyecciones, en la variación absoluta el mercado espera una devaluación mensual promedio del 4% (4,4% para el trimestre entrante). Recientemente analizamos los motivos asociados a este empinamiento en la curva ROFEX.

Balance monetario del primer trimestre

El BCRA, entre otras medidas, subió por tercera vez en el año la LELIQ: pasó del 42,5% al 44,5% TNA. La TEM saltó del 3,5% al 3,7%, mientras que la TEA se ubica en 54,9% (+3 p.p.). Con el dato de inflación de febrero (52,3% i.a.), la tasa de referencia (TEA) se había vuelto negativa en términos reales (-0,3%). Tras la suba, ésta vuelve a ser positiva versus la inflación pasada (+1,7%), aunque no contra la inflación esperada.

Marzo será crucial. ¿Por qué? El acuerdo no especifica si la tasa debe ser real positiva ex ante o ex post. La inflación interanual en marzo difícilmente supere el 54%. Si bien esto implicaría un pésimo dato mensual (6%), no hundiría a la Leliq hacia terreno negativo. Si el objetivo consiste en mantener a la tasa real ex ante en terreno positivo, el BCRA técnicamente no estaría “obligado” subir la tasa. ¿La subirá? Entendemos que sí, como respuesta anti-inflacionaria más allá de la meta en sí. Proyectamos una nueva suba de 150 bps, que llevaría a la Leliq al 46% TNA (57,2% TEA).

No solo acompaña la tasa de interés, también lo hacen los agregados monetarios. Mientras la inflación rozaría el 15% en el primer trimestre, la base monetaria creció menos de un 10% nominal (-4,5% real YTD). La normalización (estacional) de la demanda de dinero (crece fuerte en diciembre, vuelve a valores normales en el primer trimestre del año) explica parte de esta dinámica. Esto queda aún más en evidencia al analizar el M1 y el M2, que retroceden 8,2% y 9,5% real YTD respectivamente.

Pero, la mayor prudencia monetaria también jugó a favor. Si bien los pasivos remunerados interanualmente crecen por encima de la inflación, en febrero y marzo corrieron por detrás de los precios. Aunque al interior de éstos la dinámica es muy heterogénea (el BCRA prácticamente desarmó su posición en pases y volcó casi todo su stock de pasivos remunerados a Leliqs y Notaliqs), en términos agregados luce prudente: en el último bimestre el BCRA no emitió para financiar al Tesoro (ni con adelantos transitorios ni transferencia de utilidades).

El financiamiento monetario del déficit acumulado en el primer trimestre fue del 0,21% del PIB, un quinto del límite acordado con el Fondo. Este valor es poco más de la mitad del visto en el Q1.21 (0,36%) y representa tan solo un quinto de la emisión del (excepcional) Q1.20 (1,24%). Dejando de lado estos dos años outliers, la emisión del primer trimestre del 2022 es menor al promedio de los primeros trimestres de la última década (0,28%).

A la calma cambiaria y la prudencia monetaria mencionadas se sumó el fuerte inflow de USD 9,8 bll producto del acuerdo con el Fondo, crucial para cumplir con la meta de reservas netas (que analizamos previamente). Precisamente este punto y la forma del financiamiento del déficit (que abordamos en el IEM anterior) son los más desafiantes. De todos modos, marzo finaliza con señales monetarias-cambiarias que van en línea con lo acordado con el FMI. ¿Se podrán sostener?