¿Cómo le fue al fisco en julio?
El Sector Público Nacional No Financiero (SPNF) registró un déficit primario cercano a los $334.000 M en julio, más que duplicándose en términos reales en su comparación interanual. A su vez, contabilizando el pago de intereses de la deuda pública por casi $420.000 M, el déficit financiero superó los $754.000 M, alcanzando el nivel más elevado en lo que va del año.
¿Cuál es el balance en lo que va del año? Con esta dinámica, el rojo primario acumulado en los primeros siete meses de 2023 se encuentra en torno a los $2,2 billones (1,3% del PIB, según nuestras estimaciones), mostrando un crecimiento real del 23% i.a.
Si bien el ajuste real sobre el Gasto Primario en lo que va del año no fue suficiente para compensar la fuerte caída en los ingresos, distinta sería la historia de no ser por el impacto de la sequía: si la recaudación por Derechos de Exportación se hubiera mantenido estable en términos reales, el déficit primario se ubicaría en torno al 0,9% del PIB, mostrando así una mejora respecto a lo evidenciado en 2022 (rojo del 1,1% del PIB para el mismo periodo).
Vuelven a caer los ingresos en términos reales
Los Ingresos Totales (excluyendo extraordinarios y rentas no contempladas por el acuerdo con el FMI) volvieron a caer en términos reales en julio (-3,5% i.a.), acumulando un retroceso real cercano al 8% i.a. en lo que va de 2023. A su interior, si bien la mayoría de los tributos mermaron en términos reales, se destaca la buena performance del IVA (+10,3% i.a. real), las Contribuciones a la Seguridad Social (+7,3% i.a. real) y los Impuestos Internos (+28,6% i.a. real).
Nuevamente, la marcada caída en los Ingresos tributarios (-7% i.a. real) encuentra su explicación en el impacto negativo de la sequía sobre los Derechos de Exportación (-73% i.a. real). De hecho, los Ingresos Tributarios excluyendo las retenciones crecieron un 12% i.a. en términos reales.
Se interrumpió el ajuste sobre el Gasto Primario
El Gasto Primario rompió una racha de 5 meses consecutivos de ajuste en su comparación interanual y creció un 2,5% i.a. real en julio.
No obstante, la dinámica a su interior fue muy heterogénea: mientras el Gasto Primario Corriente empató con la inflación, el Gasto de Capital mostró un marcado incremento real del 41% i.a. (aunque se mantuvo en línea con su promedio real de los últimos 3 meses).
A su vez, algo similar ocurre al interior del Gasto Primario Corriente, donde las principales partidas mostraron crecimientos reales, a excepción de los Subsidios Económicos (-33% i.a. real), luego de dos meses consecutivos son subas en términos reales.
De esta manera, el ajuste sobre los subsidios compensó el crecimiento real de las otras partidas, permitiendo que el Gasto Primario Corriente empate contra la inflación en su comparación interanual.
Por su parte, las Prestaciones Sociales volvieron a crecer en términos reales (+3,5% i.a.) luego de 5 meses de recorte. Dicho incremento estuvo motorizado por la partida Otros Programas, donde influyó tanto el aumento en el salario mínimo (SMVyM) como los bonos a jubilados, entre otras medidas.
El rol de la deuda flotante
La deuda flotante tiene un rol clave para explicar la dinámica del Gasto. En los últimos meses, el atraso en los pagos fue uno de los principales instrumentos del Gobierno para contener el gasto en base caja. Esto se verifica con el salto y la posterior normalización de la deuda flotante en los cierres trimestrales, es decir, para los meses en los que el Gobierno debía cumplir con las metas fiscales pactadas con el FMI.
La deuda flotante de la Administración Pública Central (explica la mayor parte del SPNF) mostró un recorte del 21% mensual en julio y volvió a niveles similares al bimestre abril-mayo (9,5% del Gasto Primario de los últimos 12 meses) luego de haber evidenciado un salto del 56% mensual en junio.
¿Cuáles son las perspectivas hacia adelante?
En la última revisión del EFF se acordó con el staff del FMI una ratificación de la meta original de déficit primario (1,9% del PIB), lo cual implica la necesidad y el compromiso de corregir el desvío acumulado en los primeros siete meses del año a costas de los incentivos políticos en el marco de las elecciones.
A su vez, la fragilidad que expone el actual esquema de política económica, los límites para conseguir fuentes alternativas de financiamiento y la incertidumbre financiera habitual de los procesos electorales imponen la necesidad de retomar el sendero hacia la consolidación fiscal para acotar la volatilidad macroeconómica.
En este sentido, más allá de los beneficios fiscales que traerá aparejada la mayor recaudación producto de la ampliación del Impuesto PAIS (mostrará su impacto pleno recién en agosto), el Gobierno deberá profundizar el ajuste real sobre el Gasto Público en los próximos meses.
En esta misma línea, la aceleración de la inflación en los próximos meses será un factor que juegue a favor del fisco, debido a la reducción de ciertas partidas del gasto en términos reales. No obstante, la reciente devaluación tendrá un impacto negativo sobre los subsidios económicos, dado que elevará su nivel producto del componente ligado al tipo de cambio, a menos que se implemente una nueva suba de tarifas.
A su vez, si bien se esperan anuncios en materia de refuerzos de ingresos para compensar el deterioro generado por la devaluación, será fundamental que el Gobierno contenga la expansión del gasto social, un desafío nada sencillo de alcanzar en el marco de las elecciones presidenciales.