¿Cuál fue el resultado fiscal en septiembre?
En el noveno mes del año, el Sector Público Nacional no Financiero mostró un déficit operativo de ARS 25.000 millones. Esta fue la tercera vez en el año en que el resultado primario fue negativo, siempre en coincidencia con el cierre de cada trimestre. Este resultado fue consecuencia de la actualización trimestral de las prestaciones sociales. Por la estacionalidad que posee esta partida, septiembre (de la misma forma que marzo, junio y diciembre) suele mostrar un resultado primario negativo. A pesar de ello, los ingresos siguieron creciendo por encima de los gastos: los recursos del Tesoro aumentaron 46% i.a. (-5% i.a. en términos reales), mientras que las erogaciones subieron 43% i.a. (-7% i.a. en términos reales). Este comportamiento viene repitiéndose hace 27 meses, desde mediados de 2017, aunque la brecha se está achicando recientemente.
En este sentido, los recursos tributarios crecieron menos que los gastos en el último año (variaron apenas 42% con respecto a septiembre de 2018, o -8% i.a. en términos reales). Por este motivo, Hacienda debió compensar la caída de los recursos impositivos con un incremento de otros ingresos (rentas del FGS y venta de activos), que tienen un peso cada vez mayor en las cuentas públicas.
Por otro lado, el pago de intereses superó ARS 50.000 millones. Así, crecieron 54% en relación a septiembre de 2018, manteniéndose estables en términos reales. Como resultado, el déficit financiero superó los ARS 76.000 millones en el mes.
¿Cómo evolucionaron las cuentas fiscales en los primeros nueve meses del año?
Con el déficit de septiembre, el saldo primario acumuló poco menos de ARS 23.000 millones en lo que va del 2019. Así, el superávit operativo equivale a 0,1% del PBI, sobrecumpliendo la meta fiscal del tercer trimestre del año (que, al corregir por los ajustadores permitidos por el Fondo, era de ARS -2.500 millones). Al comparar el resultado actual con el del mismo período de 2018 -incluyendo los Programas de Inversión Prioritaria, PIP-, se observa una mejora de 1,3 p.p. del PBI, ya que el rojo primario alcanzaba 1,2% del Producto en los primeros tres trimestres del año pasado.
En cambio, si tenemos en cuenta también el pago de intereses de la deuda pública, el déficit acumula ARS 456.000 millones. Si bien este monto implica una reducción del desbalance total del Estado Nacional (ya que representa una compresión de 28% en términos reales respecto del mismo período del año pasado, considerando los PIP), la mejoría se muestra mucho menor a la del déficit primario: el rojo financiero cayó 0,7 p.p., al pasar de 2,8% del Producto en los primeros nueve meses de 2018 a 2,2% en igual lapso de 2019.
¿Qué se espera para los próximos meses?
Luego de cumplir satisfactoriamente la meta del tercer trimestre, las cuentas fiscales todavía deben enfrentar la más desafiante de las condiciones del FMI: el objetivo de equilibrio primario anual. Sin embargo, tal como puede inferirse de la postergación de los USD 5.400 millones correspondientes al tercer trimestre de 2019, que el organismo deposite los desembolsos ya no depende exclusivamente del cumplimiento de las metas. Para realizar pagos a un país miembro, el FMI requiere -además de targets cuantitativos específicos-, que este sea solvente, algo que no está garantizado actualmente en Argentina. Por este motivo, el Fondo está demorando el envío del dinero. Adicionalmente, por la incertidumbre en torno a las políticas que desarrollará el próximo gobierno, muy probablemente el organismo multilateral de crédito quiera guardarse esta carta como herramienta de negociación con las futuras autoridades.
En cualquier caso, la gestión actual sigue manteniendo como metas fiscales aquellas pactadas con el organismo. Así, los resultados primarios deberían mantenerse prácticamente neutrales en el último trimestre, aunque si se utilizaran en su totalidad los ajustadores previstos, podría tenerse un déficit operativo de hasta 0,5% del Producto sin incumplir con el stand-by. Sin embargo, dos obstáculos dificultan esta meta. Por un lado, la elevada estacionalidad del gasto público en diciembre (cuando se ajustan al alza las prestaciones sociales, y deben pagarse aguinaldos a jubilados y trabajadores públicos) hace que este sea un mes fuertemente deficitario. Por el otro, la caída de la recaudación por efecto de la crisis y las medidas paliativas tomadas por el gobierno reducen los recursos con los que contará Hacienda. Por el contrario, hay otros factores más alentadores respecto a la dinámica del resultado fiscal. Uno es el ya mencionado aumento de los ingresos no tributarios. Otro es la posibilidad de contraer deuda flotante del Tesoro. Según el último informe de Hacienda, existe un margen de ARS 40.000 para este tipo de compromisos (que surgen de posponer pagos ya devengados). Sobre estos pasivos existe una meta acordada con el Fondo, que también fue sobrecumplida en lo que va del año. Por último, la aceleración inflacionaria licuará el peso de las jubilaciones y pensiones, cuyos aumentos ya fueron convenidos y no superarán la suba de los precios hasta fin de año. A pesar de estas posibilidades, y teniendo en cuenta los difíciles meses para la economía argentina que restan hasta fin de año, nuestra proyección es que el déficit primario finalice el 2019 en torno al 0,7% del PBI.