¿Cómo le fue al fisco en marzo?
El Sector Público Nacional No Financiero registró en el tercer mes del año un superávit primario de $0,74 billones. Con intereses que ascendieron a $0,34 billones, el superávit financiero resultante fue de $0,40 billones. En esta oportunidad el gasto primario moderó su crecimiento real, pero los ingresos no lograron sostenerse al alza. De este modo, el SPN acumula en lo que va del año un superávit primario de 0,5% del PBI, y uno financiero de 0,1%.
Analizando las series reales sin estacionalidad se observa como los ingresos frenaron su crecimiento mensual a partir del segundo mes del año y los gastos, que habían revertido la tendencia a la baja en diciembre, acumularon en este trimestre sucesivas caídas mensuales.
¿Qué explicó el resultado fiscal de marzo? En esta oportunidad, si bien los ingresos totales cayeron, los tributarios registraron una suba real de 2,7% i.a y acumulan cinco meses de expansión. Aunque en la comparación mensual desestacionalizada los ingresos tributarios, lo proveniente del comercio exterior y los aportes de seguridad social registraron caídas respecto a febrero. Por su parte, el gasto primario que terminó 2024 alcanzando su máximo anual (con la estacionalidad que esconde diciembre), en el primer trimestre de 2025 descendió mes a mes para posicionarse en el nivel más bajo de los últimos once meses.
Radiografía de las cuentas públicas
Con un retroceso del 0,7% interanual, los ingresos totales alcanzaron su nivel más bajo desde abril de 2020. ¿Qué ocurrió en su interior? Los ingresos vinculados a la actividad que venían creciendo mes a mes recaudaron menos. En concreto, IVA avanzó 2,2% respecto a marzo 2024, pero si situó en el nivel mas bajo desde el mayo pasado, al igual que los ingresos por Créditos y Débitos (aunque crecieron 0,7% i.a real).
Con Ganancias ocurrió algo similar, el monto recaudado este mes se encuentra por debajo de lo recaudado en los últimos 10 meses (cuando todavía no se había reincorporado la cuarta categoría), pese a ello creció 31% i.a Por su parte, los ingresos vinculados a la Seguridad Social siguieron en alza creciendo por encima de la inflación un 28,1% i.a y se mantienen en niveles elevados.
Respecto al comercio exterior, los Derechos de Importación y exportación crecieron 14% y 22% interanual, respectivamente.
Por el lado de las erogaciones, el Gasto Primario creció, pero a un menor ritmo que el mes pasado, incrementándose en términos reales 1,9% i.a. La magnitud sorprende, ya que se encuentra en niveles del primer trimestre del año pasado cuando hizo piso. En particular, tomando la serie sin estacionalidad se observa como en marzo el gasto evidencia un nuevo rojo real (-1,6% i.m), y acumula tres meses en descenso. No obstante, en la comparación trimestral el gasto primario ejecutado en 2025 se mantuvo 11% real por encima del 2024 (sin estacionalidad).
Al interior, las prestaciones sociales crecieron 11% i.a. En detalle, las Jubilaciones y Pensiones (incluyendo las Pensiones No Contributivas) le ganaron 28% a la inflación en la comparación interanual y acumulan cinco meses de crecimiento real. En sintonía, la AUH sostuvo, aunque a un menor tirmo, el crecimiento que acumula desde hace un año (+19% i,a). Contrariamente, el item Otros Programas sigue achicándose y se posiciona como el peor marzo desde 2019.
Con respecto a la Energía y el Transporte, los Subsidios Económicos, que explicaron el 13% del ajuste en el gasto en 2024 alcanzaron su punto más bajo en diez años. Misma es la situación de los Gastos en Funcionamiento, donde se incluyen principalmente salarios públicos, que hicieron piso en marzo tras caer 7% i.a real.
Con la misma tónica se mantuvieron los fondos para Universidades que continuaron registrando rojos reales, y el monto se encuentra muy por debajo de lo transferido 2024 (74% por debajo el promedio mensual de 2024).
En contraste, las Transferencias a Provincias tuvieron el mayor monto de los últimos siete meses, y casi se triplicaron en la comparación interanual. Si bien el Gasto de Capital registró un incremento interanual real del 42%, la ejecución es baja sigue manteniéndose en niveles mínimos históricos. Cabe recordar que, en 2024, el Gasto de Capital pasó de representar un 1,6% del PIB en 2023 a tan solo un 0,4%.
¿Qué esperamos hacia adelante?
Los lineamientos del nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional y el cambio en la estrategia cambiaria han traído un poco de certidumbre acerca del sendero fiscal elegido. En concreto, el acuerdo establece una meta de superávit primario del 1,3% del PIB para este año, aunque el presidente Milei ha manifestado la intención de superar ese umbral, apuntando al 1,6% PIB.
No caben dudas de la voluntad del Gobierno para cumplir el objetivo, sin embargo, los desafíos fiscales no desaparecerán en 2025, considerando que se trata de un año electoral donde históricamente aparecen mayores presiones sobre el gasto.
La estrategia fiscal en 2025 descansa, en gran parte, en la recuperación de la actividad económica, dado que a diferencia de 2024 no se cuenta con ingresos extraordinarios ni con el aporte del impuesto PAIS. En caso de que la economía no logre señales claras de recuperación, el orden fiscal deberá sostenerse con un ajuste sobre el gasto primario, que ya se encuentra en niveles históricamente bajos y que tiene limitaciones.
Al interior del gasto, las prestaciones sociales se encuentran mayoritariamente indexadas, dado que las jubilaciones y pensiones se ajustan en función de la inflación pasada. Esto implica, por un lado, que el gasto previsional tiene un piso estructural que limita la posibilidad de recorte. Pero, por otro lado, esta forma de actualización introduce un riesgo latente: si la inflación se acelera, generará presión en el gasto social. Esta idea se vuelve más relevante considerando que el último dato de inflación evidenció una aceleración (la inflación de marzo fue 3,7% por encima de las expectativas de mercado), fenómeno que podría profundizarse en un contexto de mayor volatilidad cambiaria en el nuevo régimen de bandas.
Por el contrario, dos comentarios alivian un poco la cuestión. Por un lado, se espera que tras las elecciones se avance con la eliminación de subsidios a sectores medios, lo cual contribuiría al ajuste del gasto. Por otro lado, el Gobierno en la búsqueda por incrementar las liquidaciones del agro en el corto plazo, dejó trascender la posibilidad de que a partir de junio las alícuotas a las exportaciones vuelvan a subir. Esta potencial medida podría traer algo de alivio a los ingresos fiscales, aunque sería un movimiento arriesgado subir retenciones en el marco de la incertidumbre electoral y con un esquema cambiario de flotación.
En este contexto, no hay espacio para la reduccion de la presión tributaria, y el compromiso fiscal descansa en la recuperación de la actividad económica en sintonía con una macro ordenada.