Ecolatina premiada por la precisión de sus proyecciones

Consensus Economics, una de las principales organizaciones de encuestas económicas del mundo, anunció en Londres que Ecolatina es la consultora ganadora en Argentina del Forecast Accuracy Award (FAA) para 2018, premio que reconoce a quienes predijeron con mayor precisión los resultados de PBI e inflación.

Para esto Consensus Economics recopila cada mes los pronósticos de más de mil economistas de todo el mundo, y en el caso de Argentina, la encuesta de variables económicas cuenta con 26 participantes, entre consultoras y bancos, tanto locales como del exterior.

Según Consensus Economics, los ganadores del programa FAA 2018 “han sido reconocidos por su investigación de alta calidad, su compromiso con los pronósticos y su capacidad para identificar con precisión las tendencias y los niveles de indicadores clave durante el ciclo de pronóstico de 24 meses”.

Desde Ecolatina expresamos nuestro orgullo por tal reconocimiento y renovamos nuestro objetivo de ser líderes en lo que a proyecciones refiere para este 2019, un año electoral que sin dudas será altamente desafiante para pronosticar la economía argentina.

Asimismo, hacemos extensiva las felicitaciones al resto de las consultoras premiadas en LatAm, así como agradecemos a Consensus Economics por generar y difundir una herramienta tan fundamental como lo son los pronósticos económicos de los proveedores de research.

 

VIDEO | Recuperando la iniciativa (cambiaria)

El Ejecutivo recuperó la iniciativa al lograr que el FMI autorice al Banco Central a vender divisas dentro de la Zona de No Intervención. Esta medida reducirá la volatilidad del mercado cambiario y acotaría la depreciación del Peso.

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El Ejecutivo y el FMI apuestan todo a congelar el dólar

Abril fue incierto, volátil y cargado de anuncios económicos. Tras la creciente tensión cambiaria de marzo, la llegada de la liquidación de agro-divisas de la nueva cosecha más la licitación diaria de USD 60 M del Tesoro parecían rumbo a recomponer la estabilidad cambiaria perdida.

Sin embargo, a mediados de mes se conoció el alarmante dato de inflación de marzo (4,7%) que llevó al Ejecutivo a lanzar un paquete de medidas para morigerar el alza de precios (congelar hasta fin de año el piso y techo de las bandas cambiarias, las tarifas residenciales de Servicios Públicos del ámbito Nacional y 64 productos esenciales de la canasta básica) y atenuar la caída del consumo de beneficiarios de ANSES (jubilados, pensionados y perceptores de asignaciones familiares).

Para peor, tras Semana Santa nuestro país sufrió un nuevo pico de stress financiero y cambiario: el Riesgo País superó 1.000 puntos y el tipo de cambio mayorista rozó 47 ARS/USD. La venta masiva de activos argentinos (acciones y títulos públicos) comenzó en el exterior producto de las crecientes dudas de los inversores sobre un triunfo de Cambiemos (la ex- presidenta lideró en abril la mayoría de las encuestas electorales) y contagió rápidamente al mercado cambiario local, ratificando que la estrategia política de polarizar con el kirchnerismo perjudica la estabilización de la economía.

El Ejecutivo logró frenar el stress cambiario gracias a que el FMI autorizó al BCRA a intervenir dentro de la Zona de No Intervención (ZNI). Aunque no queda claro cuál es el poder de fuego acordado, la autoridad monetaria podrá vender reservas por debajo de 51,5 ARS/USD (el techo fijado hasta fin de año). Además, el Central elevó de USD 150 a USD 250 M la intervención diaria por encima de la ZNI y no descartó “ventas adicionales” de ser necesario.

Dado que por su propio estatuto el FMI no puede darle al BCRA un cheque en blanco para intervenir con Reservas (especialmente dentro de la ZNI), estimamos que las autoridades no han comunicado el arreglo a propósito, para intimidar (posiblemente con poco) al mercado cambiario. El truco dio resultado: la discrecionalidad obtenida por el Central desinfló en el corto plazo las presiones.

Tarde o temprano se conocerá el verdadero poder de fuego del BCRA. Si la intervención dentro de la ZNI efectivamente es acotada, el mercado volverá en unas semanas a impulsar la cotización al techo. Pero ahora este es más bajo (por decisión de congelarlo en 51,5 ARS/USD) y robusto (por venta de 250 M diarios o más), de modo que serviría parcialmente como ancla anti-inflacionaria.

En el improbable caso de que el FMI le hubiese otorgado plena libertad a la autoridad monetaria para intervenir en el mercado cambiario, las Reservas netas son escasas (en torno de USD 20.000 M) por lo que el BCRA debería utilizarlas prudentemente. Las alternativas aquí son armar un muro que disuada al mercado de escalarlo (como los USD 5.000 M a 25 ARS/USD a mediados de 2018) o dosificar las ventas para deslizar el tipo de cambio lo más lentamente posible, en pos de morigerar el impacto inflacionario, hasta los comicios presidenciales.

No es la primera vez que el gobierno de turno apela al atraso cambiario (congelar el dólar) para tratar de ganar las elecciones, pero en esta oportunidad quedó comprometido en dicho proceso el FMI. Pese a que las autoridades del Fondo se han cansado de repetir que los desembolsos provistos son para garantizar el pago en moneda dura de la deuda pública argentina, en la práctica estos se terminarían utilizando para estabilizar el mercado cambiario (financiar salida de capitales).

La autorización del FMI a vender al Tesoro USD 9.600 M (a razón de 60 M diarios) desembolsados para pagar servicios de deuda en moneda local, y la reciente aprobación al BCRA de vender Reservas en la ZNI, reducen el stock de divisas disponible para el pago de deuda en moneda dura.

Se podrá argumentar que una reducción del stress cambiario facilita el cumplimiento del programa acordado con el FMI al estabilizar la economía (y de paso mejora las chances electorales del oficialismo), pero no es menos cierto que terminará siendo muy nocivo para la Argentina si implica atraso cambiario. Un dólar apreciado puede reducir transitoriamente el ratio deuda-PBI (el numerador está nominado en divisas, a la par que el denominador es en Pesos), pero no permite alcanzar el crecimiento con abultado superávit comercial. Sin acceso al financiamiento externo, sólo un tipo de cambio real competitivo y estable garantiza el pago de la deuda en moneda dura.

VIDEO | Riesgo País y Dólar bajo presión

En la última semana el riesgo país llegó a superar los 1.000 puntos y el dólar trepó más de 7%. Pese a la reacción oficial, la desconfianza retroalimenta el círculo vicioso en el que se encuentra el gobierno.

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VIDEO | Baja el Dólar pero sube el Riesgo País

El comienzo del segundo trimestre, trajo calma cambiaria gracias a un salto en la liquidación de agro divisas. Sin embargo, el Riesgo País superó los 800 p.b. por la creciente incertidumbre sobre el resultado electoral (el oficialismo retrocede en las encuestas).

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VIDEO | Se acelera la carrera entre precios y salarios

El IPC GBA Ecolatina trepó 4,2% en marzo 2019. La inflación rozó 11% en el primer trimestre y elevamos a 39% nuestra proyección para todo el año. La aceleración de las expectativas de inflación complican las paritarias de 2019: no tienen guía y los contratos tienden a acortarse o indexarse.

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VIDEO | Toda la tasa al asador para frenar al dólar

En una semana corta pero intensa, el Banco Central logró frenar la escalada del tipo de cambio a costa de una fuerte suba de la tasa de referencia. El rendimiento de las LELIQs pasó de 50% a 57% prácticamente sin escalas.

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La inflación y la recesión conviven con la calma cambiaria

Lo más relevante que dejó febrero fue el compromiso del Banco Central por mantener el tipo de cambio en el piso de la Zona de No Intervención (ZNI). Cuando el dólar se ubicó por debajo de la ZNI, la autoridad monetaria puso a las entidades financieras un límite a la tenencia de LELIQs (para desarmar el carry trade de algunos bancos de inversión) y aceleró la compra de divisas y la baja de la tasas de interés. A contramano, cuando el dólar empezó a escaparse del piso de la ZNI, subió rápido la tasa y reforzó el apretón monetario.

Este accionar ratifica en los hechos que el principal objetivo económico del Ejecutivo es evitar sobresaltos cambiarios. De hecho, priorizó mantener al dólar en torno al piso de la ZNI a costa de una mayor volatilidad de la tasa de interés. Asimismo, al pegar la cotización del dólar a un valor que ajusta en línea a la inflación esperada (aunque en la práctica la suba de precios terminará superándola) evita acumular un atraso cambiario significativo.

Para saber si el Poder Ejecutivo podrá implementar con éxito esta estrategia, es importante saber si, durante la revisión del FMI, se acordó que el Tesoro pueda volcar sin restricciones –diarias- al mercado cambiario las divisas excedentes, ya que si se destraban los próximos desembolsos las necesidades financieras de 2019 en divisas estarán sobre cubiertas.

Otro punto clave tiene que ver con la velocidad de ajuste de la ZNI para lo que resta del año. En diciembre pasado, el BCRA anunció que en el primer trimestre el piso y el techo de las bandas ajustarían al 2% mensual, apenas por debajo de las expectativas de inflación del consenso del mercado (2,3%, conforme al REM).

Sin embargo, la baja de la inflación se frenó a comienzos del año. De hecho, contradiciendo las declaraciones del Presidente, el INDEC mostró que en enero de 2019 la inflación se aceleró marginalmente. Para peor, producto de la suba de tarifas y el salto del precio del ganado vacuno en Liniers (40% mayorista en lo que va del verano), la inflación minorista de febrero tiene un piso de 3,5% (al impacto del alza de los servicios públicos se le sumó una suba de dos dígitos en el precio minorista de la carne vacuna) y en marzo la suba de precios alcanzaría 3%. De esta forma, la inflación acumularía 10% en el primer trimestre del año (3% de promedio mensual, 1 p.p. por encima de la velocidad de ajuste de la banda cambiaria).

Una inflación mayor a la esperada pospone la recuperación del salario real, elemento clave para reactivar el mercado interno (para reducir inventarios acumulados). Como resultado, pese a la expansión del agro y las exportaciones, la producción (PBI) no crecería en términos desestacionalizados durante el primer trimestre de este año.

Por ende, habrá que esperar al segundo trimestre para que la inflación vuelva a bajar y la actividad ingrese en un sendero de reactivación, impulsada por la cosecha gruesa. Si se mantiene la calma cambiaria, la mejora económica se consolidaría en la segunda parte del año. No obstante, a medida que nos acerquemos al proceso electoral, las herramientas del BCRA para contener la dolarización de activos perderá eficacia: los dólares del Tesoro y el proceso electoral serán claves para el mercado cambiario durante el segundo semestre.

Pese al escaso margen de maniobra que impone el acuerdo con el FMI (política monetaria y fiscal contractiva), el Ejecutivo anunció medidas para poner un piso a la caída de la producción. Entre ellas destacan: ARS 100.000 M de créditos a tasas subsidiadas (25-30%) para PyMEs –con posibilidad de ser usadas en capital de trabajo y descuento de cheques- y reducción de cargas patronales para economías regionales. El adelantamiento a marzo de la suba del salario mínimo (estipulada para junio), la suba del 46% de la AUH y la actualización del 12% (por movilidad automática) de haberes jubilatorios y planes sociales, compensaría la merma de ingresos de algunas familias por la continua pérdida de empleo.