El IPC GBA Ecolatina volvió a la zona del 3% en septiembre

En septiembre, el IPC GBA Ecolatina subió 3,2% respecto al mes anterior, acelerándose 0,7 p.p. respecto a agosto. De esta manera, la inflación acumuló 35,3% hasta el noveno mes del año y exhibió una variación de 50,1% en la comparación interanual.

El IPC Core creció 3,1%, levemente por debajo del Nivel General. Al interior, resaltaron las subas de los bienes de consumo masivo -que subieron 3,2%- y determinados servicios privados, como alquileres (+4,0%). De esta forma, el IPC Core mostró una suba de 54,1% interanual (4 p.p. por encima de la inflación) y de 39,0% hasta septiembre.

Por su parte, los precios regulados treparon por encima del 2% en el mes, acelerándose respecto al mes anterior. Al interior, resaltaron las subas de prepagas, cigarrillos y educación. Por otro lado, el IPC Estacionales creció por encima del Nivel General (en torno al 5%) por primera vez luego de cuatro meses consecutivos, como consecuencia de las subas en turismo e indumentaria.

Esperamos que la dinámica observada se extienda a nivel nacional y, en consecuencia, en septiembre se haya interrumpido la desaceleración inflacionaria observada a partir de marzo, cuando el índice trepó un 4,8% hasta disminuir a un 2,5% en agosto. Detrás de dicha evolución estarán los factores antes mencionados: un IPC Core que sigue en la zona del 3%, junto a precios regulados y estacionales que aportarán algo más al Nivel General en comparación al mes anterior.

Para el último trimestre del año, estimamos que la inflación mantenga un promedio en torno al 3%, incluso teniendo en cuenta la apuesta del Gobierno a mantener reducido el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial, y a escasas subas de precios regulados, al menos hasta las elecciones generales de noviembre. De esta manera, la inflación terminaría en la zona del 48,5% en 2021.

La economía se ubicó en terreno positivo en julio, ¿qué esperamos para el resto del año?

¿Qué sucedió con la economía en julio?

El Estimador Mensual de la Actividad Económica creció 11,7% i.a. en julio, acumulando una suba de 10,5% i.a. en los primeros siete meses del año. No obstante, al comparar con el mismo mes de 2019, la economía aún se encontró un 2,4% por debajo.

Por otro lado, exhibió un crecimiento de 0,8% en términos desestacionalizados respecto a junio. De esta manera, tras haber caído en abril y mayo, la actividad volvió a crecer en junio y julio como consecuencia del relajamiento de las restricciones y el menor ritmo de contagios. Así, en julio alcanzó el nivel más alto del año y se ubicó un 2,5% por encima de diciembre de 2020.

¿Y a nivel sectorial?

Al desagregar por la oferta, se observa que 13 de los 15 sectores mostraron subas interanuales en julio. Tanto los Servicios (+11,9% i.a.) como los Bienes (+10,4% i.a.) exhibieron mejoras. Al interior, resaltó la evolución de la Industria manufacturera (+12,7% i.a.), Comercio minorista y mayorista (+12,5% i.a.) y Actividades inmobiliarias y empresariales (+11,1% i.a.), que en conjunto explicaron casi la mitad de la suba interanual del mes de julio.

Sin embargo, solo 6 de 15 sectores exhibieron variaciones positivas al contrastar con julio de 2019, donde existió un desempeño muy heterogéneo entre bienes y servicios.

Por un lado, los Bienes se mantuvieron relativamente estables (-0,4%), gracias al desempeño de la Industria manufacturera y Electricidad, gas y agua. A contramano, los sectores productores de bienes que siguen por debajo de los niveles pre-crisis fueron el Sector agropecuario, pese a un menor tipo de cambio y un menor impacto negativo de la cuarentena, y la Construcción, a pesar del derrumbe del costo de la construcción medido en dólares.

Por su parte, los Servicios se ubicaron un 4,0% por debajo de los niveles del mismo mes de 2019. Esto es consecuencia de los sectores más golpeados y que siguen operando muy por debajo de los niveles pre-crisis, como Hoteles y restaurantes (-47,6%), Otras actividades de servicios personales (-31,0%) y Transporte y comunicaciones (-15,4%). A diferencia de estos, el Comercio minorista y mayorista (+7,4%) fue el sector que mejor desempeño exhibió dentro de los productores de servicios.

Perspectivas para el cierre del año

Con el dato de julio, estimamos que la economía pueda crecer más de 1% en el tercer trimestre en términos desestacionalizados. La mejora está ligada en mayor medida a la reapertura de actividades, como consecuencia del menor ritmo de contagios y el avance de la campaña de vacunación. A su vez, el tipo de cambio mantuvo un menor ritmo de depreciación (sería 1% mensual promedio en el tercer trimestre), con el objetivo de que la inflación se desacelere para intentar recomponer el poder adquisitivo. Junto a esto existen planes oficiales, como Ahora 12 y créditos para monotributistas, que tienen el objetivo de dinamizar la demanda interna.

Para el último trimestre, esperamos que la actividad siga en terreno positivo. A los factores antes mencionados, se le suman los recientes anuncios (como el incremento del SMVyM y la otorgación de un bono a jubilados). A su vez, la continuación de la relajación de las restricciones podría acelerar la recuperación de determinados servicios que aún se encuentran muy rezagados, asociados principalmente al esparcimiento y recreación.

Si el nivel de julio se mantuviese inalterado en el resto del año, el PIB crecería por encima del 7% en el promedio anual de 2021. Considerando que esperamos un crecimiento de la economía tanto en el tercero como cuarto trimestre del año, desde Ecolatina proyectamos que el crecimiento del PIB se ubique unas décimas por encima.

En el segundo trimestre, el PIB se contrajo 1,4% respecto al periodo anterior

El Producto Interno Bruto (PIB) creció 17,9% interanual en el segundo trimestre, acumulando una suba de 10,3% en los primeros seis meses del año. De todas maneras, al comparar con el mismo trimestre del 2019, la actividad aún se encontró un 4,5% por debajo.

Todos los componentes del gasto exhibieron una mejora interanual en el segundo trimestre. Afectados por la baja base de comparación, el crecimiento estuvo liderado por la inversión bruta interna fija (+76,6% i.a.), seguido de las importaciones (+36,6% i.a.) y el consumo privado (+21,9% i.a.). Por su parte, las exportaciones tuvieron un avance algo más acotado (+6,3% i.a.).

A nivel sectorial, 14 de los 15 sectores exhibieron crecimiento en términos interanuales. Los sectores que mayor incidencia positiva tuvieron fueron la industria manufacturera, el comercio minorista y mayorista, construcción, transporte y comunicaciones y otras actividades de servicios, que en conjunto explicaron dos tercios de la suba interanual del PIB. A contramano, el sector agropecuario incidió negativamente, tras caer 3,9% i.a. en el segundo trimestre.

Pese a esta fuerte recuperación en términos interanuales, en el segundo trimestre la economía se contrajo 1,4% en términos desestacionalizados, cortando tres trimestres consecutivos de subas. En este sentido, hay que tener en cuenta el impacto de la segunda ola y las restricciones implementadas durante el período, que perjudicaron a gran parte de los sectores de la economía -principalmente a determinados productores de servicios-, mientras que también incidió negativamente la performance del sector agropecuario. De esta manera, al comparar con los niveles del cuarto trimestre del 2020, se observa que la economía avanzó solo 1,4% en los primeros seis meses del año.

A pesar de que el PIB haya caído en términos desestacionalizados, todos los componentes de la demanda crecieron respecto al trimestre anterior, aunque más moderadamente que en el arranque del año. El impacto de las restricciones no se tradujo en una retracción de la demanda global, sino en un menor ritmo de expansión: el consumo privado y el consumo público crecieron 1,1% y 0,5% respectivamente, cuando en el primer trimestre se habían expandido 2,5% y 1,6%. Por su parte, la inversión mostró un estancamiento (+0%) tras haber recuperado niveles un 20% superiores a la pre-crisis en el primer trimestre del 2021. En términos del sector externo, las exportaciones se expandieron 5,7% respecto del trimestre anterior, cuando en los primeros tres meses habían trepado 10% s.e., mientras que las importaciones (+5,1%) se aceleraron respecto del trimestre anterior y ya recuperaron los niveles pre-pandemia. Consecuentemente, la menor suba de los componentes de la demanda global, en paralelo a la significativa suba de importaciones, explica la retracción del PIB en el segundo trimestre.

Tras haber caído en el segundo trimestre, la actividad tendría aire para crecer de manera desestacionalizada en el tercer y cuarto trimestre del 2021. Esperamos que el impacto del Covid-19 sobre la economía se mantenga acotado en el cierre del año, como consecuencia del avance de la campaña de vacunación y la reapertura de actividades.

Además, el gobierno anunciaría próximamente medidas para dinamizar el consumo privado. Si bien restan los anuncios oficiales, las medidas estarían orientadas apuntalar los ingresos de los hogares. A esto se le suma que el ancla cambiaria y tarifaria se mantendrían en el corto plazo, permitiendo que la inflación promedie menos de 3% en el segundo semestre con el fin de lograr (en el margen) una recomposición del poder adquisitivo.

Si la economía se mantuviese estancada en el resto del año, el PIB mostraría un crecimiento promedio de casi 7%. De esta manera, desde Ecolatina esperamos que el crecimiento anual este unas décimas por encima de dicha cifra. Este valor sería levemente menor a la presentada hace unos días en el Presupuesto (+8,0%).

Para 2022, la diferencia entre las estimaciones se acentúa: las cifras oficiales plantean un crecimiento del 4,0%, mientras que desde Ecolatina proyectamos una suba en torno al 2% en el año entrante. En nuestro escenario base, este crecimiento más acotado vendría de la mano de un pequeño arrastre y un escaso margen de maniobra para continuar implementando políticas expansivas.

La inflación se aceleró en la primera quincena de septiembre

Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación fue de 3,1% entre la primera quincena de septiembre y el mismo periodo del mes anterior. De esta manera, se interrumpió la desaceleración observada en agosto, cuando el índice avanzó 2,5%.

A su vez, el IPC Core se ubicó en la zona del 3,0%. Esta evolución se explicó en mayor medida por la evolución de los precios de consumo masivo -que vienen recuperando terreno perdido tras el desarme del congelamiento- y determinados servicios privados. Vale mencionar que esta dinámica no se vio afectada por el precio de la carne, que se mantuvo muy por debajo del Nivel General.  El mantenimiento del IPC Core en torno al 3%, en línea con lo sucedido los últimos meses, muestra un mayor dinamismo en las otras categorías del índice durante el inicio de septiembre.

En este sentido, el IPC Regulados se aceleró, ubicándose por encima del 2% en la primera quincena. Si bien la mayor proporción de precios regulados continuaron actuando como ancla (como los combustibles, tarifas de servicios públicos y transporte público), impactaron las subas de prepagas, cigarrillos y educación. Además, a diferencia del periodo mayo-agosto, los precios estacionales traccionaron la suba del Nivel General. Al interior de esta categoría, resaltaron las subas de indumentaria y turismo.

Estimamos que el IPC GBA Ecolatina cierre en la zona del 3% para el mes de septiembre. Esta aceleración se corresponderá con los factores antes mencionados, que seguirán impactando en lo que queda del mes. No obstante, prevemos que la inflación mensual promedio del último trimestre se mantenga por debajo de este valor, ya que el gobierno continuará apostando a un fuerte control en los precios Regulados y en el tipo de cambio oficial, aunque no será suficiente para que la suba de precios logre perforar el 2% en alguno de los meses que restan del año, dejando en evidencia la fuerte inercia que posee el proceso inflacionario. Con estos números, esperamos que la inflación nacional se ubique en torno al 48,5% interanual para 2021.

En agosto, la inflación perforó el 3% por primera vez en el año

La inflación nacional alcanzó el 2,5% en el octavo mes del año según el INDEC, desacelerándose 0,5 p.p. respecto al mes anterior. De esta manera, exhibió una variación de 32,3% en los primeros ocho meses del año y de 51,4% en la comparación interanual.

La desaceleración vino de la mano de la reducida evolución de Alimentos y bebidas no alcohólicas (+1,5%), que exhibió la variación más baja de los últimos trece meses. De esta manera, el capítulo le aportó 0,4 p.p. a la variación mensual del Nivel General de agosto, luego de significar 1,0 p.p. en la inflación del mes previo (en julio la inflación fue de 3%). Al interior del capítulo, la desaceleración correspondió a la baja evolución de Carnes (que en 4 de las 6 regiones perforó el 1%) y Verduras. Sin embargo, esto solo compensa parcialmente las subas de los alimentos del último año ya que en la comparación interanual (+53,4% i.a.) se ubica 2,0 p.p. por encima del Nivel General.

Esta desaceleración es la quinta consecutiva desde el pico de marzo (cuando el IPC avanzó casi 5%). Si bien esto luce como algo positivo, también esconde el hecho de que en esos cinco meses, el IPC Núcleo -que alcanzó 3,1% en agosto- se ubicó por encima de la inflación, sin poder perforar todavía el 3%. Como este indicador -que no contiene a los de origen estacional o regulados por el Gobierno- capta de mejor forma la inercia inflacionaria, refleja lo transitorio de la desaceleración inflacionaria de estos últimos meses. Esta tensión se reforzará en los próximos meses si el “paquete electoral” se traslada rápidamente a los precios vía una mayor demanda y un posible incremento en la brecha cambiaria que pondere las mayores necesidades de financiamiento monetario.

En los últimos cuatro meses del año la inflación mantendrá un promedio inferior al 3% mensual. Esto se debe a que luego del resultado electoral, el gobierno no autorizará aumentos en los regulados (a excepción de los ya previstos para las Prepagas) y apostará a planchar el tipo de cambio oficial, especialmente en el período previo a las elecciones generales. De esta manera, esperamos que la suba de precios ronde 48,5% en 2021, volviendo a la zona de 2018-2019.

La construcción se mantuvo en terreno positivo en el séptimo mes del año

En julio, el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) creció 19,8% respecto al mismo mes del año anterior y acumuló una suba de 53,3% en los primeros siete meses del año. Además, el sector también se mantuvo levemente por encima de los niveles pre-pandemia: se ubicó un 1,1% por encima del mismo acumulado de 2019, pero aún un 7,3% por debajo del mismo periodo de 2018.

Por su parte, creció 2,1% en términos desestacionalizados, encadenando dos meses consecutivos de mejoras. De todas maneras, el sector aún no recuperó lo perdido por el retroceso que tuvo entre febrero-mayo (en parte, explicado por el impacto de la segunda ola), dado que en julio se ubicó todavía un 0,9% por debajo de enero de este año.

El consumo aparente de asfalto fue el principal driver en la suba mensual de julio. En este sentido, creció 47,3% respecto del mes anterior en términos desestacionalizados, y explicó más del 40% del aumento intermensual del indicador. Este insumo está muy asociado a la obra pública, que viene mostrando un fuerte crecimiento en el año: hasta julio, el gasto de capital nacional acumula un aumento de 55% en términos reales, ubicándose 9% por encima de igual lapso de 2019.

Por otro lado, muchos insumos mayormente asociados a las obras privadas de magnitud exhibieron mejoras en julio. En el séptimo mes del año se observaron fuertes alzas respecto de junio en placas de yeso (+12,8%), hierro redondo y aceros para la construcción (+9,2%) y hormigón elaborado (+5,2%). Los ladrillos huecos mostraron un retroceso en julio respecto de junio (-3,8%), pero en el año muestran un alza acumulada de 63% i.a. (por encima del nivel general) y se ubican muy por encima del nivel que mostraban en 2019. Asimismo, tras el impacto de la segunda ola, que se concentró en mayor medida en el mes de mayo, cada vez una mayor proporción de empresas privadas se están volcando a la actividad: según CAMARCO, el número de empresas disponibles para operar creció 4,3% en junio respecto al mes anterior (último dato disponible), dinámica que se habría mantenido hasta la actualidad.

A pesar de estas mejoras, las obras asociadas a refacciones más pequeñas mostraron señales de estancamiento. Las Pinturas para la construcción y los Pisos y revestimientos cerámicos se ubicaron por debajo de julio de 2020 (-8,1% i.a. y -13,9% i.a.), mientras que otros insumos, como Artículos sanitarios de cerámica, tuvieron una performance algo más favorable (+16,9% i.a.). En este sentido, en los últimos meses comenzó a disolverse el crecimiento que tuvieron estos insumos en los meses de cuarentena más estricta, en tanto en ese momento el patrón de consumo estaba en mayor medida asociado a refacciones dentro del hogar.

En lo que resta del año, el sector tendría margen para seguir recuperándose y mantenerse en los niveles pre-pandemia. En agosto, los datos que permiten adelantar la evolución de la construcción son favorables: los despachos de cemento crecieron 4,1% respecto a julio, acumulando una suba de 1,3% respecto al mismo periodo de 2019. Además, las expectativas de la evolución del sector para los próximos tres meses también son positivas. Según el INDEC, el 85% de las empresas encuestadas estiman que tanto la obra privada como la pública se mantendrá igual o mejorará en los próximos tres meses. De esta manera, tras haber caído 19,5% en 2020, esperamos que el sector pueda cerrar con un crecimiento superior al 30% en 2021. A diferencia de la evolución del PBI, que en el promedio anual no recuperaría el terreno cedido por la pandemia, la construcción cerraría el 2021 con niveles superiores al promedio de 2019.

El IPC GBA Ecolatina se ubicó por debajo del 3% en agosto

En agosto, la inflación fue 2,5% según el IPC GBA Ecolatina, representando la variación más baja desde julio de 2020. De este modo, la suba de precios acumuló 31,1% en los primeros ocho meses del año y 49,1% en la comparación interanual.

A su vez, el IPC Core creció 2,9% en el mes. Hay que tener en cuenta que la suba de estos precios, que no tienen en cuenta a los de carácter estacional ni regulados por el Gobierno, se vienen ubicando por encima de la inflación general desde inicios del año. En este sentido, la inflación núcleo acumuló 34,8% hasta agosto, 3,8 p.p. por encima del nivel general.

En los últimos meses, esta tendencia se explicó en gran medida por la evolución de los precios de consumo masivo. Si bien en el primer trimestre del año se ubicaron muy por debajo de la inflación general, entre abril-agosto se aceleraron a un ritmo de casi 4% promedio mensual. En agosto, tanto los alimentos y bebidas empaquetados (+3,4%) como los bienes de cuidado personal y del hogar (3,9% promedio) exhibieron subas significativas.

Al igual que en los últimos dos meses, la suba del IPC Regulados (+1,8%) actuó como ancla inflacionaria creciendo por debajo del Nivel General. De todas maneras, se aceleró levemente respecto al mes anterior, considerando que impactó la autorización de prepagas (+9,0%) y educación (+3,4%). Por su parte, los precios estacionales también ayudaron a la desaceleración (+1,0%), donde incidió la baja de frutas y turismo.

Para los últimos cuatro meses del año, la inflación mensual promedio será inferior al 3%. Esto se debe a que el tipo de cambio oficial seguirá evolucionando muy por debajo de la inflación (trepó solo 1% promedio en julio y agosto), al menos hasta las elecciones. Además, descontando los dos aumentos ya pactados de prepagas (9% en septiembre y octubre), hasta ese momento no existirán nuevas autorizaciones significativas de precios regulados, lo cual ayudará a contener a la inflación general. De esta manera, la inflación cerraría el 2021 con una suba en torno al 48,5% anual a nivel nacional, acelerándose más de 10 p.p. respecto al 2020.

La actividad se recuperó en junio tras cuatro meses de caída

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) creció 10,8% i.a. en junio. No obstante, hay que tener en cuenta que la base de comparación que dejó el 2020 es baja: al contrastar con el mismo mes de 2019, se observa que la economía aún se encontró un 2,1% por debajo.

Con este dato, la actividad habría exhibido un crecimiento de 17,3% i.a. en el segundo trimestre del año. Pese a esto, cayó 1,6% en términos desestacionalizados en este período, afectado por las restricciones impuestas por la segunda ola de Covid-19 y una inflación crucero superior al 3% mensual que condicionó la recuperación del poder adquisitivo.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que en el segundo trimestre habría sido el piso de la actividad del 2021. Considerando que en junio la actividad económica creció un 2,5% respecto a mayo, esperamos que el impacto de la segunda ola haya quedado atrás, que se encadenará con un segundo semestre positivo para la actividad, de no mediar eventos -cambiarios o sanitarios- disruptivos. De este modo, esperamos que los niveles actuales al menos se mantengan durante la segunda mitad del año.

Una mirada por los sectores

A nivel sectorial, el desempeño continuó siendo heterogéneo. En primer lugar, tanto los Bienes (+2,7%) como los Servicios (+1,1%) crecieron respecto a mayo, ya que las restricciones fueron acotadas y permitieron un mayor despliegue de actividades. Aun así, mientras que los Bienes siguen por encima de los niveles pre-pandemia (+4,6% por encima del primer bimestre del 2020), los Servicios no logran recuperar lo perdido (-3,7%).

A su vez, la Industria (+9,7% de la pre-pandemia) y el Comercio (+9,0%) son los sectores que siguen liderando la recuperación, lo cual representa una buena noticia en términos de generación de empleo y el importante peso que tienen sobre la actividad económica -conjuntamente representan más de un tercio del PBI-. A contramano y con caídas de dos dígitos respecto a la pre-pandemia se ubicaron los sectores de servicios que siguen con complicaciones para operar, como Hoteles y restaurantes y Transporte y comunicaciones.

¿Qué esperamos para el segundo semestre?

Mirando hacia adelante, prevemos una recuperación del orden del 2% desestacionalizado en el tercer trimestre. Esto será consecuencia de una economía más “normal” producto de menores restricciones y el avance de la campaña de vacunación, que se combinará el push electoral y la apuesta a planchar el dólar y continuar el congelamiento tarifario para desacelerar la inflación por debajo del 3% mensual. Así, habrá unos meses de tregua al poder adquisitivo, a la que se le sumarán diversos estímulos asociados al financiamiento – Ahora 12-, favorables condiciones crediticias para determinados grupos, como los monotributistas, y bonos para jubilados y perceptores de asignaciones.

A su vez, la inversión, que fue el componente de la demanda que más rápido recuperó el terreno perdido, mantendrá esta tendencia. En este sentido, la construcción y la compra de maquinaria y equipo se ubican como una opción atractiva de ahorro, ante las restricciones cambiarias y una brecha que podría acentuarse en la previa a las elecciones.

La mejora de la actividad tendría un ritmo menor en el cuarto trimestre por dos motivos. Por un lado, el impacto del levantamiento de las restricciones será cada vez más acotado; mientras que por el otro, es posible una leve aceleración de la inflación al cierre del año, ligada al inicio de posibles correcciones cambiaras/tarifarias en este momento.

De esta manera, el crecimiento de la economía rozará 7% en el promedio anual de 2021. Con un acuerdo con el FMI que llegaría pasada las elecciones y correcciones de algunos precios relativos que estarán pendientes -tipo de cambio y tarifas-, el desafío pasa por lograr las condiciones para que la recuperación del segundo semestre sea sostenible en la primera parte del 2022.

El IPC GBA Ecolatina continúa por debajo del 3%

Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación fue 2,5% entre la primera quincena de agosto y el mismo periodo de julio. La menor evolución del tipo de cambio oficial (+1,0% en julio) junto a las escasas subas de precios regulados ayudaron a dicha evolución.

A su vez, el IPC Core creció 2,9% en el mismo periodo: la suba de estos precios, que no incluyen a los estacionales ni regulados por el gobierno, se está desacelerando a un ritmo mucho más lento que el Nivel General. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, a pesar de esta rigidez, al analizar al interior de este IPC se observa que la dinámica fue heterogénea.

Los que están creciendo a un ritmo cercano al 4% hace tres meses consecutivos son los bienes de consumo masivo, mientras que el resto de los precios que componen a la inflación núcleo se ubicaron en línea con el Nivel General (+2,5%) ayudados en gran medida por la fuerte desaceleración del precio de la carne vacuna.

Por su parte, la suba de prepagas (+9%) explicó por qué los precios regulados se aceleraron levemente en la primera quincena (+0,7% en la primera quincena de julio vs +1,7% en la primera quincena de agosto), pero que, de todas maneras, siguieron funcionando como ancla para el nivel general. Por otro lado, los precios estacionales actuaron en la misma dirección, considerando que solo subieron 0,6% en el periodo como consecuencia de la baja en frutas y turismo.

Estimamos que el IPC GBA Ecolatina se ubicará en la zona del 2,6% para agosto, algo por debajo de la inflación nacional. Los regulados seguirán funcionando como atenuadores de la inflación, mientras que los precios de consumo masivo seguirán recuperando el terreno perdido y algunos servicios privados mantendrán una dinámica algo más elevada como resultado de la reapertura de paritarias.

Para el resto del año, esperamos que la inflación se ubique, con altibajos, en la zona del 3%. De esta manera, la suba de precios acumularía en torno al 18,5% en el segundo semestre, lo cual implicará una desaceleración respecto al semestre anterior (+25,3%). Teniendo en cuenta estos números, desde Ecolatina proyectamos que la inflación anual volverá a la zona de 2018 y 2019, cerrando el 2021 en torno al 48,5%.

Cerca de 2018 y 2019: en 2021, la inflación estará por encima del 48%

En julio, la inflación nacional fue de 3% según informó el INDEC. De este modo, se registró la variación más baja desde septiembre del año pasado, cuando había comenzado a acelerar impulsada por la flexibilización de la cuarentena. En sentido inverso, la suba de precios acumuló 51,8% en los últimos doce meses, alcanzando el mayor valor desde enero de 2020.

 

Con estos números, la inflación acumuló 29,1% entre enero y julio, casualmente el objetivo que se había propuesto el gobierno para todo el año. Esta aceleración “imprevista” -al menos, para el Poder Ejecutivo- forzó la reapertura de paritarias y las consecuentes actualizaciones salariales, algo que ya se refleja en el índice: los Servicios (+3,1%, +38,2% i.a.) se ubicaron por encima de los Bienes (+2,9%, +57,9% i.a.), por primera vez en ocho meses, motivados por la mayor incidencia del costo salarial en sus precios finales.

Considerando que los servicios públicos se mantuvieron congelados, la diferencia se explicó íntegramente por la mayor evolución de los servicios privados. En un contexto de baja evolución del tipo de cambio oficial y una continuidad en la mejora de salarios nominales, este comportamiento se mantendría durante el segundo semestre, achicando las diferencias acumuladas en el último tiempo.

Una cuestión para destacar es que el capítulo de Alimentos y bebidas (+3,4%, +56,4% i.a.) se ubicó por encima de la inflación en julio. En este sentido, impactaron las subas de varios productos de Consumo Masivo -como aceites, lácteos e infusiones- que siguen recuperando el terreno perdido tras el desarme de los controles de precios, así como la suba en las verduras.

Por su parte, el IPC Núcleo (+3,1%) se ubicó levemente por encima de la inflación agregada, evidenciando las dificultades para romper el piso de 3% del Nivel General. Además, cerca de 0,5 p.p. de la inflación del mes fue explicada por los Estacionales (+4,9%) mientras que los precios regulados continuaron funcionando como ancla (+1,4%) y ayudando a la desaceleración del Nivel General.

Esperamos que esta dinámica se mantenga en el segundo semestre y, en consecuencia, la inflación pase de la zona del 4% mensual en la primera mitad del 2021 a la del 3% en la segunda. La menor depreciación del tipo de cambio oficial y tarifas pisadas ayudarán a que en la previa electoral estos números sean inferiores, incluso contando reapertura de paritarias. En respuesta, desde Ecolatina proyectamos una inflación anual de 48,5% en 2021.

A diferencia de lo ocurrido durante buena parte del gobierno de Cambiemos, la marcada aceleración de la inflación -será más de 10 p.p. superior a la de 2020- no responderá a una corrección en los precios relativos. Parte de estos desequilibrios deberán ser corregidos en el marco del pronto acuerdo con el FMI, por lo que el año entrante también será agitado en materia inflacionaria, dejando un piso del 40% para 2022.