Perú | Martin Vizcarra pierde popularidad

Economía

En línea con la recuperación del precio del cobre, la extensión de la cuarentena general, el tono populista del Congreso, el mayor retiro de los fondos de las AFP y la resiliencia mostrada por el sector servicios, se revisó ligeramente a la baja el crecimiento del PBI para 2020, de -11.6% a -11.8%, y al alza el de 2021, de 8.7% a 8.9%. Sin embargo, los riesgos en el horizonte de proyección se han incrementado.

A nivel sectorial, los sectores primarios volverían a niveles precovid-19 más rápido que sus pares no primarios, quienes serían los más afectados por la crisis del covid-19. La mayoría de estos últimos no se recuperarían, incluso en 2021 (caso manufactura no primaria, construcción y comercio). El sector
servicios sería el más resiliente de este grupo. Por el lado del gasto, el componente privado sería el más afectado. El consumo privado tardaría por lo menos dos años en retornar a su nivel precovid-19. Ello debido, principalmente, a la fuerte caída del empleo e ingresos. La inversión privada no regresaría sus niveles precovid-19, incluso el próximo año por la elevada brecha del producto, las medidas populistas del Congreso y el año electoral en
2021.

Política

El presidente Martin Vizcarra viene perdiendo gradualmente popularidad (desde 87% a fines de marzo a 80% en mayo) debido al desgaste de las medidas de confinamiento y algunas fallas operativas atribuidas a su gobierno. Por otro lado, el actual Congreso, que inició su legislatura en plena cuarentena, ha sorprendido al empezar con el nivel más alto de respaldo popular desde 2001 (47% en abril y 52% en mayo). Ello responde a sus iniciativas y leyes populistas, sobre todo, de aquellos quienes buscarían ser candidatos presidenciales en 2021.

Este contexto es peligroso, ya que se corre el riesgo de minar el modelo económico vía leyes que tienen como finalidad ganar votos. Ejemplo de ello es el retiro de fondos de las AFP, suspensión del cobro de peajes, controles de precios de medicamentos y tasas de interés, agravamiento de las penas para la especulación, etc.

Crisis COVID-19: inédita por su profundidad, pero heterogénea por rama de actividad

El Indicador Sintético de la Actividad (EMAE) exhibió una contracción de 20,6% i.a. en el mes de mayo, acumulando una caída del 13,2% i.a. en los primeros cinco meses del año. A su vez, dado que abril fue el mes con mayores restricciones, marcó un piso y permitió que en mayo la reactivación parcial de la producción se traduzca en un rebote del 10,0% respecto al mes anterior. Sin embargo, a pesar de la mejora parcial, la actividad aún se encuentra un 19,0% por debajo de los niveles de febrero, antes de la irrupción de la pandemia. Además, acumuló un retroceso del 19,7% respecto a diciembre del 2019, ubicándose en los niveles más bajos desde 2006.

Exceptuando a Pesca (+61,5% i.a.), el resto de las 14 ramas de actividad registraron caídas interanuales, destacándose que 12 de ellas moderaron el ritmo de retracción con relación a abril. Además, cabe destacar que continuó reinando un impacto heterogéneo: el shock de oferta impactó de manera diferente en los distintos sectores, deteriorando en mayor medida a aquellos que tienen más restricciones para operar.

En este sentido, las caídas más profundas continuaron sintiéndose en sectores no esenciales, como Hoteles y restaurantes (-74,3% i.a.), Servicios comunitarios, sociales y personales (-72,1% i.a.) y Construcción (-62,1% i.a.). Por su parte, caídas menores a dos dígitos las tuvieron Intermediación financiera (-4,3% i.a.), Electricidad, gas y agua (-5,1% i.a.) y Enseñanza (-9,1% i.a.), tres sectores que tuvieron menores restricciones relativas.

¿Qué esperamos?

En junio, la recuperación en la actividad tendió a reafirmarse. Por caso, la demanda de energía eléctrica de industrias y comercios grandes pasó de reducirse 23% i.a. en mayo a hacerlo a un ritmo del -14% i.a. en junio, mientras que las ventas de insumos para la construcción avanzaron 2% i.a. (vs -32% i.a. en mayo).

A su vez, los patentamientos de vehículos 0km se elevaron 5% i.a. frente a la merma del 42% i.a. de mayo, y la producción de vehículos redujo su retroceso interanual al 35% i.a. desde el -85% expuesto en mayo. Por otra parte, las ventas en comercios minoristas desaceleraron su caída al 35% i.a. desde el -51% i.a. registrado en mayo, al tiempo que los despachos de cemento moderaron su retracción del -33% al -7%.

No obstante, la intermitencia a la que estará expuesta la economía frente a las medidas de mitigación del avance de COVID-19, incorporan obstáculos en el camino a la recuperación, principalmente en el AMBA. En esta línea, en las últimas semanas varias provincias retrocedieron de fase. A su vez, según un informe reciente publicado por el Ministerio de Desarrollo Productivo, entre junio y julio el empleo habilitado para trabajar a nivel país se redujo del 80% al 77%.

En este sentido, el endurecimiento de las restricciones en determinadas partes del país y la incertidumbre respecto a cuánto tiempo se prolongarán, siguen empeorando las perspectivas y conllevan un proceso de recuperación más lento. En este marco, esperamos que la actividad cierre el año en niveles inferiores a los observados antes de la pandemia y que la contracción anual de la actividad sea de al menos 12% para el 2020, representando una de las caídas más profundas de la historia argentina.

 

¿Fin de la desaceleración?

¿Cómo fue la inflación en junio?

Según el INDEC, la inflación alcanzó el 2,2% en junio, acelerándose 0,7 p.p. respecto al mes anterior. De esta manera, acumuló un 5,4% en el segundo trimestre del año -lo cual representó la variación más baja desde el tercer trimestre del 2017-; 13,6% en el primer semestre y una interanual que se ubicó en 42,8%.

En lo que respecta a los capítulos, la dinámica más elevada la tuvo Prendas de vestir y calzado (6,6%). A su vez, existieron fuertes incrementos de electrodomésticos, equipos de telefonía y otros equipos durables que explicaron la elevada dinámica de los capítulos de Recreación y cultura (+4,2%) y Equipamiento y mantenimiento del hogar (+4,1%). El endurecimiento de las restricciones cambiarias a finales de mayo puede explicar gran parte de la evolución de estos capítulos en el mes, ya que la prohibición de acceder al MULC para importar bienes llevó a que algunas empresas comiencen a valuar sus costos de importación a las cotizaciones paralelas.

Por su parte, en lo que respecta a las categorías, el IPC Estacionales fue la que mostró el mayor incremento (+4,8%) -producto de lo observado en el capítulo de indumentaria- y acumuló un 28,2% en los primeros seis meses del año (+14,6 p.p. respecto al acumulado del Nivel general).  Por otro lado, el IPC Núcleo exhibió un incremento del 2,3% y acumuló un aumento del 14,4% en el primer semestre, levemente por encima del acumulado del Nivel general. Por último, el IPC Regulados continúo mostrando una dinámica acotada (+0,7%) y acumuló únicamente una suba del 5,2% en los primeros seis meses, 8,4 p.p. por debajo de la inflación.

¿Cómo siguió la dinámica en julio?

Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación trepó 1,6% en la primera quincena de julio respecto al mismo periodo del mes anterior. El incremento de las restricciones a la circulación en el AMBA ayudaría a que el aumento de precios se mantenga contenido en lo que resta del mes, cerrando levemente por debajo del 2% en julio.

De todas maneras, cabe destacar que podría exacerbarse la diferencia inflacionaria registrada entre el GBA y otras regiones del país que ya se encuentran en una etapa de distanciamiento social. Por este motivo, esperamos que la dinámica reducida en el IPC GBA no sea la misma para el IPC Nacional, y, por lo tanto, la inflación para todo el país exhiba un incremento similar al observado en junio.

¿Cómo cerrará el año?

Para el segundo semestre del año, a pesar de que los servicios públicos continuarán congelados y las presiones salariales aparecerán -si es que lo hacen- al final del 2020, creemos que podrían existir factores que traccionen la inflación al alza. Por un lado, el gobierno autorizó una suba de precios máximos de entre el 2% y 4,5%, lo cual podría implicar un mayor dinamismo sobre algunos bienes esenciales en el corto plazo.

Por su parte, en la medida que las restricciones cambiarias no se relajen, las decisiones de precios sobre algunos bienes podrían basarse en mayor medida sobre las cotizaciones paralelas, dinamizando al proceso inflacionario. A su vez, la dilatación de la renegociación de la deuda generará presiones adicionales en la medida que un posible incremento de la brecha cambiaria aumente las expectativas de devaluación.

Por último, cuando todo el país comience a ingresar a una nueva normalidad y la demanda agregada empiece a recuperarse, el excedente inyectado de liquidez podría generar presiones en el mercado cambiario si el BCRA no toma las medidas correspondientes para terminar de absorberlo. En este marco, considerando que podrían existir presiones en lo que queda del año, esperamos que la inflación cierre en torno al 41% en 2020.

Paraguay | La inflación cerraría en torno al 2% en 2020

Economía

La inflación del mes de mayo de 2020, medida a través de la variación intermensual del Índice de Precios al Consumidor, se ubicó en -0,6%. Con este resultado la inflación acumulada para los primeros 5 meses del año fue de -0,4%. Un resultado de esta magnitud no se observaba desde el año 2009, cuando, en medio de la crisis financiera mundial, cayeron los precios de las materias primas y los alimentos. Por su parte, la inflación interanual se situó en 0,7%, la menor variación registrada para dicho mes históricamente.

Sobre el resultado inflacionario de mayo incidió, en gran medida, la disminución en el precio internacional del petróleo. Cabe recordar que Paraguay es importador neto de combustible. En línea con la mencionada trayectoria descendente en el precio del crudo, por decreto presidencial se redujo el precio del pasaje del transporte público, en un entorno de cuarentena inteligente, que implicó la habilitación de la actividad productiva de algunos sectores económicos, por ejemplo, la ejecución de obras públicas y civiles, que son esenciales para la reactivación económica del país.

Las estimaciones de inflación, para el cierre del año 2020, apuntan a una tasa inferior al 2,0%. No obstante, se mantendrá el pronóstico preliminar (2,4%), a la espera de nuevos indicadores de alta frecuencia para el sector real.

Política

El Poder Ejecutivo rindió cuentas ante la Cámara de Senadores sobre la ejecución de recursos de la Ley de Estado de Emergencia. De los USD 1.600 millones aprobados, USD 1.000 millones se obtuvieron de la emisión de los Bonos Soberanos; USD 20 millones de un crédito con el Banco Mundial, mientras que restan por contratar USD 580 millones. A la fecha se han ejecutado USD 925 millones.

Además, el gobierno ha estado trabajando en el Plan de Recuperación Económica, cuyo inicio se pautó para el mes de junio del presente año y se prolongará a lo largo de 2021. El plan abarca tres áreas fundamentales: i) inversiones públicas, que se espera generen alrededor 124.240 empleos directos e indirectos; ii) financiamiento para el desarrollo, que estará dirigido a inversiones de empresas o adquisición de vivienda; y iii) protección social, que buscará ampliar la cobertura de programas de asistencia a familias vulnerables, adultos mayores y subsidios. También contemplan medidas transversales de apoyo a las Mipymes, a través del financiamiento con la banca pública; reconversión laboral y subsidio para cuentapropistas.

Finalmente, plantean, entre otras, reformas estructurales en el sistema de salud pública; educación; responsabilidad fiscal; así como la adopción de medidas para la convergencia gradual a resultados fiscales sostenibles.

¿La cuarta será la vencida?

En la última semana, el Ministerio de Economía oficializó la enmienda de la oferta presentada ante la SEC el pasado 22 de abril y la reestructuración de la deuda parece más cerca.  En los más de dos meses que se sucedieron desde entonces, Argentina realizó otras dos ofertas en las que fue cediendo ante los reclamos más importantes planteados por los bonistas, aunque, vale decir, estos últimos también hicieron lo propio.

En líneas generales, haciendo una comparación entre la primera y la última propuesta, las diferencias económicas más relevantes son la reducción del período de gracia, el aumento de los cupones, la relajación de la quita de capital, el adelanto de la amortización y madurez de los bonos y el reconocimiento de los intereses corridos.

Además, plantea algunos cambios legales más beneficiosos para los acreedores. El principal es que le mantienen las condiciones contractuales de los bonos originales (las famosas CACs), un reclamo los tenedores de los bonos indenture 2005 hicieron presente desde el inicio. Asimismo, introduce un umbral de participación mínima para que el canje se efectivice, limitando el uso de la reasignación para implementar una estrategia “pacman”. Y, por último, les da la opción a los tenedores de títulos en euros y francos suizos de optar por recibir un nuevo bono en dólares.

Finalmente, se destacan otras dos características que pueden incentivar un mayor grado de participación. En primer lugar, el hecho de que reconozcan intereses corridos hasta septiembre en vez de hasta abril si se ingresa al canje de forma voluntaria. En términos de Valor Presente Neto (VPN), implica una ganancia de USD 1,1 cada USD 100 de valor nominal. Y, en segundo lugar, a los tenedores de los bonos Globales que no decidan ingresar al canje pero que hayan sido arrastrados, se les entregará el bono más largo, cuyo vencimiento está fechado en 2046.

En lo que respecta a la valuación de la oferta, siempre descontado a una exit yield del 10%, el VPN de los bonos es de USD 53,5 si se considera el escenario de canje voluntario de los bonos –con intereses hasta el 4 de septiembre-. Comparado con la oferta de abril, la mejora en términos de VPN es de casi el 35%, o de USD 13,5 (recordar que en el medio hubo dos ofertas que no prosperaron con valores de USD 47 y USD 51 más un cupón atado a las exportaciones).

Lógicamente, la contracara de ir cediendo en términos económicos supone un menor alivio en los desembolsos futuros. En este sentido, mientras que la primera oferta implicaba pagos por apenas USD 330 millones hasta 2023, en la actual esos vencimientos ascienden a USD 2.180 millones. Asimismo, si ampliamos el horizonte a 2028, los montos ascienden a USD 16.300 y USD 27.800 millones, respectivamente. Por último, a 2046, los montos pasan de USD 81.900 millones a USD 94.600. Esto implica que el debt relief (alivio de deuda frente a la situación original) se reduzca de USD 42.200 a USD 29.500 millones, una diferencia de USD 12.700 millones.

Si bien estas modificaciones no son completamente inocuas, creemos que desde una perspectiva macroeconómica no ponen en jaque la capacidad de pago del país. Visto en perspectiva, la diferencia entre ambas propuestas bajo el actual mandato presidencial se reduce a USD 1.850 millones, monto similar al que debió vender el BCRA entre mediados de abril y fines de mayo para contener el tipo de cambio oficial. Asimismo, tampoco pareciera poner en jaque la sostenibilidad en el largo plazo, dado que el debt relief se reduce a apenas un 0,1% del PBI por año.

La gran incógnita recae sobre el nivel de aceptación que recibirá la actual propuesta, si será suficiente para activar las CACs, o si, pasado el umbral de aceptación mínimo que el Gobierno definió como en 50%, la estrategia oficial terminará siendo ejecutar canjes parciales.

Habiendo obtenido el apoyo de dos de los grandes fondos que integran el Comité de Acreedores Argentinos, resta saber si el prematuro rechazo de los comités Ad Hoc y Tenedores de los bonos del canje -Exchange- es tan inflexible como determinante. Según sus propios cálculos, son acreedores de casi un tercio de los bonos a reestructurar, de modo que, sin su aval, no se podrían alcanzar las tan mentadas CACs.

En términos de VPN, la diferencia sigue siendo importante, poco más de USD 6/100, por lo que aquí también surgen varias preguntas. Por un lado, si existe la posibilidad de dividir a los grupos de acreedores, tentando a un porcentaje significativo de bonistas a ingresar al canje y partir los acuerdos preexistentes, beneficiando al país. En sentido contrario, podemos preguntarnos si la Argentina podría estirarse un poco más sin que esto implique resignar el objetivo de la sostenibilidad: haber afirmado desde el comienzo que cada oferta era la última no brinda precisiones en este sentido -aunque, claro está, es lógico dado el contexto de negociación-.

Este último punto resulta sumamente relevante debido a que el siguiente paso es avanzar sobre canje de la deuda en moneda extranjera bajo legislación local. En este sentido, el Gobierno anticipó que en los próximos días enviará al Congreso un proyecto de Ley para reestructurar esta deuda en igualdad de condiciones frente a la legislación extranjera. Según nuestras estimaciones, hay alrededor de USD 15.500 millones de estos títulos en manos del sector privado.

Aplicando igual tratamiento, la diferencia entre la primera y la última propuesta supone desembolsos adicionales a 2023 por USD 500 millones (ascenderían a USD 2.600 millones) y de USD 21.000 millones tomando todo el horizonte temporal de la deuda. Además, las necesidades financieras quedarían por debajo del 2% del PBI para todos los años. No obstante, aún restaría la negociación con el principal acreedor externo del país, el FMI, que en el esquema original suman desembolsos por USD 49.000 desembolsos concentrados entre 2022 y 2023.

En suma, si bien un acuerdo exitoso (que gatille las CAC) no está garantizado, las partes se vienen acercando. Si el Gobierno no mejora la propuesta lo más probable es que avance en canjes parciales que permitan ir normalizando el perfil de la deuda. No obstante, también podría flexibilizar su postura para lograr un canje total de su deuda ley extranjera. En este caso, lograría cerrar la reestructuración, aunque a riesgo de cruzar el umbral de sostenibilidad.

Saliendo del pozo

¿Qué sucedió con la construcción en mayo?

En mayo, el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) mostró una caída de 48,6% en la comparación interanual. A su vez, en el acumulado de los primeros cinco meses del año, exhibió una contracción del 42,2% respecto al mismo periodo que 2019, acumulando así 21 meses consecutivos en rojo.

Por su parte, debido a que en el mes de mayo se comenzaron a retomar algunas actividades principalmente fuera del AMBA y en abril prácticamente la actividad estuvo paralizada, el índice de la serie desestacionalizada mostró un incremento del 99,9% respecto al mes anterior. El rebote tan marcado corresponde a que el sector alcanzó niveles nunca vistos en el mes de abril.

En este sentido, todos los insumos que componen al índice mostraron subas en términos desestacionalizados. Algunos incluso presentaron subas mayores al 100%, como ladrillos huecos, artículos sanitarios de cerámica, pisos y revestimientos cerámicos, entre otros. De todas maneras, cabe destacar que los niveles aún se encuentran muy por debajo de lo observado en febrero, antes de la implementación de las restricciones.

¿Y la industria?

El Indicador de Producción Industrial (IPI) mostró una contracción del 26,4% i.a. en mayo, acumulando una caída de 16,3% i.a. en el primer cuatrimestre del año. En la medición desestacionalizada, exhibió un incremento del 9% respecto a abril, también gracias a la reapertura de algunas actividades con estrictos protocolos.

De todas maneras, de acuerdo con un relevamiento especial realizado por el INDEC, solamente el 39% de las industrias encuestadas pudieron operar con normalidad en mayo, mientras que el 50,3% operaron parcialmente y 11,1% directamente no tuvieron actividad productiva. Esto indica que, si bien comenzaron a levantarse las restricciones, más de la mitad del sector no pudo operar con normalidad.

En lo que respecta a las ramas industriales, todas mostraron un retroceso por tercer mes consecutivo, aunque nuevamente se observa una dinámica disímil entre las distintas actividades productivas. Por un lado, caídas menores a dos dígitos las tuvieron Alimentos, bebidas y tabaco (-5,6% i.a.) y Madera, papel, edición e impresión (-9,7% i.a.).

Por el otro, Automotores y otros equipos de transporte (-73,7% i.a.), Textiles, prendas de vestir, cuero y calzado (-57,2% i.a.), Minerales no metálicos y metálicas básicas (-52,5% i.a.) y Otros equipos, aparatos e instrumentos (-51,6% i.a.) mostraron las contracciones más profundas y corresponden a los sectores que continuaron con importantes restricciones.

¿Qué esperamos?

Según el índice construya, – buen proxy de lo que sucede con la obra privada- las ventas de insumos para la construcción mostraron un incremento del 1,7% i.a. en junio, junto con una suba del 33% respecto a lo observado en mayo. El buen resultado corresponde a dos factores: junio fue el mes en el cual la mayor parte del territorio del país ingresó a la etapa de distanciamiento social y comenzaron a retomarse aún más obras privadas, siempre con estrictos protocolos. Sin embargo, parte de la mejora interanual es explicada por la baja base de comparación del año anterior (la caída interanual alcanzó el 12% en junio de 2019).

De todas formas, a pesar de que la mayor parte del país se encuentra en la etapa de distanciamiento social, las medidas preventivas siguen vigentes en el AMBA y se profundizaron en el mes de julio. En este sentido, esperamos que la recuperación para el sector tenga un techo bajo en la medida que las restricciones en los principales centros urbanos sigan vigentes, considerando que la actividad no podrá realizarse con normalidad hasta que, por ejemplo, los trabajadores puedan movilizarse en transporte público. Es por estos motivos que esperamos que la construcción exhiba una contracción superior al 20% en 2020, siendo la rama de actividad más golpeada en el año.

También la evolución de la industria también dependerá de cómo continúen las restricciones. Lamentablemente, para la mayor parte de las ramas industriales pasará un tiempo importante para que puedan volver a los niveles de producción antes de la pandemia. Existen ramas que, si bien se encuentran físicamente en lugares donde las restricciones son menores, la producción depende de lo que suceda en el AMBA, lo cual impide que operen con normalidad. A su vez, las complicaciones financieras por las que están atravesando varias industrias generará que el proceso de recuperación sea más lento, a la par que una vez que las restricciones concluyan, se enfrentarán a una demanda muy deprimida. En este sentido, esperamos que la industria exhiba una contracción mayor al 15% anual en 2020, acumulando tres años consecutivos de contracción.

Segundo trimestre con desinflación

Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación alcanzó el 1,7% en junio, acelerándose 0,2 p.p. respecto al mes anterior. Además, acumuló 5,2% en el segundo trimestre del año -la variación más baja desde el tercer trimestre de 2017- y creció 43,6% en la comparación interanual.

Se destacó la dinámica de Alimentos y bebidas (+0,9%), que exhibió la evolución más baja para el IPC GBA Ecolatina desde septiembre de 2015. Sin embargo, el capítulo acumuló una suba de 17,5% en el primer semestre del año (4 p.p. más que el Nivel general) y de 49,6% respecto al mismo mes del año anterior. Vale aclarar que en la segunda quincena de junio se reincorporó la información de comercios de cercanía (que se habían dejado de relevar en la etapa más estricta de la cuarentena) mejorando la estimación del capítulo.

Por otra parte, la nueva restricción cambiaria implementada por el BCRA a fines de mayo, en la cual se les prohibió a algunas empresas acceder al mercado de divisas oficial para importar bienes, propició significativos aumentos en algunos bienes en junio. En este sentido, el capítulo con mayor dinamismo fue Esparcimiento (+5,4%, 2,8 p.p. más que el mes anterior), donde se destacaron las subas de equipos y elementos electrónicos y juguetes.

En lo que respecta a las categorías, el IPC Core creció 2,1%, acumuló una suba del 15,6% y se ubicó en 49,8% en la comparación interanual, levemente por encima de lo observado en el Nivel general.  Por su parte, el IPC Estacionales creció 1,4% -casi en su totalidad explicado por los aumentos de frutas e indumentaria-, acumuló una suba de 19,1% en los primeros seis meses (5,5 p.p. por encima del Nivel general) y creció 64,6% i.a. Por último, el IPC Regulados fue la categoría que siguió mostrando la menor evolución (+0,6%), acumulando únicamente 6,4% en el primer semestre del año junto a un aumento del 23,3% i.a.

¿Qué proyectamos?

Con tarifas congeladas en lo que queda del año y paritarias que no se reanudarán en el corto plazo, el principal driver que explicará la dinámica inflacionaria en el segundo semestre será el tipo de cambio.

Por un lado, la dinámica de la cotización oficial dependerá de en qué cuantía ayuden las nuevas restricciones cambiarias para evitar una depreciación del Peso en el corto plazo. De todas formas, las nuevas restricciones podrían tener un impacto inflacionario, en la medida que las cotizaciones paralelas se tornen más relevantes para tomar decisiones de precios. Por su parte, la dilatación de la renegociación de la deuda podría traer presiones adicionales, por medio de un incremento de la brecha cambiaria que acelere las expectativas de devaluación.

A su vez, aún faltan especificaciones por parte del BCRA sobre qué se hará con el excedente inyectado de liquidez, pero tampoco se sabe cuál será el pass through en el corto plazo, en un contexto de desplome de demanda agregada tan grande y alargamiento de las restricciones a la circulación. En este marco, considerando que podrían existir presiones en lo que queda del año, esperamos que la inflación cierre en torno al 40-45% en 2020.

México | El PBI se contrajo 2,2% en el primer trimestre

Economía

El pasado 26 de mayo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó los resultados del Producto Interno Bruto del primer trimestre de 2020. En su comparación anual, observó una caída de -2.2%. En materia de inflación, hacia mayo observamos un ligero repunte respecto del mes de abril, 0.38% y 2.84% anual. En cuanto a recaudación se refiere, los datos del mes de abril muestran una caída de -15% respecto del mismo mes en 2019, esperamos que esta tendencia se mantenga en los siguientes meses. Esto ha motivado una campaña intensa por parte de la autoridad recaudatoria, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) para la recuperación de adeudos fiscales y la cobranza en tiempo a los contribuyentes. A la fecha, grandes empresas como Walmart y Femsa han realizado pagos por más de 8 mil millones de pesos (400 millones de dólares) cada una y se espera que continúen anunciándose pagos de otras empresas.

Política

Pese al confinamiento, en 2020 se han registrado episodios de violencia y delincuencia al alza, según datos de las fiscalías estatales, de enero a mayo se cometieron 12,228 homicidios dolosos, 4.8% más que el mismo periodo de 2019. Esto implica fuertes efectos para la sociedad y la economía, pero
también tendrá impacto en los resultados electorales. Es importante recordar que México tendrá elecciones federales intermedias en 2021, en donde se eligen diputados. Asociado a ello, el Presidente López Obrador publicó un decreto en el que el Ejército y Marina Armada funcionarán como auxiliares de
la Guardia Nacional. Expertos de la Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos han sugerido definir una estrategia para garantizar una correcta supervisión del actuar de la milicia en las calles y que gradualmente se le retire de estas actividades.
Destaca también que diversos gobernadores estatales se han manifestado en contra de las decisiones tomadas por el presidente López Obrador, principalmente en lo que refiere a la detención de inversiones en energías limpias y en la atención a los efectos sanitarios y económicos del COVID-19.

El flujo comercial con Brasil en mínimos desde 2004

En junio, el intercambio comercial bilateral entre Argentina y Brasil arrojó un déficit de USD 100 millones para nuestro país, más que duplicando el rojo de USD 45 millones obtenido en igual mes del año pasado. Más allá de este resultado negativo, la nota la volvió a dar el flujo comercial: por el desplome tanto de las exportaciones a ese mercado (-39,5% i.a.) como de las importaciones desde Brasil (-30,8% i.a.) el intercambio total entre ambos países cayó 35% i.a., registrando el menor valor para un junio desde 2003.

Por el lado exportador, los poco más de USD 500 millones enviados a Brasil desde Argentina en junio representaron un 4,8% de las importaciones totales de ese país. Comparando con el 6,4% de participación obtenido en junio de 2019, y más aún con el 7,2% de 2018, este número enciende algunas señales de alarma. Si bien era esperable una caída, ya que la principal economía del Mercosur está en rojo, nuestras ventas cayeron casi el doble que el resto de las importaciones brasileñas (-18,5% i.a.), relegando nuestra importancia en este mercado.

El frente cambiario fue clave para explicar esta dinámica dispar. Mientras que el Real brasileño se depreció casi 33% en el primer semestre, en una economía sin inflación, el peso argentino avanzó “solo” 17,6% y la suba de precios habría rondado el 13% en nuestro país. Como resultado, perdimos competitividad precio, y el tipo de cambio real bilateral con Brasil se apreció 22% en la primera mitad del 2020. Por lo tanto, no solo estamos sufriendo un ajuste por cantidades en esta plaza, sino también por precios.

Por otra parte, la parálisis de la industria automotriz en un contexto de fuertes restricciones a la producción también contribuyó a esta caída. La exportación de bienes “no-esenciales”, que además operan con estrictos protocolos que enlentecen -y encarecen- la producción, también fue relevante. Si nunca es lo mismo exportar acero que caramelos, mucho menos lo es en este contexto.

Obviamente, la caída de las ventas tiene como principal explicación la caída de la actividad en el país vecino, en línea con la tendencia a nivel global. En este sentido, los últimos datos de actividad resultan contundentes: en abril, la actividad económica se contrajo un 15% i.a y casi un 10% comparado con marzo. Adicionalmente, las ventas minoristas cayeron un 17% mensual, mientras que la producción industrial lo hizo un 23% mensual en el mismo mes. Sin datos desagregados de Brasil, sabemos que las exportaciones de vehículos cayeron un 82% i.a. según ADEFA, 7 p.p. más que los patentamientos locales (-75% i.a.).

Respecto de las importaciones desde Brasil, la caída de 30,8% dejó a las compras desde ese país en su menor valor desde 2003. Pensando en el desplome acumulado que mostraban las importaciones totales de nuestro país a mayo (-24% i.a.), también se observa un retroceso mayor de la economía vecina. Nuevamente la fuerte presencia de vehículos en la canasta importadora desde este país, y los importantes problemas de este sector para operar, explican parte de la caída.

Con estos números, el saldo comercial permaneció en equilibrio durante el primer semestre (USD -23 millones), mostrando una importante desmejora respecto de la primera mitad de 2019, cuando habíamos obtenido un superávit de USD 170 millones. Este retroceso obedeció a la caída de las exportaciones (-30,8% i.a.), ya que las importaciones desde el gigante latinoamericano también cayeron en la comparación interanual (-28,1% i.a.).

De cara al futuro, las perspectivas no son alentadoras: tanto el PBI argentino como el brasileño arrojarían caídas cercanas a los dos dígitos en 2020, golpeando fuertemente al comercio bilateral. De esta manera, será casi imposible repetir el superávit de USD 760 millones alcanzado en 2019. Aunque la reducción del déficit bilateral existente hasta 2018 es una buena noticia en un contexto de escasez de divisas, no poder sostener el resultado positivo del año pasado, o al menos la participación en la plaza brasileña, diluyen los aspectos a destacar. 2020 tendrá el menor flujo de comercio bilateral en más de una década y el frente externo con Brasil sumará preocupaciones a una economía argentina ya muy golpeada por todos los frentes. Al menos no se perderán divisas: ¿que podría ser peor? Eso no arregla.

 

La economía acostada en terapia intensiva

Abril fue el primer mes en el cual la cuarentena rigió a lo largo de todo el territorio y durante todos los días del mes. El resultado fue una caída de 26,4% de la actividad (un retroceso superior a 11% i.a. en los primeros cuatro meses del año), según el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE). Vale decir que esta contracción fue casi 10 p.p. más profunda que la mayor caída interanual asociada a la crisis del 2001 (-16,7% i.a. en marzo de 2002).

A su vez, la economía cayó 17,5% en términos desestacionalizados respecto al mes de marzo -número que representó máximos históricos-, acumulando una caída de -26,9% en el primer cuatrimestre del año y ubicándose en los niveles más bajos desde fines del año 2004.

En lo que respecta a las ramas de actividad, lo más importante a resaltar es que todas las ramas mostraron contracción en el mes. De todas maneras, reinó un impacto heterogéneo: las caídas más profundas las tuvieron los sectores que directamente no pudieron operar –representando en su mayoría caídas sectoriales nunca antes vistas-, mientras que las ramas consideradas esenciales tuvieron un menor impacto relativo.

En este sentido, la Construcción fue la rama más golpeada. La repentina y completa parálisis de las actividades generaron que el sector que ya acumula 21 meses consecutivos de contracción caiga 86,4% i.a., acumulando un retroceso superior a 40% i.a. en los primeros cuatro meses del año. Para poner en magnitud el deterioro, en el mes de abril el sector se ubicó en niveles que representaron únicamente un 24% de lo observado en el mes anterior.

Por su parte, la Industria manufacturera mostró una contracción de 36,3% i.a. y acumuló una caída de 14,5% i.a. en los primeros cuatro meses del año, un menor impacto debido a que algunas ramas (la alimentaria, por ejemplo) pudieron operar con relativa normalidad. En lo que respecta al Comercio, se observó una caída de 27% i.a. (-10,8% i.a. en lo que va del año), debido a que, exceptuando a los comercios esenciales, todos tuvieron que cerrar sus puertas en el mes. Este sector, junto a la industria y a la construcción fueron los que mayor incidencia negativa tuvieron en el mes.

Por su parte, el sector que más afectado se verá en todo el año, Hoteles y restaurantes, cayó -85,4% i.a. No obstante, también exhibieron caídas de dos dígitos, Otras actividades de servicios comunitarios (-72,2% i.a.), Explotación de minas y canteras (-20,5% i.a.) y Actividades inmobiliarias, empresarias y de alquiler (-19,7% i.a.). A contramano, menos perjudicados se vieron Agricultura y ganadería (-8,2% i.a.), Electricidad, gas y agua (-8,4% i.a.) e Intermediación financiera (-3% i.a.), por ser sectores que tuvieron menos restricciones para continuar con sus actividades.

¿Qué esperamos?

Debido a la perduración de las restricciones en el AMBA y otros centros urbanos junto a la relajación de la cuarentena en otros puntos del país con menor circulación del virus, a partir de mayo se observaron algunas mejoras, a pesar de que las contracciones en la comparación interanual siguieron siendo preocupantes.

Por caso, en mayo las ventas de insumos para la construcción retrocedieron 34% i.a. pero crecieron 184% respecto al mes anterior. A su vez, los patentamientos exhibieron una contracción del 42% i.a. pero 376% respecto al piso de abril, y la producción de vehículos cayó 84,1% i.a. pero representó una importante suba respecto a las cero unidades producidas en abril. Otros datos del mes de mayo mostraron fuertes bajas en la comparación interanual: las ventas en comercios minoristas cayeron -51% i.a., la recaudación de IVA interno en términos reales se desplomó un -27% i.a. y las escrituras de compra-venta de inmuebles en CABA cayeron un -79% i.a.

Por su parte, según un informe publicado por el Ministerio de producción, a partir de junio más de quince provincias tuvieron más del 80% del empleo privado habilitado para trabajar, aunque en el AMBA, que explica la mitad de la actividad económica, solo se pudieron desarrollar actividades puntuales bajo estrictos protocolos sanitarios. Pese a la recuperación que puede verse en parte del país, esperamos que la contracción interanual supere el 20% en el segundo trimestre del año.

La llegada del invierno y la vuelta de mayores restricciones en AMBA durante julio siguen perjudicando las perspectivas y arrojan más dudas que certezas respecto a la duración de la crisis y el proceso de recuperación. En este sentido, prevemos que el PBI retroceda 11,5% en 2020, la contracción más profunda de la actividad de los últimos 120 años -según estimaciones de Arklems- y de esta manera, el PBI per cápita volverá quince años atrás, a los niveles de 2005.