Brasil | PIB cairia 5,6% em 2020

Economia

O PIB evidenciou a fragilidade da economia no segundo trimestre, que concentrou os maiores efeitos da pandemia e do isolamento social. A junção de a) resultado da economia no primeiro semestre, b) evidências de recuperação mais veloz que o esperado em alguns segmentos de comércio e indústria e c) extensão de parte dos programas anticíclicos motivou a revisão da projeção do PIB deste ano de -7,3% para -5,6%. Apesar da alta esperada nos próximos meses, a inflação ainda está bem abaixo da meta e não altera a expectativa para 2021. Sendo assim, o Copom ainda deve manter a Selic em 2,0% por um bom tempo. A forte deterioração dos déficits primário e nominal em julho veio acompanhada de expressivo aumento na dívida bruta do governo geral, que subiu para 86,5% do PIB. A expectativa é de déficits menores nos próximos meses, mas a extensão de medidas de combate à pandemia limita desaceleração mais forte.

Política

O quadro político é marcado por um paradoxo. De um lado, a agenda de reformas ganha ambição com a inclusão da reforma tributária. Por outro lado, o risco fiscal permanece elevado. Assim, o cenário político segue com um viés conservador em função da incapacidade do governo em desenhar a legislação orçamentária para 2021. Curiosamente, esse risco fiscal elevado permanece
mesmo com a aproximação do presidente de lideranças legislativas. A base de preocupação com a política macroeconômica é a relação do presidente com o ministro da Economia, Paulo Guedes. O aumento da popularidade deixou o presidente com maior grau de autonomia. Não há incentivo para a mudança por parte do governo. A presença do ministro, então, depende de um grau de adaptação a esse novo ambiente político. O presidente conseguiu se proteger dos efeitos negativos da pandemia. O governo deve intensificar os sinais para o eleitorado mais vulnerável em nome do projeto presidencial.

Las importaciones desde Brasil volvieron a crecer: ¿recuperación o temores devaluatorios?

En septiembre, la balanza comercial de bienes con Brasil arrojó un déficit de USD 105 millones. De esta forma, el rojo aumentó sensiblemente en relación con igual mes del año pasado, cuando el saldo había sido deficitario en USD 11 millones. Este retroceso obedeció no solo al deterioro de las exportaciones (-8,6% i.a., rondando USD 710 millones), sino, y más importante aún, al primer avance de las importaciones en el año (+3,4% i.a., alcanzando USD 815 millones).

Aunque nunca es bueno un mayor déficit, el repunte de las compras externas enciende algunas tibias señales de esperanza: representa el mayor incremento interanual desde abril de 2018 y es el segundo mes en más de dos años en donde no se verifica una caída. En consecuencia, podría notar cierta recuperación de la demanda en nuestro país.

No obstante, vale recordar que septiembre de 2019 fue el primer mes posterior a la devaluación pos-PASO y el primero, también, con control de cambios. Por lo tanto, el retroceso de ese mes (-16,9% i.a.) había sido muy significativo. En este sentido, se observa una caída de 14% i.a. al contrastar con septiembre de 2018, mostrando que la situación continúa siendo muy compleja.

En otro orden, los temores constantes a un endurecimiento del cepo que afectara la compra de dólares para importar o de un ajuste del mercado cambiario por precios -devaluación-, también puede haber “inflado” este número. La relevancia de Brasil en la importación de autos, más el riesgo siempre latente de un nuevo impuesto a los vehículos “de lujo”, podría ayudar a explicar parte de este crecimiento. Habrá que esperar entonces a los meses venideros para saber si estamos frente a una tendencia de recuperación o, simplemente, un oasis en medio de un derrotero general.

Por el lado exportador, las noticias fueron menos alentadoras, ya que se continuó con el retroceso de los últimos meses. Sin embargo, al hilar fino los números, resaltan algunas señales positivas. Por caso, la participación argentina en las compras brasileñas trepó 1,1 p.p. en el mes, al pasar de 4,7% en septiembre de 2019 a 5,8% en igual mes de 2019. Asimismo, el retroceso fue el menor desde diciembre del año pasado, ya que en todos los meses -incluidos los pre-pandemia- el rojo había superado el dígito. En consecuencia, “está mal, pero no tan mal” como diría un presentador de televisión.

 

Al analizar los datos acumulados, las buenas señales se esfuman completamente. Entre enero y septiembre, las exportaciones argentinas a Brasil retrocedieron casi 29% i.a., al pasar de USD 7.800 millones en los primeros nueve meses del año pasado a menos de USD 5.600 millones en igual período de este año. Para peor, el resto de las compras externas de la primera economía del Mercosur cayeron “solo” 13,5% en el acumulado a septiembre, de modo que la participación argentina en el mercado brasileño se redujo de 5,8% en 2019 a 4,9% en 2020.

Por el lado importador, la caída acumulada es de 22,4% i.a., al pasar de USD 7.600 millones entre enero y septiembre de 2019 a poco menos de USD 6.000 millones en 2020. Como resultado, el superávit comercial de USD 160 millones acumulado en los primeros nueve meses del año pasado se transformó en un déficit de casi USD 400 millones este año.

Con estos números, proyectamos que la balanza comercial bilateral con Brasil cerraría este año en leve terreno negativo, orillando los USD -100 millones. De esta forma, el saldo positivo de USD 760 millones alcanzando en 2019 más que se revertiría, abriendo un nuevo foco de tensión. Aunque parte de esta dinámica adversa se explicaría por la crisis brasileña (caída del PBI 2020 de 5% según su consenso de mercado) y su menor demanda de productos argentinos, la pérdida de participación en el mercado vecino será un desafío para superar en 2021.

El rebote siguió su curso en julio, ¿cuánto perdurará?

En julio de 2020 el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) se contrajo 13,2% i.a. respecto al mismo mes del año anterior. En este marco, la actividad acumuló una caída del 12,6% i.a. en los primeros siete meses del año.

Tras el avance desestacionalizado de mayo (+9,5%) y junio (+7,5%), la recuperación continuó su curso en julio (+1,1%), incluso pese a las mayores restricciones en el AMBA en la primera parte del mes. Así, acumuló una suba de 19,0% respecto a abril, cuando se había alcanzado el piso de la actividad. Cabe destacar que, más allá de estos números, el nivel de actividad aún se encontró un 11,6% por debajo de febrero (mes previo a la irrupción de la pandemia).

De todas formas, trece sectores mostraron retrocesos en julio, de los cuales solo siete moderaron su caída. Resalta el caso de la Industria manufacturera (-8,1% i.a.), que se vio afectado por la buena base de comparación de julio de 2019 y las mayores restricciones a la producción por el retroceso de fase en el AMBA. Algo similar ocurrió con Comercio minorista y mayorista (-5,8% i.a.), que exhibió una contracción mayor a la del mes anterior producto de las mayores restricciones a la circulación en la primera parte del mes.

Por otro lado, resaltan los casos de Electricidad gas y agua (+4,4% i.a.) e Intermediación financiera (+2,9% i.a.), dado que fueron los únicos dos sectores que mostraron crecimiento y acumularon dos meses consecutivos de mejoras interanuales. El primer sector subió gracias a la mayor demanda doméstica, a la par que el segundo habría mejorado por las bajas bases de comparación que dejó 2019 y las políticas de crédito al sector productivo y de dinamización del consumo (Ahora 12, principalmente).

Por último, Hoteles y restaurantes (-65,4% i.a.) y Servicios comunitarios, sociales y personales (-60,3% i.a.) continuaron siendo los dos sectores de servicios más golpeados por la crisis. Sacando el hecho de que en algunas provincias se habilitó la actividad gastronómica, las actividades de estos sectores siguieron restringidas porque implican aglomeración de personas.  

¿Qué esperamos?

En agosto continuó la recuperación en determinados sectores. Por caso, las ventas minoristas moderaron su caída a un 17,8% i.a. (mientras que en julio habían caído 27,7% i.a.). A su vez, la producción automotriz creció 21,2% en agosto respecto a julio, a la par que los despachos de cemento exhibieron un incremento del 6,4% respecto al mes anterior.

En este marco, cabe preguntarse cuánto tiempo perdurará este efecto rebote inducido por el levantamiento de la cuarentena. En este sentido, mientas que en el periodo julio-agosto la velocidad de la recuperación será menor respecto a los meses de mayo-junio, en los últimos cuatro meses del año la reactivación podría entrar en una fase de crecimiento aún más lenta -o hasta incluso exhibir retrocesos-.

En primer lugar, cabe destacar que el shock inducido por el levantamiento de la cuarentena perdería fuerza en la última parte del año. La mejora que se observó luego de abril correspondió, en mayor medida, a empresas y fábricas que pasaron de no producir a reabrir sus puertas y liberarse de ordenes pendientes. Por lo tanto, si bien aún resta levantar determinadas restricciones sobre algunos sectores, este efecto quedó en mayor medida saldado en los primeros meses.

Más aún, resalta que la situación sanitaria comenzó a complejizarse en el interior del país. Algunas actividades que en determinadas provincias se encontraban casi normalizadas -y hasta ahora tuvieron un menor impacto relativo sobre el nivel de actividad- podrían mostrar retrocesos y funcionar como freno para que la reactivación continúe a la misma velocidad.

Además, cabe mencionar el plano cambiario. La demanda de divisas y el drenaje de reservas derivaron en un endurecimiento del cepo, donde algunas empresas tendrán que reestructurar sus deudas con la posibilidad de entrar en default. A su vez, las medidas impactan de lleno sobre la brecha cambiaria, otorgando un desincentivo a la inversión y las exportaciones. En este marco, el contexto de mayor incertidumbre y volatilidad también podría actuar como ancla para que la recuperación se reafirme en la última parte del año.

En suma, el rebote iniciado en mayo luego del piso de la crisis moderaría su velocidad de reactivación en los últimos meses de 2020. Con estos datos, esperamos una caída del PBI en torno al 12.5% en el promedio anual de 2020, que implicaría que la actividad vuelva a niveles similares a los de 2009 y el PBI per cápita sea el menor desde el año 2004.

Bolivia | La actividad económica cayó 8% en el primer semestre

Economía

La actividad económica cayó 8% en el primer semestre por efectos del Covid-19. Sin embargo, la economía boliviana ya tocó fondo en abril con una contracción de 22,6%, mayor a la de 17,2% en mayo y 7,2% en junio. El desempleo aumentó a 11,8% en julio, del cual siete puntos porcentuales corresponden al efecto de la cuarentena. Esta tasa subiría a medida que la población inactiva, que aumentó en la cuarentena, busque empleo. El déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos en el primer semestre fue 0,1% del PIB como resultado del cierre de fronteras. Por su parte, el ministerio de economía estima que los ingresos cayeron cerca de $3.000 millones en el primer semestre (más del 7% del PIB) como resultado de la cuarentena y de medidas fiscales de apoyo. Sumado a las mayores transferencias a la población, el déficit fiscal superará el 10% del PIB. A diferencia de otros países, el financiamiento es interno frente a la negativa del parlamento de aprobar créditos externos.

Política

Comenzó oficialmente la campaña electoral en Bolivia donde los candidatos intentarán captar las preferencias del alto porcentaje de indecisos (25%) que señala la primera encuesta de opinión de CIES-Mori. Este sondeo da a Luis Arce (del partido de Evo Morales) el 26% de las preferencias, al expresidente Carlos Mesa 17% y a la actual mandataria Jeanine Añez 10%. Se piensa que la intención de voto estará influida por dos factores: i) la oposición al retorno del partido de Evo Morales como resultado de los conflictos políticos desde 2019 al presente, el cual favorecería al candidato que esté en segundo lugar; y, ii) la inquietud por el estado de la economía, que beneficiaría al primer candidato, debido a que la administración Morales fue favorecida por un buen entorno externo y alto crecimiento. Existe incertidumbre sobre el resultado final de la elección, puesto que los dos escenarios más probables son la victoria del primer candidato en primera vuelta o la del segundo en el balotaje.

Venezuela | La economía caería un 26% en 2020

Economía

Las principales ciudades y estados de Venezuela vivieron bajo medidas de confinamiento radical la mayor parte del mes de julio, debido a la exponencial alza de casos registrados localmente por COVID-19. Sólo algunos estados del interior del país se mantuvieron con medidas de confinamiento flexible donde algunos negocios y centros comerciales pudieron operar. En materia petrolera, la refinería El Palito reactivó operaciones tras recibir insumos de parte de Irán, y luego de enfrentar fallas operativas que forzaron su paralización por falta de materia prima local. Cabe recordar que esta refinería junto con Cardón son las únicas que han reactivado su producción de gasolina. Se estima que ambas plantas están produciendo al 10% de su capacidad de refinación, lo que genera un estimado de entre 15.000 y 20.000 barriles de gasolina al día. Por último, según la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas, la economía venezolana se contraerá un 26,0% para finales del año, mientras que el promedio de la contracción latinoamericana se ubicaría en 9,1%.

Política

La mayoría de los partidos políticos de oposición declararon que no participarán en las elecciones para elegir a los nuevos parlamentarios que conformarán la Asamblea Nacional debido a los ataques, censuras y barreras que ha puesto el Consejo Nacional Electoral sobre los mismos. Esta decisión ya ha sido avalada por diversos países incluyendo a la Unión Europea. El Departamento de Estado de los Estados Unidos ofreció USD 5 MM por información que encamine al arresto y enjuiciamiento de Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia. A su vez, la Oficina para el Control de Activos Extranjeros de la misma nación, sancionó a los hermanos Morón
Hernández por su conexión con el hijo de Nicolás Maduro. Juan Guaidó anunció que transferirán USD 20 MM para la compra de equipos de protección del personal de salud en Venezuela para responder a la crisis generada por el coronavirus. Los recursos irán a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Cruz Roja y el Programa Héroes de la Salud.

Uruguay | La inflación se desaceleraría en lo que resta del año

Economía

En julio la inflación nuevamente mostró un descenso en términos interanuales y se situó en 10,1%. La baja obedeció principalmente a la caída en los valores de Alimentos y Bebidas no alcohólicas, Educación y Salud. Cabe recordar que en el mes de agosto quedó sin efecto el acuerdo voluntario de mantenimiento de precios de 80 productos alimenticios acordado entre el
Gobierno y los comercios. No obstante ello Oikos C.E.F. entiende que la baja demanda ocasionada por la pandemia de COVID-19 no determinaría un ajuste al alza generalizada de precios de estos productos, y en consecuencia la inflación continuaría con su tenue trayectoria descendente en lo que resta del año. En este contexto el Comité de Política Monetaria (COPOM) del Banco Central del Uruguay inició el proceso de modificación del instrumento de política monetaria desde los agregados monetarios hacia uno donde las señales se trasmitan a través de la tasa de interés, mientras se mantiene el foco en proveer la liquidez necesaria y evitar restricciones en el mercado de dinero ante la actual situación de emergencia sanitaria. El COPOM analizó el entorno económico generado durante la pandemia y mantuvo el rango meta de inflación establecido de entre 3%-7% para los próximos 24 meses, y
mantener la referencia indicativa de crecimiento interanual de M1 para el tercer trimestre de 2020 en el entorno de 15%.

Política

En un hecho inesperado el Canciller de la República Ec. Ernesto Talví presentó renuncia el pasado 2 de julio a su cargo ejecutivo y a su banca en el Senado. En su lugar el Presidente Dr. Luis Lacalle nombró al hasta entonces embajador en España Fernando Bustillo, diplomático de carrera. La renuncia generó malestar al interior del Partido Colorado (PC) al que pertenece el Ec. Talvi quien fue el candidato más votado de dicho Partido en las elecciones parlamentarias de octubre de 2019, desplazando a un segundo lugar al sector del dos veces Presidente Dr. Julio Sanguinetti. En este sentido, lo que queda claro es que con la renuncia del Ec. Talvi el Dr. Sanguinetti retoma el liderazgo del PC, lo que representa un vuelco “a la derecha” del partido quien había captado los votantes “del centro” del espectro político con la candidatura del Ec. Talvi. La renuncia no tendría mayores efectos en la coalición de Gobierno a la que pertenece el PC conjuntamente con el Partido Nacional del Dr.Lacalle, y Cabildo Abierto.

El PBI se desplomó en el segundo trimestre: al menos, lo peor ya pasó

En el segundo trimestre de 2020 se deterioraron todas las variables de la economía global, y la argentina no fue la excepción. En este sentido, resalta la caída de 19,1% i.a. del nivel de actividad, la mayor del último siglo. Por su parte, la dinámica desestacionalizada no fue mejor: la contracción de 16,2% en relación con el primer trimestre provocó un retroceso de casi 20% acumulado en la primera mitad del año.

Si bien la pandemia y la cuarentena fueron la principal explicación detrás de todo este pobre desempeño, no por eso los números son menos reales. Desagregando por componentes de la demanda, sobresale el desplome de 38,4% i.a. de la inversión, en un contexto de acumulación de stocks producto de una crisis inesperada -en su magnitud- y de la nula previsión sobre el futuro, que desalentó gran parte de los gastos en capital reproductivo.

Por su parte, el consumo privado retrocedió 22,3% respecto a igual período del 2019, producto de las restricciones de oferta que impactaron de lleno en el consumo -hoteles y restaurantes cerrados, sin posibilidad de consumir actividades recreativas, etc.- más algunos problemas propios de la demanda. A la caída del poder adquisitivo, impulsada por la suspensión de las paritarias e incluso el cobro de un porcentaje del salario de bolsillo, se sumó un ahorro precautorio, provocado por el temor a perder el empleo o a sufrir gastos imprevistos por motivos de salud.

Por último, las importaciones cayeron poco más de 30% i.a., en un contexto de menor poder de compra en dólares, luego de la devaluación post-PASO del año pasado, y mucha menos actividad por la pandemia. Por su parte, las exportaciones se redujeron “solo” 11,7% i.a., muy golpeadas por la crisis brasileña, pero atenuadas por el buen comportamiento de las economías del sudeste asiático, demandantes de nuestra producción oleaginosa.

Más allá de todas estas malas noticias, vale destacar que la crisis habría tocado piso en el segundo trimestre -asumiendo, claro está, que no hay una disparada del Coronavirus de acá en adelante-. En consecuencia, tiene sentido preguntarnos por la recuperación, parte de la cual ya comenzó en el tercer trimestre y que, posiblemente, se continuará en los próximos meses.

En el período julio-septiembre, las menores restricciones a la circulación impulsaron el rebote durante el tercer trimestre del año. En este sentido, habrá una tasa de crecimiento muy significativa en la comparación desestacionalizada, que, no obstante, se transformará en un retroceso de dos dígitos en la comparación interanual: la actividad empezó a recuperarse, pero sigue muy lejos de los niveles del año pasado (que, vale destacar, ya eran menores a los de 2015 o 2017).

La pérdida de puestos de trabajo, tanto formales como informales -en el primer semestre de 2020, se destruyeron más empleos registrados que en el acumulado 2018-2019-, y la contracción del poder adquisitivo, quedarán aún cuando la pandemia esté terminada. Por lo tanto, en el cuarto trimestre, la dinámica sería similar: una recuperación de la actividad en términos desestacionalizados, es decir, con relación al período julio-septiembre, pero una caída muy importante en la comparación interanual.

Con estos números, proyectamos una caída del PBI mayor al 13% i.a. en 2020, explicada en gran medida por el desplome de la primera parte del año y medidas autoinducidas, pero no por eso con un efecto menos real. La dinámica “positiva” del segundo semestre obedecerá más a un efecto rebote que a una recuperación genuina: durante la primera mitad del mandato de Alberto Fernández, por lo menos, no recuperaremos el nivel de actividad de cierre de 2019.

¿La inflación comienza a carretear?

¿Cómo evolucionó la inflación en agosto?

Según el INDEC, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) trepó 2,7% en agosto, acelerándose 0,8 p.p. respecto al mes anterior y exhibiendo la dinámica más elevada desde marzo.  A su vez, mostró un incremento del 40,7% i.a. y una variación acumulada del 18,9% en los primeros ocho meses del año.

En lo que respecta a los capítulos, Alimentos y bebidas no alcohólicas (+3,5%) fue el que mayor incidencia tuvo en el índice, acelerándose 2,2 p.p. respecto al mes anterior. La autorización de incrementos en los programas Precios Máximos y Precios Cuidados a mediados de julio, generó que los productos de Consumo Masivo que componen al capítulo exhiban aceleraciones significativas, considerando que acumularon mayores costos desde marzo. A su vez, se destacaron subas de Frutas y Verduras y Carnes.

Por su parte, resaltó la dinámica de Equipamiento y mantenimiento del hogar (+3,5%). Cabe destacar que si bien el capítulo acumula una variación similar a la del Nivel General (+20,7% a agosto, 1,8 p.p. por encima), la dinámica fue únicamente de +5,0% acumulado a abril y concentró un incremento de +15,0% entre mayo y agosto. Esto se dio, en parte, como consecuencia del endurecimiento de los controles cambiarios sobre la importación de bienes no esenciales.

Por su parte, el IPC Estacionales creció 4,0% en agosto (+64,6% i.a. y 34,5% acumulado), destacándose las subas de frutas y verduras. Por su parte, el IPC Núcleo creció 3,0% en el mes (43,9% i.a. y 20,8% en el acumulado). Por último, el IPC Regulados creció solamente 1,0%, acumulando una suba de 6,8% en los primeros ocho meses del año y 22,8% i.a.

¿Qué sucedió en la primera quincena de septiembre?

El IPC GBA Ecolatina trepó 2,4% entre la primera quincena de septiembre y el mismo período de agosto. La desaceleración respecto a agosto respondió a la ausencia de aumentos generalizados en alimentos y bienes de consumo masivo. Sin embargo, este menor dinamismo fue compensada por el avance en carnes, verduras, indumentaria y algunos Regulados, como combustibles, seguros y cigarrillos. Prevemos que el mes cierre por encima del 2,5%, manteniéndose lejos del 2% mensual que se había alcanzando en los meses de aislamiento mas estricto.

En el último trimestre, esperamos que la inflación sea más parecida a la que se observaba antes de la cuarentena, con algunos ingredientes adicionales. En primer lugar, una fuerte expansión monetaria, que aumentó las expectativas de devaluación y la pérdida de reservas del BCRA que desembocó en el reciente endurecimiento del cepo para personas físicas y jurídicas. En tanto bienes no esenciales se vean afectados por este nuevo esquema, podría darse un traslado a precios.

Por otro lado, la nueva normalidad requerirá seguir de cerca las paritarias, que se fueron postergando por razones de fuerza mayor (cuarentena). Aumentos en los salarios también podrían aportar un mayor dinamismo a los precios de servicios privados, muchos de los cuales todavía se encuentran operando con restricciones debido a la situación sanitaria del país.

Como vemos, incluso con el aeropuerto cerrado, hay muchos factores que sugieren que la inflación comienza a carretear. Esperamos que los precios muestren un incremento promedio mensual de entre 3% y 4% en el último trimestre del año, llevando la inflación de 2020 hacia la zona de 37%.

Perú | La economía se contrajo 18,1% en junio

Economía

Según las últimas cifras oficiales, la economía peruana se contrajo -18.1% interanual en junio de 2020 (-32.8% en mayo). Este resultado fue mejor de lo esperado y responde principalmente al desempeño positivo de algunos sectores primarios (pesca con +48.1% y manufactura primaria con +8.6%) y a las menores caídas de otros no primarios (manufactura no primaria y construcción). Esto último en línea con la acelerada puesta en marcha de las fases 2 y 3 del plan de reinicio de actividades. Este mayor dinamismo continuaría en julio, e incluso agosto. No obstante, en los meses siguientes es probable que la tasa de caída deje de reducirse. Ello debido a la postergación de la puesta en marcha de la fase 4 del reinicio de la economía. Esta, que representa el reinicio de un conjunto de actividades por alrededor del 5% del PBI, fue programada para comienzos de agosto, pero se ha puesto en pausa debido al incremento de contagios por covid-19.

Política

Durante la primera semana de agosto, el Congreso asestó un duro golpe al Ejecutivo, lo que inició una nueva ronda de tensiones. En medio de la recesión y crisis sanitaria, el Legislativo negó la confianza al gabinete ministerial encabezado por Pedro Cateriano, presionándolo a renunciar (de acuerdo con la Constitución Política del Perú). Así, el presidente Martín Vizcarra se vio obligado a optar por otro presidente del Consejo de Ministros, aunque esta vez más cercano a él: el General(r) Walter Martos (exministro de defensa). Este nuevo gabinete recibió el voto de confianza por amplia mayoría.
Si bien esto último generó cierta tranquilidad, no necesariamente implica una mejora en las relaciones Congreso y el Ejecutivo. Hay dos temas concretos que será necesario seguir para ver cómo evoluciona dicha relación. El primero, es el curso de la investigación que se le ha abierto a la ministra de economía, por supuestas contrataciones de sus familiares con el Estado. Esta ministra es vista como la principal opositora a las propuestas populistas de algunos congresistas. El segundo, vinculado a esto último, tiene que ver con la intención del Congreso de seguir impulsando proyectos de ley que, sin duda, minan el modelo económico.

Endurecimiento del cepo: controles para todos

Pese a que ayer se presentaba el proyecto de Presupuesto 2021, el Banco Central sorprendió endureciendo las restricciones cambiarias existentes. Los principales cambios son: i) restringir el acceso al mercado de cambios oficial para las empresas con deudas financieras mayores a USD 1 millón mensual -sólo podrán comprar el 40% del capital a vencer en el mercado oficial, debiendo de hacerse “por las suyas” del 60% restante-; ii) incluir las compras con tarjetas de crédito en el cupo mensual de USD 200 para las personas humanas y sumar una percepción adicional del 35% a cuenta del impuesto a las ganancias/bienes personales en las compras de dólar “solidario”; y iii) mayores restricciones en la operatoria del contado con liquidación (extensión del parking para cambio del Agente de custodia, prohibición de operación a los no residentes) y menores para la venta de divisas.

Deudas financieras de empresas

 En primera instancia, se impuso un límite para la compra de divisas por parte de empresas para cancelar deudas financieras -no con proveedores comerciales u obligaciones en cuenta corriente- con vencimientos superiores a un millón de dólares mensual en los próximos seis meses. El Banco Central “invitó” a estas firmas a reestructurar el 60% restante de sus pasivos, consiguiendo mejores plazos de pago -al menos dos años-, o a honrar sus compromisos con dólares propios.

El riesgo país suele funcionar como un piso para el costo de financiamiento de las firmas de un país en el exterior. En el caso argentino, esta tasa roza 12% en dólares. En consecuencia, además de escasas, las opciones de reestructuración son caras. En otro orden, los “dólares propios” se valúan a ARS 130 -tipo de cambio paralelo-. Por lo tanto, se complejizó bastante la situación de las empresas endeudadas en moneda extranjera: si no logran relajar los plazos de pago, sufrirán “reponderación” del costo de su deuda (40% al oficial y 60% al paralelo) que tendrá impacto patrimonial.

Para evitar una cesación de pagos, algunas firmas podrían intentar fijar sus precios usando como referencia un dólar “celeste”: 40% oficial y 60% paralelo. Si bien esta decisión tendría un impacto acotado sobre la inflación, ya que la competencia y la recesión limitan las posibilidades de aumentar los precios, incrementaría el valor de algunos bienes o servicios transables -por las características de la mayoría de las empresas endeudadas en moneda extranjera-.

Dólar ahorro minorista

La segunda medida atañe a las personas físicas que sólo pueden gastar (con tarjeta o atesoramiento) USD 200 por mes al oficial. La compra de dólar ahorro de personas humanas rozó USD 1.000 millones en agosto -casi cinco millones de individuos usaron su cupo- y la salida de divisas por viajes al exterior acumuló USD 1.300 millones entre enero y julio de 2020 (casi USD 4.000 millones en igual período de 2019, sin la tríada pandemia/cierre de fronteras/cepo).

Además, se incorporó una retención al dólar ahorro: un 35% de recargo, deducible del impuesto a los bienes personales y ganancias, percibido por AFIP y cobrado sobre el valor del dólar oficial, sin tener en cuenta el impuesto PAIS en el cálculo. De esta forma, la compra de dólares minorista pasó de la órbita de 100 ARS/USD a la zona de 130 ARS/USD, poniendo un piso muy elevado a las cotizaciones paralelas.

Cambios en la operatoria en los mercados financieros paralelos

Por último, si bien se trabó más la operatoria del dólar contado con liquidación, también se removieron restricciones en el dólar bolsa o MEP.  Se llevó de cinco a quince días hábiles el parking -plazo mínimo de tenencia- para el cambio del Agente de custodia y se prohibió la operación a no residentes. De manera contraria, se eliminó el parking para personas humanas que quieran liquidar en moneda local bonos adquiridos en cualquier especie.

Conclusiones

Con estos cambios, es probable que en el corto plazo se frene la sangría de reservas netas del Banco Central, actualmente ubicadas por debajo de los USD 8.000 millones. De esta manera, el BCRA podría continuar con el deslizamiento a velocidad crucero del dólar oficial (entre 2,5-3% mensual) acotando la venta neta de divisas (que acumulan más de USD 2.700 millones desde julio).

No obstante, como también se agravará la brecha, entendemos que la percepción de que el dólar oficial está atrasado aumentará. Como respuesta, las maniobras para eludir la liquidación de divisas en el mercado oficial persistirán: pese a que las presiones se atenuarán, ya que el golpe a la demanda será mayor que a la oferta, la venta de divisas también se resentirá (el talón de Aquiles del cepo cambiario). Asimismo, la medida será válida solo en el futuro inmediato: en cuanto la operatoria y las nuevas regulaciones se normalicen, las restricciones endurecidas pasarán a quedar “cortas” -tal como sucedió, por ejemplo, con la comunicación A7030 de fines de mayo-.

En síntesis, el cepo reforzado relajará algunas tensiones en el mercado de cambios oficial en el corto plazo ayudando al Central a controlar el deslizamiento del tipo de cambio oficial. Sin embargo, el mercado cambiario (MULC) se vuelve menos relevante: algunas empresas endeudadas en moneda dura podrían usar las cotizaciones paralelas como referencias para la formación de sus precios.

En materia de actividad, el efecto de la medida será mayor: algunas empresas grandes sufrirían un negativo impacto en su hoja de balance y podrían incluso caer en default. Asimismo, el continuo cambio de reglas en el mercado cambiario potencia la incertidumbre posponiendo la inversión y paralizando las decisiones de producción y gasto.

Por último, pese a que el Ejecutivo logró reestructurar 99% de los bonos soberanos en moneda dura (ley local y extranjera) y apostaba a que la presentación del Proyecto de Presupuesto 2021 termine de “tranquilizar” la economía, las medidas anunciadas por el BCRA alertaron a los agentes económicos. Sin recomponer la confianza/expectativas, la huida del Peso puede profundizarse y el retiro de depósitos en dólares del sistema financiero reanudarse.