La inflación se mantiene por debajo del 2%

El IPC Nacional de INDEC trepó 1,9% mensual en agosto, mostrando la misma variación que el mes pasado y ubicándose por debajo del 2% mensual por cuarto mes consecutivo. De esta forma, la inflación acumulada fue de 19,5% hasta el octavo mes del año y la variación interanual se ubicó en 33,6% i.a., representando la variación más baja en seis años.

En cuanto a las categorías, existió una importante heterogeneidad al interior. La mayor variación se vio en el IPC Regulados (+2,7%), que mostró la variación más elevada desde marzo, mientras que el IPC Núcleo subió 2,0% (+0,5 p.p. respecto a julio) y los precios estacionales jugaron a la baja (-0,8%).

Si bien el pass-through del dólar sobre la inflación se encuentra acotado en contraste a otros periodos, la dinámica cambiaria pondrá un piso a la inflación de los últimos cuatro meses del año. De esta manera, en lo que resta del año difícilmente la inflación logre ubicarse por debajo del 2% mensual sin la ayuda de los precios estacionales.

El IPC Nacional de INDEC trepó 1,9% mensual en agosto, mostrando la misma variación que el mes pasado y ubicándose por debajo del 2% mensual por cuarto mes consecutivo. De esta forma, la inflación acumulada fue de 19,5% hasta el octavo mes del año y la variación interanual se ubicó en 33,6% i.a., representando la variación más baja en seis años.

En cuanto a las categorías, existió una heterogeneidad al interior. La mayor variación se vio en el IPC Regulados (+2,7%), que mostró la variación más elevada desde marzo, explicado por la aceleración en combustibles (+3,7%), mientras que también impacto el incremento en electricidad, gas y otros combustibles (+2,4%).

Luego, le siguió el IPC Núcleo, que excluyen los datos de precios regulados y estacionales y por ende están más asociados a los cambios en la coyuntura económica, treparon 2,0% en el mes, acelerándose 0,5 p.p. respecto al mes pasado.

Por último, los precios Estacionales cayeron -0,8% en agosto, con una incidencia negativa de -0,1 p.p. en el mes. En este sentido, descontando la evolución de la categoría, el nivel general hubiese trepado 2,0% en el mes. Al interior, la caída se explicó por la evolución estacional de indumentaria (prendas de vestir cayó -0,6%) y de servicios asociados al turismo.

En términos de bienes y servicios se mantuvo la diferencia que se viene dando en los últimos meses: los primeros treparon 1,6%, mientras que los servicios subieron un 2,5%. En esta línea, los bienes acumularon 15,6% hasta agosto, mientras que los servicios treparon casi el doble en el mismo periodo (+28,2%).

Al igual que en julio, la inflación núcleo (2,0%) y la del precio de los bienes (+1,6%) mostró una aceleración respecto al mes anterior (+0,5 p.p. y +0,2 p.p., respectivamente), pero mantuvieron una evolución acotada en un contexto de mayor volatilidad cambiaria (+4,9% en el promedio respecto a julio, aunque -2,0% en la comparación punta a punta).

En cuanto a las divisiones, la de mayor aumento fue Transporte (+3,6%), como consecuencia de los incrementos en combustibles. Luego, le siguió Bebidas alcohólicas y tabaco (+3,5%) por la aceleración de tabaco, mientras que Restaurantes y hoteles trepó 3,4%. A diferencia, Prendas de vestir y calzado mostró una caída de -0,3%.

Perspectivas del resto del año

Pese a que se evidencia un significativo menor traslado a precios, lo que pase con el tipo de cambio seguirá determinando la dinámica inflacionaria el resto del año.

Recientemente, la sorpresa electoral de las elecciones de medio término en PBA significó una derrota para el oficialismo, que trajo consigo mayor volatilidad cambiaria a principios de esta semana, con un tipo de cambio que se acomodó cerca de la banda superior. En este marco, las autoridades anunciaron una continuidad en su política cambiaria y monetaria, donde existe la posibilidad del Tesoro de realizar operaciones dentro de las bandas y el poder de fuego del BCRA de intervenir en el techo y darle un máximo a la cotización. Además, el Gobierno comenzó a ensayar una baja en la tasa de interés de facto que surge de su intervención en el mercado, lo que podría morigerar un costo financiero que se veía insostenible, aunque con el riesgo que pueda empezar a ser un factor adicional en contra de la desinflación.

De esta forma, si bien el pass-through del dólar sobre la inflación se encuentra acotado en contraste a otros periodos (dado que en la actualidad transitamos un régimen de inflación moderado, en suma, a un deterioro del ingreso disponible y una mayor apertura comercial), la dinámica cambiaria pondrá un piso a la inflación de los últimos cuatro meses del año. Dicho en otras palabras, difícilmente la inflación de los próximos meses logre continuar perforando el 2% sin la ayuda de los precios estacionales.

 

 

Julio con el superávit más elevado del año

En julio, el saldo comercial alcanzó USD 988 M, el superávit más alto del año, aunque resultó un 30% inferior al registrado en el mismo mes de 2024. En el acumulado enero-julio, el superávit se ubicó en USD 3.750 M, exhibiendo una baja de -70% respecto al acumulado de 2024.

Los términos del intercambio, calculado como el cociente entre el índice de precios de las exportaciones y el índice de precios de las importaciones, mostraron una mejora en el mes de julio (+5,6% i.a.). En tal sentido, si hubieran prevalecido los precios de julio de 2024, el saldo comercial hubiera sido menor, alcanzando los USD 602 M. Dicho esto, se puede decir que el país registró una ganancia por los términos de intercambio de USD 429 M durante el mes.

Durante el mes de julio, se anunció la baja permanente de las retenciones al sector agropecuario, buscando incentivar las liquidaciones en los próximos meses. Sin embargo, comienzan los meses desfavorables en términos estacionales y el adelantamiento de las liquidaciones observadas en junio ya redujo el margen para el resto del año. En términos de compras externas, el alza reciente del tipo de cambio real podría actuar como efecto contrapuesto en la medida que se sostenga en niveles más elevados, lo que podría resultar en cierta desaceleración en el crecimiento de las importaciones.

En julio, el saldo comercial alcanzó USD 988 M, el superávit más alto del año, aunque resultó un 30% inferior al registrado en el mismo mes de 2024. En el acumulado enero-julio, el superávit se ubicó en USD 3.750 M, exhibiendo una baja de -70% respecto al acumulado de 2024.

Por primera vez en el año, el superávit comercial del resto de los bienes fue mayor al superávit de la balanza energética. En detalle, el superávit energético fue de USD 216 M en el mes de julio, explicado por exportaciones por USD 763 M (-9,7% i.a.) e importaciones por USD 546 M (-25,1% i.a.). De esta manera, el resto de los bienes mostró un superávit comercial por USD 771 M en el mes, el más elevado del año.

De todas formas, cabe destacar que esta no fue la norma en el primer semestre: la balanza energética acumula un saldo positivo de USD 3.959 M hasta julio, mientras que, descontando este resultado, el resto de los bienes mostró un déficit en el acumulado del año (por USD -209 M). Dicho en otras palabras, el superávit comercial en lo que va del año se sostuvo gracias al desempeño del sector energético.

Volviendo al mes de julio, detrás del mayor superávit del resto de los bienes se encontraron las exportaciones del sector agropecuario. Las exportaciones totales alcanzaron USD 7.727 M en el mes, mostrando una suba de 7,5% i.a. respecto al mismo mes del año anterior.

Al interior, los Productos Primarios (PP) mostraron ventas externas por USD 2.077 M, exhibiendo una suba de 22,8% i.a. en julio y mostrando la suma más elevada del año. Si bien julio ya no representa uno de los meses más favorables en términos estacionales, la perspectiva de la suba de las retenciones a partir del mes en cuestión produjo que se adelanten muchas operaciones durante el sexto mes del año y que en consecuencia impacten también sobre julio. En la misma línea, se observa que la mejora del mes fue mayormente por las cantidades (+19,1% i.a.), con precios también al alza (+3,0% i.a.).

Además, las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) fueron USD 2.925 M (+5,3% i.a.), mientras que las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) alcanzaron USD 1.962 M, mostrando una suba de 4,7% i.a. Respecto a las últimas, cabe destacar que la mejora se debió a una suba de 9,6% i.a. en los precios, dado que las cantidades cayeron (-4,6% i.a.).

En el acumulado del año, las ventas externas alcanzaron USD 47.468 M, mostrando una suba de 4,6% i.a. Además, las cantidades subieron 5,0% i.a. en el acumulado hasta julio, mientras que los precios jugaron en contra (-0,4% i.a.).

Por el lado de las importaciones, fueron subiendo escalonadamente durante todo el año, alcanzando una cifra de USD 6.738 M en el mes de julio (+17,7% i.a.). Además, acumularon USD 43.718 M hasta el séptimo mes (+31,7% i.a.), con cantidades con una mejora más pronunciada (+41,2% i.a.) y precios con caída (-6,7% i.a.).

La flexibilización de las restricciones al comercio exterior y la recuperación del consumo privado explican buena parte del desempeño positivo de las importaciones en contraste a un año atrás. En este sentido, es posible observar como la mejora es más pronunciada en rubros mayormente vinculado a la compra de bienes finales.

Los vehículos automotores de pasajeros (VA) mostraron una suba de 135,3% i.a. con importaciones por USD 514 M, mientras que los bienes de consumo (BC) exhibieron una suma de USD 959 M en el mes de julio (+47,6% i.a.).

En la misma línea, la variación más pronunciada se observó en resto de importaciones, que alcanzó un récord histórico por USD 98 M (+298,5% i.a.). Si bien en términos de valores es el más pequeño en contraste al resto de los usos, destaca que el crecimiento se explicó por los bienes despachados mediante servicios postales, es decir, el consumo “puerta a puerta” que comenzó a ser más relevante en los últimos meses.

En cuanto a los rubros mayormente asociados al proceso de producción, los bienes de capital (BC) también crecieron (USD 1.265 M, +51,9% i.a.) explicado en mayor medida por la suba de importaciones de equipos de transporte industriales, mientras que piezas y accesorios (PyA) mostraron una suba de 19,4% i.a. (USD 1.273 M). A contramano, los bienes intermedios (BI) mostraron importaciones por USD 2.083 M, que representaron una caída de -5,6% i.a., como consecuencia de una baja en las cantidades (-3,0% i.a.) y los precios (-2,3% i.a.).

Pese a esta mejora interanual, en términos desestacionalizados es posible observar cierto estancamiento de las importaciones: en julio mostraron un estancamiento (+0,1%), tras dos meses consecutivos de caídas (-0,7% en junio y -4,3% en mayo). En tal sentido, las señales recientes de estancamiento en la recuperación de la actividad económica en conjunto a la suba del tipo de cambio real observada en los últimos meses pueden explicar parte de este desempeño (mejoras interanuales, pero estancamiento en contraste a los meses pasados).

Por último, cabe mencionar que los términos del intercambio, calculado como el cociente entre el índice de precios de las exportaciones y el índice de precios de las importaciones, mostraron una mejora en el mes de julio (+5,6% i.a.). En tal sentido, si hubieran prevalecido los precios de julio de 2024, el saldo comercial hubiera sido menor, alcanzando los USD 602 M. Dicho esto, se puede decir que el país registró una ganancia por los términos de intercambio de USD 429 M durante el mes.

Perspectivas para el resto del año

Durante el mes de julio, se anunció la baja permanente de las retenciones al sector agropecuario, buscando incentivar las liquidaciones en los próximos meses. Sin embargo, comienzan los meses desfavorables en términos estacionales y el adelantamiento de las liquidaciones observadas en junio ya redujo el margen para el resto del año. En términos de compras externas, el alza reciente del tipo de cambio real podría actuar como efecto contrapuesto en la medida que se sostenga en niveles más elevados, lo que podría resultar en cierta desaceleración en el crecimiento de las importaciones.

En suma, el resultado comercial mantendrá el superávit en el acumulado del año, aunque con una importante caída respecto al resultado del año anterior. En lo que resta del año, el superávit comercial se encontrará respaldado por el resultado superavitario de la balanza comercial energética.

 

La inflación se aceleró levemente en julio

El IPC Nacional de INDEC trepó 1,9% mensual en julio, acelerándose 0,3 p.p. respecto al dato de junio y ubicándose por debajo del 2% mensual por tercer mes consecutivo. De esta forma, la inflación acumulada fue de 17,3% hasta el séptimo mes del año y la variación interanual se ubicó en 36,6% i.a., representando la variación más baja desde diciembre de 2020.

En cuanto a las categorías, el IPC Estacionales subió 4,1% en el mes, representando la categoría de mayor evolución y la evolución más alta desde marzo (acelerándose 4,3 p.p. respecto al mes anterior). Al interior, destacó la suba de verduras y frutas (+6,3% y +5,1%, respectivamente), mientras que prendas de vestir jugó a la inversa (-1,4%). Por su parte, el IPC Regulados trepó 2,3% (acelerándose 0,1 p.p. respecto al mes anterior). Al interior, destacó la aceleración transporte público y combustibles. Por último, un dato significativo es que la inflación Núcleo -que excluye los datos de precios regulados y estacionales, más sensibles a los cambios en la coyuntura económica- trepó 1,5% en el mes, desacelerándose 0,2 p.p. respecto al dato del mes pasado.

El hecho de que tanto la inflación núcleo (+1,5%) como los bienes (+1,4%) hayan tenido una evolución reducida en el mes va en línea a un pass-through acotado de la suba del tipo de cambio oficial, que acumuló una suba superior al 20% desde la salida del cepo cambiario y puntualmente de 13% durante el punta-punta de julio.

El IPC Nacional de INDEC trepó 1,9% mensual en julio, acelerándose 0,3 p.p. respecto al dato de junio y ubicándose por debajo del 2% mensual por tercer mes consecutivo. De esta forma, la inflación acumulada fue de 17,3% hasta el séptimo mes del año y la variación interanual se ubicó en 36,6% i.a., representando la variación más baja desde diciembre de 2020.

En cuanto a las categorías, el IPC Estacionales subió 4,1% en el mes, representando la categoría de mayor evolución y la evolución más alta desde marzo (acelerándose 4,3 p.p. respecto al mes anterior). Al interior, destacó la suba de verduras y frutas (+6,3% y +5,1%, respectivamente) y servicios asociados al turismo, que habría subido más de 20% en el mes, mientras que prendas de vestir jugó a la inversa (-1,4%). Por su parte, el IPC Regulados trepó 2,3% (acelerándose 0,1 p.p. respecto al mes anterior). Al interior, hubo una aceleración en los precios de transporte público y combustibles.

Por último, un dato significativo es que los precios Núcleo, que excluye los datos de precios regulados y estacionales y por ende están más asociados a los cambios en la coyuntura económica, treparon 1,5% en el mes, desacelerándose 0,2 p.p. respecto al dato del mes pasado.

En términos de bienes y servicios también se mantuvieron las diferencias: los primeros treparon 1,4%, mientras que los servicios subieron un 3,1%.

El hecho de que tanto la inflación núcleo (+1,5%) como los bienes (+1,4%) hayan tenido una evolución reducida en el mes va en línea con un pass-through (muy) acotado tras la suba del tipo de cambio oficial, que acumuló una suba superior al 20% desde la salida del cepo cambiario y puntualmente de 13% durante el punta-punta de julio (+7,3% en el promedio).

En cuanto a las divisiones, la de mayor aumento fue Recreación y cultura (+4,8%), como consecuencia del incremento de servicios asociados al turismo por vacaciones de invierno. Luego, le siguió Transporte (+2,8%) como consecuencia de la aceleración en transporte público (+3,3%) y combustibles (+3,0%), mientras que Restaurantes y hoteles (+2,8%) también mostró una aceleración en línea a la mayor estacionalidad.

Alimentos y bebidas no alcohólicas se aceleró a 1,9% (tras ubicarse dos meses consecutivos por debajo del 1%), donde destacó la suba de frutas y verduras. De todas formas, excluyendo estos dos ítems la variación fue de 1,3% para la división, manteniendo cierta aceleración en el resto de los alimentos y bebidas en contraste a junio. Así, destacó la suba de carnes (+1,4%) y pan y cereales (+2,1%) a nivel nacional.

Perspectivas del resto del año

En agosto, será clave seguir monitoreando el pass-through de la evolución del tipo de cambio sobre los precios, dado que podría existir cierto impacto durante este mes. Sin embargo, el traspaso luce más acotado en contraste a otros periodos: (i) El tipo de cambio retrocedió buena parte de la suba en la primera parte de agosto (pasando de $1.370 a $1.300); (ii) A diferencia de otras devaluaciones, en la actualidad estamos ante un régimen de inflación moderado, lo cual relantiza el pass-through; (iii)  El deterioro del ingreso disponible (producto del ancla salarial y la suba de costos fijos) y el rebalanceo de la canasta de consumo limita el margen para incrementar precios en varios productos y, por último, (iv) La mayor apertura comercial restringe la suba de precios en los bienes locales.

En el resto del año, la magnitud y vigencia de la desaceleración inflacionaria seguirá dependiendo esencialmente de lo que suceda con el tipo de cambio y en particular el traspaso a precios. Además de la reciente movilidad cambiaria, hay que tener en cuenta que en septiembre y octubre se llevarán a cabo las elecciones de medio término, por lo cual no nos sorprendería que el tipo de cambio oficial muestre una mayor volatilidad en la cercanía a las elecciones si el Gobierno se mantiene en su postura de no intervención dentro de las bandas. Cualquiera sea el caso, la inflación anual en 2025 desacelerará notablemente respecto a los observado en 2024.

 

 

 

 

Bienvenidos, bienes de consumo

En los últimos meses, las importaciones tuvieron una recuperación significativa. Este crecimiento se dio en línea a la recuperación de la actividad económica, que suele tener un efecto amplificado sobre las compras externas: según nuestras estimaciones, la economía acumuló un crecimiento interanual en torno al 6% en el primer semestre del año, mientras que las importaciones treparon en torno al 40% en igual periodo. En la misma línea, como porcentaje del PIB se ubicaron en 32% en el primer trimestre de 2025, alcanzando un nivel máximo para un primer trimestre de las últimas décadas.

La evolución reciente de las importaciones de bienes de consumo volvió al centro del debate, tanto por incidencia en el consumo de las familias como por su potencial de sustituir producción nacional. En el primer semestre acumularon alrededor de USD 5000 M (+73,5 i.a.), con cantidades que tuvieron una sostenida y marcada recuperación en los últimos meses y ya superaron los picos de otros años, como 2017.

Al interior, existió una mejora más pronunciada sobre determinados sectores que, afectados por trabas en los últimos años, están respondiendo de manera más dinámica a la nueva coyuntura de mayor apertura. Al mirar los valores importados, los rubros de “Electrónica y electrodomésticos”, “Automotriz” y “Muebles y juguetes” son parte de los que más crecieron.

En los últimos meses, las importaciones tuvieron una recuperación significativa. Este crecimiento se dio en línea a la recuperación de la actividad económica, que suele tener un efecto amplificado sobre las compras externas: según nuestras estimaciones, la economía acumuló un crecimiento interanual en torno al 6% en el primer semestre del año, mientras que las importaciones treparon en torno al 40% en igual periodo. En la misma línea, como porcentaje del PIB se ubicaron en 32% en el primer trimestre de 2025, alcanzando un nivel máximo para un primer trimestre de las últimas décadas.

Las flexibilizaciones en el comercio exterior jugaron un rol central para este desempeño. Entre las principales medidas se destaca la eliminación progresiva del Impuesto PAIS sobre las importaciones, con reducciones de alícuotas en septiembre y diciembre, que coincidieron con saltos mensuales de magnitud en las compras externas (+32% en septiembre y +8% en diciembre). A esto se suman otras reformas, como la reducción de aranceles en rubros específicos -electrodomésticos, neumáticos, insumos plásticos, entre otros-, la eliminación del sistema SIRA y su reemplazo por el SEDI, y la simplificación de diversos trámites aduaneros.

Los rubros que más están impulsando el crecimiento de las importaciones son principalmente los vinculados a bienes finales (tanto de consumo como vehículos de todo tipo), así como los bienes de capital junto con sus piezas y accesorios. Es posible que estos componentes estén mostrando una recuperación más marcada y en muchos casos alcanzando niveles máximos de las últimas décadas, tendencia favorecida además por su menor costo en dólares. En contraste, los bienes intermedios (es decir, los insumos utilizados en los procesos productivos) exhiben una recuperación más moderada, en parte producto al débil y heterogéneo repunte de la industria local. Por último, las importaciones de combustibles y lubricantes tuvieron una caída en igual periodo, en línea a una mayor producción local y menor necesidad estructural de abastecimiento con el exterior.

El consumo habla otro idioma

 La evolución reciente de las importaciones de bienes de consumo volvió al centro del debate, tanto por incidencia en el consumo de las familias como por su potencial de sustituir producción nacional. En el primer semestre acumularon alrededor de USD 5000 M (+73,5 i.a.), con cantidades que tuvieron una sostenida y marcada recuperación en los últimos meses y ya superaron los picos de otros años, como 2017.

Durante los últimos años, las importaciones de este tipo de bienes enfrentaron múltiples obstáculos para ingresar al país. Las trabas incluyeron desde licencias no automáticas y cupos hasta elevados aranceles, en muchos casos superiores a los del promedio del Mercosur, que encarecían significativamente la entrada de bienes finales. Esta combinación de barreras limitó la oferta importada y posiblemente acentuó un fenómeno de “consumo reprimido” en determinados rubros durante los últimos años.

Como ya fue mencionado, con el inicio de la actual gestión se implementaron una serie de medidas orientadas a descomprimir estas restricciones. Entre las más relevantes, se destacan la reducción de aranceles sobre determinados bienes finales como electrodomésticos, neumáticos, motos y ropa y la baja del impuesto interno para productos electrónicos como celulares y televisores. A esto se sumaron mejoras en el sistema de compras minoristas internacionales, como la flexibilización del sistema puerta a puerta, pero que de todos modos representa algo más simbólico que un factor determinante de las compras externas.

En conjunto, estas medidas configuraron un entorno más favorable para el ingreso de bienes finales. Mas allá del crecimiento generalizado, se puede observar una mejora más pronunciada sobre determinados sectores que, afectados por trabas en los últimos años, están respondiendo de manera más dinámica a la nueva coyuntura de mayor apertura. Al mirar los valores importados, encontramos que “Electrónica y electrodomésticos” creció más de 300% i.a. en el primer semestre del año, destacándose las importaciones de heladeras, hornos, planchas y lavarropas, seguido por “Automotriz” (+144% i.a.) y “Muebles y juguetes” (+137% i.a.).

Con el mayor peso dentro de bienes de consumo se encuentra “Alimentos y bebidas”, acumulando en torno a USD 1100 M en los primeros seis meses (+77% i.a.). Al interior, destacó las importaciones de frutas y verduras (principalmente paltas y bananas, que representaron 20% del total de las importaciones de bienes de consumo de alimentos y bebidas).

En contraste, rubros considerados esenciales como “Medicamentos” (+24% i.a.) o “Industria química” (+27% i.a.) crecieron a un ritmo más moderado, mostrando una menor sensibilidad a los cambios en el régimen comercial. Esta heterogeneidad sugiere que el rebote importador estuvo impulsado en buena medida por la flexibilización de las barreras previas y la recomposición del consumo privado.

Efectos de la apertura y comentarios finales

 El proceso de apertura comercial trae consigo oportunidades y desafíos. Por un lado, avanzar hacia una economía más integrada al mundo es un objetivo deseable: Argentina ha sido históricamente una de las economías más cerradas de la región, y una mayor apertura puede fomentar la inversión, la innovación y la competencia, con efectos positivos en materia de precios, mayor oferta y opciones de calidad para los consumidores.

Sin embargo, este giro también puede presentar complicaciones. En la actualidad, ya es posible observar un impacto negativo en sectores como la industria textil o la electrónica de Tierra del Fuego, donde el empleo formal ha comenzado a caer (por caso, el empleo privado registrado del sector textil mostró una caída de -8,5% desde inicios del mandato). En este sentido, los riesgos se agravan si la apertura se combina con una apreciación sostenida del tipo de cambio real, lo que puede comprometer incluso a sectores con capacidad competitiva. Este es un aspecto para considerar incluso tras la implementación del nuevo régimen cambiario y la suba de 18% del tipo de cambio real multilateral desde entonces que frenó –aunque de forma posiblemente transitoria- la tendencia a la apreciación.

En este marco, monitorear la evolución de las importaciones -en volumen, composición y concentración sectorial- será clave para anticipar los efectos del nuevo esquema económico, tanto en lo que refiere a la estructura productiva como al perfil de consumo de la sociedad. La profundidad y sostenibilidad de esta transformación dependerán no solo de las reformas comerciales, sino también del diseño de políticas complementarias que acompañen a los sectores competitivos, que puedan promover mejoras de productividad y contengan los impactos negativos de corto plazo.

 

 

Menor superávit comercial en el primer semestre

El saldo comercial alcanzó USD 906 M en junio. De esta manera, el saldo acumuló USD 2.788 M en el primer semestre del año, ubicándose por debajo del saldo acumulado en el mismo periodo del año anterior (que había sido USD 10.742 M).

Las importaciones de bienes vienen mostrando una marcada recuperación respecto al año anterior. En junio, fueron USD 6.370 M (+35,9% i.a.), acumulando USD 36.954 M en el primer semestre del año (+34,6% i.a.). Por el lado de las exportaciones, fueron de USD 7.275 M en junio (+10,8% i.a.), acumulando un saldo de USD 39.742 M en el primer semestre (+4% i.a.).

De cara a la segunda mitad del año el superávit comercial podría continuar achicándose. Por el lado de las exportaciones, cabe mencionar que a partir de julio comenzaron a regir nuevamente las retenciones para el sector agropecuario, a lo que le suma que comienzan los meses más desfavorables en términos estacionales. Por otro lado, la continuidad en la recuperación económica continuará traccionando al alza las importaciones, aunque la reciente alza del tipo de cambio real podría actuar como efecto contrapuesto en la medida que se sostenga en niveles más elevados.

El saldo comercial alcanzó USD 906 M en junio. De esta manera, el superávit acumuló USD 2.788 M en el primer semestre del año, ubicándose por debajo del saldo acumulado en el mismo periodo del año anterior (que había sido USD 10.742 M).

La balanza comercial energética mantuvo el superávit, este mes por USD 739 M, acumulando USD 3.760 M en el primer semestre. El resultado se explicó por exportaciones energéticas por USD 1.064 M (+74,2% i.a.) e importaciones energéticas por USD 325 M (-57,9% i.a.). Al igual que en el mes anterior, el resto de los bienes que componen a la balanza también mostraron un superávit en el mes (por USD 167 M), aunque en el acumulado exhibieron un déficit por USD -972 M.

La recuperación de las importaciones

Las importaciones de bienes vienen mostrando una marcada recuperación respecto al año anterior. En junio, fueron USD 6.370 M (+35,9% i.a.), acumulando USD 36.954 M en el primer semestre del año (+34,6% i.a.). Teniendo en cuenta únicamente a las cantidades, se ve que la mejora es más pronunciada: acumularon una mejora de 45,1% i.a. en el primer semestre, con precios que jugaron en contra (-7,2% i.a.).

Al interior de las importaciones, existen determinados usos que son los que mayormente están explicando la recuperación. En junio, el uso que explicó mayormente la recuperación de las compras externas fue el rubro vinculados a la importación de vehículos, que explicó 47 p.p. del crecimiento interanual de junio. Luego, 23 p.p. lo explicó las compras externas de bienes de capital, mientras que en importancia le siguieron los rubros de bienes intermedios y bienes de consumo (excluido alimentos y medicamentos), representando 16 p.p. y 15 p.p., respectivamente.

A diferencia, cabe destacar que la importación de combustibles viene disminuyendo en línea a las menores necesidades de abastecimiento con el exterior, mostrando una incidencia negativa de 25 p.p. en el mes.

Otro análisis complementario se observa al analizar los valores de las importaciones en términos desestacionalizados. En detalle, aparece que la mejora más pronunciada se observó a finales del 2024, momento donde se quitó la alícuota del Impuesto PAÍS (en octubre y diciembre) y se continuaron flexibilizando las restricciones al comercio exterior. Desde entonces, la evolución de las importaciones viene mostrando un desempeño errático en el mes a mes y aún se encuentran por debajo de los valores de 2022 (previos a la recesión del 2023), dando la pauta de que aún tienen terreno por recuperar.

Las exportaciones con un desempeño estable

Por otro lado, las ventas externas vienen mostrando un desempeño en línea al esperado. En detalle, fueron de USD 7.275 M en junio (+10,8% i.a.), acumulando un saldo de USD 39.742 M en el primer semestre (+4% i.a.). En términos de cantidades, mostraron una suba de 4,9% i.a. en el acumulado del año, con precios que jugaron levemente en contra (-0,8% i.a.).

Al interior, el rubro con mayor crecimiento interanual en el primer semestre fue Manufacturas de Origen Industrial (MOI), que acumularon ventas externas por USD 10.507 M hasta el sexto mes del año (+10,2% i.a.) y puntualmente de USD 1.852 M en junio (+12,9% i.a.).

Por otro lado, las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) cayeron -0,1% i.a. en junio (USD 2.536 M), acumulando USD 13.741 M en el primer semestre (+0,1% i.a.). En la misma línea, los Productos Primarios (PP) tuvieron exportaciones por USD 1.822 M en junio (+2,6% i.a.), acumulando un saldo de USD 10.157 M (+0,4% i.a. en el acumulado del semestre). Cabe destacar que este resultado estable de los rubros vinculados al sector agropecuario se dio en un contexto de valores de producción de la campaña de cosecha gruesa similares a los del año anterior.

Perspectivas segundo semestre

De cara a la segunda mitad del año el superávit comercial podría continuar achicándose. Por el lado de las exportaciones, cabe mencionar que a partir de julio comenzaron a regir nuevamente las retenciones para el sector agropecuario, a lo que le suma que comienzan los meses más desfavorables en términos estacionales. Por otro lado, la continuidad en la recuperación económica continuará traccionando al alza las importaciones, aunque la reciente alza del tipo de cambio real podría actuar como efecto contrapuesto en la medida que se sostenga en niveles más elevados.

En síntesis, estimamos que el resultado comercial mantenga el superávit en el acumulado del año, aunque con una importante caída respecto al resultado del año anterior. En lo que resta del año, el superávit comercial se encontrará respaldado por el resultado superavitario de la balanza comercial energética.

 

La inflación sigue por debajo del 2%

El IPC Nacional de INDEC subió 1,6% mensual en junio, acelerando 0,1 p.p. respecto al dato de mayo. De esta manera, se ubicó 0,3 p.p. por debajo de la mediana de las expectativas del mercado, que estimaba 1,9% para el mes. Así, la inflación acumulada fue de 15,1% en el primer semestre del año y la variación interanual se ubicó en 39,4% i.a., representando la variación más baja desde enero de 2021.

En cuanto a las categorías, el IPC Regulados trepó 2,2%, representando la categoría con mayor evolución en el mes (acelerándose 0,9 p.p. respecto al mes anterior). Al interior, destacó la aceleración de combustibles (tras haber caído en mayo), educación y tabaco. Por otro lado, la inflación Núcleo trepó 1,7% en el mes, desacelerándose 0,5 p.p. respecto al dato del mes pasado. Por último, el IPC Estacionales cayó -0,2% en junio (con una caída menor de 2,5 p.p. respecto a la contracción de mayo), ayudado por la reducción de frutas (-1%) y verduras (-5%) a nivel nacional y por la desaceleración de prendas de vestir y calzado.

El alza del dólar de las primeras dos semanas del julio trae la incógnita de si complicará el sendero de desinflación del corto plazo. En detalle, el dólar minorista acumuló una suba de 6,0% hasta el 14 de julio. En este sentido, será clave seguir de cerca cómo evolucionará en lo que resta del mes y qué impacto tendrá sobre las expectativas del mercado.

El IPC Nacional de INDEC subió 1,6% mensual en junio, acelerándose 0,1 p.p. respecto al dato de mayo. De esta manera, se ubicó 0,3 p.p. por debajo de la mediana de las expectativas del mercado, que estimaba 1,9% para el mes. Así, la inflación acumulada fue de 15,1% en el primer semestre del año y la variación interanual se ubicó en 39,4% i.a., representando la variación más baja desde enero de 2021.

En cuanto a las categorías, el IPC Regulados trepó 2,2%, representando la categoría con mayor evolución en el mes (acelerándose 0,9 p.p. respecto al mes anterior). Al interior, destacó la aceleración de combustibles (tras haber caído en el mes anterior), educación y tabaco. Por otro lado, un dato significativo es que la inflación Núcleo trepó 1,7% en el mes, desacelerándose 0,5 p.p. respecto al dato del mes pasado.

Además, y al igual de lo ocurrido el mes pasado, el IPC Estacionales cayó (-0,2% en junio) ayudado por el menor precio en frutas (-1%) y verduras (-5%) a nivel nacional y por la desaceleración de prendas de vestir (el capítulo de indumentaria, que también contiene calzado, subió solo 0,5%). El efecto de los precios Estacionales es notable a lo largo del año: acumulan una suba de 6,7%, 10 p.p. por debajo del avance de 16,1% del resto de los componentes del índice.

En términos de bienes y servicios se mantuvieron las diferentes dinámicas: los primeros treparon 0,8% en el mes, mientras que los servicios subieron un 3,2%. En cuanto a las divisiones, la de mayor aumento fue Educación (+3,7%), mientras que le siguió Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (+3,4%).

Vale mencionar que la división de Alimentos y bebidas no alcohólicas volvió a subir por debajo del 1% (+0,6% en junio, luego del 0,5% en mayo), convirtiéndose en el capítulo con mayor incidencia en la desaceleración del nivel general de mayo-junio, ayudado por la baja evolución de los precios de alimentos frescos. En este sentido, excluyendo alimentos frescos (es decir, carnes, frutas y verduras) la variación estuvo más en línea con el nivel general, alcanzando 1,7% en junio (y 1,5% en mayo). 

A su vez, la diferencia de variación entre regiones también destacó: GBA se ubicó como la región con más evolución (+2,0% en junio), mientras que Cuyo (+1,0%), Noreste (+1,1%) y Noroeste (+1,2%) se ubicaron considerablemente por debajo del Nivel General.

Perspectivas del segundo semestre

Más allá de que el ajuste en precios Regulados siguió su ritmo durante julio (especialmente en el GBA), el principal interrogante de la inflación del corriente mes es cuál será el impacto de los recientes movimientos del tipo de cambio.

El alza del dólar de las primeras dos semanas del julio (el dólar mayorista acumuló un alza de 6% hasta el 14 de julio) podría complicar el sendero de desinflación del corto plazo. En este sentido, será clave seguir de cerca cómo evolucionará en lo que resta del mes y qué impacto tendrá sobre las expectativas del mercado: si los movimientos del dólar se consideran transitorios, podría reducir el eventual impacto sobre la remarcación de precios.

De esta manera, la magnitud de la desaceleración inflacionaria dependerá esencialmente de lo que suceda con el tipo de cambio y el traspaso efectivo a precios. Además de la reciente movilidad cambiaria, hay que tener en cuenta que en septiembre y octubre se llevarán a cabo las elecciones de medio término, por lo cual no nos sorprendería que el tipo de cambio oficial muestre una mayor volatilidad en la cercanía a las elecciones si el Gobierno se mantiene en su postura de no intervención dentro de las bandas. Cualquiera sea el caso, la inflación anual en 2025 desacelerará notablemente respecto a los observado en 2024.

Menor superávit comercial en abril

El saldo comercial alcanzó USD 204 M en abril. De todas formas, el saldo acumuló USD 1.265 M hasta el primer cuatrimestre del año, ubicándose notablemente por debajo del saldo acumulado en el mismo periodo del año anterior (que había sido USD 6.206 M).

La balanza comercial energética mantuvo el superávit, este mes por USD 573 M (acumulando USD 2.421 M en el primer cuatrimestre). El resultado se explicó por exportaciones energéticas por USD 851 M (-10,0% i.a.) e importaciones energéticas por USD 278 M (+15,3% i.a.). Sin el resultado superavitario de la balanza energética, el déficit del resto de la balanza comercial se ubicaría en USD – 323 M en abril, acumulando cuatro meses consecutivos de déficit para el resto de los bienes (USD -1.504 M en el primer cuatrimestre).

Estimamos que el resultado comercial mantenga el superávit en el acumulado del año, aunque con una importante caída respecto al resultado del año anterior. En lo que resta del año, el superávit comercial se encontrará respaldado por el resultado superavitario de la balanza comercial energética, en el que complementará el resultado superavitario del rubro minero -principalmente litio, oro y plata- que también viene siendo una fuente extra de ingreso de divisas.

El saldo comercial alcanzó USD 204 M en abril. De esta manera, el saldo acumuló USD 1.265 M hasta el primer cuatrimestre del año, ubicándose por debajo del saldo acumulado en el mismo periodo del año anterior (que había sido USD 6.206 M).

Al igual manera que en el primer trimestre del año, el resultado comercial se ubicó por debajo del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del mes de abril. En detalle, la mediana del REM estimaba exportaciones por USD 6.920 M e importaciones por USD 5.907 M, lo cual implicaba un saldo superavitario por USD 1.013 M.

La balanza comercial energética mantuvo el superávit, este mes por USD 573 M (acumulando USD 2.421 M en el primer cuatrimestre). El resultado se explicó por exportaciones energéticas por USD 851 M (-10,0% i.a.) e importaciones energéticas por USD 278 M (+15,3% i.a.). Sin el resultado superavitario de la balanza energética, el déficit del resto de la balanza comercial se ubicaría en USD – 323 M en abril, acumulando cuatro meses consecutivos de déficit para el resto de los bienes (USD -1.504 M en el primer cuatrimestre).

En abril, las exportaciones fueron USD 6.664 M (+2,3% i.a.). La mejora se explicó por las cantidades (3,2% i.a.), con precios que jugaron en contra (-0,8% i.a.). Pese a esta mejora, mostraron una caída de -5,7% en términos desestacionalizados en el cuarto mes del año.

Los rubros mostraron desempeños disímiles. En términos de valores, el rubro con mayores exportaciones fue las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) con USD 2.369 M, representando una caída de 0,4% i.a. Le siguió las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) con valores exportados por USD 1.749 M (+5,5% i.a.) Por su parte, los Productos Primarios (PP) mostraron exportaciones por USD 1.696 M, lo cual representó una mejora de 10,8% i.a. Al interior, se explicó por una mejora de 10,8% i.a. en las cantidades y mayores precios (+1,3%).

En lo que respecta a las importaciones, mostraron una suba de 37,3% i.a. por USD 6.460 M, acumulando cinco mejoras interanuales consecutivas. En términos de cantidades mostraron un incremento de 41,9% i.a., con precios que jugaron en contra (-3,2% i.a.). Además, la serie desestacionalizada subió 2,6% en el mes, acumulando una suba de 6,0% respecto a diciembre.

Todos los rubros registraron una mejora interanual. El rubro de mayor importancia en términos de valores fue Bienes Intermedios (BI) con USD 2.158 M (+9,6% i.a.). Le siguió Piezas y accesorios de bienes de capital (PyA) por USD 1.358 M (+24,9% i.a.) y Bienes de capital (BC) por USD 1.214 M (+73,4% i.a.). Por último, los Bienes de consumo (BC) tuvieron compras externas por USD 971 M (+77,7% i.a.) y los Vehículos automotores de pasajeros por USD 427 M (+204,5% i.a.).

 ¿Qué esperamos para lo que resta del año?

En el corto plazo estimamos que existirá una suba del superávit comercial -en contraste a los primeros meses del 2025- producto del incremento de las exportaciones que trae la llegada de la cosecha gruesa. Recientemente la BCR mejoró la estimación de producción de soja para esta campaña 2024/25, de las 45,5 tn hacia las 48,5 tn, aunque ubicándose levemente por debajo de la campaña previa (50,0 tn).

De todas formas, hay que tener en cuenta que pasada la cosecha gruesa persisten las dudas sobre qué sucederá con el actual nivel del tipo de cambio real y los riesgos en torno al menor incentivo a liquidar en la segunda parte del año. En esta línea, durante esta semana se confirmó que las retenciones de los productos vinculados a la cosecha gruesa volverán a los valores de enero a partir del próximo mes, mientras que la política de reducción se extenderá hasta 2026 para la cosecha fina (trigo y cebada), buscando incrementar los incentivos a liquidar durante el periodo de la cosecha fina.

Por otro lado, el crecimiento de las importaciones se sostendrá en los próximos meses en todos los rubros, de la mano de la continuación en la recuperación económica y una mayor apertura al comercio. En esta línea, recientemente continuaron las flexibilizaciones al comercio exterior: por caso, se anunció la baja de aranceles a las importaciones de determinados productos de bienes de capital, que se encontraban por encima de los valores establecidos por el Mercosur.

En síntesis, estimamos que el resultado comercial mantenga el superávit en el acumulado del año, aunque con una importante caída respecto al resultado del año anterior. En lo que resta del año, el superávit comercial se encontrará respaldado por el resultado superavitario de la balanza comercial energética, en el que complementará el resultado superavitario del rubro minero -principalmente litio, oro y plata- que también viene siendo una fuente extra de ingreso de divisas.

 

La inflación sorprendió a la baja

El IPC Nacional de INDEC trepó 2,8% mensual en abril, desacelerándose 0,9 p.p. respecto al dato de marzo y ubicándose por debajo de las expectativas del mercado De esta forma, la inflación acumulada fue de 11,3% en el primer cuatrimestre del año y la variación interanual fue de 47,7%, representando la variación más baja desde mayo de 2021.

De esta manera, la inflación de abril sorprendió a la baja en un mes en el cual se flexibilizaron restricciones cambiarias y el tipo de cambio mostró una mayor volatilidad en el marco del nuevo esquema de bandas de flotación. En este sentido, el pass throught del movimiento del tipo de cambio oficial fue menor al esperado al tener en cuenta que finalizó el mes con una suba en torno al 5,3% (en el promedio) y 9,1% (fin de periodo).

Si bien aún es temprano para sacar conclusiones, cabe mencionar tres motivos que pudieron influir en un menor traspaso: 1) Si bien el tipo de cambio mostró una suba, se estabilizó en niveles menores a los esperados inicialmente; 2) El nuevo esquema cambiario impactó únicamente en la mitad del mes, con lo cual parte del impacto también podría observarse en la primera quincena de mayo; y 3) Existieron medidas y señales por parte del gobierno que ayudaron a alinear las expectativas. Del mismo modo, un punto no menor es que no todos los precios de la economía se rigen por un único tipo de cambio.

El IPC Nacional de INDEC trepó 2,8% mensual en abril, desacelerándose 0,9 p.p. respecto al dato de marzo y ubicándose por debajo de las expectativas del mercado. De esta forma, la inflación acumulada fue de 11,3% en el primer cuatrimestre del año y la variación interanual fue de 47,7%, representando la variación más baja desde mayo de 2021.

Pese a la desaceleración del nivel general, la inflación núcleo mostró una variación mensual similar a la del mes previo (+3,2%, mostrando una suba de 12,2% acumulado y 46,8% i.a.), siendo la categoría de mayor incremento en el mes. Al interior, destacó la incidencia del precio de la carne (+0,4 p.p.), que mostró una variación de 4,8% a nivel nacional y ya acumula en el año una suba de 23,2%, más de 10 p.p. por encima del nivel general. Cabe destacar que la inflación núcleo excluyendo la carne y sus derivados se incrementó un 2,9% en abril, luego de subir un 2,7% durante marzo.

Por su parte, el IPC Estacionales trepó 1,9% en el mes (desacelerando -6,5 p.p. respecto al dato de marzo), lo cual ayudó a la desaceleración del Nivel General. Al interior, cabe destacar la caída de frutas a nivel nacional (-2,1%, tras haber trepado 1,6% en marzo) y de verduras (-0,6%, tras haber subido 31,6%). En la misma línea, el IPC Regulados subió 1,8% (-1,4 p.p. respecto a marzo), lo cual también contribuyó a la desaceleración, donde “Electricidad, gas y otros combustibles” subieron apenas 0,1% en el mes.

En términos de bienes y servicios se mantuvo las diferencias en la evolución. Los primeros treparon 2,7% en el mes, mientras que los servicios subieron un 3,0%, incluso pese a la mayor volatilidad cambiaria. En cuanto a las divisiones, la de mayor aumento en el mes fue Restaurantes y hoteles (+4,1%), mientras que le siguió Recreación y cultura (+4,0%). Además, Prendas de vestir y calzado trepó 3,8%. A contramano, Equipamiento y mantenimiento del hogar (+0,9%) y Transporte (+1,7%) fueron las divisiones con menor incremento.

De esta manera, la inflación de abril sorprendió a la baja en un mes en el cual se flexibilizaron restricciones cambiarias y el tipo de cambio mostró una mayor volatilidad en el marco del nuevo esquema de bandas de flotación. En números, el dato mensual se ubicó 0,4 p.p. por debajo de la mediana del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), que estimaba 3,2% para el mes. En este sentido, el pass throught del movimiento del tipo de cambio oficial fue menor al esperado al tener en cuenta que finalizó el mes con una suba en torno al 5,3% (en el promedio) y 9,1% (fin de periodo).

Si bien aún es temprano para sacar conclusiones, cabe mencionar tres motivos que pudieron influir en un menor traspaso: 1) Si bien el tipo de cambio mostró una suba, se estabilizó en niveles menores a los esperados inicialmente; 2) El nuevo esquema cambiario impactó únicamente en la mitad del mes (concentrado en la segunda quincena), con lo cual parte del impacto también podría observarse en la primera quincena de mayo; y 3) Existieron medidas y señales por parte del gobierno (como la quita de aranceles, el incentivo a rechazar nuevas listas de precios y la intervención en las pautas salariales) que ayudaron a alinear las expectativas.

Del mismo modo, un punto no menor es que no todos los precios de la economía se rigen por un único tipo de cambio. Por caso, mientras el dólar mayorista mostró una suba cercana al 5% desde la flexibilización de las restricciones hasta la fecha, el dólar exportador (que afecta localmente el precio de los bienes transables que se exportan) se mantuvo prácticamente en los mismos valores y el dólar CCL (el cual toman como referencia importadores que no volvieron al MULC) se redujo más de un 13%.

¿Qué esperamos para los próximos meses?

Si bien aún resta la mitad del mes, estimamos que la inflación mensual de mayo podría ubicarse por debajo del dato de abril, pese que aún podría existir cierto impacto producto de la salida del cepo.

De cara a los próximos meses, la dinámica inflacionaria dependerá esencialmente de lo que suceda con la evolución del tipo de cambio. En tal sentido, si el tipo de cambio se mantiene relativamente estable (o incluso reduce su cotización), no aparece ningún shock estacional (como los evidenciados en marzo) y se postergan aumentos de precios regulados (justamente con el fin de bajar la inflación), el proceso de desinflación podría retomar su curso. Por tal motivo, si se cumplen estas condiciones no descartamos en los próximos meses la inflación mensual logre romper el piso del 2%.

Más adelante en el año, no nos sorprendería que el tipo de cambio oficial muestre una mayor volatilidad en la cercanía a las elecciones si el Gobierno se mantiene en su postura de no intervención dentro de las bandas, lo cual podría tener cierto impacto en la inflación de aquellos meses frente a la típica incertidumbre política y cambiaria. Cualquiera sea el caso, estimamos que la inflación anual en 2025 desacelerará notablemente respecto a los observado en 2024.

 

Primer trimestre con menor superávit comercial

El saldo comercial alcanzó USD 323 M en marzo, levemente por encima del resultado observado en enero y febrero. De todas formas, el saldo acumuló USD 712 M en el primer trimestre del año, ubicándose por debajo del saldo acumulado en el mismo periodo del año anterior (que había sido en torno a USD 4.300 M).

Al interior, la balanza comercial energética mantuvo el superávit, este mes por USD 527 M (acumulando USD 1.848 M en el primer trimestre). El resultado se explicó por exportaciones energéticas por USD 753 M (-13,5% i.a.) e importaciones energéticas por USD 226 M (+71,6% i.a.). Detrás de este resultado se desprende que, sin el resultado superavitario de la balanza energética, el déficit del resto de la balanza comercial se ubicó en USD -204 M en el mes de marzo, acumulando tres meses consecutivos de déficit para el resto de la balanza.

Para 2025 estimamos que el resultado comercial mantenga el superávit, aunque con una importante caída respecto al resultado del año anterior. Al igual que lo observado en el primer trimestre del año, el superávit comercial se encontrará respaldado por el resultado superavitario de la balanza comercial energética, que tiene margen para mantener un signo positivo en un contexto de menores necesidades de abastecimiento de GNL importado y una mayor producción local. Además, al igual que en los últimos años, el rubro minero -principalmente litio, oro y plata- también es una fuente extra de ingreso de divisas para sostener el superávit comercial, que mantendrá una performance positiva durante este año.  

El saldo comercial alcanzó USD 323 M en marzo, levemente por encima del resultado observado en enero y febrero. De todas formas, el saldo acumuló USD 712 M en el primer trimestre del año, ubicándose por debajo del saldo acumulado en el mismo periodo del año anterior (que había sido USD 4.300 M).

Cabe destacar que, al igual que en los primeros dos meses del año, el resultado se ubicó por debajo del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del mes de marzo. Más en detalle, teniendo en cuenta las exportaciones e importaciones proyectadas en el último envío del REM, la mediana esperaba un saldo superavitario en torno a USD 800 M en el tercer mes del año.

Por otro lado, resalta que el índice de términos del intercambio -es decir, el precio relativo de lo que el país exporta e importa- mostró un incremento del 8,3% i.a., por lo que la caída en el saldo comercial se debió enteramente a una disminución de las cantidades exportadas -y un incremento de las importadas-.

Al interior, la balanza comercial energética mantuvo el superávit, este mes por USD 527 M (acumulando USD 1.848 M en el primer trimestre). El resultado se explicó por exportaciones energéticas por USD 753 M (-13,5% i.a.) e importaciones energéticas por USD 226 M (+71,6% i.a.). Detrás de este resultado se desprende que, sin el resultado superavitario de la balanza energética, el déficit del resto de la balanza comercial se ubicaría en USD -204 M en el mes de marzo, acumulando tres meses consecutivos de déficit para el resto de los bienes que componen la balanza.

 

El resultado del mes de marzo se explicó por exportaciones por USD 6.329 M, que exhibieron la primera variación interanual negativa en quince meses (-2,3% i.a.). Al interior, la caída se explicó por las cantidades (-4,2% i.a.), con precios que jugaron a favor (+1,8% i.a.). Además, mostraron una caída de -5,4% en términos desestacionalizados en el tercer mes del año.

Los rubros mostraron desempeños disímiles. En términos de valores, el rubro con mayores exportaciones fue las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) con USD 2.203 M, representando una suba de 0,6% i.a. Al interior, la suba se explicó por cantidades (+1,2%), dado que los precios jugaron en contra (-0,4%) y el subrubro que mayor crecimiento mostró fue grasas y aceites. Le siguió las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) con valores exportados por USD 1.906 M (+13,1% i.a.), con una mejora enteramente por los precios (+14,1% i.a.) y cantidades con caída (-1,0% i.a.).

Por su parte, los Productos Primarios (PP) mostraron exportaciones por USD 1.467 M, lo cual representó una caída de -16,1% i.a. Al interior, se explicó por una caída de -12,6% i.a. en las cantidades y precios con una contracción por -4,0% i.a. Detrás de este desempeño negativo se ubicaron las bajas de cereales (USD -215 M) y carburantes (USD -89 M).

En lo que respecta a las importaciones, mostraron una suba de 38,5% i.a. por USD 6.006 M, acumulando cuatro mejoras interanuales consecutivas. Además, en términos de cantidades mostraron un incremento de 47,5% i.a., con precios que jugaron en contra (-6,0% i.a.). De todas maneras, la serie desestacionalizada mostró una caída de -7,9% respecto al mes anterior, tras acumular dos meses consecutivos de mejoras tras la eliminación total del Impuesto PAÍS.

Todos los rubros registraron una mejora interanual. El rubro de mayor importancia en términos de valores fue Bienes Intermedios (BI) con USD 1.975 M (+6,1% i.a.). Le siguió Bienes de capital (BC) por USD 1.174 M (+74,1% i.a.) y Piezas y accesorios de bienes de capital (PyA) por USD 1.323 M (+37,3% i.a.). Por último, los Bienes de consumo (BC) tuvieron compras externas por USD 868 M (+75,7% i.a.) y los Vehículos automotores de pasajeros por USD 391 M (+107,0% i.a.).

En el acumulado del primer trimestre, las importaciones medidas en valores muestran récords históricos en algunos rubros. Las importaciones de bienes de capital, piezas y accesorios de bienes de capital y bienes de consumo son máximas para el acumulado de los primeros tres meses del año desde origen de la serie (1992), mientras que las importaciones de vehículos automotores de pasajeros mostraron niveles máximos desde 2018. En este sentido, el único rubro que se mantiene en línea con las importaciones de años anteriores son los Bienes Intermedios (BI), ubicándose como uno de los rubros más esenciales para la producción local y posiblemente menos afectado en términos relativos por las restricciones anteriormente aplicadas al comercio exterior.

 ¿Qué esperamos para lo que resta del año?

En las últimas semanas existieron novedades relevantes para el panorama del comercio exterior. En el plano local, se llevó a cabo el levantamiento de las restricciones cambiarias para personas físicas -lo cual implicó una depreciación del tipo de cambio oficial, que se revirtió a los pocos días-, la implementación de una nueva serie del instrumento BOPREAL (serie 4) para las deudas comerciales previas a fines de 2023 y la eliminación del dólar blend -que enviaba el 20% de la liquidación de las exportaciones al CCL-.

Si bien en la previa a la flexibilización de restricciones los importadores adelantaron pagos o cancelaron pagos pendientes, el crecimiento de las cantidades importadas se sostendría en los próximos meses de la mano de la recuperación económica y la mayor apertura al comercio. En tal sentido, dada la posibilidad de volver al MLC que ofrecieron las autoridades, habrá que estar atentos a si los importadores optan por a) volver al mercado oficial y cancelar sus deudas comerciales previas vía BOPREAL; o b) prefieren cancelar sus pagos y deudas vía CCL suponiendo una brecha cambiaria relativamente baja y estable en los próximos meses.

En el plano internacional, las repercusiones del anuncio de la implementación de aranceles a las importaciones por parte de Estados Unidos con la posterior respuesta de China generaron un escenario de mayor volatilidad global, con un primer efecto de movimiento bajista de precios de commodities -y con un impacto negativo sobre los términos del intercambio locales-. De todas formas, inició el proceso de conversaciones entre ambos países para aminorar la suba de aranceles, aunque la incertidumbre aún persiste.

En los próximos meses esperamos una suba del superávit comercial producto de la llegada de la cosecha gruesa, la flexibilización de restricciones y los incentivos a comercializar del agro dada la eventual suba de retenciones que anunció el presidente luego de junio. No obstante, persisten las dudas sobre el accionar del sector frente al actual nivel del tipo de cambio real y lo que pueda ocurrir en la segunda parte del año, cuando podrían reducirse los incentivos.

Para el balance de 2025, estimamos que el resultado comercial mantenga el superávit en el acumulado del año, aunque con una importante caída respecto al resultado del año anterior. Al igual que lo observado en el primer trimestre del año, el superávit comercial se encontrará respaldado por el resultado superavitario de la balanza comercial energética, que tiene margen para mantener un signo positivo en un contexto de menores necesidades de abastecimiento de GNL importado y una mayor producción local. Además, al igual que en los últimos años, el rubro minero -principalmente litio, oro y plata- también es una fuente extra de ingreso de divisas para sostener el superávit comercial, que mantendrá una performance positiva durante este año. 

 

Interrupción de la desinflación mensual en marzo

El IPC Nacional de INDEC trepó 3,7% en marzo, exhibiendo una aceleración de 1,3 p.p. respecto al dato de febrero y la variación más alta desde agosto de 2024. De esta manera, la inflación acumulada fue de 8,5% en el primer trimestre del año y la interanual alcanzó una suba de 55,9% i.a., ubicándose como el dato más bajo desde marzo de 2022.

A su interior, todas las categorías mostraron una aceleración mensual respecto al dato de febrero. La variación más elevada la tuvieron los Precios Estacionales (+8,4%), exhibiendo la variación más alta desde abril de 2024 y tras mostrar una caída en febrero (-0,8%). Por su parte, los precios Regulados aumentaron 3,2%, acelerando 0,9 p.p. respecto al dato de febrero. Por último, la inflación Núcleo (que mide la tendencia de los precios al excluir estacionales y regulados) exhibió una suba de 3,2% mensual (+0,3 p.p. respecto al mes anterior).

Luego de que la inflación de marzo se acelerara principalmente por factores estacionales y de precios regulados, estimamos que la inflación de abril podría desacelerarse incluso a pesar de los recientes anuncios. en torno al nuevo acuerdo con el FMI -por el que se implementó un nuevo esquema cambiario de flotación de bandas- en lugar del esquema del crawling peg al 1% mensual. De todas maneras, este supuesto lejos está de ser definitivo dado que aun resta ver cuál es el impacto de las recientes medidas.

El IPC Nacional de INDEC trepó 3,7% en marzo, exhibiendo una aceleración de 1,3 p.p. respecto al dato de febrero y la variación más alta desde agosto de 2024. De esta manera, se ubicó como un dato sorpresivo: en el informe de Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) de marzo, la mediana esperaba una inflación del 2,6%.

De esta manera, la inflación acumulada fue de 8,5% en el primer trimestre del año y la interanual alcanzó una suba de 55,9% i.a., que, pese a la aceleración mensual de marzo, continuó desacelerando (dado que en marzo de 2024 la inflación había sido de 11,0% mensual), ubicándose como el dato más bajo desde marzo de 2022.

A su interior, todas las categorías mostraron una aceleración mensual respecto al dato de febrero. La variación más elevada la tuvieron los Precios Estacionales (+8,4%), exhibiendo la variación más alta desde abril de 2024 y tras mostrar una caída en febrero (-0,8%). En este sentido, cabe destacar que las Verduras exhibieron un incremento de 31,7% mensual en el mes de marzo, tras mostrar seis meses consecutivos de caídas. Además, la categoría también se vio influida por el cambio de estación de la ropa, rubro que mostró un incremento de 5,3%.  

Por su parte, los precios Regulados aumentaron 3,2%, acelerando 0,9 p.p. respecto al dato de febrero. En este sentido, destacó el incremento de Educación (+21,6%), el cual se suele ver afectado en marzo por el inicio de clases.

Por último, la inflación Núcleo (que mide la tendencia de los precios al excluir estacionales y regulados) exhibió una suba de 3,2% mensual (+0,3 p.p. respecto al mes anterior). El factor más relevante fue el precio de la carne, que continuó presionando a esta categoría al aumentar 6% a nivel nacional.

En la misma línea, las canastas básicas -que miden la línea de ingresos necesaria para ubicarse por encima de la línea de indigencia y pobreza- también se aceleraron en marzo: la canasta básica alimentaria (CBA) trepó 5,9% y la canasta básica total (CBT) un 4,0%. Dada la sorpresa inflacionaria que significó este dato, seguramente los ingresos no acompañaron tal dinámica, por lo que podría ser un factor que condicione la continuidad en la baja de la pobreza e indigencia en los primeros meses del año.

Los bienes treparon 3,6% (+41,8% i.a.) y los servicios 4,0% (+99,2% i.a.). La diferencia entre la evolución de ambos grupos está estrechamente vinculada al ancla cambiaria que implica el deslizamiento del tipo de cambio oficial, aunque en este mes en particular ambos grupos se aceleraron, afectados por los motivos mencionados arriba (aceleración de verduras, educación e indumentaria, principalmente).

¿Qué esperamos para 2025?

Luego de que la inflación de marzo se acelerara principalmente por factores estacionales y de precios regulados, estimamos que la inflación de abril podría desacelerarse incluso a pesar de los recientes anuncios. en torno al nuevo acuerdo con el FMI -por el que se implementó un nuevo esquema cambiario de flotación de bandas- en lugar del esquema del crawling peg al 1% mensual. De todas maneras, este supuesto lejos está de ser definitivo dado que aun resta ver cuál es el impacto de las recientes medidas.

Por lo tanto, hoy luce probable que la inflación continúe navegando en torno al 2-3% mensual algunos meses más. Si bien podría existir algo más de inflación de bienes, más dependientes del tipo de cambio, los precios de los servicios podrían, a contramano de lo que venía pasando en los últimos meses, ayudar a sostener a raya el avance del nivel general de precios.

Pese a la mayor volatilidad cambiaria que prevemos se avecina, estimamos que en 2025 la inflación desacelerará notablemente respecto a la cifra observada en el año anterior.