Superávit sin ingresos extraordinarios

¿Cómo le fue al fisco en mayo?


El Sector Público Nacional No Financiero cerró mayo con un superávit primario de $1,70 billones. Con intereses que ascendieron a $1,04 billones, el superávit financiero totalizó $0,66 billones. El recorte en el gasto se mantuvo en línea con el desempeño observado en abril, mientras que los ingresos se desplomaron debido a una alta base de comparación en mayo de 2024. Así, en los primeros cinco meses del año, el SPN acumula un superávit financiero equivalente al 0,3% del PIB y un superávit primario de 0,8% del PIB.


En esta ocasión, confluyeron una moderación del gasto primario (-1,9% i.a.) y una fuerte contracción real de los ingresos (-14% i.a.), atribuida principalmente al desempeño excepcional del Impuesto a las Ganancias en mayo de 2024, cuando se reflejó el impacto de la devaluación de diciembre de 2023 sobre los balances de las sociedades con activos dolarizados.

En detalle, los ingresos tributarios, que venían mostrando un crecimiento sostenido durante el año, impulsados por los tributos vinculados a la actividad económica, cayeron en mayo en la misma proporción que los ingresos totales. Sin embargo, al excluir el impacto del Impuesto a las Ganancias, también se observa una contracción interanual de 5%, explicada por la finalización del Impuesto PAIS y por una elevada base de comparación en los Derechos de Exportación, debido a la liquidación de la cosecha gruesa.

Por el contrario, el gasto primario registró en mayo su nivel más bajo para ese mes en la última década, como resultado del ajuste fiscal implementado por la actual administración, con especial énfasis en la reducción de los subsidios económicos y el gasto de capital. No obstante, en el acumulado enero-mayo, el gasto primario se encuentra 6% por encima del mismo período de 2024, mientras que los ingresos muestran una caída interanual del 2%.

Por segundo mes consecutivo, tanto el gasto primario como los ingresos mostraron en mayo una expansión mensual, según la serie desestacionalizada. Dentro del gasto, se verificó un incremento en las transferencias de energía y transporte, parcialmente compensado por caídas en los salarios públicos y en las transferencias a universidades. Por el lado de los ingresos, los derechos de exportación registraron una marcada corrección tras el pico de abril, en línea con la reciente disminución de aranceles. En contraste, el resto de los tributos mantuvo su tendencia alcista en términos desestacionalizados.

Un zoom al interior de las cuentas públicas


En mayo, los ingresos totales registraron una fuerte contracción del 14% interanual. Excluyendo el Impuesto a las Ganancias, la caída fue de 5%. Este desempeño igualmente negativo se explica por la merma en los Derechos de Exportación y por la desaparición de ingresos extraordinarios como el impuesto PAIS, que en mayo del año pasado había representado cerca del 4% del total recaudado.

Como se señaló previamente, el Impuesto a las Ganancias experimentó en mayo de 2024 un crecimiento real interanual del 93%, impulsado por una ganancia extraordinaria de las sociedades. Esto se debe a que mayo es, estacionalmente, el mes en el que impactan los resultados del ejercicio previo y en esa oportunidad las ganancias fueron potenciadas por el impacto de la devaluación de diciembre de 2023 sobre activos dolarizados.

El resto de los tributos vinculados a la actividad económica mantuvo la tendencia positiva del mes anterior. Los ingresos por Seguridad Social avanzaron 14,6% interanual, acumulando nueve meses consecutivos de crecimiento. El IVA, en cambio, se mantuvo prácticamente estable (-0,4% i.a.), aunque alcanzó su nivel más bajo desde mayo del 2021. Por su parte, el impuesto a los Créditos y Débitos creció 22,9% i.a., en línea con la dinámica de los últimos meses.

En cuanto al comercio exterior, los Derechos de Exportación experimentaron una caída real interanual de 37,9%. Esta baja se explica, tanto por una elevada base de comparación (dado que en mayo 2024 se concentraron las liquidaciones del primer semestre, como por la reducción de alícuotas impulsadas por el gobierno. En contraposición, los Derechos de Importación continuaron creciendo a un ritmo de 22,6% i.a. reflejando una mejora en el volumen de importaciones.

Por el lado de las erogaciones, el Gasto Primario medido en términos reales acumula dos meses consecutivos de crecimiento mensual en la serie desestacionalizada, lo que podría marcar un incipiente cambio de tendencia. No obstante, en la comparación interanual, volvió a caer por segundo mes seguido (-1,9% i.a.), alcanzando el nivel más bajo para un mes de mayo en la última década.

Dentro del gasto, las Prestaciones Sociales continuaron en ascenso y acumulan un semestre de crecimiento real. Las Jubilaciones y Pensiones (incluyendo las Pensiones No Contributivas) le ganaron 15,2% a la inflación en la comparación interanual. Aún más marcado fue el avance de la AUH que creció 52% i.a., posicionándose como el gasto de protección social más alto para un mes de mayo desde 2016.

En tanto, los Subsidios Económicos alcanzaron en mayo su valor más alto del año en términos reales, y acumulan dos meses de crecimiento mensual desestacionalizado. Sin embargo, en la comparación interanual cayeron 55%, ubicándose en mínimos históricos. El Gasto de Capital tuvo una dinámica similar, con una caída interanual del 33,9%, también alcanzando su nivel más bajo para un mes de mayo.

Por otra parte, los Gastos en Funcionamiento crecieron levemente en términos reales (+1,6% i.a.), aunque dentro de esta partida los salarios del sector público continuaron en descenso (-5,4% i.a.). En línea con esta dinámica, las Transferencias a Universidades experimentaron una caída real del 7,6%.

Finalmente, las Transferencias a Provincias, a pesar de haberse más que duplicado en la comparación interanual, se mantienen por debajo de los niveles históricos habituales.

Perspectivas

Con los logros fiscales alcanzados en estos meses transcurridos, el Gobierno se encuentra encaminado para cerrar el año cumpliendo su objetivo de un superávit primario en torno al 1,6% del PIB, por encima de la meta pactada con el FMI (1,3%). Sin embargo, los desafíos persisten, especialmente en un contexto donde no se prevén ingresos extraordinarios y la capacidad de ajuste adicional del gasto es limitada.

En términos de ingresos, el esquema fiscal actual descansa en una recuperación sostenida de la actividad económica, apoyada en un agro más dinámico y una recomposición gradual del consumo interno. En este sentido, el reciente restablecimiento de alícuotas más elevadas a partir de julio, para las exportaciones de soja, maíz y derivados, podría contribuir a fortalecer los recursos en los próximos meses.

Por el lado del gasto, el margen para nuevas reducciones es estrecho: el gasto primario ya opera en niveles históricamente bajos, y una parte significativa del mismo, como el gasto previsional, está indexado a la inflación pasada, lo que limita la posibilidad de recortes adicionales.

En línea con esto, será clave seguir de cerca la discusión en el Senado sobre el nuevo proyecto de ley impulsado por la oposición, que ya obtuvo una amplia mayoría en Diputados. La iniciativa contempla el reconocimiento a los jubilados del porcentaje perdido durante el cambio de fórmulas de actualización, eleva el bono previsional en casi un 60% y lo indexa, y además propone la reincorporación de la moratoria por dos años. Aunque el Poder Ejecutivo ya anticipó su veto, el proyecto podría avanzar por insistencia legislativa, tensionando así las cuentas públicas.

En lo inmediato, junio representa un mes clave. Estacionalmente, tiende a concentrar mayores erogaciones por el pago de aguinaldos y un aumento en los subsidios económicos, lo que podría derivar en el primer déficit del año. Aun así, no puede descartarse una sorpresa fiscal: en junio de 2024, pese a estas presiones, el Gobierno logró sostener superávit tanto primario como financiero. Fue recién en julio cuando se consolidó el primer déficit financiero del año, asociado al pago de intereses de bonos soberanos.

 

El ajustado sendero fiscal estadounidense

Estados Unidos no presenta superávit fiscal desde 2001, acumulando más de dos décadas de déficits continuos. Actualmente, el desequilibrio asciende a unos 2 billones de dólares, equivalentes al 7% del PBI. En un contexto donde los ingresos se ubican sistemáticamente por debajo de los egresos, el gobierno norteamericano no muestra señales claras de encaminar un ajuste. Por el contrario, Donald Trump está preparando un paquete fiscal, el One Big Beautiful Bill Act, que ampliaría el gasto y profundizaría el desequilibrio, elevando aún más las necesidades de financiamiento.

El alto porcentaje de deuda pública en relación con el PBI no ha sido un fenómeno únicamente norteamericano. Otros países centrales han experimentado un crecimiento del ratio deuda-PBI durante los últimos años, resultado de la existencia de grandes déficits públicos, y consolidando un proceso de endeudamiento soberano generalizado. Quitando el excepcional caso de Japón, Estados Unidos se ubica como uno de los países con mayor déficit en relación con el PBI con el ya mencionado 121%, similar a países como Francia y Canadá. Por su parte, China presenta una deuda levemente inferior, pero en constante crecimiento: ni siquiera el gigante asiático escapada a esta dinámica generalizada.

El crecimiento de la deuda pública en EE.UU. vino acompañado de un fuerte aumento en el costo de financiarla. La confianza en los bonos del Tesoro como activos libres de riesgo comienza a flaquear ante déficits persistentes y mayor endeudamiento. El pago neto de intereses pasó del 8,5% al 19% de los ingresos y ya supera al gasto en defensa. La propuesta de Trump de reducir impuestos reducirá la capacidad del Tesoro de recaudar y repagar su deuda, lo que generó una escalada significativa en la tasa de rendimiento de los bonos largos. En este contexto, el desafiante mercado internacional no parece colaborar con el objetivo nacional de volver a financiarse.

Llegando al techo de la deuda

Desde la asunción de Donald Trump en enero de este año, Estados Unidos está llevando una política comercial más agresiva a través de la implementación de diversos aranceles a la importación. Si bien las tensiones se han moderado debido a la postergación de ciertos derechos de importación, aún no se han acabado. Sin embargo, este conflicto global se monta sobre un problema precedente de la economía norteamericana: la deuda pública y su sostenibilidad.

En Estados Unidos, el Congreso establece un límite legal a la deuda que puede contraer el Departamento del Tesoro, controlando que la financiación de las operaciones de gobierno no sea excesivamente alta a través de la deuda pública. Desde el año fiscal 2001 que Estados Unidos no presenta un superávit y acumula más de 2 décadas de déficits. Hoy en día, el déficit fiscal asciende a cerca de 2 trillones de dólares y representa cerca del 7% del PBI.

Al analizar la evolución de ingresos y gastos, observamos que luego de un paulatino crecimiento acompasado desde 2012 a 2020, la entrada de la pandemia fue un punto de inflexión. A partir de marzo de 2020 el gasto creció significativamente, ampliando de forma inédita su diferencial respecto a la recaudación. Si bien en los años siguientes el ingreso también creció considerablemente y cerró levemente la brecha con el gasto, lejos estuvo de alcanzar un superávit.

El prolongado resultado fiscal negativo ha llevado a que el mercado presente cierta desconfianza sobre la sostenibilidad de la deuda americana, traccionando su precio a la baja y las tasas al alza. Ante la ausencia de ajustes en la política fiscal y la permanencia de los déficits, un nivel más elevado de tasa generó una mayor dificultad para el Tesoro para rollear la deuda.

En un contexto donde los ingresos se ubican por debajo de los egresos año tras año, el gobierno norteamericano parece estar lejos de ajustar las cuentas fiscales. Donald Trump está preparando un paquete fiscal, denominado One Big Beautiful Bill Act, que profundizaría esta situación. El plan combina fuertes recortes impositivos a las personas físicas y jurídicas, a la par de que redistribuye el gasto desde las partidas de salud y programas sociales a defensa. En suma, el paquete fiscal no solamente tiene un componente regresivo (mejora la situación de las personas de altos ingresos y perjudica a la de bajos), sino que también incrementaría el déficit que viene acumulando Estados Unidos.

 

Un fenómeno global

El gobierno de Estados Unidos ha registrado casi 25 años consecutivos de resultados fiscales negativos, caracterizados por un gasto público persistentemente superior a los ingresos tributarios. Para financiar este desequilibrio, el Departamento del Tesoro ha recurrido sistemáticamente a la emisión de deuda soberana, lo que ha derivado en una expansión sostenida del stock de pasivos del sector público.

De acuerdo con los datos del 2024, la deuda federal de Estados Unidos alcanzó los 47 trillones de dólares, el máximo del cual se tiene registro. Tanto fue el crecimiento de la deuda que pasó de representar el 51% del PBI en 2001 al 121% el año pasado, más que duplicando el ratio mencionado.

Sin embargo, el alto porcentaje de deuda pública en relación con el PBI no ha sido un fenómeno únicamente norteamericano. Otros países centrales han experimentado un crecimiento del ratio deuda-PBI durante los últimos años, resultado de la existencia de grandes déficits públicos, y consolidando un proceso de endeudamiento soberano generalizado. Quitando el excepcional caso de Japón, Estados Unidos se ubica como uno de los países con mayor déficit en relación con el PBI con el ya mencionado 121%, similar a países como Francia y Canadá. Por su parte, China presenta una deuda levemente inferior, pero en constante crecimiento: ni siquiera el gigante asiático escapada a esta dinámica generalizada.

Sin embargo, un mayor volumen de colocaciones de deuda y una creciente necesidad de financiamiento deberían presionar al alza las tasas de interés ofrecidas en el mercado. ¿Ocurre esto en Estados Unidos? ¿O su rol privilegiado como emisor del dólar mitiga ese efecto?

Desconfianza de mercado

A la par del crecimiento de la deuda pública estadounidense, el costo de financiarla también se ha incrementado de forma considerable. Durante muchos años, el privilegio de emitir la principal moneda de reserva global le permitió a Estados Unidos sostener niveles altos de endeudamiento sin enfrentar tasas de interés elevadas. La confianza de los inversores en el dólar y los títulos del Tesoro —considerados activos prácticamente libres de riesgo— fue un ancla clave. Pero la acumulación persistente de déficits y el aumento del stock de deuda están comenzando a generar dudas sobre la sostenibilidad fiscal, y el mercado ya empieza a reflejar esas tensiones en las tasas exigidas.

Si medimos el pago neto de intereses en relación con la capacidad de generar ingreso del gobierno norteamericano, veremos que la situación se encuentra cada día más vulnerable. Mientras que en 2021 el pago neto de intereses representaba cerca del 8,5% de los ingresos, hoy en día se encuentra cercano al 19%, sembrando cada vez más dudas sobre el repago de dicha deuda. A su vez, si observamos el pago de intereses como porcentaje del gasto observamos que este también ha crecido de forma considerable, pasando de 5,3% en 2021 a ser el 13,3% actualmente. Pero lo más llamativo es que en los últimos 10 años el pago de intereses superó al gasto en defensa nacional y transferencias de ingresos, explicado en gran medida por las mayores tasas que se convalidan en cada licitación primaria de deuda. Como resultado, el pago de intereses crece considerablemente.

En este marco, los anuncios del agresivo paquete fiscal que Donald Trump quiere llevar a cabo no han sido neutrales. Una reducción de los impuestos, principal ingreso estatal, reducirá la capacidad del Tesoro norteamericano de recaudar y, por consecuencia, sus recursos para repagar su deuda. El temor a un escenario donde el gobierno no pueda pagar sus deudas, el mercado ha reaccionado desprendiéndose de títulos públicos a largo plazo. El activo sufrió una escalada significativa en su tasa de rendimiento y alcanzó niveles más elevados que la tasa de referencia de la Reserva Federal Al mismo tiempo, se amplió el diferencial respecto a las tasas de corto plazo. Un aumento en la tasa de los Treasury a 30 años refleja que el mercado desconfía de la sostenibilidad de la deuda estadounidense y no percibe que la economía más importante del mundo exhiba fundamentos tan sólidos como se esperaría.

Para Argentina, este escenario siembra cierta incertidumbre y torna más desafiante la colocación de deuda a futuro. Una suba en los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense encarece el costo de financiamiento para todos los países y, lógicamente, nuestra nación no está exenta de ello. Nuestro país actualmente se encuentra deseoso de poder volver a los mercados internacionales y, en pos de ello, hace esfuerzos para poder disminuir el riesgo país. Sin embargo, el desafiante mercado internacional no parece colaborar con el objetivo nacional.

Un superávit estacional

El saldo comercial alcanzó USD 608 M en mayo. De esta manera, el saldo acumuló USD 1.883 M durante los primeros cinco meses del año, ubicándose por debajo del saldo acumulado en el mismo periodo del año anterior (que había sido USD 8.862 M).

La balanza comercial energética mantuvo el superávit, aunque moderó su performance respecto a los meses anteriores. Durante mayo, el resultado positivo fue de USD 345M. Si bien el saldo comercial sin contar el sector energético hubiera sido positivo por USD 263 M debido a la favorable estacionalidad del sector agropecuario, su rol fue fundamental para explicar el superávit. En concreto, el 56,7% del saldo comercial positivo es explicado por el balance energético. A su vez, mayo se apunta como el primer mes del año en el cual tanto el balance energético como el resto del saldo comercial es positivo.

Estimamos que el resultado comercial acumulado del año se mantenga en terreno positivo, pero con una dinámica bien diferenciada entre el primer y segundo semestre. Mientras que el primero estuvo caracterizado por continuos superávits, el segundo enfrenta mayores desafíos que podrían tornar el saldo a negativo debido a la estacionalidad y cierto grado de incertidumbre cambiaria. En este contexto, el conflicto internacional agrega incertidumbre y será clave para determinar las estimaciones futuras.

¿Qué pasó con el saldo comercial en mayo?

El saldo comercial alcanzó USD 608 M en mayo. De esta manera, el saldo acumuló USD 1.883 M durante los primeros cinco meses del año, ubicándose por debajo del saldo acumulado en el mismo periodo del año anterior (que había sido USD 8.862 M).

Al igual manera que en el primer cuatrimestre del año, el resultado comercial se ubicó por debajo del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del mes de mayo. En concreto, la mediana del REM estimaba exportaciones por USD 7.620 M e importaciones por USD 6.589 M, lo cual implicaba un saldo superavitario por USD 1.265 M.

La balanza comercial energética mantuvo el superávit, aunque moderó su performance respecto a los meses anteriores. Durante mayo, el resultado positivo fue de USD 345M (acumulando USD 2.766 M en los primeros cinco meses del año), un 27,1% inferior respecto a mayo de 2024. El balance positivo se mantuvo a pesar de que las exportaciones energéticas cayeron un 29,0% respecto al mismo mes del año pasado (USD 647 M en 2025 vs USD 911 M en 2024). Por su parte, las importaciones del sector también sufrieron una significativa contracción y redujeron su valor en 31%, alcanzando un monto igual a USD 302 M.

Si bien el saldo comercial sin contar el sector energético hubiera sido positivo por USD 263 M debido a la favorable estacionalidad del sector agropecuario, su rol fue fundamental para explicar el superávit. En concreto, el 56,7% del saldo comercial positivo es explicado por el balance energético. A su vez, mayo se apunta como el primer mes del año en el cual tanto el balance energético como el resto del saldo comercial es positivo.

 

En el agregado, el resultado positivo del mes se sostuvo a pesar de una caída interanual en las exportaciones de 7,4% con un valor de USD 7.095 M, alentado por la estacionalidad positiva del agro pero contrapesado por fuerte apreciación del tipo de cambio. Al interior, la caída se explicó por bajas interanuales no solo en las cantidades (-6,0%) sino también en los precios de exportación (-1,5%).

Los rubros mostraron desempeños disímiles. En términos de valores, el rubro con mayores exportaciones fue las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) con USD 2.489 M, representando una caída de 11,1% i.a. Le siguió los Productos Primarios (PP) mostraron exportaciones por USD 1.994 M, lo cual representó una desmejora de 1,3% i.a. Por su parte, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) crecieron 2,4% interanuales y arrojaron valores exportados por USD 1.965 M.

En lo que respecta a las importaciones, mostraron una suba de 29,4% i.a. por USD 6.488 M, acumulando seis meses consecutivos con crecimientos interanuales de gran magnitud. Si bien los precios de las importaciones a nivel general se contrajeron interanualmente un 7,0%, las cantidades sobre compensaron este efecto al avanzar 39,4%. En contraste, la serie desestacionalizada cayó 4,3%, acumulando un leve crecimiento respecto a diciembre de 0,9%.

Todos los rubros registraron una mejora interanual, a excepción de combustibles y lubricantes que cayó 31,1% explicado tanto por una caída en el precio (-21,5%) como de cantidades (-9,4%). El rubro de mayor importancia en términos de valores fue Bienes Intermedios (BI) con USD 2.068 M (+1,0% i.a.). Le siguió Piezas y accesorios de bienes de capital (PyA) por USD 1.409M (+32,9% i.a.) y Bienes de capital (BC) por USD 1.247 M (+68,5% i.a.). Por último, los Bienes de consumo (BC) tuvieron compras externas por USD 900 M (+75,1% i.a.) y los Vehículos automotores de pasajeros por USD 495 M (+160,0% i.a.).

 ¿Qué esperamos para lo que resta del año?

En el corto plazo estimamos que junio arrojará un saldo comercial positivo dado que es un mes favorecido por la estacionalidad del sector agropecuario, expresado en un incremento de las exportaciones que trae la llegada de la cosecha gruesa. En puertas de la restitución de las retenciones a productos agropecuarios, es de esperarse que durante el sexto mes del año los exportadores aceleren su liquidación.

Sin embargo, de cara a la segunda mitad del año aparece una mayor incertidumbre en cuanto al signo del balance comercial. La aparición de las retenciones a partir de julio y una estacionalidad desfavorable para el sector agropecuario comprometen la capacidad exportadora del país para el segundo semestre, sembrando dudas respecto a qué signo presentará el saldo comercial. Pasada la cosecha gruesa y en puertas del contexto electoral, florecen las dudas sobre el tipo de cambio real. En particular, crecen las dudas respecto al comportamiento del sector exportador en la segunda mitad del año, dado que podrían debilitarse los incentivos a liquidar divisas en un contexto de expectativas cambiarias aún inciertas.

Todo esto se da en un contexto internacional incierto debido al conflicto bélico en Medio Oriente entre Irán e Israel. Debido a que la región implicada tiene un rol particular en cuanto a la producción y abastecimiento global de hidrocarburos, el precio de estos commodities podría verse significativamente influenciado, como ya ha sucedido en las últimas jornadas. Tal como ha sucedido en otras experiencias bélicas, el costo de los fletes internacionales podría encarecerse, adicionando una dificultad adicional para el saldo comercial nacional en los próximos meses.

Si bien Argentina ha acumulado una balanza energética positiva en los últimos meses, en junio del año pasado el resultado fue negativo, explicado principalmente por una estacionalidad desfavorable. Este año, el repunte en el nivel de actividad, junto con el aumento estacional del consumo durante el invierno, podría compensar parte de la mejora energética vía incremento de importaciones. Aunque la producción local de petróleo y gas muestra una mejora respecto al año pasado, ese crecimiento podría no alcanzar para cubrir el incremento de la demanda, volviendo a generar un déficit en el sector.

Por otro lado, la continuidad del proceso de recuperación económica, en conjunto con el nivel de tipo de cambio real actual, traccionará al alza las importaciones, sosteniendo un crecimiento transversal a todos los rubros.  

En síntesis, estimamos que el resultado comercial acumulado del año se mantenga en terreno positivo, pero con una dinámica bien diferenciada entre el primer y segundo semestre. Mientras que el primero estuvo caracterizado por continuos superávits, el segundo enfrenta mayores desafíos que podrían tornar el saldo a negativo debido a la estacionalidad y cierto grado de incertidumbre cambiaria. En este contexto, el conflicto internacional agrega incertidumbre y será clave para determinar las estimaciones futuras.

 

Diputados aprobó leyes no deseadas por el Ejecutivo, Milei anticipó que vetará

El Ejecutivo está decidido a lograr la menor intervención posible del Congreso en su política económica. Algo que no solo ha logrado pudiendo administrar el gasto público por segundo año consecutivo sin una ley de presupuesto sancionada, sino que intenta lograr al anunciar que toda ley sancionada que afecte el gasto público será vetada. Como sucederá con las tres leyes que la Cámara de Diputados acaba de aprobar y que Milei anticipó que vetará.

 

La Cámara Baja aprobó la semana pasada tres iniciativas (dos en materia previsional y otra en materia de discapacidad), que implican un aumento en el gasto público para atender necesidades en esos dos ámbitos sensibles de la realidad social. Dos de ellas (el aumento extraordinario a los jubilados y la ley de emergencia en materia de Discapacidad) fueron aprobadas por más de dos tercios de los votos.

No llamó la atención que bloques que vienen asumiendo una posición más opositora votaran a favor de estas leyes (Unión por la Patria, Encuentro Federal, los Radicales opositores de Democracia para Siempre, la Coalición Cívica, o la izquierda), pero sí llamó la atención que bloques provinciales o los legisladores de la propia UCR y algunos del PRO acompañaran estas iniciativas, o al menos se abstuvieran de rechazarlas.

Si nos guiamos por el antecedente inmediato, uno puede interpretar que muchos de los legisladores que acompañaron estas iniciativas no siendo estrictamente diputados opositores, lo han hecho sabiendo que el Presidente tiene la facultad de vetar. Y especulando que posiblemente, una vez sancionada y vetada la ley, puedan negociar la no insistencia para salvar al Gobierno del costo fiscal por la imposición de estas normas. Lo cierto es que la posibilidad de que las leyes salgan es cierta, restará saber nuevamente si el Ejecutivo tiene la capacidad política de juntar los 86 votos que se necesitan para bloquear la insistencia legislativa del Congreso.

Inflación: el dato más bajo de los últimos años

El IPC Nacional de INDEC cayó al cerrar en 1,5% mensual en mayo, desacelerándose 1,3 p.p. respecto al dato de abril y ubicándose por debajo de las expectativas del mercado. A su vez, representa el valor mensual más bajo desde noviembre del 2017, si excluimos la pandemia. De esta forma, la inflación acumulada fue de 13,3% en los primeros cinco meses del año y la variación interanual fue de 43,5%, representando la variación más baja desde marzo de 2021.

La baja fue impulsada principalmente por los Estacionales, que registraron una caída mensual del 2,7%, acumulando una suba de apenas el 7% en lo que va del año y 21% en términos interanuales. Más allá de la marcada moderación en el Nivel General, el mejor dato de mayo lo trajo la inflación Núcleo: mostró una suba mensual del 2,2% (acumulando un 14,7% en lo que va del año y un 44,7% i.a.), desacelerando 1 p.p. con respecto al mes previo y alcanzando el dato más bajo desde mediados del 2019 (previo a las PASO) al excluir la pandemia.

En el corto plazo, la inflación mensual en junio podría subir un poco producto de aumentos en cigarrillos, nafta y transporte público, ya sin tanta ayuda de los estacionales como durante mayo. No obstante, estimamos que es probable que el avance de precios se ubique nuevamente por debajo del 2% mensual. De cara a los próximos meses, su evolución dependerá fundamentalmente de lo que ocurra con el tipo de cambio.

¿Qué pasó con la inflación en mayo?

El IPC Nacional de INDEC sorprendió a la baja en mayo al avanzar apenas un 1,5% mensual, una desacelaracion significativa de 1,3 p.p. respecto al dato de abril y ubicándose por debajo de las expectativas del mercado. A su vez, representa el avance mensual más bajo desde noviembre del 2017, si excluimos la pandemia. De esta forma, la inflación acumulada fue de 13,3% en los primeros cinco meses del año y la variación interanual fue de 43,5%, representando la variación más baja desde marzo de 2021.

La baja fue impulsada principalmente por los Estacionales, que registraron una caída mensual del 2,7%, acumulando una suba de apenas el 7% en lo que va del año y 21% en términos interanules. A su interior, se desplomó el precio de las verduras (-9,5%) y las frutas (-1,9%), lo que traccionó a la categoría hacia abajo. En términos interanuales, las verduras son la única categoria con variacion interanual negativa, cerca del 4%.

En menor medida, también contribuyeron a la baja los precios Regulados, que registraron un aumento del 1,3% (-0,5 p.p. respecto a abril). Dentro de esta categoría, Transporte fue el rubro de menor crecimiento explicado por la caída del -2,1% en combustibles para vehículos de uso doméstico.

Más allá de la marcada moderación en el Nivel General, el mejor dato de mayo lo trajo la inflación Núcleo: mostró una suba mensual del 2,2% (acumulando un 14,7 % en lo que va del año y un 44,7 % i.a.), desacelerando 1 p.p. con respecto al mes previo y alcanzando el dato más bajo desde mediados del 2019 (previo a las PASO) al excluir la pandemia. A diferencia de meses previos, la carne no fue el principal impulsor del aumento: su variación fue del 1,5 %, acumulando un alza del 25,1 % en lo que va del año.

En términos de bienes y servicios se mantuvieron las diferencias en su evolución. Los primeros crecieron 0,9% en mayo, mientras que los servicios subieron un 2,7%. En cuanto a las divisiones, la de mayor aumento en el mes fue Comunicación (+4,1%) por subas en servicios de telefonía e internet, seguida de Restaurantes y hoteles (+3,0%) y Salud (+2,7%). En contraste, Transporte (+0,4%) y Alimentos y bebidas no alcohólicas (+0,5%) fueron las divisiones con menor incremento.

De esta manera, la inflación de mayo sorprendió a la baja siendo el primer mes entero desde la flexbilizacion del cepo, en sintonía con la relativa estabilidad del tipo de cambio. De hecho, es el segundo mes consecutivo que el tipo de cambio oficial se mueve por encima de la inflación, permitiendo ganar cierto grado de competitividad cambiaria: el TCN avanzó un 9,1% (casi 5% en el promedio del mes) en abril frente a una inflación mensual del 2,8%, mientras que en mayo la cotización aumentó un 2% (2,3% en promedio) contra una inflación de apenas el 1,5%.

Un punto no menor para explicar el bajo traslado a precios es que no todos los precios de la economía se regían por el mismo tipo de cambio. Por caso, mientras el dólar oficial subió un 11,3% entre abril y mayo, el tipo de cambio exportador mostró un incremento acumulado del 6,5%. Además de la estabilidad del tipo de cambio oficial y el exportador, se suma la influencia de los dólares paralelos, que también inciden en la formación de precios en la economía. En ese sentido, el dólar CCL medido con Cedears cayó 6,7% en promedio en mayo (se mantuvo estable punta a punta).

Por último, también colaboraron con la baja de la inflación las distintas medidas y señales por parte del gobierno (como la quita de aranceles, el incentivo a rechazar nuevas listas de precios y la intervención en las pautas salariales), que ayudaron a alinear las expectativas.

¿Qué esperamos para los próximos meses?

En el corto plazo, la inflación mensual en junio podría subir un poco producto de aumentos en cigarrillos, nafta y transporte público, ya sin tanta ayuda de los estacionales como durante mayo. No obstante, estimamos que es probable que el avance de precios se ubique nuevamente por debajo del 2% mensual. De cara a los próximos meses, su evolución dependerá fundamentalmente de lo que ocurra con el tipo de cambio.

En tal sentido, si el tipo de cambio se mantiene relativamente estable (o incluso reduce su cotización), no aparece ningún shock estacional (como los evidenciados en marzo) y se postergan aumentos de precios regulados (justamente con el fin de bajar la inflación), el proceso de desinflación podría continuar su curso.

Más adelante en el año, no nos sorprendería que el tipo de cambio oficial muestre una mayor volatilidad en la cercanía a las elecciones si el Gobierno se mantiene en su postura de no intervención dentro de las bandas, lo cual podría tener cierto impacto en la inflación de aquellos meses frente a la típica incertidumbre política y cambiaria. Cualquiera sea el caso, estimamos que la inflación anual en 2025 desacelerará notablemente respecto a los observado en 2024.

La restricción decisional del Poder Ejecutivo ya se refleja en las estadísticas

Desde el principio de este ciclo señalamos que el rasgo más característico de este proceso político era la restricción decisional que opera sobre este Poder Ejecutivo que gobierna en minoría. Esa particularidad del proceso es la que obligaba a prestar más atención de lo habitual en el cómo más que en el qué. Saber cómo iba a hacer este Presidente para tomar decisiones, más allá de saber qué decisiones quería tomar.

Y efectivamente con el paso del tiempo, esta característica del proceso se fue reflejando en las estadísticas más elementales del proceso de toma de decisiones dentro del sistema. Las más relevantes de ellas, la que simboliza la toma de decisión de un sistema político, muestra un proceso muy deficitario en términos de sanción de leyes. El primer año de Milei fue el primer año de mandato de un presidente con la menor cantidad de leyes sancionadas desde 1983 a la actualidad. Y este segundo viene camino a ser el año con menor cantidad de leyes sancionadas desde 1983 a la actualidad.

Pero además, la restricción decisional del Poder Ejecutivo se refleja también en otra estadística asociada: Milei ya firmó más DNU que sus tres antecesores, y viene firmando DNU´s a una velocidad anual que solo es superada por la cantidad de DNU´s que firmó Eduardo Duhalde en medio de una crisis económica y política particular.

Un proceso político caracterizado una naturaleza decisional de emergencia o extraordinaria. Lo que advierte no solo la necesidad de seguir observando el “cómo”, como un aspecto medular de este ciclo político, sino la necesidad de recordar que la consistencia de este proceso decisorio no es la más adecuada para garantizar durabilidad.

Repunte de la industria y la construcción en abril

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una suba desestacionalizada del 2,2% en abril de 2025 (+8,5% i.a.), lo que permitió a la industria romper una racha de cuatro meses consecutivos de caídas y situarse 7,2% por encima del piso de la recesión. Sin embargo, este repunte no compensa el retroceso de marzo.

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) también repuntó en abril al crecer 5,1%. De esta forma, se posicionó 26% por encima de abril del 2024 y acumula una suba de más de 10 % en lo que va del año. En línea con lo sucedido en la industria, abril presentó mejoras tras el despeje de la incertidumbre tras el cambio de esquema cambiario.

Los indicadores adelantados de la industria presentaron subas durante mayo. La producción de automóviles sostiene dos meses en verde al crecer 3,6% s.e. en mayo y se ubicó un 25,2% por encima de igual mes del año pasado. En la misma línea, el patentamiento de autos creció 2,2% respecto a abril en la serie desestacionalizada (+60% i.a.), mientras que las ventas de autos usados cayeron 4,0% (+2,6% i.a.). En este contexto, el crédito al consumo se mantiene elevado creciendo en torno al 5% mensual sin estacionalidad, y se posiciona 138% i.a.

Repunta la industria

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una suba desestacionalizada del 2,2% en abril de 2025 (+8,5% i.a.), lo que permitió a la industria romper una racha de cuatro meses consecutivos de caídas y situarse 7,2% por encima del piso de la recesión. Sin embargo, este repunte no compensa el retroceso de marzo.

A nivel sectorial, once de los dieciséis sectores cerraron en verde en la serie desestacionalizada, mientras que cinco sectores no compensaron la caída de marzo. Entre las principales subas destacan los Productos de tabaco, que crecieron un 13,7% tras una caída del 33,3% en marzo, Productos minerales no metálicos (+9,1%) y Refinación de petróleo (+7,6%). Por otro lado, las mayores caídas se dieron en Productos de metal (-5,4%) y Productos textiles (-1,5%).

En términos más generales, se destaca la suba los bienes de capital (+17,0% i.a.) y los bienes de consumo no durable (+7,9% i.a.). Por su parte, los bienes de uso intermedio se recuperaron en la comparación interanual (+3,0% i.a.). A su vez, estas comparaciones interanuales coinciden con el piso de la recesión, abril del 2024, siendo representativo de la recuperación de estos sectores.

El incremento en bienes de capital se explica, en parte, por el incremento de la categoría maquinaria y equipo (+31,3% i.a.), destacándose la fabricación maquinaria agrícola, aunque la suba interanual también se explica por mantenimiento en las plantas durante abril del 2024, que implicó un freno de la producción.

La recuperación de la categoría equipos, aparatos e instrumentos, que se ubica 68% por encima de abril del año pasado, responde en gran parte al repunte en la fabricación de celulares y televisores, impulsado por una mayor disponibilidad de financiamiento. Si bien influye la baja base de comparación, esta mejora también se explica por un contexto más favorable para el consumo. En efecto, las ramas más orientadas a la demanda interna (que habían sido particularmente golpeadas por la caída del ingreso disponible) comenzaron a mostrar señales de recuperación. La estabilización de los ingresos reales y el crecimiento del crédito al consumo, que avanza a un ritmo cercano al 5% mensual, están contribuyendo a reactivar sectores sensibles al gasto de los hogares.

La construcción continúa con altibajos

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) también repuntó en abril al crecer 5,1%. De esta forma, se posicionó un 25,9% por encima de igual mes del 2024 y acumula una suba del 10,4% en lo que va del año. En línea con lo sucedido en la industria, abril presentó mejoras luego del cambio de esquema cambiario al despejarse la incertidumbre.

 

En cuanto a los insumos para la construcción, casi todos cerraron con variaciones mensuales positivas en la serie sin estacionalidad, excepto Pinturas. La principal suba fue Mosaicos con un crecimiento del 42,7% y explicó 2,5 p.p. del crecimiento del índice. A su vez, también presentaron subas Pisos (+15,3%), Yeso (+6,7%) y Asfalto (+5,9%).

¿Qué esperamos hacia adelante?

La incertidumbre en torno a la sostenibilidad del esquema cambiario previo y las negociaciones con el FMI tuvo un fuerte impacto sobre la actividad en marzo, aunque este efecto no se extendió a abril. En este sentido, de cara a mayo, los indicadores adelantados de actividad muestran una tendencia de crecimiento, aunque con una dinámica ambivalente, en línea con lo observado en los meses anteriores.

En cuanto a la construcción, el sector tiene mucho más para recuperar que la industria producto de la profunda caída inicial dado su componente procíclico con la actividad económica. Sin embargo, el sector muestra una marcada volatilidad mes a mes. En mayo, el Índice Construya registró una caída desestacionalizada del 12,1% (+8,9% i.a.), mientras que los despachos de cemento retrocedieron un 8,9% (-1,0% i.a.). En línea con las caídas de mayo en el sector, las encuestas cualitativas realizadas por el INDEC reflejan la percepción de una continuidad en el estancamiento del sector para los próximos meses. En números, el 67,7% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector no cambiará en los próximos tres meses.

Respecto a la industria, la producción de automóviles sostiene dos meses en verde al crecer 3,6% s.e. en mayo y se ubicó un 25,2% por encima de igual mes del año pasado. En la misma línea, el patentamiento de autos creció 2,2% respecto a abril en la serie desestacionalizada (+60% i.a.), pero las ventas de autos usados cayeron 4% (+2,6% i.a.). En este contexto, el crédito al consumo se mantiene elevado creciendo en torno al 5,0% mensual sin estacionalidad, y se posiciona 138% i.a.

Más en general, creemos que el cambio de esquema económico no será tan determinante para cambiar el sendero de recuperación. Sin embargo, en el caso de la construcción, no proyectamos un crecimiento suficiente como para compensar completamente la contracción del año anterior. En cuanto a la industria, se prevé que la industria evolucione de manera heterogénea entre sectores: mientras algunas ramas lograrán recuperar lo perdido en 2024, otras podrían verse afectadas por una posible apertura de importaciones y cambios en los precios relativos, lo que podría tener un impacto negativo en el empleo, especialmente en industrias sensibles como la textil o la tecnológica.

Luego del pico de marzo, con el IPC a la baja, los salarios recuperan terreno

La dinámica de descalce entre precios y salarios que vimos en marzo, pareciera tender a ir revirtiéndose este mes, cuando el promedio de cuotas de aumentos de salarios vuelva a estar nuevamente por encima del IPC. Al menos eso será así si el índice de precios de mayo se ubica por debajo del 2,4% de aumentos que recibieron los salarios de las paritarias relevadas este mes. Se trataría del primer mes donde los salarios le vuelven a ganar a la inflación desde enero pasado.

El promedio de aumentos por mes de los acuerdos celebrados por grandes gremios aún siguen lejos de la famosa pauta de referencia promovida por el Gobierno de aumentos del 1% mensual. Durante el primer trimestre, el promedio de aumentos de los grandes gremios relevados promedió un aumento mensual de 1,9%, en este segundo trimestre, solo considerando los registros existentes para cada gremio hasta aquí, el promedio de aumento mensual bajó unas décimas, hasta 1,6%, pero claro, aún restan cerrar varios acuerdos para que se acerquen a la pauta de referencia del gobierno.

La tensión del proceso paritario hoy se centra entre la posición de los gremios y las cámaras empresarias que en su mayoría tienen cierta predisposición para encarar un proceso de recuperación del salario en virtud del descalce que se produjo en el primer trimestre como consecuencia del pico de inflación de marzo, y la actitud del Gobierno de querer contener la puja distributiva para contribuir al proceso de desinflación en curso.

Si miramos lo que dejó el proceso paritario del primer cuatrimestre, los salarios de los principales gremios -en su gran mayoría-, se encuentran en terreno negativo, con desfasajes que arrojan pérdidas de entre 3 y 5 p.p. por debajo de la inflación acumulada para el mismo período. Este es el factor que le mete presión al intento del gobierno de llevar la nominalidad paritaria a una velocidad de 1% mensual. Es decir, significaría que no habría recuperación de lo perdido por el pico inflacionario de marzo, que dejó rezagados los salarios.

El deseo de triunfo del oficialismo es más alto que la intención de voto a LLA

Una mirada distinta de aproximación a la escena electoral puede ser consultar sobre el deseo de triunfo oficialista u opositor, sobre todo porque las elecciones legislativas suelen ser elecciones donde se plebiscita el rumbo de gobierno (¿se vota para premiar o castigar al gobierno?). Allí, el oficialismo recoge más del 40% de deseo de triunfo, contra un 50,5% que desea que gane la oposición. Son números que maridan muy bien con los niveles de apoyo al gobierno, o la imagen del presidente.

Pero esos números de apoyo al oficialismo no se traducen siempre de manera perfecta hacia la identidad partidaria del oficialismo, más para una identidad partidaria nueva que irrumpió con fuerza en la elección en 2023.
Por ello La Libertad Avanza registra niveles de intención de voto inferiores al deseo de triunfo oficialista. De hecho, en este último mes hubo una caída de 3 p.p. en la intención de voto de LLA, que se combina con un incremento del voto del PRO a nivel nacional. Algo que no marida bien con lo sucedido en la elección de CABA, pero que pudiera ser evidencia de alguna reacción de los votantes a cosas que han sucedido en la escena como la caída de la Ley de Ficha Limpia, según lo analizado anteriormente.

El oficialismo empieza a lidiar con una realidad típica de los oficialismos, y es que la gente disconforme descarga su inconformidad con él, lógicamente. Ello genera un sentimiento de deseo de NO triunfo oficialista alto. Pero ese deseo no se canaliza siempre en una solo oferta opositora, lo que le permite al oficialismo no sufrir las inclemencias de ello. Pero como contraparte, el oficialismo si puede aprovechar el también concentrado deseo de NO triunfo del kirchnerismo para sí mostrarse como única opción para evitar que vuelva el kirchnerismo al poder. Ese es el voto disponible que irá a buscar capitalizar LLA con su estrategia de polarización con el kirchnerismo.

Malas noticias para la actividad en marzo

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró una caída mensual de 1,8% s.e. en marzo. De esta manera cortó la racha de diez meses de subas desde el piso de abril, acumulando una suba cercana al 7% desde entonces. Con todo, la actividad fue 5,6% superior a la de marzo de 2024, mientras que el acumulado del primer trimestre del año se ubicó 6,2% por encima del mismo del 2024.

La industria y la construcción mostraron mejoras en abril tras las fuertes caídas de marzo. En el caso de la construcción, se destacaron las subas en varios indicadores: el Índice Construya aumentó 10,5% desestacionalizado, acumulando tres meses consecutivos en alza, y los despachos de cemento crecieron 8,3% s.e., revirtiendo dos meses de caídas. La industria también registró una mejora, impulsada por el repunte en la producción de automóviles, que creció 7,1% en abril tras haber caído 10,5% en marzo. En la misma línea, las ventas de autos usados subieron 6,6%, y el patentamiento de vehículos 0 km aceleró su crecimiento con un alza del 6,0%.

 La construcción difícilmente logre recuperar lo perdido en 2024, y la industria va en camino de compensar la caída. En contraste, otros sectores que también sufrieron caídas el año pasado ya lograron superar las bajas y se espera que sigan creciendo (como el comercio, la actividad inmobiliaria y la intermediación financiera). Por otro lado, los sectores primarios, que moderaron la caída de la actividad a lo largo de 2024, mantendrán su sendero de crecimiento en 2025.

 ¿Cómo dio el EMAE en marzo?

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró una caída mensual de 1,8% s.e. en marzo. De esta manera cortó la racha de diez meses de subas desde el piso de abril, acumulando una suba cercana al 7% desde entonces. Con todo, la actividad fue 5,6% superior a la de marzo de 2024, mientras que el acumulado del primer trimestre del año se ubicó 6,2% por encima del mismo del 2024.

La caída de la actividad económica en el tercer mes del año se explica, en gran medida, por la incertidumbre respecto a la continuidad del esquema cambiario y el rumbo de la política económica en el contexto de las negociaciones con el FMI. Esto generó que muchas decisiones relacionadas a la producción se postergarán hasta tener un panorama más claro. Si bien se trata de la contracción más pronunciada desde diciembre de 2023, no revierte la suba que venía mostrando la actividad, la cual había alcanzado máximos históricos en la serie en el mes anterior. Con esta baja, el nivel de actividad retrocede a valores similares a los de agosto de 2023, mes en el que comenzó la recesión anterior.

A nivel sectorial, solo tres de los quince sectores registraron un crecimiento en marzo, lo que marcó un freno en la dinámica de expansión generalizada observada en los últimos meses. En términos desestacionalizados, el único sector que mostró un avance significativo fue el agropecuario, con un incremento del 2,0%. Este desempeño se explica por el inicio de la cosecha gruesa, lo que aportó 0,2 puntos porcentuales al índice general. En tanto, los sectores de educación y salud mostraron variaciones positivas marginales, sin un impacto relevante en el nivel general de actividad.

Sin embargo, al comparar con marzo de 2024, se observa una mejora en la mayoría de los sectores desde los niveles mínimos de la recesión: nueve de los quince sectores registraron crecimiento. El sector de Comercio mayorista, minorista y reparaciones registró la mayor incidencia positiva en la variación interanual del EMAE, con un crecimiento del 9,3% i.a., seguido por Intermediación financiera (29,3% i.a.) e Industria manufacturera (4,2% i.a.).

No obstante, salvo por el caso de la intermediación financiera (que viene mostrando un crecimiento sostenido), estas variaciones interanuales reflejan el efecto de una baja base de comparación, más que un repunte robusto de la actividad sectorial. De todos modos, el comercio muestra una progresiva recuperación, y creció alrededor del 14% s.e. desde el piso de abril y se acerca a los niveles de febrero del 2023, un mes más representativo para evaluar su desempeño sin el efecto de la recesión.

¿Qué esperamos hacia adelante?

La incertidumbre respecto al rumbo económico durante marzo tuvo un impacto significativo sobre la actividad. Es probable que este efecto persista, al menos parcialmente, en los datos de abril, dado que el cambio en el esquema cambiario se implementó recién a mediados de ese mes. No obstante, se espera que la actividad retome su sendero de crecimiento en la medida en que se disipe el clima de incertidumbre y se consolide una mayor previsibilidad en el frente cambiario.

Los indicadores adelantados de actividad sugieren que abril presentará mejoras respecto a marzo, un mes atravesado por incertidumbres con relación al esquema económico que pusieron un parate en la actividad económica. No obstante, las ventas minoristas PYME cayeron 1,8% s.e. y continúan con su sendero de oscilaciones, sin terminar de presentar un crecimiento sostenido. A su vez, el crédito al consumo sostiene su racha en verde al crecer un 5,4% en abril.

La industria y la construcción mostraron mejoras en abril tras las fuertes caídas de marzo. En el caso de la construcción, se destacaron las subas en varios indicadores: el Índice Construya aumentó 10,5% desestacionalizado, acumulando tres meses consecutivos en alza, y los despachos de cemento crecieron 8,3% s.e., revirtiendo dos meses de caídas. La industria también registró una mejora, impulsada por el repunte en la producción de automóviles, que creció 7,1% en abril tras haber caído 10,5% en marzo. En la misma línea, las ventas de autos usados subieron 6,6%, y el patentamiento de vehículos 0 km aceleró su crecimiento con un alza del 6,0%.

No obstante, algunos factores aún representan desafíos para la sostenibilidad del crecimiento económico. Por un lado, la recuperación del salario real fue uno de los principales motores de la actividad en los últimos meses, pero se anticipa una desaceleración en su dinámica, en línea con la persistencia de la inflación. Por otro lado, las intensas lluvias podrían haber afectado significativamente los cultivos pendientes de cosecha, lo que impactaría negativamente en el desempeño del sector agropecuario. A esto se suma el contexto electoral, que podría generar mayor volatilidad y ruido en las decisiones económicas en los próximos meses.

La construcción difícilmente logre recuperar lo perdido en 2024, y la industria va en camino de compensar la caída. En contraste, otros sectores que también sufrieron caídas el año pasado ya lograron superar las bajas y se espera que sigan creciendo (como el comercio, la actividad inmobiliaria y la intermediación financiera). Por otro lado, los sectores primarios, que moderaron la caída de la actividad a lo largo de 2024, mantendrán su sendero de crecimiento en 2025.

La corrección de la actividad del año pasado nos permite pensar en un crecimiento del orden del 5% para el 2025, acompañado por importantes mejoras en la inversión y el consumo privado. De esta forma, el 2025 revertirá la caída del 2024 en términos de actividad.