El Senado rechazó el DNU de Milei y ahora depende de que no lo rechace diputados

Luego de idas y vueltas, el Senado logró tratar en el recinto el mega DNU 70/2023 firmado por Javier Milei apenas asumió su mandato, y una mayoría de 42 senadores votaron por el rechazo del mega decreto. Se trató de una derrota política del oficialismo en el Congreso, pero que no sorprendió, ya que se especulaba que en el Senado esto podía pasar, dado que con la oposición del peronismo y sus 33 Senadores, el rechazo del DNU solo necesitaba de 4 senadores más. Fueron finalmente 9 senadores más los que se sumaron al rechazo del bloque peronista, dentro de los cuales resaltan 6 senadores patagónicos: Carambia, Gadano (Santa Cruz), Silva (R. Negro), Crexell (Neuquén), Terenzi (Chubut) y Blanco (T. del Fuego). Los 3 restantes que se sumaron al peronismo fueron Carlos Espínola (Corrientes), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y Martín Lousteau (CABA).

La posición de los senadores patagónicos, aún no siendo definitorios para el rechazo, fue el dato político de la jornada, ya que se trata de provincias que habían entrado en conflicto con el Gobierno nacional por el recorte de los fondos discrecionales que la Nación enviaba a esos distritos y que provocaron el enojo de sus gobernadores.

La derrota política del oficialismo en el Senado no es otra cosa que un síntoma inocultable de la debilidad legislativa del poder ejecutivo, y señal de la restricción decisional que opera sobre el Presidente, que no tiene los votos para sancionar leyes pero tampoco tiene los votos para defender en el Congreso la posibilidad de tomar decisiones por una vía de excepción, como son los Decretos de Necesidad y Urgencia.

Una debilidad que lo expone a decisiones no deseadas de parte del Congreso. Como lo que ocurrió el miércoles pasado, cuando bloques opositores casi consiguen el quórum para emplazar a la cámara a tratar en Comisión los proyectos de cambio de la movilidad jubilatoria que hay con estado parlamentario para evitar que la inflación sigua licuando los salarios a jubilados y pensionados.

La sesión se frustró por la ausencia de 10 diputados. Pero si se cuenta que no pudieron estar 7 diputados de Unión por la Patria y tampoco pudo estar la diputada Margarita Stolbizer, la cuenta se achica a un puñado de diputados los que le faltaron a este grupo de bloques opositores para propinarle otra derrota al oficialismo.

La clave para desactivar esta sesión estuvo en la ausencia de diputados que responden a gobernadores. Los 3 diputados cordobeses que faltaron a la convocatoria de su propio bloque, lo hicieron por decisión de Martín Llaryora, quien evitó aparecer impulsando decisiones contrarias al oficialismo. Algo parecido pasó con los diputados Florencia Kalipawka Lewtak (Misiones), Francisco Morchio (Entre Ríos) y Jorge Ávila (Chubut). Todos legisladores del bloque Hacemos Coalición, que había convocado a la sesión especial en cuestión.

Esta actitud de los gobernadores de no contribuir a la movida no deseada por el oficialismo está vinculada con la apertura del diálogo ofrecida por el Gobierno nacional para rediscutir la Ley Bases y el Paquete Fiscal. Esta ventana de oportunidad para negociar consensos que satisfagan intereses de ambas partes (del oficialismo en sancionar su ley y de las provincias en obtener alivio financiero), ha servido como paraguas para el oficialismo. Una forma de desactivar avances no deseados en el Congreso.

Lo que resta saber es cómo va a prosperar el diálogo entre Ejecutivo y Gobernadores, ya que aún no hay acuerdo y de ello dependerá la tesitura que los Gobernadores tengan en el Congreso para apoyar o no las decisiones no deseadas que el Legislativo decida impulsar en contra de los intereses del Poder Ejecutivo, como el rechazo del DNU. Esa es la clave para entender lo peligroso que se puede volver el Congreso para los intereses de Javier Milei.

 

 

 

 

Milei retoma la vía del diálogo y ofrece intercambiar Ley Bases por alivio fiscal

Javier Milei aprovechó su discurso de inauguración de sesiones ordinarias para retomar la senda del diálogo y volver a explorar la posibilidad de sacar la Ley Bases y el paquete fiscal que ha intentado sacar del Congreso en sus primeros meses de mandato. La pelea con el gobernador de Chubut había provocado una reacción en cadena en contra del presidente de parte de la mayoría de los gobernadores, lo que obligó al presidente a retomar la posibilidad de un entendimiento con Gobernadores, sobre todo porque el FMI lo está presionando para que logre acuerdos políticos que le den sustento al programa de ajuste fiscal. Así surgió la propuesta de Pacto de Mayo y el preacuerdo previo que permita avanzar con la Ley Bases a cambio de dar alivio fiscal a las provincias.

La estrategia del oficialismo pareciera esta vez estar focalizada en seducir a los gobernadores con un intercambio de necesidades: 1) apoyar la aprobación de una versión de Ley Bases que incluya la declaración de emergencias, el otorgamiento de facultades delegadas, y los capítulos orientados a desregular los mercados de energía y minería y a establecer incentivos para grandes inversiones, con la inclusión de la nueva ley de movilidad jubilatoria; a cambio de 2) ofrecer alivio fiscal a las provincias a través de la aprobación de un paquete fiscal que contemple la reposición del Impuesto a las Ganancias, a la que se sumarían el capítulo fiscal de la Ley Bases (régimen de blanqueo, moratoria y el adelanto de bienes personales, sin la suba de retenciones que generaba complicaciones en provincias agropecuarias).

En principio, esta propuesta no tendría pleno consenso entre los gobernadores, y los mandatarios insistirán con coparticipar el impuesto PAIS y reclamarán una propuesta de alivio fiscal que contemple revertir los recortes efectuados por Nación en materia de transporte y fondos para el salario docente.

Si este preacuerdo se logra (Ley Bases a cambio de alivio fiscal), entonces Milei ofrecerá rediscutir los términos de su propuesta de Pacto de Mayo, que contempla el compromiso para acordar 10 puntos que constituirían un nuevo régimen económico, que estaría acompañado de reformas estructurales que le den una plataforma sólida a la recuperación de la economía argentina y que sería firmado el 25 de mayo próximo.

De esta negociación dependerá de la capacidad que tenga el oficialismo de sacar la Ley Bases del Congreso. Da la sensación que va a ser difícil que haya consenso pleno entre todos los gobernadores, sobre todo porque los gobernadores del peronismo parecieran querer sostener una posición maximalista en la negociación. Pero dependerá de qué consensos se logren entre los otros mandatarios para saber si los incentivos de la negociación arrastraran a todos a algún consenso. Esto es lo que se inició luego de que el presidente rehabilitara la vía del diálogo nuevamente en búsqueda del consenso político que ayude a darle consistencia al programa económico.

 

La CGT abandona la idea de paros generales y apunta a muchos micro conflictos

La relación entre el Gobierno y la dirigencia sindical se ha deteriorado vertiginosamente. La dirigencia sindical se siente agredida por el gobierno y por sus iniciativas, lo que la ha llevado a adoptar una actitud combativa. Parte de eso explicó el Paro General que decidió la CGT realizar, una decisión que recogió muchas críticas por lo temprana de la medida con un gobierno recién comenzado. Por este motivo, para evitar esa crítica, la CGT ha decidido mantener su actitud combativa y adoptar una estrategia menos visible de confrontación: acompañar todos los conflictos y las medidas de fuerza que se resuelvan en los diferentes gremios que integran la CGT. Y algo de eso ya se vio a lo largo de los últimos 30 días con el triunvirato acompañando los diferentes conflictos.

Y los conflictos se han multiplicado, al punto que hemos tenido muchos de ellos que derivaron en medidas de fuerza. Estos conflictos son los que la CGT está decidida a apoyar en su puja contra el Gobierno de Javier Milei.

La opinión pública ve responsabilidades compartidas en la caída de la Ley Bases

Sin lugar a duda, el hecho político más destacado del inicio de ciclo de Javier Milei fue el tratamiento de la Ley Bases, que contenía una serie de reformas y decisiones que el Poder Ejecutivo envió al Congreso para obtener las herramientas que a su percepción requería para poder avanzar con parte de su programa de gobierno.

El tratamiento frustrado de la Ley sirvió como elemento ilustrativo de la restricción decisional que opera sobre la voluntad del Poder Ejecutivo de ejecutar un plan de gobierno. 

 

 

Lo interesante era auscultar en la opinión pública la percepción sobre las responsabilidades del frustrado tratamiento de la ley. En ese sentido, y consultada sobre el asunto, la opinión pública repartió responsabilidades casi equilibradas entre oficialismo y oposición. Mientras un 46,7% le asignó más responsabilidad a la oposición por el frustrado tratamiento, otro 42,3% consideró que la mayor responsabilidad por la no aprobación de la ley era del presidente. Un 6,9% se inclinó por repartir culpas a ambos lados del mostrador, y un 4,1% no supo o no quiso asignar responsabilidad.

 

 

Con la caída de la ley, en algún momento se especuló (Milei lo había advertido durante la campaña) con la posibilidad de que el presidente decidiera convocar a la gente a decidir y someter la decisión a una consulta popular no vinculante. Y a pesar de que hay una ligera mayoría que se inclina por avalar ese método (48% dice estar de acuerdo con que el presidente decida hacer eso), hay una ligera mayoría que votaría en contra del proyecto (50,4%). En conclusión, si miramos estos números, parece acertada la decisión de no someter a discusión popular la iniciativa, ya que no teniendo asegurado que la votación la ganará, sería un golpe muy fuerte, políticamente hablando, para el oficialismo perder una votación de estas características al inicio de ciclo.

La presente es una síntesis del Panorama de opinión pública, exclusivo para clientes Corporate.

Corrección de precios relativos y aceleración inflacionaria: ¿hasta cuándo?

La necesaria corrección de precios relativos acentuará la aceleración de la dinámica inflacionaria que se observa desde la segunda quincena de octubre, derivada de las expectativas de una pronta devaluación y el desanclaje de los acuerdos de precios vigentes impuestos por un gobierno en salida que perdía poder de control y una futura administración que promueve “precios libres”.

Dado el esquema planteado por el Gobierno, cabe preguntarse qué factores contribuirían a que se logren anclar expectativas y que la economía pierda “memoria inflacionaria” en la búsqueda por estabilizar la nominalidad una vez atravesada la aceleración inflacionaria inicial.

Además de atacar los factores de inflación subyacente a nivel macroeconómico, la velocidad a la que se reduzca la inflación dependerá asimismo de si la recesión económica y la amenaza de un aumento en el desempleo logran contener los incrementos de precios y las demandas de recomposición de ingresos, algo que podría estar influido adicionalmente por las reformas/desregulaciones anunciadas y/o cierta apertura comercial que busque generar mayor competencia en el mercado local.

 

El IPC INDEC a nivel Nacional se aceleró al 12,8% mensual en noviembre (desde 8,3% en octubre), resultado que estuvo en línea con lo anticipado por nuestro IPC Ecolatina (12,7%) y que marcó el mayor registro desde febrero de 1991 (27%). De este modo, el IPC trepó 160,9% i.a. y 148,2% en los primeros once meses del año.

El IPC Núcleoproxy de la tendencia e inercia inflacionaria, al excluir precios regulados y estacionales- saltó al 13,4%, nivel similar al de agosto y septiembre tras la devaluación post-PASO, mientras que los Regulados (10,1%) volvieron a subir por debajo del promedio por cuarto mes consecutivo, siendo aún menor el incremento en los servicios públicos (8,6%).

Tras la moderación registrada hasta la primera quincena de octubre, a partir de ahí la dinámica inflacionaria volvió rápidamente a superar los dos dígitos mensuales en la segunda mitad de octubre. Esta aceleración se acentuó tras el ballotage del 19 de noviembre, ante las expectativas de una pronta devaluación y el desanclaje de los acuerdos de precios vigentes impuestos por un gobierno en salida que perdía poder de control y una futura administración que promueve “precios libres”, afectando a rubros como consumo masivo, combustibles y medicamentos, entre otros.

Sin embargo, frente a la fase de corrección de precios relativos que ya se inició, el dato de noviembre “queda viejo”, previéndose una inflación mucho mayor para los próximos meses.

De hecho, ya en la primera quincena de diciembre, previo al impacto pleno de la devaluación, nuestro IPC GBA Ecolatina registró un alza en los precios del 18,1% respecto al mismo lapso de noviembre, impulsada principalmente por los Bienes (+19,5%), que se ven más contagiados por el evento cambiario. Asimismo, estimamos una aceleración adicional para la segunda mitad del mes, llevando la inflación mensual a la zona del 25% y dejando un arrastre negativo de cara a enero.

Antes de desacelerar, la inflación tiene que trepar

De cara a los próximos meses, la búsqueda por corregir precios relativos sostendrá la aceleración de la dinámica inflacionaria.

La aceleración de la inflación y la implementación de distintos acuerdos y congelamientos de precios durante los últimos cuatro años trajeron aparejado una marcada distorsión de precios relativos: mientras que algunos rubros subieron bien por encima del Nivel General, otros lo hicieron forzadamente por debajo, incluyendo al precio más importante: el tipo de cambio oficial.

Hablando siempre en términos relativos, lo que se observa actualmente es la conjunción de servicios públicos baratos, esencialmente aquellos regulados; importante disparidad de los precios de consumo masivo entre el canal tradicional y las grandes superficies; y bienes durables caros (indumentaria, electrodomésticos, vehículos).

La relevancia del realineamiento de los precios relativos reside en que (1) Son una pieza de información básica que le indica a los agentes económicos hacia dónde dirigir sus decisiones de consumo y producción; y (2) Constituye necesariamente un paso previo a la instrumentación de un programa de estabilización a fin de evitar presiones de precios por parte de sectores que busquen recomponer márgenes de rentabilidad.

Correcciones en marcha

En consecuencia, la corrección de precios relativos implicará que los precios rezagados deban subir por encima del promedio en los próximos meses. Tal es el caso de combustibles, que en lo que va de diciembre ya subieron cerca del 80%; las tarifas de servicios públicos, componente crucial de la reducción del déficit fiscal vía la disminución de los subsidios económicos (0,7% del PIB) propuesta por el Gobierno; la medicina prepaga, que en enero eliminará el congelamiento de cuotas que regía para algunos afiliados, subiendo cerca del 40%; y servicios de telecomunicaciones que, aún sin precisiones, seguramente sufran una desregulación.

La nueva administración inició el proceso de ajuste de precios relativos, comenzando por un salto discreto del tipo de cambio oficial de casi 120% (de $367 a $800), sumado al incremento en el Impuesto País a las importaciones, generando un traslado a los precios (más visible en los bienes). Además, ese movimiento fuerza a que ciertos precios regulados (como las tarifas de energía) tengan que aumentar aún más que antes.

Además, al momento se han discontinuado los acuerdos de precios, lo cual tendería a generar un mayor incremento de precios en los supermercados (donde regía mayormente el programa Precios Justos) que en los pequeños autoservicios.

Como si esto fuese poco, en las últimas dos semanas se disparó el precio del ganado de pie en el Mercado Agroganadero de Cañuelas, trepando en promedio más del 50% con relación a finales de noviembre. Resta estimar el impacto que tendrá esta suba en los mercados minoristas, donde cabe esperar que el traslado no sea total teniendo en cuenta la incidencia de la aceleración inflacionaria sobre los ingresos.

Por estos motivos, esperamos que para el trimestre diciembre-febrero, la inflación mensual promedio se encuentre en la zona del 20-25%, acumulando en sólo tres meses cerca del 80%, incremento similar al que hubo en el semestre junio-noviembre; con riesgos al alza sujetos al pasaje de precios de la devaluación del tipo de cambio, la magnitud de los distintos ajustes en servicios regulados y la dinámica que pueda llegar a cobrar la inercia inflacionaria.

¿Cuán transitoria será la aceleración inflacionaria?

Dado el esquema planteado por el Gobierno, cabe preguntarse qué factores contribuirían a que se logren anclar expectativas y que la economía pierda “memoria inflacionaria” en la búsqueda por estabilizar la nominalidad una vez atravesada la aceleración inflacionaria derivada de la fase de mayores correcciones de precios relativos.

Primeramente, vale destacar cuál es el diagnóstico oficial sobre las principales causas del proceso inflacionario actual: el desequilibrio monetario acumulado, generado por un aumento constante en la oferta de dinero por encima de la demanda, que buscó ser contenido con regulaciones de precios y atraso cambiario, causando crecientes distorsiones, expectativas de devaluación e inflación reprimida frente a un nivel de reservas internacionales en mínimos históricos.

En consecuencia, el mecanismo para desandar la dinámica inflacionaria a nivel macroeconómico sería apagar sus motores: corregir precios relativos (eliminando la inflación reprimida) para evitar presiones de estos sectores a futuro; comunicar un equilibrio fiscal financiero para 2024, frenando la emisión para asistir al fisco (dominancia fiscal) y resolviendo el excedente de pesos en la economía; y reducir las expectativas de devaluación mediante la utilización del dólar oficial como ancla y la recomposición del stock de reservas vía incentivos a la liquidación de exportaciones e importaciones más caras. Al mismo tiempo, logrando reducir sustancialmente la brecha cambiaria, la incertidumbre sobre los costos de reposición tiende a reducirse (el “dólar importador” es casi idéntico al paralelo).

Una de las principales condiciones para un relativo éxito de esta estrategia es un manejo eficaz de las expectativas: lograr transmitir un cambio profundo en el régimen económico, regenerando la credibilidad y la confianza en los hacedores de política económica y en el BCRA. Asimismo, dado que el Gobierno deja librado el mercado el ajuste de precios relativos, el riesgo asociado es que este ordenamiento no sea eficaz para evitar presiones de reacomodamientos a futuro.

En este marco, medidas complementarias que apunten a frenar la inercia/indexación inflacionaria mediante elementos más heterodoxos (como la coordinación de acuerdos de precios y salarios) o el establecimiento de un sendero/referencia nominal que coordine expectativas no parecieran formar parte de la estrategia de estabilización. Esto podría deberse a que (1) Implica un involucramiento activo del Estado en las relaciones económicas; (2) Se precisaría de una credibilidad que está en construcción; (3) La fuerza política gobernante (La Libertad Avanza) no dispone de relaciones aceitadas con actores como el peronismo y los sindicatos.

En su lugar, el Gobierno ha manifestado su vocación por que haya “paritarias libres”, factor que conlleva un riesgo para el esquema propuesto: si la reapertura de paritarias se generalizara rápidamente buscando “indexarse” a la inflación, podría complicar la rápida desaceleración inflacionaria y, en un extremo, favorecer una espiralización de los precios.

Ahora bien, no vemos que esto sea lo más probable en el corto plazo. En su lugar, la caída esperada en la demanda producto de la erosión del salario real y el menor ingreso disponible de las familias para el consumo, sumado al aumento del desempleo en el marco de una recesión económica, acotarían los márgenes para los aumentos de precios (un consumidor que no convalida los incrementos) y contendrían las demandas salariales.

En otras palabras, además de atacar los factores de inflación subyacente a nivel macroeconómico, la velocidad a la que se reduzca la inflación dependerá asimismo de si la recesión económica y la amenaza de un aumento en el desempleo logran contener los incrementos de precios y las demandas de recomposición de ingresos, algo que podría estar influido adicionalmente por las reformas/desregulaciones anunciadas y/o cierta apertura comercial que busque generar mayor competencia en el mercado local.

Finalmente, cabe destacar que todo este proceso no terminará por resolverse por completo sino hasta la unificación cambiaria, dependiente en buena medida del camino que recorra la acumulación de reservas, la resolución del desequilibrio monetario y la construcción de confianza y credibilidad para encarar definitivamente la estabilización.

Resumen diario | 13.12.23

ESCENARIO ECONÓMICO

Primeras medidas del gobierno. El Ministro de Economía Luis Caputo anunció este martes por la noche un paquete  de medidas económicas de urgencia que apunta a reducir el déficit fiscal y ordenar las variables económicas. Además de las medidas que ya venían circulando tendientes a dar una señal de austeridad (no renovación de contratos en el estado de vigencia inferior a un año, suspensión de la pauta, achicamiento del organigrama estatal, congelamiento de Potenciar Trabajo y reducción de transferencias discrecionales a provincias y fin de la obra pública -excepto aquellas que ya hayan comenzado-), el Ministro enfatizó la necesidad de reducir los subsidios a la energía y el transporte (sin fecha ni esquema aun) y anunció un aumento del 100% de la AUH y aumentar 50% la Tarjeta Alimentar. Asimismo, el tipo de cambio oficial pasará a $800 (un salto del tipo de cambio oficial de casi 120%) y se aumenta el impuesto PAIS a las importaciones (pasa a 17,5%, llegando a un tipo de cambio de $940) y derecho de exportación de 15% a exportaciones, excepto complejo soja, que seguirán con el esquema actual. Finalmente, se comunicó el reemplazo de las SIRA por un sistema de importación sin autorización previa, por lo que se entiende que el flujo de nuevas importaciones será libre -resta saber como se podrán conseguir los dólares necesarios-.

Devaluación y tasas. Seguida a la devaluación trascendió que el gobierno seguirá con un crawling peg del 2% mensual. En este contexto, el BCRA anunció que mantiene la tasa de política monetaria sin cambios (las Leliq a 28 días se mantendrán en una TNA de 133%) al tiempo que decidió disminuir la tasa de pases pasivos, la cual tendrá una TNA de 100%.

Medidas complementarias. El incremento del impuesto PAIS a las importaciones viene acompañado con una reducción de las retenciones al dólar Tarjeta y Ahorro, los cuales quedarán con un recargo de 65% (era de 155%), llegando a $1280. En ambos casos, se prevé la paulatina baja de estos aranceles, sin que se haya especificado ningún plazo ni criterio. Por su parte, un decreto publicado hoy establece que los exportadores continuarán operando con un esquema mixto: liquidarán 80% en el mercado oficial y 20% en el paralelo, sin plazo de duración. En lo que respecta a la deuda de los importadores, el BCRA anunció hoy que se ofrecerán títulos del Central pagaderos en dólares que se suscribirán voluntariamente en pesos.

Segundo virtual feriado cambiario y brecha al alza. Ayer, a pesar de que el BCRA no registró operaciones en el MULC debido al virtual feriado cambiario las reservas descendieron USD 97 M, colocando las mismas en USD 20.920 M en términos brutos. Por otro lado, los dólares financieros cerraron una jornada al alza: el dólar Blue avanzó 7% ($1.070); el CCL 3,2% ($1.032) y el MEP tuvo un crecimiento similar (+3,1%) y cerró en $1.050. De este modo, la brecha se ubicó en la zona del 187%.

La inflación en USA levemente por encima de lo esperado. La inflación general anotó 0,1% mensual en noviembre, levemente por encima de la estabilidad de precios (0%) esperada por los analistas -según Bloomberg- y 3,1% en términos anuales, recortando una décima respecto al mes previo. Por su parte, la inflación núcleo -excluyendo alimentos y combustibles- creció 0,3% m/m y 4% en términos anuales por segundo mes consecutivo. De esta forma, la tasa de inflación anualizada del último semestre se coloca en 3,1% y 2,9%, respectivamente, aún por encima de la meta del 2% de la FED. Con todo, en contra del dot plot de la FED, el mercado descuenta con un 98% de probabilidades -según la herramienta CME Group- que en la jornada de hoy la FED mantenga sin cambios la tasa de interés en la zona de los 5,25%-5,50%.

La pobreza en CABA aumentó el último año por encima de la inflación. En noviembre, una familia tipo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de cuatro integrantes, propietaria de vivienda, necesitó $603.067 para integrar la clase media, $396.761 para no ser pobre y $228.049 para no ser indigente, según la Dirección General de Estadísticas y Censos (DGEyC) porteña. La línea de pobreza creció 13,1% respecto a octubre de 2023 y el 173% en los últimos 12 meses, bien por encima de la inflación (11,9% y 146,4% respectivamente).

Buena jornada en el mercado local y Wall Street. En el plano local, el S&P Merval mostró una suba de 3,4% d/d en pesos (+0,2% en USD CCL). En la misma línea, el promedio ponderado de los Globales avanzó por segunda rueda consecutiva (1,0% d/d), y los Bonares cerraron también al alza (+1,2% d/d). En el plano internacional, las bolsas de Estados Unidos cerraron una jornada optimista luego de que se conozca la inflación de noviembre, que se acercó a lo esperado por los analistas aunque un poco por encima y fortalece la expectativa de que la FED decida frenar los aumentos de la tasa de interés: el Dow Jones subió +0,49%, el S&P500 +0,43% y el Nasdaq +0,62%.

LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO

Sube la carne en Cañuelas. El índice General del mercado agroganadero creció  25% ayer. De este modo, avanzó más de 37% sólo en las cuatro ruedas que lleva diciembre (el índice sólo se realiza cuando hay más de 1000 cabezas). En este contexto de precios al alza, la cantidad de animales que ingresaron a los feedlots durante el mes de noviembre fue un 13% superior al registrado en octubre y mejoraría así la oferta de carne en el corto plazo, según advierte un informe del mercado ganadero de Rosario (Rosgan).

TENÉS QUE SABER

El FMI respaldó las medidas anunciadas por Luis Caputo. La portavoz del FMI comunicó que: “El personal técnico del FMI respalda las medidas anunciadas hoy por el nuevo Ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo. Estas fuertes acciones iniciales apuntan a mejorar significativamente las finanzas públicas de una manera que proteja a los más vulnerables de la sociedad y a fortalecer el régimen cambiario. Su aplicación decidida contribuirá a estabilizar la economía y a sentar las bases de un crecimiento más sostenible y liderado por el sector privado”. A su vez, Kristalina Georgieva, directora Gerenta del FMI, respaldó el comunicado de la portavoz y expresó vía X: “Acojo con beneplácito las medidas decisivas anunciadas hoy por el Presidente Javier Milei y su equipo económico para abordar impoirtantes desafíos económicos de Argentina: un paso importante hacia el restablecimiento de la estabilidad y la reconstrucción del potencial económico del país”.

El IPC GBA Ecolatina se aceleró en la primera quincena de noviembre

En línea con lo previsto, luego de la desaceleración transitoria observada en octubre el Nivel General del IPC GBA Ecolatina volvió a acelerar. En la primera quincena de noviembre nuestro indicador marcó una suba del 11,9% respecto al mismo periodo del mes pasado. La inflación Núcleo se situó en el 11,7%.

El arrastre estadístico de octubre jugó en contra: nuestro IPC había verificado una aceleración en la dinámica de los precios en la segunda quincena del mes pasado -pasó de 8,1% m/m en la primera quincena al 10,6% en la segunda-, anticipando el regreso a los dos dígitos mensuales.

La aceleración responde principalmente a la categoría de Estacionales (+18,7%), destacándose las subas en Turismo (+22,8%); Verduras (+24,0%); Frutas (+19,2%) e Indumentaria (+10,7%). Por su parte, los Regulados presionan el IPC a la baja, trepando 7,7%, en medio del conjunto de congelamientos sigue vigente hasta la contienda electoral.

En cuanto a los capítulos, el incremento del mes es liderado por los capítulos de Equipo y mantenimiento del hogar (+16,1%); Salud (+13,9%), donde se destacan los aumentos en medicamentos y prepagas; y Esparcimiento (+13,4%), traccionado principalmente por aumentos en turismo y en servicios de esparcimiento.

Tras un octubre en el que la menor dinámica de los alimentos favoreció al Nivel General, Alimentos y bebidas vuelve a subir por encima del promedio (+12,9%). Al interior, se destacaron los aumentos en Frutas y verduras, Fideos y pastas (+19,3%), Bebidas no alcohólicas (+14,2%), Carnes (+12,6%) e Infusiones (+11,8%).

¿Qué esperamos hacia adelante?

De cara a la segunda quincena del mes, esperamos un registro algo más elevado que el de la primera parte de noviembre, previendo que nuestro IPC promedie una suba del 12,5% m/m en el promedio del mes.

Al margen del arrastre estadístico que dejó octubre y los aumentos puntuales del mes (entre ellos, el descongelamiento en combustibles y medicamentos), la inflación del anteúltimo mes del año se verá influida particularmente por la incidencia de la generalización del desdoblamiento cambiario de finales de octubre; cierto combustible adicional por el reciente regreso del crawling peg; el fortalecimiento en las restricciones al pago de importaciones de las últimas semanas, que profundizan la incertidumbre sobre los costos de reposición; y las posibles tensiones en los dólares paralelos en lo que resta del mes.

Puntualmente, será crucial lo que suceda una vez conocido el resultado del ballotage, en términos de posibles descongelamientos de precios regulados, continuidad de los acuerdos de precios y cambios en el régimen cambiario. En este marco, el discurso del ganador será clave, así como las primeras señales que pueda entregar respecto al rumbo de su programa económico y a sus intérpretes (principalmente quiénes ocuparán el BCRA y el Ministerio de Economía), a fin de procurar acotar la incertidumbre en medio de la transición. En caso de resultar ganador Javier Milei, la cooperación en la transición para evitar una agudización de la inestabilidad sería determinante.

Con todo, frente a la inexistencia de un plan integral para bajar la inflación los riesgos de seguir consolidando pisos cada vez más elevados seguirán presentes. Partiendo de una inercia que se consolida en pisos más altos, la economía se enfrente a una incierta transición electoral sin anclas, bajo una aguda escasez de divisas, exceso de oferta de pesos, distorsión de precios relativos y falta de confianza en los hacedores de política económica para coordinar e influir sobre las expectativas.

De cara al inicio de la próxima administración, necesariamente comenzará un proceso de corrección -en mayor o menor medida- de precios relativos (dólar oficial, tarifas, regulados), que, para evitar una espiralización inflacionaria, deberá estar contenido dentro de una correcta diagramación e implementación de un programa integral de estabilización.

Con todo, para 2023 esperamos un crecimiento del nivel general de precios del orden del 185%, manteniéndose bien por encima de los tres dígitos en 2024.

Inflación: ¿la moderación de octubre fue transitoria?

En octubre, el IPC INDEC Nacional trepó 8,3% mensual, desacelerando notablemente respecto a los picos de agosto (12,4%) y septiembre (12,7%) y posicionándose por debajo de las expectativas del mercado. De este modo, acumula 120% en lo de va del año. En esta moderación fue clave la mayor parsimonia en los dólares paralelos post-Elecciones Generales; los distintos congelamientos (incluido el del tipo de cambio oficial) y acuerdos de precios; y el agotamiento en el traslado a precios de la devaluación de agosto.

Creemos que esta desaceleración será transitoria: para noviembre esperamos que el avance de los precios gane velocidad, influido por el arrastre que dejó la aceleración registrada en la segunda quincena de octubre; la incidencia de la generalización del “dólar exportador”; la mayor incertidumbre sobre los costos de reposición producto de las acentuadas restricciones a las importaciones; y algunos aumentos puntuales. La mayor incógnita pasa por lo que sucederá una vez conocido el resultado del ballotage del próximo domingo.

De esta forma, estimamos que la inflación de 2023 cerraría en la zona del 185% i.a., condicionada esencialmente por el devenir de los acontecimientos políticos y económicos de semanas posteriores al ballotage.

 

Tras el salto registrado en el bimestre agosto-septiembre, cuando la inflación pasó de la zona del 6% el bimestre previo a promediar el 12,5%, en octubre se registró una notable desaceleración, aunque consolidando un piso cada vez más elevado: el IPC Nacional medido por INDEC trepó 8,3% mensual y se ubicó en 142,7% en la comparación interanual, la variación más elevada desde agosto de 1991.

Por su parte, el IPC Núcleo -que excluye Estacionales y Regulados- subió 8,8%, dando cuenta de la arraigada inercia de un proceso inflacionario que va consolidando pisos mensuales cada vez más elevados.

La moderación en el registro mensual respondió esencialmente a tres factores: (1) cierto agotamiento del traslado a precios de la devaluación post-PASO; (2) la estrategia del Gobierno para contener aumentos de precios en la previa a las elecciones; y (3) la mayor calma cambiaria en las semanas post-Elecciones Generales.

Así, la tasa de interés real fue positiva por primera vez en tres meses.  En octubre, la tasa de interés real ex-post (LELIQ o similar de plazos fijos) fue 2,6% positiva en TEM, frente a un rendimiento mensual de la tasa en la zona del 11%. Cabe recordar que, luego de que INDEC publicara el dato de inflación de septiembre, el BCRA había ajustado al alza la tasa de política monetaria y el piso de rendimiento para los plazos fijos en 15 p.p. al 133% de TNA, 254,5% de TEA y 11,1% de TEM.

La dinámica de los capítulos fue muy dispar

A diferencia de septiembre, cuando casi todos los rubros exhibieron subas mensuales de dos dígitos, en octubre hubo una mayor disparidad, marcada por la estrategia de contención previa a los comicios.

En este sentido se destacaron los congelamientos aplicados a las tarifas de servicios públicos (energía, transporte), combustibles y tipo de cambio oficial, en conjunto con acuerdos para frenar la dinámica de incrementos en rubros como prepagas y medicamentos.

El crecimiento mensual estuvo liderado por Comunicación (+12,6%), donde incidieron las subas en telefonía e internet; siguieron Prendas de Vestir y Calzado (+11,0%), traccionado por los aumentos ante el cambio de temporada; y Equipamiento y mantenimiento del Hogar (+10,7%).

Por el contrario, las menores variaciones se vieron en Salud (5,1%), Educación (+6,6%) y Transporte (+7,1%), registros que se mantuvieron relativamente más contenidos gracias a los congelamientos y acuerdos de precios aplicados desde la segunda quincena de agosto en tarifas de servicios públicos (gas, electricidad, agua, transporte) y medicamentos, entre otros.

Los alimentos y bebidas por debajo del nivel general

El rubro de Alimentos y bebidas (+7,7%) se ubicó por debajo del nivel general por primera vez en tres meses. Al interior, se destacaron los aumentos en Pan y cereales (+11,4%); Azúcar, dulces, chocolates y golosinas (+13,4%), Aceites, grasas y mantecas (+9,5%) y Bebidas no alcohólicas (+9,1%).

¿Qué esperar hacia adelante?

Creemos que la desaceleración registrada en octubre será transitoria, como otras vistas a lo largo del proceso de alta inflación en el que se encuentra inmersa la economía.

De hecho, para noviembre esperamos que el registro mensual vuelva a superar los dos dígitos, afectado por una serie de factores. En primer término, un arrastre estadístico de octubre que jugará en contra: nuestro IPC GBA Ecolatina registró una aceleración en la dinámica de los precios en la segunda quincena -pasó de 8,1% m/m en la primera quincena al 10,6% en la segunda-, volviendo a superar los dos dígitos mensuales.

Esto se combinará con aumentos puntuales en prepagas, colegios privados, tarifas de agua (AySA), telefonía celular, internet y tv por cable, servicio doméstico y taxis.

Asimismo, el anteúltimo mes del año se verá influido particularmente por la incidencia de la generalización del desdoblamiento cambiario vía “dólar exportador” de finales de octubre; cierto combustible adicional por el regreso del crawling peg; el fortalecimiento en las restricciones al pago de importaciones de las últimas semanas, profundizando la incertidumbre sobre los costos de reposición; y las posibles tensiones en los dólares paralelos en lo que resta del mes.

Finalmente, será crucial lo que pueda suceder una vez conocido el resultado del ballotage que despierta una elevada incertidumbre, en términos de posibles descongelamientos de precios regulados, evolución de los acuerdos de precios o medidas cambiarias. En este marco, el discurso del ganador será clave, así como las primeras señales que pueda entregar respecto a su programa económico y a sus intérpretes, principalmente quiénes ocuparán el BCRA y el Ministerio de Economía, a fin de acotar la incertidumbre en medio de la transición. En caso se resultar ganador Milei, la cooperación en la transición para evitar una agudización de la inestabilidad sería crucial.

Con todo, frente a la inexistencia de un plan integral para bajar la inflación los riesgos de seguir consolidando pisos cada vez más elevados seguirán presentes. Partiendo de una inercia que se consolida en pisos más altos, la economía se enfrente a una incierta transición electoral sin anclas, bajo una aguda escasez de divisas, exceso de oferta de pesos, distorsión de precios relativos y falta de confianza en los hacedores de política económica para coordinar e influir sobre las expectativas.

De cara al inicio de la próxima administración, necesariamente comenzará un proceso de corrección -en mayor o menor medida- de precios relativos (dólar oficial, tarifas, regulados), que, para evitar una espiralización inflacionaria, deberá estar contenido dentro de una correcta diagramación e implementación de un programa integral de estabilización.

Por esto motivos, estimamos que en noviembre y diciembre la inflación volvería a situarse por encima de los dos dígitos mensuales, cerrando el año en la zona del 185%, con perspectivas de una aceleración en los primeros meses de 2024.

Rebote de la cosecha en 2024, ¿se reduce el optimismo?

En un escenario de incertidumbre agudizada y marcados desequilibrios macroeconómicos que implicarán enormes desafíos para la gestión económica de cara al 2024, una buena noticia que comenzó a tomar fuerza en el último tiempo es que, tras tres años de sequía, siendo la de este año una de las más severas de la historia, se espera una importante recuperación de la cosecha agrícola en la campaña 23/24.

Este rebote permitiría una notable mejora en el ingreso de divisas vía exportaciones y una mayor recaudación por Derechos de Exportación, además de contribuir a motorizar la actividad económica del agro y los sectores asociados.

De este modo, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) tanto la recaudación fiscal como las exportaciones de las cadenas agroindustriales crecerían casi 50% respecto al ciclo 22/23.  

Estas previsiones están sustentadas en que, luego de experimentar las últimas tres campañas bajo la presencia del fenómeno climático “La Niña”, que generaron en el país una situación de sequía sin precedentes, el ciclo 2023/24 estaría signado por un año “Niño”.

Según el último informe del IRI (International Research Institute for Climate and Society) de la Universidad de Columbia, desde agosto el clima está regido bajo las condiciones de “El Niño”, y hasta febrero 2024 hay 100% de probabilidad de que se mantenga. Además, hasta mayo -al cierre de la cosecha gruesa- las probabilidades de seguir bajo este fenómeno climático superan el 70%.

El fenómeno tiene una periodicidad irregular, y se declara una fase “El Niño” (“La Niña”) cuando las temperaturas del mar en el Pacífico oriental tropical aumentan (disminuyen) 0,5°C por encima (por debajo) del promedio durante 5 trimestres consecutivos. Estas temperaturas más cálidas del Pacífico tienden a estimular sobre Argentina la formación de nubes de tormenta que, durante la primavera y el verano suelen ocasionar precipitaciones superiores a las normales en el Norte y Centro del país, mejorando los rindes de los cultivos. Esto contrasta con lo que acontece durante “La Niña”, cuando las precipitaciones son inferiores a lo normal.

¿Se calma “El Niño”?

Ahora bien, recientemente la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos reveló nuevas estimaciones que muestran un cambio en la intensidad del fenómeno en comparación con las proyecciones realizadas hasta agosto: lo que antes se esperaba como un “El Niño” fuerte, pasó a ser moderado.

Esta alteración forzó a actualizar las proyecciones de precipitaciones a la baja. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), “los resultados mostraban lluvias mensuales de octubre a enero que en general superaban a las medias por un 40 a 60%. Hoy, con un Niño moderado, las lluvias mensuales proyectadas para dicho período estarían entre un 30 a 40% por encima de lo normal”.

De hecho, la ausencia de precipitaciones durante las últimas semanas ya viene acentuando la ya severa falta de humedad en gran parte de la región agrícola luego de tres años de seca, agudizada este año. La necesidad de precipitaciones responde no sólo a que el trigo se encuentra en período crítico, sino que también debe avanzarse con la siembra maicera y de soja en pocas semanas.

En concreto, ¿cómo se está traduciendo esta realidad climática en las perspectivas de los principales cultivos?

Trigo: en período crítico

Dado el escenario macroeconómico venidero, la relevancia de la cosecha fina -que tiene su temporada alta de liquidaciones entre diciembre y febrero- radica en que sirve como puente de divisas hasta la cosecha gruesa -que comienza a comercializarse en el segundo trimestre-.

De hecho, en los últimos años sin sequía las exportaciones de trigo representaron durante el lapso diciembre-febrero alrededor de 10% del total de las ventas al exterior del país.

Actualmente, el grano se encuentra en período crítico para la definición del rendimiento final del cultivo. La condición del cultivo de trigo se viene deteriorando, siendo, según la BCR, “Regular a mala” para la mitad de los cultivos, lo cual incrementa las posibilidades de pérdidas masivas de trigo.

Por este motivo, la estimación de producción trigo de la BCR pasó de 16,2 M de toneladas en julio a 14,3 M en los últimos días, motivo por el cual se posiciona como la cuarta producción más baja de los últimos diez ciclos. Ante este panorama, es posible que la proyección de producción trigo sufra nuevos ajustes.

Con esta nueva estimación de 14,3 Mt, Argentina produciría solo un 24% más de trigo que lo que dejó la desastrosa campaña pasada.

Como mencionamos, el nivel de producción y la consecuente liquidación de divisas serán claves para la nueva administración durante el verano, por lo que será un aspecto a seguir en las próximas semanas.

Siembra gruesa: no llueve y no se destraba la siembra de maíz

A la fecha, ya fue sembrado cerca del 20% del total de maíz estimado a nivel nacional, reflejando un retraso de -5,5 p.p. respecto al promedio de las últimas cinco campañas. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, “la zona núcleo recibió valores escasos a nulos que no revierten la situación y serán necesarias lluvias durante las próximas 2 semanas para cumplir con la intención de siembra. No obstante, ya cedería superficie a maíz tardío principalmente y a soja en algunos casos.”

En consecuencia, teniendo en cuenta que la falta de lluvia no mejora los perfiles de humedad del suelo para poder sembrar maíz de primera los números de producción proyectados pueden ser aún menores.

En este sentido, un escenario de predominancia de maíz tardío alargaría el puente hasta el próximo ingreso de divisas por exportaciones de la cosecha gruesa, puente que puede ser incluso más débil de lo esperado por lo expuesto en el apartado anterior.

Según la BCR, “a inicios de campaña se proyectaba sembrar 1,57 M ha con maíz, Sin embargo, al presente se recortan 200.000 ha, las que pasaran a soja quedando la superficie maicera 2023/204 en 1,38 M ha para la región núcleo. Por la falta de agua solo pudieron implantarse 870.000 ha con maíz temprano. El resto -510.000 ha- pasarían a fechas tardías. No obstante, la incertidumbre está presente entre los productores y asesores sobre qué hacer con este hectareaje y aun, en el límite de la ventana de siembra del cereal, dirimen si pasar directamente a tardío o hacer soja”.

Ante la posible necesidad de atrasar la siembra a una tardía, muchos productores de maíz podrían incluso volcarse a soja. La BCR detalló que la soja de primera continúa ganando terreno sobre los márgenes netos de los principales cultivos, desplazando al maíz temprano del primer puesto desde hace un par de meses. Esto dota de una mejor rentabilidad a la oleaginosa en comparación con el cereal, sumándose a una disponibilidad más temprana de ingresos para el productor que la que obtendría en una cosecha de maíz tardío.

Además, por más que llegue a llover lo necesario para poder sembrar tanto soja como maíz, el déficit hídrico de los suelos que queda luego de tres “Niña” seguidos es tan agudo que condicionaría el rendimiento de los cultivos gruesos de no llover para compensarlo.

¿Qué implicancias puede tener este escenario?

El comportamiento climático tendrá la última palabra a la hora de definir los rendimientos de la producción del ciclo 2023/24, lo cual requerirá un monitoreo continuo. Los pronósticos de corto plazo difieren de lo que se esperaba hasta hace unos días, y ya no son tan optimistas para la mayor parte del área agrícola.

Para alcanzar el estado óptimo de las reservas en zonas clave, la región centro/oeste del área agrícola requiere que se acumulen 70 y 170 mm según la zona para los próximos 15 días. La buena noticia es que hay chances de lluvias para algunas regiones, aunque no suficientes. La probabilidad de precipitaciones con mejoramientos temporarios se mantendrá hasta el miércoles 25.

En las perspectivas climáticas de la BCBA del 18/10 se estima que sólo el centro del NOA, el este de Cuyo, la mayor parte de la Mesopotamia, el norte y el oeste de la Región Pampeana recibirán precipitaciones moderadas a muy abundantes (10 a 75 mm), con focos con valores escasos; mientras que el resto del área agrícola observará precipitaciones escasas a nulas (menos de 10 mm).

Considerando que más de 4 de cada 10 dólares que ingresan vía exportaciones provienen de las ventas externas de los complejos de trigo, maíz y soja, ingresos de divisas menores a los esperados podrían condicionar aún más la pata cambiaria de un futuro programa de estabilización que partirá con un stock de reservas en mínimos históricos.

Los heterogéneos ingresos reales de los hogares

En la primera mitad del año, el 70% de hogares de menores ingresos sufrió una caída del poder adquisitivo de sus ingresos, mientras que se verificó una mejora en los sectores más acomodados.

Además, hasta agosto la inflación se volvió más regresiva que de costumbre: los precios de la canasta de los hogares más pobres treparon por encima del promedio.

Para el resto del año, esperamos que se profundicen las disparidades, alimentando la idea de dos velocidades, en la que una de la parte de la sociedad logra sostener su nivel de consumo y nivel de vida, mientras que la otra tiene cada vez más dificultades para llegar a fin de mes.

Los ingresos de los hogares en la primera mitad del año

En base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), recientemente el INDEC publicó los datos de distribución del ingreso para el segundo trimestre del año. Sobre esta base, podemos tener una visión acerca de lo que ocurrió con el poder adquisitivo de los hogares a lo largo de la primera mitad de año.

Si miramos la evolución nominal de los ingresos de los hogares, encontramos que los deciles 9 y 10 -que concentran a la parte de la sociedad más acomodada- fueron los que mostraron un mayor crecimiento. Asimismo, debido a la efectividad de la política social focalizada también hubo un impacto similar en el 10% de los hogares más pobres, aunque este efecto se diluyó en los deciles subsiguientes. 

Regresividad al cuadrado

Para analizar la evolución real de cada conjunto de hogares debemos incorporar el efecto de la inflación. En este sentido, se sabe que una economía con alta inflación tiende a ser más nociva para los sectores más pobres, ya que, a diferencia de los sectores más pudientes, dedican una mayor proporción de sus ingresos al gasto en consumo, y no suelen tener acceso a herramientas que les permitan cubrirse, al menos en parte, del avance de los precios, como inversiones o ahorro existente.

Pero más allá de este efecto “estructural”, la inflación que enfrentan los sectores más vulnerables no es la misma que la de la población con mayor poder adquisitivo. Por ejemplo, los primeros se ven más afectados por la dinámica de los precios de alimentos y bebidas, mientras que los deciles más altos consumen una mayor proporción de sus ingresos en bienes no indispensables y servicios en general. Por este motivo, es posible que el efecto regresivo de la inflación se vea intensificado si algunos componentes de la canasta del IPC crecen más que otros.

En consecuencia, se observa que, en promedio, durante el primer semestre el 70% de hogares de menores ingresos sufrió una caída del poder adquisitivo de sus ingresos, al tiempo que se verificó una mejora en los sectores más acomodados.

La aceleración de la inflación golpeó más el bolsillo de los sectores más dependientes de ingresos no laborales o que están por fuera del circuito formal. Al mismo tiempo, la relativa protección laboral mediante paritarias permitió aminorar el golpe en los trabajadores formales, modalidad laboral que prevalece en los deciles más altos. Aunque, vale decir que también los ingresos totales de este último grupo pueden haberse favorecido asimismo por una mayor tendencia al pluriempleo, tal como detectamos en un informe reciente.

¿Qué esperar para la última parte del año?

Considerando los determinantes de esta dinámica de mayor disparidad de ingresos e inflación, podemos decir que el futuro cercano no es auspicioso. El salto cambiario post-PASO y la resultante aceleración de la inflación tenderán a profundizar la situación descrita previamente: las subas en los precios de los alimentos volverán más regresiva a la inflación, afectando en mayor medida a los sectores de menores ingresos que, a su vez, verán sus ingresos subir más lentamente.

Esto profundizará todavía más el deterioro relativo de los sectores más pobres. Esta dinámica será consistente con una pobreza que esperamos supere los registros del primer semestre.

Como puede verse en el gráfico, mientras que la inflación rondó el 82,5% para el 10% más pobre en los primeros ocho meses del año, fue de 78,3% para el decil más rico.

Uno de los principales factores detrás de esta dinámica es el precio de los alimentos -que representan una mayor proporción del gasto de los hogares de menores ingresos- que en lo que va del año subió 10 p.p. por encima del Nivel General. De hecho, si excluimos al rubro Alimentos y bebidas, la inflación acumulada hasta agosto habría sido de 76,2% en lugar de 80,2%.

Esto también se observa en el crecimiento del costo de la Canasta Básica Alimentaria (subió 94,4% a agosto, +15 p.p. respecto a la inflación) de y la Canasta Básica Total (+86,7%).

Asimismo, seguramente el dato de septiembre refleje la continuidad de la aceleración en los precios de los alimentos (según el IPC Ecolatina los alimentos y bebidas crecieron 18,3% mensual en la primera quincena de septiembre, 3 p.p. por encima del NG). Para el último trimestre del año, la incertidumbre electoral, los aumentos postergados tras el congelamiento de algunos precios y las expectativas elevarán más la inflación, dañando en mayor medida el poder adquisitivo de los hogares de menores ingresos.

Sobre este telón se enmarca la batería de medidas que, en clave electoral, el Gobierno ha lanzado los últimos días. Por el lado de los ingresos, el anuncio de diversos bonos para trabajadores (tanto formales, que serán absorbidos por las paritarias, como informales), desempleados, jubilados y beneficiarios de planes sociales, créditos a bajo costo y principalmente, la devolución del 21% de las compras hechas en -a grandes rasgos- alimentos tratarán de matizar esta realidad.

Aunque también, incluso en este escenario de regresividad, el Gobierno se vio tentado a eximir del pago de Ganancias a una buena parte de los trabajadores alcanzados por el gravamen, lo que provocará que el ingreso disponible de los deciles más altos crezca (justamente, el 9 y el 10). La magnitud de la mejora de los ingresos incluso puede superar al eventual aumento que se pueda obtener a través de las paritarias.

En cualquier caso, esperamos que se profundicen las disparidades dentro del universo de hogares, alimentando la idea de dos velocidades, en la que una de la parte de la sociedad logra sostener su nivel de consumo y nivel de vida, mientras que la otra tiene cada vez más dificultades para llegar a fin de mes.